9. Ciclamen: desconfianza
—¡Dame eso idiota! —dijo Ranma arrebatandole la nota a Ryoga y leyéndola.
¿Qué estaba ocurriendo?
—¿Qué ocurre? ¿Por qué actúas tan exaltado? —preguntó Akane ante la reacción del chico.
—Na-na-nada es solo que... —. No sabía que decir.
—Ayer recibí una nota de la chica misteriosa en la cual se despedía —explicó— pero esto... se contradice.
Ryoga miró la flor en su mano, no entendía que estaba ocurriendo pero no era lo principal en su mente. El rostro de Aiko con lágrimas en sus ojos no dejaba de aparecer desde la velada de anoche. Una y otra vez, como un recordatorio de lo estúpido que podía llegar a ser momentos.
—¿Se habrá arrepentido? —insinuó Kasumi.
—¡Nunca! —gritó Ranma alterado— e-es decir... yo también leí la anterior nota y realmente parecía despedirse —explicó con rapidez y algo exaltado. ¿Qué era todo eso? Estaba claro que alguien quería ser la chica misteriosa pero ¿Quién? ¿Por qué? ¿Por qué ahora que todo parecía solucionarse?
—Ranma tiene razón Kasumi —afirmó Ryoga— pero todo esto es tan extraño...
—Por ahí es una chica indecisa, como alguien que conozco —comentó Nabiki y Akane la fulminó con la mirada. La castaña sonrió de lado al ver que su hermanita había captado la indirecta.
—Deberías esperar a la próxima nota y flor para saber que es lo que quiere —propuso Kasumi.
—Si... eso creo.
Ranma miraba a Ryoga y notaba con facilidad que no estaba actuando con normalidad. Parecia triste y desilusionado, con cara de perrito mojado y, lo peor de todo, era que él sabía el motivo.
Algo hizo "click" en su cabeza.
Ranma dirigió su mirada a la nota y sus ojos se abrieron como platos. Era una nota amarilla y con dibujos. Era el papel que se encontraba en la florería de la castaña ¡Era el mismo!
—Aiko... —susurró para si mismo.
—¿Qué dijiste Ranma? —preguntó Akane.
—Na-nada... que tengo hambre ¿Desayunamos?
Todos los presentes decidieron que sería lo mejor por el momento y entre discusiones y demás temas de conversación la mañana continuó su transcurso.
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—Buen día ¿Qué se le ofrece?
—Necesito hablar contigo.
—Oh eres tú, ya has venido por aquí a comprar, te recuerdo bien —comentó.
—Yo...
¿Cómo debía comenzar a hablar de todo ello? Ranma alzó la mirada y notó a la chica con la mirada triste y algo cabizbaja. Algo le retorció el corazón. Aiko no era una mala muchacha y estaba sufriendo las consecuencias de su maldita impulsividad.
—¿Y bien? Dime que flor buscabas.
—Pareces triste... —pensó en voz alta. Al notar que la chica lo había escuchado se reprochó.
—¿Y-yo? Lo siento es que...
—¿Es por un chico?
—¿Disculpa?
—¡Lo-lo siento yo no quería entrometerme es que...
—Tranquila... supongo que tienes razón.
—Intuición femenina —dijo la pelirroja actuando.
Aiko dio una pequeña sonrisa, la verdad es que esa chica se le hacía familiar y le daba confianza.
—Pues tú intuición tiene razón... es por un chico. —afirmó— Sabes... creí que teníamos algo pero al parecer no era lo que él esperaba, soy una idiota y discúlpame por hablarte de esto.
—No eres idiota, es decir ¿Cómo lo sabrías? Tú no tienes la culpa de nada.
—Yo lo encontré bailando con una chica pelirroja como tú —dijo.
—Ja ja ja que coincidencia —fingió Ranma queriéndose enterrar tres metros bajo tierra.
—Bailaban de una forma que parecían destinados. Se miraban y sonreían debajo de las máscaras. Se sincronizaban de una manera espléndida y todo a su alrededor parecía no existir. Estaba en su mundo y todo parecía ser tan...
—Mágico —completó Ranma inconscientemente.
—Si, mágico —su voz se quebraba al hablar—. Algo como eso no se puede ignorar, había una chispa ¿entiendes?
—...
¿Una chispa? ¿magia? ¿Ryoga y él? ¡Era imposible! ¡Era impensable! Aiko estaba viendo cosas en donde no había nada.
—Tienes las mejillas rojas ¿Estas bien? —escuchó Ranma saliendo de sus pensamientos.
—¡¿Qué calor, verdad?! Esta estación y el calor hacen que me ponga así ja ja ja —. Se excusó rápidamente.
Un breve silencio permaneció entre ambas y Ranma pensó muy bien lo que estaba apunto de decir.
—Aiko... quizás no eras lo que ese chico esperaba pero eso jamas lo sabrás si no hablas con él. A veces el amor no surge derrepente, a veces se construye con tiempo y paciencia. Si realmente lo amas... deberías intentarlo. Y si no quieres volver a intentar, por lo menos deberían terminar bien las cosas. Cuando te veo así de triste solo pienso en que... debes hablar con él —dijo de forma sincera.
—Yo...
El ruido de la puerta sonó.
—Ryoga... —dijeron al unísono.
—Ranma... Aiko... —susurró Ryoga.
—¿Ranma? —dijo la peliazul detrás de él.
—¿Akane? —. Ranma no podía creer como era posible que todos estuvieran en ese lugar al mismo tiempo.
—Aiko necesito hablar contigo —ignoró por completo a Ranma.
Aiko miró a la pelirroja y sonrió asintiendo con la cabeza.
—Yo igual —contestó— pero primero, ¿Qué venias a buscar? Te aburrí con toda esa historia y...
—Está bien, lo mío puede esperar ¡suerte! —dijo saliendo de la tienda junto a la peliazul y dejándolos a solas.
—¿De que quieres hablar? —preguntó Aiko. Estaba decidida, la conversación con aquella chica le había esclarecido los pensamientos.
No lloraría delante de él.
—Y-yo... lo siento —habló—. No fui sincero contigo y te hice sentir mal. Jamas quise herirte Aiko...
—Hay algo que no termino de entender. Tú parecías desilusionado al saber que no era ese alguien que buscabas y, si no era yo, ¿Quién era? —preguntó.
—Yo... hace tiempo recibo flores y notas de una chica anónima. Desde San Valentín, específicamente —explicó—. Ella me ha hecho notas cuando me sentía débil o cuando me sentía solo, ella parecia saber el momento exacto en el que debía mandarme una nota. Yo... me sentía feliz y decidí buscarla, tenía muy poca información de como se veía físicamente y...
—Y todo encajaba conmigo.
—No solo eso... las notas amarillas con dibujitos, solo estan en esta florería y todo cuadraba. No te pregunte y complique la cosas, pensé que eras tú y yo... simplemente soy un maldito idiota Aiko, lo siento —volvió a disculparse.
—Ya veo... así que esta es la historia.
—No quiero terminar mal contigo. Me gusta hablar contigo y cuando me cuentas cosas sobre el lenguaje de las flores, te considero alguien especial y yo...
—Ryoga —interrumpió—. Me gustas.
El corazón de Ryoga de paralizó. Era muy repentino ¿Debía contestar? ¿Qué debía decir? Aiko, la chica con la que había estado saliendo, conociéndose y hablando le decía eso y el... él....
—Aiko yo... —. Las palabras no salían de su boca.
Debía decir que el también. Debía proponerle ser su prometida. Debía....
—Sin embargo... —continuó— tú no sientes lo mismo.
—¡No Aiko! Yo... yo....
¡¡Mierda!! ¿¡Qué carajos le ocurría!? Actuando como si no pudiera hablar delante de ella.
—Ryoga no mientas. Tú no me amas y lo sé muy bien —confesó —. Me atrevo a decir que alguien más ya habita ese lugar en tu corazón.
¿Alguien más? ¿Qué estaba ocurriendo? ¿Qué estaba escuchando? ¿Por qué no podía siquiera hablar? ¿Se refería a la chica misteriosa?
—Seamos amigos y olvidemos que todo esto pasó —dijo finalmente la chica avanzado hasta donde se encontraba el chico de la pañoleta y dándole un abrazo. —Todo estará bien, es mejor así, créeme.
Ryoga al sentir el cálido abrazo de Aiko le correspondió y lágrimas se asomaron por sus ojos. La perdía... nuevamente, volvía a perder a alguien. Primero fue Akane, se rindió con ella por su amor a Ranma, dejó de intentarlo ¿y ahora Aiko? ¿La dejaba ir sin siquiera intentarlo?
—Aiko yo...
¿La amaba? ¿En serio le diría algo que nunca tuvo el valor de decir? Su cabeza era un mar de duda y el nudo en su garganta no desaparecía, al contrario, se hacía más y más grande. No había pasado tanto tiempo juntos como para admitir algo así pero su vocación había sido muy pura y dulce.
—Ryoga, te ayudaré con la chica misteriosa. Si ha comprado en esta tienda sólo necesito que me digas cual fue la última flor que te ha dado y quizás la recuerde.
Ryoga suspiró. Era incapaz de expresar sus sentimientos en ese momento.
—Yo... no sé el nombre de la última flor pero, me ha dado un girasol, una flor de loto y una peonia roja —dijo.
—Peonia roja... mmm no recuerdo pero hagamos lo siguiente. Tráeme la última flor que te ha dado y lo descubriremos —propuso intentado sonar optimista.
—Gracias Aiko...
—De nada Ryoga...
Ambos se despidieron con un abrazo y Ryoga salió de la tienda. Un sentimiento extraño le invadía a cada momento y no sabía como reaccionar.
¿Cuál era la razón por la que no pudo decirle que él también sentía lo mismo?
—¡Planeta tierra llamando a Ryoga! —escuchó— genial, ya lo perdimos.
—Cállate imbécil aún puedo escucharte fuerte y claro.
—¿Qué ocurrió? —preguntó Akane interesada.
—Nada importante, en serio yo solo...
Su voz y su rostro decían lo contrario y tanto Ranma como Akane lo notaron.
—¿Vamos al dojo? Se está haciendo tarde —propuso Ryoga rápidamente caminando. Una mano lo detuvo.
—Es para el otro lado —dijo Ranma sosteniéndole la mano y Ryoga reaccionó con impulsividad dándole un manotazo que desconcertó a la pelirroja.
—Eh... ustedes adelantense, yo debo encargarme de unos asuntos. Kasumi me dijo que debía comprar algunas verduras para la cena —comentó.
—¿No quieres que te ayudemos?
—No gracias, no quiero escuchar sus absurdas peleas. Al parecer el ambiente esta algo tenso.
—Bien, nos adelantaremos señorita refinada —dijo bromista Saotome recibiendo un golpe como reprimienda.
—¡Ya vete antes de que me enoje Ranma! —expresó Akane y ambos chicos comenzaron a caminar en dirección al dojo.
—¿Y bien? Me dirás que te ocurre o te quedarás así para siempre —dijo Ranma rompiendo el silencio.
—No te incumbe.
—Eso me dice que no te ha ido bien.
—¿Por qué te entrometes? Primero le das una charla a Aiko sobre aclarar sus sentimientos, luego quieres saber lo que ocurrió en la florería, deberías dejar de meterte en mis asuntos —atacó Ryoga.
—¿Tus asuntos? Lo siento pero te recuerdo que me has involucrado en todo esto por tu propia voluntad —defendió Ranma.
—¡Y mira como terminó! Ella piensa que tenemos algo ¿Entiendes? ¡Piensa que tengo algo con la pelirroja del baile! ¿Y sabes que es lo peor? Que ha dicho que le gusto y ni siquiera pude reaccionar.
—¿¡Y por qué me culpas a mi de ello!? Yo no tengo nada que ver con que no puedas comunicarte con ella ¡¡Deberías aprender a lidiar con la mujeres y dejar de pretender que tengo la culpa de todos tus problemas Ryoga!! —protestó.
—¡Es que si la tienes! ¡¡Tienes la culpa de mi maldición, tienes la culpa de que no puedo estar con Akane como su prometido, tienes la culpa de no querer ayudarme con la chica misteriosa y ahora tienes la culpa de que yo no pueda estar con Aiko!! —. Ryoga no sabía lo que decía. Estaba confundido y decía cosas sin detenerse a pensar. No media la gravedad de sus palabras ni mucho menos sé cuestionó la coherencia de las mismas. Su cabeza estaba hecha el mismísimo caos desde la confesión de Aiko o, mejor dicho, desde que él no pudo responder como lo esperado y, en cambio, se había paralizado. ¿Por qué? ¿Cuál era la razón por la que no pudo corresponder a sus sentimientos y sentía un nudo en la garganta? El... simplemente encontraba esa razón en Ranma sin saber muy bien el porqué.
Ranma habia dejado de caminar al igual que Ryoga: estaban en frente del dojo.
Ranma se posicionó delante de Ryoga y, tras sumergirse en un breve silencio, habló:
—Si soy el culpable de todos tus problemas.... deberías alejarte de mi.
Su voz pretendía ser indiferente pero lejos de serlo mostraba tristeza y enojo contenido. ¿Qué tenía la culpa de lo sucedido con Aiko? Genial, por alguna razón Ranma Saotome siempre era la piedra en el camino en la vida de la mayoría de personas que conocía.
Ranma sabia que no podía cumplir las expectativas de su padre, Akane y su madre. No era un hombre entre hombres y quizás nunca lo sería mientras cargara con esa maldición en sus hombros pero... pensó que con Ryoga era diferente. Ryoga no tenias más expectativas de él que un buen combate y el amaba tenerlos. Ryoga era como un amigo... aunque esa palabra era tan extraña que tampoco parecía acorde a la relación que tenían. Sin embargo, escuchar que era el motivo de todos sus problemas y verlo de esa manera fue algo chocante "¿Por qué?" No dejaba de preguntarse.
Al parecer tampoco cubría las expectativas de Ryoga ni de nadie.
Ingreso al dojo sin mirar al Hibiki que yacía estático detrás suyo.
Ambos, aunque no lo supieran compartían sentimientos similares: enojo y confusión. El agobiante sentimiento de incertidumbre que parecía no desaparecer y la misma respuesta que volvía a aparecer una y otra vez: "¿Por qué?". Algo entre los dos había cambiado pero no es como si supieran con exactitud de que se trataba. Tampoco sabían muy bien si hallar la respuesta sería gratificante.
Ranma ingresó al dojo y por primera vez en su vida las palabras de Ryoga lograron calar profundo.
—Oh Ranma, eres tú ¿Ryoga y Akane donde están? Que extraño que no estén con...
Kasumi dejó de hablar al ver la mirada de Ranma. Algo malo había pasado.
Ryoga apareció en escena, había entrado a buscar sus cosas: emprendería un viaje.
—Hola Kasumi. Vengo por mis cosas, voy a viajar nuevamente por un tiempo y...
—Cobarde —interrumpió con cólera en su voz.
Estaba harto de que cada persona que aparecía en su vida pretendía algo de él como si el tuviera el deber de dárselo: ser el mejor artista marcial, ser un buen prometido, ser un buen hijo, ser un hombre entre hombres, ser... ser lo que los demás elegían para él.
Estaba cansado y Ryoga era la gota que colmaba el vaso. Lo único que le faltaba es ser el culpable de su baja autoestima con las mujeres cuando, desde un inicio, el jamás creyó que todo eso escalaria tanto.
—¿Qué dijiste? —contestó Ryoga formando un puño.
—Qué eres un cobarde que decide buscar culpables en vez de reconocer que el problema eres tú —. Hiriente. Ranma estaba tan cegado por su enojo que le daba igual si era hiriente con el chico.
—¿Y eres tú el que lo dice? ¡Por favor, Ranma! Tú eres quien decide buscar el problema en los demás cuando no haces nada para evitarlo porque tienes miedo.
—¿Qué está pasando aquí? —preguntaron Genma y Soun al unísono al ver como ambos chicos comenzaban a acercarse sin buenas intenciones.
—¡¿Qué sabes tú de mi maldito animal?!
—¿¡Cómo me llamaste!?
Un golpe fue el inicio de todo. Un golpe tras otro cargados de sentimientos que no podian expresar. Cuando Ranma estampó a el colmilludo contra la pared algo cayó estampandose contra en suelo y rompiéndose en el proceso: las flores yacían en el piso con pedazos de vidrios.
Ranma se quedó viendo esa imagen al igual que Ryoga quien solo pudo reaccionar gritándole.
—¡Tú eres el único que causa los problemas en mi vida Ranma!
—¡¿Entonces por qué no te alejas de mi y me dejas en paz?! ¡Dime Ryoga! ¿¡Por qué regresas!?
—Yo...
Estaba ocurriendo nuevamente, como cuando estuvo con Aiko, no podía hablar con claridad. Su voz amenazaba con quebrarse y el nudo en la garganta parecía no desaparecer. Ese día estaba siendo muy intenso.
—¡Dime Ryoga!
—¡Hijo junta ya mismo eso del suelo!
—¡Déjame en paz!
—Esas no son formas de hablarle a tu padre Ranma.
—¡¡Ya deja de decirme lo que tengo que hacer!! —respondió.
Su pecho se sentía comprimido. Su respiración era irregular y sólo quería una maldita respuesta por parte de Ryoga.
—¡Ranma Saotome yo no te eduqué de esa manera! ¿¡Qué pensarías tu madre si te viera contestando asi jovencito!? —atacó sin medir sus palabras.
—¡¡No se que diría porque tú me alejaste de ella!! ¡¡Tú ocasionaste mi maldición llevándome a un lugar peligroso sin siquiera preocuparte por nuestro bienestar y tú eres quien quiere seguir decidiendo sobre mi vida!! —dijo— Y tú Ryoga... resuelve tus asuntos y olvídate de que existo, al parecer eso es lo mejor.
—Ranma... —susurró Kasumi viendo como el chico se iba fuera del dojo.
Akane no tardó en aparecer y ver la escena. Dejó las bolsas con Kasumi y corrió tras su prometido. Ryoga por su parte levantó los fragmentos de vidrio se cortó con uno de ellos por no ser precavido. Su mano comenzó a sangrar pero eso no era lo peor: se sentía vacío.
—¡Me ha faltado el respeto! Sin duda cuando regrese le daré una reprimienda, maldito muchacho insolente —dijo Genma dirigiéndose a Soun quien miraba todo sin entender muy bien qué había pasado.
—¿Qué hice yo para merecer un hijo así Soun? —comentó.
Ryoga quería golpearlo, el padre de Ranma era peor que Ranma en cuanto a terquedad.
—Ryoga tú mano —indicó Kasumi tomándole la mano para que dejara de juntar los vidrios. Primero debía curarlo.
—Papá, tío Genma necesito que vayan a comprar arroz y carne para la cena porque Akane fue con Ranma y yo debo arreglar aquí.
—Pero... —dijeron al unísono.
—Nada de peros, si no van no habrá cena.
Ambos hombres se fueron de inmediato.
Ryoga se había quedado callado hasta que Kasumi habló:
—¿Cómo te sientes?
Esa pregunta estúpida hizo que el revoltijo en el estomago que sentía Ryoga comenzara a volcarse en palabras.
—Aiko se declaró.
—Oh... supongo que eso es bueno ¿no? —preguntó la chica mientras curaba su mano.
—Eso pensé... pero cuando quise corresponderle no pude. Ella me dijo que ella sabía que sus sentimientos no eran correspondidos y que alguien habita en mi corazón. Dijo que con pelirroja con la que bailé ayer hubo una chispa ¡Magia! Y una conexión que no podía ignorar.
—Ranma... —dedujo Kasumi al escucharlo.
—Creo que has sido la única que se ha dado cuenta.
—¿Y eso te afecta?
—¡Claro que si! Aiko es una chica dulce, muy bonita, amable, graciosa y con la que disfruto pasar el tiempo. Era la mejor opción como prometida pero soy un idiota que no pudo hablar cuando debía. No pude decirle que yo también sentía lo mismo y que lo sucedido en la baile fue solo una estupidez pasajera que nunca más volverá a ocurrir.
—¿A qué le llamas estupidez pasajera, Ryoga? ¿Qué es lo que no volverá a ocurrir?
—¡¡Esa maldita conexión con Ranma!! Esa asquerosa atmósfera que hubo por un instante. Yo bailando con él por alguna razón y esos pétalos de rosa cayendo de la nada —. Sus palabras salían sin control como si buscarán desquitarse con alguien.
—Aceptas que hubo una conexión con Ranma...
—¡No! Es decir, sí pero ¡No ese tipo de conexión! Agh ¡Es complicado! ¿Entiendes a lo que me refiero? —dijo Ryoga mientras Kasumi vendaba su mano.
—No se si logro comprenderlo del todo pero... lo que creo que si sé es que pareces culpar a Ranma de esa conexión —. Kasumi cuidaba sus palabras, no quería que Ryoga se sientiera juzgado y se fuera dando un portón.
—¡Es que es su culpa Kasumi! Él me pidió bailar desde un inicio.
—Y tú aceptaste.
—¡No tuve opción!
—Pudiste decir que no.
—¡Si le decía que no iba a bailar con el idiota de Kuno!
—¿Desde cuándo te importa si Kuno se acerca a Ranma?
—¡Desde que no dejó de pensar en que sus prometidas no lo dejan en paz ni un solo día Kasumi!
—Tú pensabas que Ranma era irrespetuoso con las mujeres.
—¡Y lo es! Pero es que ellas realmente harían lo que fuera por tenerlo.
—¿Y eso te molesta?
—¡No!
—¿Y por qué decirte ayudarlo con Kuno?
—¡¡¡Solo quise bailar con él y ya!!!
Ryoga agradecía que solo estuvieran Kasumi y él en la casa.
Un breve silencio los invadió. Ryoga evitaba mirarla a los ojos y ella terminó de vendarlo.
—No sé que me pasa Kasumi... —susurró.
—Estás confundido pero... si quieres un consejo, medita la situación y comunicalo. Ranma no es alguien con el que no puedas hablar, cuando es necesario sabe escuchar —Habló intentado apaciguar el remolino de sentimientos de él Hibiki.
—Le dije que era el motivo de todos mis problemas.
—¿Y lo es?
—Solo de algunos —una sonrisa se dibujó en su rostro.
—Ryoga... si no dices lo que sientes solo ocasionará enojo entre ambos y mal entendidos.
—¿Y si no se que es lo que siento? —preguntó Ryoga mientras se levantaba de la silla y se dirigía al florero roto y las flores en el suelo. —Ni siquiera sé que es lo siento cuando veo estas flores.
—¿A qué te refieres? —preguntó Kasumi buscando con qué levantar los vidrios.
—Cuando más veo... me invade un sentimiento familiar. Las notas, la letra, las palabras... siento que la chica de las flores es alguien a quien conozco pero... es tan extraño. No sé qué sentir ¿Y si estoy persiguiendo un sueño estúpido? ¿Y si esa persona es solo una ilusión? ¿Y si debo volver a intentarlo con Aiko? Quizás eso sea lo mejor para alguien como yo... no lo sé Kasumi.
La castaña se acercó hasta él y puso una mano en su hombro.
—Una cosa a la vez Ryoga —dijo—. Yo sé que lo solucionaras. Eres un chico amable y dulce pero actúas impulsivamente.
—Ranma dice que actuó como un animal.
—Si te consuela, hoy los dos actuaron impulsivamente.
—Lo sé y... lo lamento Kasumi.
Kasumi simplemente sonrió y comenzaron a juntar los vidrios y las flores.
Quizás podían volver a comenzar.
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—¡Dime que te ocurre!
—¡Ya déjame en paz Akane!
—¡No hasta que me digas que ocurrió con Ryoga!
—¡Eso no es de tu incumbencia!
Se escuchaban los gritos de ambos. Ranma caminaba por la varandilla y Akane lo seguía desde la vereda.
—¡Últimamente actúas extraño! Ni siquiera me peleas tanto como antes.
—¡No sabía que eso era un problema para ti!
—¿Por qué estaban las flores de Ryoga en el suelo?
—¡Porque fue un maldito accidente Akane! ¿¡O acaso me culparas por ello y dirás que tengo celos de la chica misteriosa!? —contestó.
—¡No iba a decir eso idiota! ¿Qué te sucede? ¿Por qué metes a la chica misteriosa en esto? ¿Tiene algo que ver con la pelea? —. Akane no dejaba de preguntar.
—¡No tiene nada que ver con la pelea!
—¿Y qué hacías hablando con Aiko?
—¡¡Solo quise solucionar las cosas entre Ryoga y ella!!
—¿Desde cuándo te importa lo que haga Ryoga con su vida?
—¡¡Desde que siento que me comprende!!
Akane se detuvo en seco. Toda esa situación era extraña. No lograba salir de su asombro. Miró al chico alejarse y su corazón comenzó a latir. Tenía un presentimiento desde hace días pero no quería creer que era verdad.
Simplemente volvió al dojo.
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Era de noche y Ranma aún no aparecía. Ryoga había decidido no cenar con la familia Tendo. Luego de la charla con Kasumi la confusión no había desparecido, pero el enojo se había disipado. Había meditado tal y como la chica le había dicho y no es como si hubiera llegado a una conclusión en especifica. Lo único que sabía es que la pregunta de Ranma resonaba como un eco.
"—¡Tú eres el único que causa los problemas en mi vida Ranma!
—¡¿Entonces por qué no te alejas de mi y me dejas en paz?! ¡Dime Ryoga! ¿¡Por qué regresas!?"
La escena se repetía una y otra vez.
Se encontraba en el techo del dojo observando las estrellas cuando lo vio: esa silueta por demás conocida saltar agilmente e ingresar al lugar. Era sigilosa y hábil para infiltrarse.
Le siguió.
—Pareces un ladrón —susurró al ver como la pelirroja se tiraba agua caliente y volvía a su forma masculina.
Ranma no le contestó y simplemente abrí la heladera. Kasumi al parecer le había dejado sandwiches.
—Oye...
—¿Por qué me diriges la palabra?
—Yo...
Ryoga suspiró y cuando Ranma iba a voltear e irse de allí, le sujetó el brazo.
—Necesito hablar contigo.
—Pues yo no.
—¡En serio Ranma! Necesito que hablemos.
—Estoy cansado Ryoga, adiós —. Fue lo único que dijo antes de dirigirse a la habitación sin siquiera voltear.
Ryoga sintió un enorme malestar invadirle. No era enojo. Ni mucho menos molestia, estaba... preocupado.
Esta vez sus palabras habían tenido consecuencias desafortunadas.
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Al día siguiente otra flor volvió a aparecer.
"Todo estará bien" leyó.
El mensaje era corto y confuso ¿A qué se refería? Agh... ni siquiera le importaba.
—Es un narciso.
—La flor del egoísmo —dijo Ranma mientras desayunaba dispuesto a ir a la escuela junto a Akane —. Perfecta para tí.
Ryoga iba a contestar pero calló. Estaba enojado, claro que lo estaría, pero no podía evitar preguntarse ¿Era para tanto? Es decir, se habían dicho cosas peores y nunca Ranma había reaccionado de esa manera.
Tanto Akane como Ranma fueron a la escuela y durante esa mañana el Hibiki fue a ver al doctor Tofu: debía seguir con su tratamiento para la orientación y ver si había algún avance en cuanto a la cura.
Esa tarde Akane y Ranma volvieron acompañados de Shampoo.
—¿Y tú qué haces aquí todavía? ¿No ibas a iniciar un viaje? —dijo Ranma al ver a Ryoga junto a Kasumi y Nabiki comiendo una tarta de manzanas.
—Hola a ti también fenómeno —contestó.
—Agh ya estoy harto de tí.
Shampoo quien estaba pegada a Ranma tomándolo del brazo lo miró confundida.
—¿Ranma sentir enojo por ese chico?
—Shampoo entendió lo que siento antes que tú idiota.
—¡Agh ya déjalo en paz Shampoo! —. Akane intentó librar a Ranma de su agarre: Tenía celos.
—¡Oye tú! ¿¡Qué le hiciste a mi esposo!?
—¿Eh? —Ryoga no sabía que contestar. Genial, ahora la amazona intentaría matarlo.
—Déjalo Shampoo, no hay nada que desee más que olvidarlo.
—Qué dramático —soltó Akane.
—Olvidarlo... —repitió Shampoo y sonrió: ella tenia la solución.
En un rápido e imprevisto movimiento Shampoo saltó detrás de Ranma e hizo algo a penas visible.
Al terminar en sus manos tenía un shampoo con el número "110".
—No puede ser... —pronunció Akane y miró a Ranma.
Ryoga no pronunció palabra ¿Acaso Shampoo había hecho lo que todos pensaban?
—Esposo tú deseo esta hecho —dijo sonriendo.
Ranma se sentía renovado y extraño. Miró a todos a su al rededor ya que lo miraban como si fuera un bicho raro.
—¿Me recuerdas? —preguntó Akane.
—¿Qué dices tonta? Claro que te recuerdo pero... ¿Quién es el? ¿Tienes un amigo Akane? ¿O es amigo de ustedes?
Ryoga de acercó lentamente pensando lo peor.
—¿Me recuerdas?
—¿Quién eres tú? —preguntó Ranma con voz seria, mirando a Ryoga con ojos curiosos pero sin reconocimiento alguno.
Ryoga tragó saliva, sorprendido y desorientado. Se había mantenido callado durante toda la conversación, observando cómo el rostro de Ranma expresaba confusión y desconcierto.
—Ranma, soy Ryoga... —dijo el Hibiki, tratando de mantener la calma, pero su voz sonó vacía y distante.
Ranma frunció el ceño y lo miró con incredulidad, como si nunca lo hubiera visto antes.
—Ryoga... no tengo idea de quién eres —repetía Ranma, mirando alrededor con una expresión confundida y buscando algo más que entendiera su entorno.
Kasumi y Nabiki intercambiaron miradas preocupadas. Akane, por su parte, se quedó paralizada, sin saber cómo reaccionar ante la situación.
Ryoga se sintió repentinamente desplazado y vacío. Una sensación extraña y dolorosa lo invadió.
—¿Es una broma? —dijo Ryoga con voz temblorosa, sin poder creer lo que estaba ocurriendo.
Ranma levantó una mano y lo miró con una expresión casi de incredulidad absoluta. Se sentía en un limbo. Su mente estaba llena de preguntas sin respuestas y una profunda sensación de miedo y confusión lo golpeaba como un martillo.
—No lo creo —contestó con voz seca—. No recuerdo haber conocido a alguien llamado Ryoga.
—Ranma, yo... —empezó Ryoga, pero sus palabras fueron interrumpidas por una risa nerviosa de Akane.
—¿Esto es una broma, Ranma? —preguntó ella, tratando de ocultar su angustia, pero su voz se quebró un poco.
Ranma miró a Akane, luego a Ryoga, y su expresión se endureció con una mezcla de confusión y disgusto.
—Akane, ¿conoces a este chico? —preguntó con una frialdad que no había mostrado antes.
Kasumi se acercó a Ryoga con una mirada compasiva.
—¡¿Pero que hiciste!? —reaccionó Akane enfrentando a Shampoo.
—Fácil: esposo querer olvidar a chico gruñón, esposo agradecer más tarde —dijo la amazona riendo.
—¡Entreganos el shampoo 119! —gritó Akane.
El Shampoo 119 podía devolverle los recuerdos a Ranma. Sólo hacía falta conseguirlo y todo se solucionaría.
—No lo tengo. Shampoo vencido hace meses —respondió.
—No puede ser... —. Ryoga miró a Ranma a los ojos.
El ojiceleste sintió nostalgia y su corazón parecía estrujar con la sola mirada de aquel chico.
¿Quién era? No podía recordarlo aunque realmente quisiera.
Fue en ese momento cuando Ryoga se arrepintió de no insistir en hablar con él sobre su reciente pelea, porque si había algo peor que el caos que Ranma dejaba a su paso y que irrumpia en su vida con facilidad... era vivir sin él o, por lo menos, sin que él lo recordase.
Por primera vez Ryoga Hibiki comenzaba a entender la importancia que tenia aquel chico en su vida.
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¡¡Hola!! Feliz navidad gente preciosa ♡♡♡ viva el drama SEEEE
Inspiracion: el capítulo 12 de remake jskejkwjs no les voy a mentir, al verlo me pregunte que pasaría si Ranma fuese el que perdiese la memoria y bueno LO ESCRIBI XD
Sigue sin resolverse quien es la chica misteriosa falsa chan chan chan.
Los quiero muchisisiimo
—Lio ☆
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