Capítulo 3
Un objetivo: Tratar de remediar el fracaso del primer intento y no espantarla en el segundo.
Natsu le había contado todo lo ocurrido a su sorprendida mejor amiga, Veronika no le había puesto las cosas fáciles al pelirrosa, ni siquiera sus consejos fueron suficientes. Lucy le había dicho que no se preocupara, que a veces las cosas salían mal y que no debía desanimarse, además, le había dado dos o tres consejos más.
Después de que la rubia pasara toda la noche ideando un plan, Natsu solo debía ponerlo en marcha, era simple, si no se le caía la cara de vergüenza, debía invitarla a una cita.
Posibilidades de que acepte: 0.000001%
Pero hey, él decidió no rendirse ante nada.
Así que, ahora mismo, la observaba desde su espalda, la chica caminaba por los agetreados pasillos de la escuela con el teléfono entre sus manos y un caramelo en su boca, iba concentrada en la pantalla, sin embargo, esquivaba a la perfección a todos los alumnos.
Una respiración profunda y una determinación inquebrantable, solo eso necesitó Natsu para ir en su dirección.
—Veronika —la llamó, cuando ya estuvo cerca.
La castaña, consciente de quién se trataba, apartó la vista de su móvil para girarse a observarlo con una ceja alzada.
—¿Otra vez? —cuestionó, guardando el teléfono en el bolsillo de su camisa.
—Me gustas —dijo, técnicamente hablando era la primera vez que lo decía en la semana.
—Me lo has dejado bastante claro —ella, por su parte, no pudo evitar soltar una risa por lo bajo, es que Natsu estaba sornojado, y se veía tan tierno.
—Ten una cita conmigo —pidió, inclinándose ligeramente hacia el frente.
¿Por qué negarlo? Veronika palideció sorprendida y encantada con la audacia de aquel jóven. Después de presenciar el desastre en el que terminó aquel día, él seguía con ganas de intentar conquistarla.
—Lo siento —se disculpó, sonriendo con un aire triste —. Natsu, búscate a alguien mejor que yo, hay miles de chicas que se morirían por esa oportunidad.
—Pero ninguna de ellas eres tú, y eso comienza a volverme loco —confesó, sin vergüenza alguna.
Aunque las palabras del Dragneel pintaron su cara de rojo e hicieron que su corazón se acelerara con fuerza, a velocidades que ella no sabía que podría alcanzar; Veronika tampoco flaquearía.
—No puedo tener una cita contigo, Natsu —dio media vuelta, y sacó el móvil de la tela para encenderlo —, no incitas más.
Con el tiempo que llevaban conociéndose y que ella no supiera como era y lo perseverante que podía ser en ocasiones. El pelirrosa casi se carcajea ahí mismo, por supuesto que insistiría, lo haría hasta que ella aceptara, así se le gastara la lengua y se le secara la garganta. Él definitivamente enmendaría el error que cometió hace unos días.
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La muchacha bufó mirándose al espejo. Al final, el domingo había llegado.
Después de una larga semana, en la cual, no tuvo ni un respiro, había llegado el día.
"No inisitas más", ¡ja!
Cómo si fuera a propósito, cierto chico había hecho todo lo contrario. Iba a todas partes con ella rogando una oportunidad, se sentaba a su lado en el almuerzo, había irrumpido en más de una clase para entrar en su salón y pedirlo, por dios, Veronika tuvo que gritarle para que la dejara entrar al baño sola.
Después de mucho, ella comprendió que él jamás se rendiría y que debía aceptarlo, además, esta podría ser la oportunidad perfecta para mostrarle que ella no era la indicada. El plan era simple, durante la cita, tendría que ser ella misma, aburrida y sarcástica. De este modo lo espantaría y problema resuelto.
El timbre de su hogar sonó, sacándola de su trance, debía abrir antes de que su hermano lo hiciera, si describría que tendría una cita con un chico real y no con uno de sus fanfics, seguramente no la dejaría en paz.
Así que con mucha velocidad tomó su bolso, abrió la puerta, y sin darle tiempo a Natsu a decir nada, salió y cerró rápidamente. Ya había pedido permiso a su madre de antemano para salir.
Un aturdido pelirrosa la miró con los ojos abiertos de par en par, sin comprender su actitud, sin embargo, optó por rendirse en aquello y le extendió un ramo de zanahorias, si, leyeron bien, zanahorias.
¿Qué? Eran nutritivas.
—¿Y esto? —inquirió pensativa, tomando los vegetales.
—Dijiste que no te gustaban las flores —él, por su parte, sonrió sincero.
—Natsu, no era... —la castaña se detuvo en seco y soltó una pequeña risa —¿Sabes qué? Olvídalo, gracias.
—¿No la cagué? —preguntó, interesado. Eso no era parte del plan de Lucy, pero aún así, no quería ir con las manos vacías a recogerla, así que compró la primera estupidez que vio y le puso un lindo lazo.
—No, pero no pienso caminar con esto por toda la ciudad —contestó tranquila —¿Se pueden quedar en tu coche?
—Claro.
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¿Qué es lo más clásico para una cita? Si pensaste el cine tienes +1000 de IQ.
Lucy había planeado la cita perfecta para los tórtolos. Natsu solo debía cortejar a la señorita hasta el cine, ahí verían la película que ella quisiera, que seguramente sería una comedia romántica, con una escena en el atardecer y todas esas culsilerias que le gustaban a ella.
Oportunidad de oro para un lindo beso.
Con lo que la mejor amiga de Natsu no contó, fue con que Veronika era un tanto extraña, y en vez de un romance, escogió una película de terror. Además de que, obligó a su cita a comprarle dos potes grandes de palomitas y dos refrescos, y no, no era para los dos.
—No se te ocurra intentar meterme mano —le advirtió, tomando asiento.
Las luces ya estaban apagadas, y cuando Natsu intentaba tomar alguna palomita Veronika le golpeaba la mano evitándolo. Aquello desencadenó una disputa feroz en lo que la película se emitía. Las personas creían que se estaban besando e incluso cosas peores, pero la verdad es que ambos estaban muertos de la risa mientras luchaban por las palomitas.
Casi no prestaron atención a la pantalla, y a ninguno de los dos les dio miedo lo que se suponía que era terror.
Al final, Veronika tuvo que compartir sus palomitas, maldito hombre y su fuerza bruta.
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Las cosas no iban de acuerdo al plan, pero no se podía decir que la estuvieran pasando mal, es más, Natsu disfrutó más la cita así.
Cuando terminaron la película fueron a una heladería. Ahí, les sirvieron un baso gigante de batido de chocolate, pero el mismo para los dos. Otra vez se formó un arduo combate. Veronika, al ver que iba perdiendo, tomó otra pajilla y aspiró lo más posible. Pero Natsu no iba a perder, así que con sus manos colocó todas las pajillas restantes y bebió de ellas.
Otra vez, claro vencedor.
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El sol comenzaba a ponerse lentamente en el horizonte, era la hora de regresar a casa, aunque en el fondo los dos querían que ese día durara mil años más.
El pelirrosa se comportó como un hombre, por una vez en su vida, y decidió dejar de insistir por hoy. La llevaría a casa, le daría un tierno beso en la mejilla y luego se iría a la suya, a pensar en ella involuntariamente toda la maldita noche.
Las cosas marchaban de maravilla, hasta que algo tuvo que cagarla, como de costumbre.
Frente al coche del pelirrosa habían tres chicos, esperándolos, tenían una sonrisa macabra y su apariencia los delataba como bandoleros callejeros. Natsu se alarmó rápidamente y escondió a la chica en su espalda, él ya los conocía, habían tenido una pelea hace un tiempo.
¿Por qué ahora? Con lo bien que iba todo. Los mataría, definitivamente lo haría.
—Bonita tarde, Dragneel —comentó, el que parecía cabecilla de grupo.
—Natsu, dime que esta gente no te conoce y que solo trataban de robar —suplicó la castaña, aferrada a la manga del chico.
—Veronika, perdón por involucrarte en esto —la miró unos momentos, y le dedicó una sonrisa, prometiéndole seguridad. No dejaría que nada le pasara.
—¿Por qué tenía que terminar así? —siseó la fémina, pegando su frente a la espalda del pelirrosa. Justo cuando se estaba plantando la posibilidad... No, nada de eso. Las cosas con Natsu alrededor terminaban en caos, visto y comprobado.
—Tranquila, princesa —soltó uno de los tres jóvenes —. Nos divertiremos.
Aquello hizo la sangre de Natsu hervir, y sin nada más que decir les propinó una paliza a quienes habían arruinado su cita. Aunque claro, en el proceso también la espantó ligeramente.
El camino a cada fue silencioso, ninguno se atrevía a decir nada, entonces, Natsu lo supo, la volvió a cagar.
Segundo intento: Fiasco total.
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Palabras del autor:
No todo es culpa de Natsu :'v
Es el maldito destino.
Lean comeindo palomitas ( ̄ω ̄)🍿
~Sora
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