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7. Festival de primavera: campanilla

Ryoga y Aiko comenzaron a verse cada vez más.

Había transcurrido una semana desde que Ryoga descubrió que la chica de la florería era la chica misteriosa. Al día siguiente, había vuelto nuevamente con ayuda de Akane al sitio y, por palabras de la peliazul, la chica parecía ser alguien dulce y bondadosa, "ideal para alguien como Ryoga".

Esa tarde, Ryoga tendría su segundo encuentro e iba rumbo a lo que parecía ser una cita tranquila y sin altercados.

Ranma no podía creerlo.

—¿Crees que es lo mejor? Ryoga parece no saber que ella no es la chica misteriosa —dijo Kasumi, viendo que no había nadie alrededor más que el chico.

—Es... es lo mejor. No sé por qué hice eso, nunca debí hacerlo, fue una tontería. Es mejor que crea que ella fue quien planeó todo, y si todo surge bien, quizás hasta sea su prometida —decirlo era simple, pero fingir que eso le alegraba, no.

—Él no le ha preguntado a la chica sobre las flores y ya lo ha dado por sentado, Ranma —habló—. ¿No crees que se sentirá mal al descubrir la verdad tarde o temprano?

—Ya es irreal que una chica le esté hablando, así que no, no debería sentirse mal —dijo—. Además... la chica es bonita —agregó, y Kasumi notó en ese mismo instante que la mirada del chico parecía perdida en sus pensamientos.

Ranma lo negaba una y otra vez, pero cada vez que Hibiki mencionaba algo sobre ella, quería gritarle en su cara que él era quien había escrito esas notas y no ella. Quería decirle que las flores que cuidaba con esmero no eran de Aiko y que toda esa situación lo sacaba de quicio y estaba mal.

Ranma realmente estaba intentando ignorar esa situación.

—¡Ho-ho-hola! Quiero decir... yo... —comenzó a jugar con sus dedos, avergonzado.

Akane lo había llevado hasta la florería nuevamente y le había dicho que lo recogería en tres o cuatro horas.

—¡Hola, Ryoga! No te había visto —dijo la chica sonriendo. Ese chico le parecía muy tímido y tierno—. Ven, estoy regando algunas plantas.

El chico se acercó con pasos tímidos y la observó. La chica parecía muy feliz cuando estaba con sus plantas; las cuidaba con mucho esmero y amor. Poniéndose en cuclillas a su lado, no pudo evitar sonreír.

—¿Y bien? ¿Qué te trae por aquí? ¿Quieres una planta o...?

—Quería verte.

La chica lo miró con asombro y no tardó en ponerse completamente roja. Mierda, había sido muy directo.

—¡No, no, no quise decir eso! Es decir, sí quería verte, pero... —tartamudeaba. Su reacción le recordaba mucho a aquella que tenía cuando estaba enamorado de Akane.

—Tranquilo —habló—. ¿Quieres intentar? —Extendió la regadera insinuando que podía tomarla.

La chica se sentó en el suelo, y él hizo lo mismo.

—Y-yo... no soy bueno en estas cosas —confesó.

—Puedes intentarlo, es simple, te lo prometo —le guiñó el ojo, y las mejillas del chico se tiñeron de carmín.

Ryoga se sentía tranquilo regando las plantas, aunque a una casi la ahoga.

—¿Y qué es lo que haces en tu tiempo libre? —preguntó—. Supongo que no jardinería —bromeó la chica.

Ryoga se sonrojó aún más. Era pésimo en eso y se notaba. Era simple, pero no era lo suyo.

—Yo hago artes marciales.

La chica lo miró sorprendida.

—Wow, eso debe ser muy complicado. ¿Y te enfrentas a oponentes difíciles? —Estaba interesada por saber.

—La mayoría del tiempo sí, aunque... hay alguien a quien quiero vencer.

Aiko podía jurar que su mirada se iluminó por unos segundos.

—¿Y esa persona es especial para ti? ¿Es tu máximo rival o algo así?

—¡Es un idiota! Él es mi más grande rival, mi objetivo a vencer. Siempre peleamos por cualquier razón, insignificante o no. Nos conocemos desde hace tiempo, y eso nunca ha cambiado —se había olvidado de su nerviosismo.

—Parece que le guardas un gran cariño.

—Él es un idiota bromista, engreído, irritante y por demás molesto, pero... es mi amigo, y me gusta pasar tiempo con él. Siempre que estoy de viaje, quisiera poder pelear una y otra vez con él, y por eso me obliga a volver a Nerima —Ryoga abrió los ojos con asombro. Él... había dicho eso sin pensar.

—¡Sí, definitivamente es una batalla predestinada entre hombres! —dijo entusiasmada la chica—. Sabes... mi padre nunca quiso que aprendiera artes marciales y yo...

Las tres horas transcurrieron con naturalidad. Ambos hablaban de sus pasatiempos y opinaban al respecto. Aiko, a veces, tenía que detenerse a atender a los clientes que ingresaban, y él se quedaba allí, mirando todo a su alrededor. Todo era muy bonito, sin lugar a dudas ella era la chica de las flores, pero...

Había algo fuera de su comprensión que lo inquietaba.

¿Y si ella no...?.

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Akane había ingresado al establecimiento, debía irse.

—Fue un placer hablar contigo Ryoga —dijo la chica haciendo una pequeña inclinación en agradecimiento por el tiempo compartido esa tarde y Akane sonrió, la chica en verdad era muy educada y de buenos modales.

—E-el placer fue mio A-Aiko...—. Ryoga también se inclino en señal de agradecimiento.

—Oye ¿Aiko verdad? Este sábado será el festival primaveral ¿asistirás? —preguntó Akane.

—¿¡Festival!? ¡Claro que iré! —. La castaña parecía realmente esperar el festival con entusiasmo.

—Quizás nos volvamos a ver ¿O no Ryoga? —. Akane le golpeó el brazo en una indirecta.

—Cla-claro —contestó salieno de sus pensamientos.

Tras despedirse Akane lo atormentó con muchas preguntas pero en su cabeza algo le parecía extraño. Como si estuviera viendo de forma borrosa y n logrará entender el porqué.

La mayor parte del tiempo habló de Ranma. Era tonto pero una y otra vez volvía a él. Le sorprendió su propia actitud ¿Por qué? ¿Por qué parecía empeñado en hablar de su relación con él? Pudo haberle contado sus aventura en lugares inhóspitos y demás. En cambio, decidió que seria un buen tema de conversación hablar de ¿Ranma? ¿Era en serio?

Suspiró y vio algo volar hasta su mano. Era una mariquita roja y con puntos negros, pequeña y muy linda.

Su color rojo nuevamente le recordó a la persona que quería evitar y, sin saberlo, Akane vio como se le dibujaba una sonrisa.

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Akane notaba a Ranma extraño. Cuando volvían de la preparatoria ya no era tan bromista como antes. Inclusive podría decir que el chico estaba más disperso de lo usual.

—¡Vamos al festival primaveral! —gritó feliz proponiendolo en la cena.

Quizás eso podría acercarla a Ranma nuevamente.

—¿Festival? —preguntó Ranma.

—¿Primaveral? —continuó Soun.

—Si, es este sábado. Habrá fuegos artificiales, juegos, puestos de comida y muchas otras cosas. Nos divertiremos —sonrió la peliazul de solo pensarlo. Ya mismo quería ponerse su yukata.

Ryoga al escuchar la propuesta pensó en Aiko ¡Podría invitarla! Y tendrían una cita... o bueno... algo así... ¡De solo pensarlo se ponía completamente rojo!

—Y esta es tú oportunidad con Aiko, Ryoga —Habló Akane al notar el silencio del chico y sus mejillas coloradas.

Ranma frunció el ceño y desvió la mirada, gesto que Kasumi no pasó por alto.

—¡S-Si! —dijo con una sonrisa bobalicona.

Ranma simplemente decidió no verlo. El simple hecho de verle el rostro le causaba un revoltijo en el estomago.

Que creyera lo que quisiera, ese no era asunto suyo. Si él estaba conforme con algunas flores ahora lo estaría aún más sabiendo que la chica tenía una florería.

Se llevó el arroz a la boca y estornudo. Por azares del destino una arroz terminó en su nariz. Ryoga miró la escena graciosa y rió por lo bajo. Ranma le dedicó una mirada curiosa mientras se sacaba el arroz de la nariz y simplemente volvió a comer.

Se había olvidado lo que le hacía sentir provocar una sonrisa en Ryoga, y recordarlo era... desagradable.

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—Ryoga no tengo tiempo para esto, apresúrate o me dormiré —habló Ranma esperando a que el contrario saliera del probador.

Akane los había obligado a pasar tiempo juntos para "fortalecer su relacion" y la escuela perfecta fue ir en búsqueda de Yukatas para el festival.

—Maldición, yo ni siquiera quería un Yukata —dijo el chico de la trenza.

El probador se abrió y miró con desgano a Ryoga.

—Me siento extraño. Es grande y fresco, jamás había usado uno de estos... —expresó mientras veía y tocaba la tela.

Ranma dejó de escucharlo, había quedado perplejo. Al cerdo me quedaba demasiado bien el maldito Yukata.

—¿Qué dices? ¿Busco otro o...? —fue interrumpido.

—Te queda bien... muy bien —. Se cruzó de brazos y desvió la mirada dándole la espalda.

Sus mejillas se sentían calientes y no entendía la razón ¡Por favor, era el cerdo! Aquí es cuando aplicaba la frase "aunque la mona se vista de ceda, mona se queda" ¿Por qué sería diferente? ¿Por qué...?

Volvió a mirarlo por sobre el hombro y de forma disimulada pero rápidamente se reprochó por su accionar.

Su mirada lo recorrió de arriba a abajo. Como el yukata negro con detalles en amarillo y blanco le sentaban muy bien y le hacían lucir varonil. 

—Mmm... si tú dices —dijo Ryoga volviendo al probador. Ni siquiera le había dirigido la mirada a Ranma de lo enfocado que estaba con el nuevo atuendo.

No tardó en volver a ser el Ryoga que conocía. Aquel con camisa amarilla y su clásica pañoleta adornando su cabello, sin embargo, no es como si ese sentimiento de inquietud se hubiera ido.

—Ahora soy yo el que tiene que esperarte, fenómeno —comentó una vez que el chico ingreso al probador.

—No te quejes, yo soy mucho más veloz que tú.

—Por cierto, que extraño que no estas en tú forma femenina.

—¿Por qué lo dices P-chan?

Ryoga quiso entrar al probador y darle un golpe pero se contuvo. Estaba trabajando en sus emociones agresivas más de lo que le gustaría admitir.

—Lo decía porque siempre consigues beneficios de alguna u otra manera. Siempre logras aprovecharte de algún idiota que piensa que eres bonita o algo asi —explicó.

Eran incontables las veces que Ranma de había aprovechado de los chicos y de él mismo, a veces se recriminaba lo idiota que podía ser al caer en sus trampas pero  no podían juzgarlo, Ranma actuaba muy bien.

Inclusive hubo una vez que casi lo be...

¿En que... estaba pensando?

—Tienes razón esa cosa es muy extraña. Es cómodo y muy ligero, creo que podría acostumbrarme —escuchó a sus espaldas y volteó.

Azul oscuro con detalles florales en rosa, blanco y violeta. Era extraño ver a Ranma usando ese tipo de colores pero jamás imagino que le quedaría tan bien. El Yukata algo abierto dejaba ver algo de su pecho y claviculas. Sus ojos celestes resultaban aún más debido al tono bajo de la prenda. El artista marcial sin lugar a dudas volvería locas a sus prometidas.

De solo pensarlo Ryoga agradecía no estar en su lugar. Imaginar a un montón de locas persiguiendo era sencillamente espantoso. Igualmente nunca entendió que era lo que le veían a Ranma. Es decir, era un idiota cabeza hueca que no respetaba a las mujeres.

Si... él definitivamente no sabía que era lo que le veían a Ranma Saotome...

—¡Ryoga! —. Esa voz lo sacó de sus pensamientos.

—¿Eh?

—Me estabas mirando muy fijo P-chan ¿En que pensabas? —preguntó irrumpiendo su espacio personal aún con el Yukata. Al parecer la chica que estaba observándolos y trabajaba en la tienda parecía no molestarse por un cliente impertinente que salía de los probadores y caminaba de esa manera por el lugar.

—Yo... —. Ranma estaba muy cerca y en un acto estúpido lo empujo hacia atrás. No fue brusco ni fuerte, simplemente necesitaba alejarlo.

—¿Qué te sucede? Estás rojo ¿Tienes fiebre o qué?

Ryoga no contestó.

—Bien, como quieras P-chan. Creo que me probaré otro, siento que no me queda bien el azul —dijo para si mismo caminando nuevamente al probador hasta que la voz de Ryoga lo detuvo.

—Te queda bien, e-es de-decir... te ves como una persona decente, fenómeno.

Ranma lo miró confundido y sin darle mucha más importancia lo compró.

Ambos salieron del lugar con sus yukatas y nuevamente volvieron a las peleas dirías camino al dojo, esperando que la situación de hace un momento simplemente sea pasajera.

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—¡Quiero salir con Ranma!

—¡¡Aléjate de él o verás!!

—Jo jo jo lo raptar antes de que lo encuentren y pasara la noche conmigo ¡Yo Kodachi Kunno les declaró la guerra! —dijo dramática como siempre.

—¡Ranma vendrá conmigo y seremos felices  —contestó Shampoo.

—Haré lo que sea necesario para que no pase ni un solo minuto junto a ustedes —. Se sumó Ukyo.

El festival ya había dado inicio. Había juegos, puestos de comida y demás. La cantidad de gente era demasiada y la mayoría de ellos llevaba Yukata.

Ryoga buscaba con la mirada a la chica de la florería pero no la encontraba. Ranma y Akane caminaban juntos y Akane le sacaba charla al pelinegro. Para Ryoga esa escena era de futuros prometidos.

Soun y Genma se detuvieron en cada juego que había como si de niño se tratasen y Kasumi se encontró con el doctor Tofú con quien intentaba hablar. Nabiki se había ido a hacer apuestas y todo parecía marchar demasiado bien.

Un ruido les llamo la atención y casi al instante Ranma sintió un lazo negro envolverle el cuerpo y levantarlo en el aire. En un árbol cercano se encontraba Kodachi.

—¡Kodachi la rosa negra! —gritó Akane viendo como se llevaban a su prometido.

Rápidamente comenzó a correr y Ryoga, sin saber muy bien que hacer, la siguió. Kodachi saltaba ente los árboles y Ryoga le seguía el paso. Akane, por su parte, corría sin perderla de vista.

—¡Jo Jo jo! No me atraparas Akane Tendo solo en... —. Un golpe certero hizo que la hija frenará su paso y cayera desde el árbol. Ryoga la atrapó y la dejó el suelo. Alguien más atrapó a Rama antes de caer.

—¿Quién fue? —dijo el chico de la pañoleta.

—¡Shampoo devuelve a Ranma! —dijo Akane viendo a la contraria.

—Ranma será mi esposo, no tuyo.

Ranma quien estaba todo envuelto en las cintas de kodachi no podía siquiera moverse. Intentaba librase de esas cosas molestas usando la fuerza bruta pero no era posible. Kodachi esta vez había ido preparada.

—¡¡Ranma ni siquiera podrá comer si tiene todas esas cintas, tú plan no tiene sentido Shampoo!! —gritó Akane enfurecida.

—Es por eso que traje una nueva adquisición —habló—, una pócima paralizadora. Podrá hablar y comer pero su cuerpo estará inmóvil hasta que termine el festival y nadie podrá...

—¡¡Con que aquí estabas!! —. Una nueva voz se sumó a la batalla: era Ukyo.

Ryoga miraba como las prometidas de Ranma peleaban por él y realmente no entendía el porqué. Miró a7 Akane y pensó que en otro momento esa hubiera sido una gran oportunidad para estar con ella, pero no era esa la ocasión. Debía volver lo más pronto posible y estar con Aiko, pero para ello debia ayudar al idiota de Ranma.

—¡Tranquila Akane! Yo me encargo —habló con aires de superioridad

Ranma, quien presenciaba todo sin poder hacer nada miró a Ryoga confundido ¿Y ahora que planeaba ese tarado? Claramente algo se traía entre manos.

—Pero Ryoga... debes ir a ver a Aiko ¡Yo pelearé! —. La peliazul estaba decidida a ganar.

—Descuida, no me demoraré.

Para Ranma, la actitud de galan de Ryoga era repudiable.

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—¿Eh?

—¿Ah?

Ambos se miraron fijamente ¿Cómo habían llegado a eso?

Ryoga se había enfrentado a tres de sus prometidas como si se tratase de tarea simple... grave error.

Puños y patadas, lazos por aqui y por allá hasta que Kodachi en un intento desesperado lanzó una bomba de humo. Ryoga quiso buscar a Akane pero tirado a un lado en suelo encontró a Ranma y quien iba en su búsqueda era nada más ni nada menos que esa loca.

Se apuró el tomarlo de las cintas al mismo tiempo que tosía por el humo, sus ojos ardían y no sabía dónde podían estar la demás prometidas. Ante la desesperación comenzó a saltar alejándose de allí. Debía dejar a Ranma en un lugar seguro y volver en búsqueda de Akane pero...

—No sabemos donde estamos ni en donde están mis prometidas —dijo–. En pocas palabras, nos perdimos porque olvídate tú pésima orientación Ryoga.

—Yo... ¡No hay tiempo para discutir esto! Hay que volver y...

—Akane estará bien. Conociendo a Kodachi, Ukyo y Shampoo deben estar buscándome de forma desesperada. Akane no es su prioridad —dedujo.

Ranma suspiró. Ahí iban de nuevo, otra situación más en la desastroza vida de Ranma Saotome.

El Hibiki se acomodó el ropaje y miró al pelinegro quien parecía cansado.

—¿Siempre soportas esto?

—Casi siempre —contestó simple poniéndose de pie y arregladose la yukata —, pero esta no será una ocasión.

—¿A qué te refieres?

—Buscaremos a Aiko y te quedarás con ella y por mi parte volveré con Akane e intentaré disfrutar lo que queda del festival —expresó— ¿Vienes? —. Ranma le extendió su mano para que Ryoga lo tomara de la muñeca y no se perdiera.

El chico de la pañoleta simplemente lo siguió.

Ranma... quizás no era tan irrespetuoso con las mujeres como creyó.

Comenzaron a caminar en búsqueda de Akane y Aiko hasta que Ranma vio un juego en el que debían dar un golpe y medir su fuerza.

—¿Qué te sucede? —preguntó Ryoga al notar las intenciones del chico—. No somos niños para jugar a este tipo de cosas.

—¿Qué sucede P-chan? ¿Acaso tienes miedo de que golpee más fuerte que tú? —provocó el pelinegro y Ryoga frunció el ceño.

¡Maldito Ranma! Siempre se salía con la suya.

—¡Ja! Golpeó más fuerte que tú

—¡¡Ya quisieras fenómeno!!

—¡A qué eres tan inútil que te gano en el juego de quien captura más peces!

—¡Siempre que estoy de viaje tengo que pescar asi que no me ganaras idiota!

—¿Ah sí? Pues eso ya lo veremos.

Un juego ganado por Ranma y otro por Ryoga, juego tras juego se sumergieron en una competencia por ver quien lograba vencer al otro. Ambos se habían olvidado de él verdadero propósito que tenían.

—Aiko... —recordó—. Mierda me distraje y debo encontrarla o no volveré a tener una oportunidad como esta.

Ranma quien tenía un pequeño peluche de rana que había ganado en un juego, volvió a la realidad: debían volver a su búsqueda.

Algo en el no el permitió sentirse completamente feliz por esa decisión, al contrario, le había gustado jugar con Ryoga y se había divertido como no lo había hecho en mucho tiempo.

—¡Señores y señoritas, vengan y prueben suerte! El objetivo es uno solo: defender a la flor de los gigantes: Tomu y Remu ¡Quién logre derrotarlos obtendrá un viaje a China todo pago!

Ambos chicos se detuvieron en seco ¿Acaso habían escuchado bien?

—Hey Ryoga...

—¿Si, Ranma?

—Tengo una idea.

—Creo que tengo la misma idea.

Y ambos decidieron competir.

El objetivo era simple: debían proteger una flor que se encontraba en el centro del cuadrilátero que utilizarían para batallar. No estaba permitido el uso de armas, era una batalla cuerpo a cuerpo dos contra dos. El tiempo que debían resistir protegiendo la flor era de quince minutos.

La gente comenzó a acercarse a presenciar el llamativo espectáculo.

"Remu y Tomu se los comerán vivos" "No son rival para los dos gigantes" "Esos dos ya están muertos". Escuchaban Ryoga y Ranma.

—No me agrada hacer equipo contigo Ranma.

—Ni pienses que a mi me gusta esto Ryoga, simplemente no me queda opción.

—Me alegra que nos entendamos —sonrió el colmilludo y ambos dieron una sonrisa soberbia.

Remu y Tomu no tardaron en aparecer en el cuadrilátero. Ambos tenían una gran musculatura y una gran estatura. No pudieron evitar tragar saliva: esa era su oportunidad para ir a China y encontrar la cura a su maldición, no debían desaprovecharla.

La batalla dio inicio cuando sonó la campana. Tanto Ryoga como Ranma se pusieron en posición de combate y ambos hombres saltaron a atacarlos.

Lejos de lo que pensaron, sabían pelear y cada golpe poseía una potencia inaudita.

—Si nos golpean nos huden la cara —comentó Ranma al ver como ese tal Remu golpeaba el piso y dejaba una grieta.

—No solo es eso —habló cuidandole la espalda a Ranma—. Tomu es el más veloz pero el otro no se queda atrás. Para ser tan grandes son muy ágiles —advirtió.

—Es momento de ponernos serios —dijeron ambos al unísono y comenzaron a atacar: si los dejaban inconscientes sería más fácil que resistir quince minutos con esos gigantes.

—¡Ranma! ¡¡¡La flor!!! —gritó Ryoga al ver como Remu estaba apunto de robarla.

—¡¡¡Ni creas que te lo permitiré!!! —Ranma utilizó toda su fuerza y logró aplicarle una llave a tiempo, estampando el cuerpo de su contrincante contra el suelo.

Ryoga se sorprendió por la fuerza de Ranma ya que el contrario doblaba su tamañoo quizas más. Por un breve instante se olvidó que tenía que resolver sus propios problemas y, lamentablemente, lo supo tras recibir un golpe en el estomago por parte de Tomu.

—Niñato ¡Tú rival soy yo y pienso ganar! ¡¡Diviérteme!! —gritó tomando a Ryoga de la camisa y levantándolo.

—¡Presentador! ¿¡Se puede tomar la flor del centro del cuadrilátero o está prohibido!? —preguntó Ranma al ver la situación en la que se encontraba el contrario quien ya ni siquiera tocaba el suelo con sus pies.

—¡Cla-claro que sí! Está permitido mientras no la rompas —. Estaba atónito por semejante espectáculo.

Cada vez más gente se sumaba a ver el espectáculo que estaba causando esos dos chicos.

—¡¡Genial!! ¡Debió decirlo antes! —. En un rápido movimiento tomó la flor y agilmente le dio una patada al gigante que tenía a Ryoga entre sus manos.

—¡No necesitaba tu ayuda!

—¡Yo creo que si!

—¡¡Qué no!!

—¡¡Qué si!!

—¡Yo podía solo!

—¡¡Eso no fue lo que vi cuando estabas pataleando a dos metros del suelo P-chan!!

—¡¡Ya cállate fenómeno!!

Remu y Tomu se miraron ¿se suponía que eso debía pasar? Es decir... eran compañeros.

—¡Me harté de sus estupideces!

Remu atacó nuevamente y Ranma miró a Ryoga: no hicieron falta palabras. De mano en mano la flor pasaba, sus dedos se rozaban y se complementaban de forma perfecta al momento de atacar. Todos allí miraban sorprendidos la sincronía de ambos chicos, era algo inaudito. Inclusive Ryoga y Ranma se sorprendían de cómo se complementaban el uno al otro cuando dejaban las diferencias de lado.

Faltaba solo un minuto y los gigantes comenzaron a desesperarse. Sus ataques eran imprecisos, bruscos e impredecibles. Ranma y Ryoga realizaban un esfuerzo extraordinario por no romper la flor por accidente.

Ambos bandos estaban muy reñidos y fue cuando Remu en un intento desesperado casi toca la flor en la mano de Ranma que Ryoga lo atrajo hacia su pecho y la campana sonó. Ranma levantó la mirada y se encontró con la de Ryoga, aún seguían casi en un abrazo por lo que rápidamente se distanció. Su mano conservaba la flor de color violeta intacta.

Ver la flor en sus manos y a Ryoga en frente suyo le revolvió el estómago.

—Ganamos ¡Iremos a China! —festejó Ryoga y Ranma dio una sonrisa falsa. Estaba... confundido.

Pero había un pequeño detalle: él presentador ya no estaba.

—Permitanme explicarles —dijo Remu acercándose a los chicos junto a Tomu.

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Ambos chicos estaban debajo de un árbol comiendo onigiris. Ambos se habían lejano del bullicio del festival y lo miraban desde la distancia. Jamás habían visto tal cantidad de personas.

—Maldito hijo de... —fue interrumpido.

—Era demasiada suerte.

El presentador mentía en cuanto al premio para atraer participantes y promocionar a sus luchadores. El viaje a China era una completa mentira.

¿Y por qué se encontraban allí comiendo debajo de un árbol? La respuesta era muy sencilla: se morian de hambre.

—Oye Ryoga.

—¿Qué quieres?

—Creo que... luchamos bien juntos.

Ryoga lo miró sorprendido ante la confesión. El pensaba lo mismo pero nunca creería que el Gran Ranma Saotome diría algo asi tan abiertamente.

—Yo... opino igual.

Un breve silencio reinó por unos instantes hasta que vio el brazo de Ranma extendiéndose hacia el y vio lo que llevaba en su mano.

—¿Eh?

—Ten, supongo que te gustan más que a mi. Sé que no soy la la chica misteriosa pero... es una flor muy bonita.

—Gra-gracias... —. La situación era por demás extraña. Sus mejillas se tiñeron de carmín ante la vergüenza y aunque su mente se negaba a aceptar un gesto de ese tipo viniendo de Ranma, la tomo entre sus manos y la observó.

Ranma tenía razón, era una flor muy bonita.

Una mariquita se posó en su dedo y voló hasta la nariz de Ranma. Su mirada, una vez más, centró su atención en el chico de yukata azul, ahora algo desprolijo debido al combate.

La luz de las estrellas y la forma en la que la pequeña mariquita se posaba sobre la nariz de su rival y este movía la nariz era una escena algo tierna.

Ryoga miró la flor y recordó: Aiko.

—Ranma debemos volver.

Uno, dos y tres fuegos artificiales. Repentinamente la noche estrellada se llenó de color. Las luces adornaban el oscuro abismo azul y los ojos de Ranma brillaron.

—Fenómeno —. Le tomó de la mano y apuntó a él lugar donde todos estaban yendo para presenciar mejor los fuegos artificiales. Ranma afirmó con la cabeza comenzando a caminar y sosteniendo bien el agarre para evitar perder a Ryoga entre la multitud.

—¡Ranma! ¡Ryoga! —escucharon una voz conocida llamarlos.

Genma, Soun y las hermanas Tendo estaban allí junto a... Aiko.

—¡Los buscamos por todas partes! No saben la cantidad de peronas que hay y, por cierto, ¿Qué hacen tomados de la mano? —preguntó Akane.

Kasumi río por lo bajo y los demás miraban confundidos.

—¿Ah? —dijeron ambos chicos al unísono y se percataron de que sus manos estaban entrelazadas.

Rápidamente tomaron distancia y cuando estaban a punto de iniciar una pelea alguien habló.

—Así que tu eres Ranma —escucharon— Ryoga me ha hablado mucho de ti.

—Ah me olvidaba, nos encontramos en un puesto de comida a Aiko, Ryoga —dijo la peliazul.

La chica llevaba un Yukata rosa pastel con detalles en violeta,  realmente era hermosa.

—A-a-a-aiko —expresó Ryoga al verla y Ranma lo miró.

Realmente estaba enamorado de ella.

—¿Qué les pasó? Tienen la ropa desarreglada —preguntó Nabiki.

—Una larga historia —dijo Ranma suspirando.

—Oye Ryoga ¿Qué tienes en la mano? ¡Oh, es una Campanilla! Que hermosa flor, significa el amor fugaz, la gratitud, la la confianza y los nuevos comienzos entre otras cosas.

Ranma quería desaparecer de allí. Aiko no lo estaba ayudando para nada ¿Amor  fugaz? Ja ja ja que gracioso.

Ryoga miró a la flor sus mejillas se pusieron rojas.

—¿Ah sí? Que bueno que simplemente la encontré por allí y me pareció linda. La pondré junto a las demás que me has dado.

—¿Eh? ¿Qué quieres decir con... —. El sonido de los fuegos artificiales la interrumpieron.

Había una realidad: los fuegos artificiales eran el momento más romántico de la noche, y Ryoga ahora era quien tomaba la mano de Aiko y Akane la de Ranma. Y aunque los fuegos artificiales eran hermosos, no se sentían de la misma manera.

Ryoga volvió a mirar la flor y vio las manos entrelazadas de Akane y Ranma.

Rápidamente volvió a concentrarse en la bella chica que tenía a un lado suyo.

Ranma miró a Ryoga riendo junto a Aiko. Le molestaba. No quería aceptarlo pero le molestaba y mucho.

Le molestaba tanto que comenzaba a dudar sobre aquello que había estado reprimiendo. La chica misteriosa quería salir a la superficie una vez más pero la razón reprimía todo sentimiento hacia Ryoga.

Ranma estaba muy confundido y sentía que en cualquier momento cometería un grave error.

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Hola!! Omg capitulo largo, espero que lo hayan disfrutado ♡

Por ahí es insufrible ver a Ryoga en una cita con alguien que no sea Ranma, pero siento que es necesario para que se de cuenta de la importancia que juega Ranma en su vida cotidiana. El hecho de que NO PUEDA NO NOMBRARLO y que sea tema principal de su conversación con Aiko es fundamental. En fin ¡VIVAN LOS NOVIOS!

Por otra parte, como verán Ranma es HOMBRE en todo el capítulo ¿Por qué hago énfasis en esto? Simple, quiero aclarar nuevamente que a mi NO ME INTERESA crear únicamente momentos románticos cuando esta en su forma femenina. Claramente a veces hay conveniencias de guión y toda la cuestión, pero por lo menos en las historias que YO haga, no me interesa centrarme únicamente en el lado femenino de Ranma.

Siento que Ryoga puede ser tranquilamente un Bi icon y si cabe esa posibilidad hay que aprovecharla ;)

En fin, los quiero mucho y capaz fue muy innecesario decir eso pero creo que no está de más recordarlo.

A todos esto ¿Saben a que huele? A BAILE DE MASCARAS sisisisi

Lio

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