3. Peonia roja: fortaleza
Ranma se negaba a escribirle algo a Ryoga. La idea en sí misma resultaba de lo más estúpida y no tenía ni el más mínimo ánimo de hacerla realidad. El jamás, jamás, jamás haría algo como...
—No quiero pelear contigo.
¿Había escuchado bien o ese cerdo había ignorado su tercera petición de tener un combate?
Habian pasado concretamente cinco dias desde que había ocurrido el altercado en el que Ryoga casi llora y el siente culpa y decide ingresar a la habitación de Akane en su búsqueda. Había llegado a su habitación con el papel y bolígrafo en la mano y rápidamente arrugó el papel descartando la idea. Pensó que simplemente las cosas volverían a la normalidad, pero eso no ocurrió.
Ryoga actuaba distante, parecía como si su simple presencia le molestara o le causara incomodidad. Ya no peleaban y ni siquiera se molestaba cuando le decía algo sobre Akane. Era como si su rival ya no existiese.
—Actúas extraño ¿Qué te ocurre? Acaso te afectó de verdad lo que te dije. Sabes que eres fuerte cerdo —dijo el pelinegro un poco desesperado al ver como el contrario parecía hacer caso omiso a su palabras.
—Me da igual, al fin y al cabo, no soy rival para el "gran Ranma Saotome".
—¿Eh?
Ranma no entendía como de la noche a la mañana aquel chico terco y testarudo se había vuelto un adolescente sin autoestima ¿Estaba escuchando bien? ¿Estaba hablando con Hibiki Ryoga? ¡Por favor, desde que tenía memoria el siempre lo buscaba para combatir por cualquier tontería!
—Este no eres tú, Ryoga.
El contrario ni siquiera contestó y Ranma sintió que solo por estaba vez debía actuar.
Ryoga era su más grande rival, no podía simplemente dejar de serlo ¿Con quien pelearía y sentiría la adrenalina que corría por su cuerpo cuando intercambiaban golpes? ¿Con quién podría esperar ataques sorpresivos nuevos que lo obligaran a él mismo a superar sus límites? Lamentablemente... solo con el chico de la pañoleta.
Luego de ese intercambio de palabras Ranma no vio a Ryoga dos semanas. Ese tiempo fue una tortura. Kuno lo retaba a combates sin sentido que no tardaban ni dos segundos para obtener la victoria. Mousse era decente pero era algo extraño. Y sus prometidas... esas si que daban miedo.
Ranma regresaba de la escuela junto a Akane cuando lo vio nuevamente. Parecía perdido y distraído, como si creyera que está en China. Ryoga había regresado y el había entrado en pánico ¿Acaso ese tiempo había bastado para que vuelva a ser el mismo chico tenaz e impredecible o todo sería igual? Si, de seguro el ya había vuelto a ser el mismo. Inclusive podía ser que lo estuviera buscando a él para un combate ¡Si, eso era lo más probable!
—¿Te perdiste cerdo?
—¿Ranma?
—¿Vienes para que te de una paliza o es que...
Ryoga había comenzado a caminar lejos de él.
—¡¿Qué te ocurre cerdo?!
—No quiero verte.
No había cambiado en lo absoluto.
—¡Oh Ryoga! Volviste —dijo Akane al verlo.
—Ho-Hola A-Akane —Saludó.
—Me supongo que Ranma te está molestando ¿verdad?
—A decir verdad... si
—Ven conmigo al dojo, debes estar cansado —dijo Akane sonriendole y causándole un sonrojo al Hibiki que simplemente aceptó.
Ranma vio todo como si fuera una película de terror. Ryoga lo ignoró todo el camino y su orgullo se había quebrado en mil pedazos.
Eso no podía permanecer asi.
Esa misma tarde Akane le dijo a Ryoga para que entrenarán juntos y, una vez más, Ranma quiso espiar.
—Eh notado que ignoras a Ranma.
El Hibiki que estaba lanzando golpes al aire se detuvo por unos segundo y continuó.
—Si —contestó.
—Y dime... ¿Nunca más volverás a pelear con él?
Ranma necesitaba escuchar su respuesta urgentemente.
—No lo sé.
Un balde de agua fría cayó sobre Ranma. Ryoga estaba renunciando a ser su rival... él había sido el culpable de herir su orgullo hasta ese punto.
Y cayó en cuenta: Ryoga solo le ganó con el rugido del león pero luego de ello nunca. Realmente debía sentirse débil.
Pero debía decírselo. Debía decirle lo mucho que lo admiraba como artista marcial. Debía... agh ¿pero como lo haría si a Ryoga no le importaban sus palabras? Ni siquiera quería escucharlo.
Nuevamente esa idea que venía tormentandolo, apareció. Él no podía... pero la chica misteriosa si.
Corrió fuera del dojo e ingresó a uno de las primeras tiendas que vio.
—¿Tienes papel y bolígrafo?
La chica lo miró confundida, había entrado a una florería.
—Eh... si, aquí tienes —dijo ofreciéndole un papel de color amarillo y con dibujitos.
—Lo lamento yo... simplemente entré y siquiera saludé —. Se disculpó por su torpeza.
—No pasa nada.
La chica simplemente sonrió, aunque chico parecía nervioso y no entendía muy bien la razón. De igual forma... se le hacía conocido.
—Oye... ¿Cuál es tu nombre?
—Ranma Saotome.
—¿Saotome? Oh tú eres el prometido de Akane, con razón te me hacias familiar —expresó.
—Eh... si, supongo que ese soy yo.
—¿Vas a escribirle una nota de amor a Akane?
—¿¡Eh!? ¡No, no, no es de amor es solo...
—¡Que tierno, estas sonrojado! Sin duda te debe gustar demasiado —dijo soñadora mientras daba pequeñas risitas. Esa chica era muy femenina.
—No es lo que piensas... —suspiró intentado concentrarse en aquello que debía escribir.
"Tarado, eres fuerte" no, era muy agresivo.
"Cariñito eres muy fuerte ¡esfuérzate! Y sigue siendo el rival de Ranma Saotome" no, de solo pensarlo era la peor nota del mundo.
"Eres fuerte" demasiado corto.
¡Agh se volvería loco si no lograba hacer una buena nota que le ayudará a recuperar a su rival!
—Escríbele lo que sientes —. Ranma sentía que esas palabras ya las había escuchado anteriormente.
—¿Lo que siento? —preguntó Ranma al ver como la muchacha le daba una flor roja muy bonita.
—¿Eh? Pero yo-
—Este es una peonia roja, significa fortaleza. Akane es una chica fuerte que puede contra todos, esta flor es ideal para ella —explicó—. Ten, te la regalo.
—Gra-gracias...—habló Ranma tomando la flor. Esa chica le recordaba un poco a Kasumi por su gentileza.
—Si me disculpas, debo seguir regando algunas plantas —dijo, con una sonrisa y Ranma asintió.
Debía concentrarse, debía escribir algo medianamente bueno, debía...
Ranma miró la peonia.
—Con que fortaleza...
Casi como su su mano actuara por cuenta propia escribió lo primero que pasó por su cabeza, confiando en que todo volvería a la normalidad. Debía volver.
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—A-A-Akane tú... —dijo el Hibiki al ver como la peliazul llevaba consigo una flor y una especie de sobre pequeño muy mal hecho.
—Lo dejaron para ti, estaba en la puerta del dojo —aclaró antes de que su amigo se hiciera ideas que no eran.
—¿Pa-para mi? —tartamudeó tomando la flor y el sobre.
—¡Por lo visto tienes una admiradora secreta Ryoga! No dice de quien es el sobre —dijo Akane dándole un pequeño golpe en el brazo haciendo sonrojar al chico.
Ranma quien estaba oculto decidió salir fingiendo que se levantaba de dormir. Ryoga prácticamente no lo había visto cuando salió por la ventana a dejar el señuelo en la puerta.
—¡Ay que sueño! —fingió un bostezo— ¿Eh? ¿Qué ocurre? ¿Y esa flor que tienes en la mano Ryoga? —. Ranma siempre pensó que si se hubiera dedicado a la actuación hubiera ganado un oscar.
—No... no lo sé —Respondió.
—Al parecer Ryoga tiene un admiradora —explicó Kasumi mientras servía el desayuno.
—Por lo visto no sabe hacer sobres —habló Nabiki y Ranma tuvo ganas de contestar a eso.
¡Había dado su máximo esfuerzo! Tampoco estaba tan.... agh ¿A quién mentía? Era pésimo en eso.
—¡Abré el sobre Ryoga! —dijo Akane emocionada.
Ryoga sonrió emocionado y abrió el sobre leyendo la pequeña nota en el papel amarillo.
Rápidamente los ojos de Ryoga se humedecieron y una sonrisa se dibujó el el rostro. Apretó la nota contra su pecho y miró decidido.
—Ranma ¿Quieres entrenar?
Ranma algo consternado por la situación aceptó triunfante.
Algo en el... no esperaba esa reacción de Ryoga pero aún así... le agradaba, y mucho. La sonrisa de su rival era muy linda.
Ranma se sentía... bien.
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Caía el sol y ambos chicos entrenaban en el patio trasero de la casa de Ryoga. No sabían bien como habían llegado hasta ese lugar, solo que Akane una vez que escuchó la palabra "combate" los hecho a patada del dojo porque no quería que ningún mueble saliera destruido. Habian comenzado a compartir golpes y patadas en la calle y luego una cosa llevó a la otra y terminaron allí.
No sabían cuanto tiempo había pasado solo notaron como el sol comenzaba a caer y el cansancio cada vez era mayor.
Golpe tras golpe y patada tras patada. Cualquier persona que los viera diría que es inhumano entrenar por tanto tiempo, pero ambos sabían que eso no era nada. Estaban extasiados y motivados por completo, habían perdido la concepción del tiempo.
Ambos cayeron rendidos. Estaban cansados y habían luchado hasta desfallecer. Estaban acostados en el césped cabeza a cabeza, sus pechos bajaban y subían y sus respiraciones agitadas eran notables.
—¿Esto es... un empate?
—Por primera vez en la historia... si —dijo Ranma.
Ryoga, de forma inconsciente río e hizo un gesto breve de festejo que para Ranma no pasó desapercibido.
Y por primera vez, al ver la felicidad de su rival, su reclamos sobre el empate se marchó junto a la brisa que acariciaba los cabellos de Ryoga.
—Dime Ryoga... ¿Por qué dejaste de ignorarme? ¿Por qué quisiste entrenar conmigo? ¿Acaso la carta decía algo importante?—. Se animó a preguntar, volteando el rostro para ver a su rival. No era consciente de lo sería que estaban los rostros de ambos.
—Yo... no te lo diré.
—¡Vamos Ryoga! Estuviste evitándose todo el tiempo y realmente me sentí culpable por—. Estaba hablando de más.
—¿Te sentiste culpable? ¿Tú? Eso sí que es nuevo Saotome —dijo Ryoga dirigiendo su mirada am rosto ajeno y encontrándose con que Ranma ya lo estaba observando fijamente.
—Yo...
Si, si se había sentido culpable, pero no es como si admitirlo fuera tan fácil.
—No contestes, ya sé que solo fue una broma —dijo el Hibiki y Ranma tuvo el impulso de negarlo pero prefirió callar.
¿Qué estaba sucediendole?
—Sabes Ranma... creo que hay alguien cercano a mi que me observa más de lo que puedo imaginar —habló—. Y quiero encontrar a esa persona.
El chico de la trenza sentía que su ritmo cardíaco aumentaba ¿Estaba nervioso? ¿Tenía miedo de ser descubierto?
—No se de que hablas Ryoga.
—Creo que la chica del parque es la misma que me mandó la nota de hoy —dedujo—. Quiero conocerla.
—¿Por qué quieres conocerla? Es decir, solo fueron dos notas Ryoga, no sabía que eras tan enamoradizo. Además de la flor no hay nada de especial es eso.
—¿La flor? Es solo una flor roja.
—¡Eres un bruto! Las peonias rojas significan fortaleza y son... —. Dejó de hablar ante la mirada desconcertada de su rival. Estaba hablando de más. —¡Él punto es que todo el mundo lo sabe!
—Yo... no sabía que eras un amante de la jardinería Ranma.
—En realidad no lo soy so-solo e-es que lo escuché por ahí —contestó lo más rápido que pudo.
—Eso tiene aún más sentido... —dijo para si mismo Ryoga sonriendo al recordar la nota. Alzó la vista para ver la primera estrella de la noche.
Tras un breve silencio incómodo en donde Ryoga cerró los ojos y Ranma se detuvo a observarlo, Ranma habló:
—Estamos en el lugar donde nuestra rivalidad comenzó Ryoga.
—Tienes razón.
—Sabes... me alegra que seamos rivales.
Ryoga abrió los ojos rápidamente observando a Ranma. Parecía distinto, como si estuviera diciendo aquellas palabras con total sinceridad.
—Me alegra escucharlo porque, para que te quede claro, entrenaré, me volveré aún mas fuerte y te derrotaré fenómeno —juró con total certeza y Ranma sonrió.
Quizás podría acostumbrarse a ser él el causante de esa alegría.
Espera... ¡¿Qué estupideces estaba diciendo?! Agh ¿Se estaba volviendo tonto o qué? Sin duda no volvería a ocurrir.
—Sigue soñando Ryoga, eso no ocurrirá jamás —dijo Ranma provocandolo pero estaba vez Ryoga solo sonrió.
Debía seguir entrenando porque había alguien que admiraba su fortaleza.
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Al llegar al dojo entre discusiones y tonterías todo parecía haber vuelto a la normalidad. Ambos chicos peleaban con normalidad y la ducha y la cena transcurrieron sin más.
—¿Qué harás con eso? —preguntó Ranma. Sentando en su futón y viendo como el contrario observaba la peonia ubicada en un florero con agua. El chico tenía la nota en su mano, al parecer la había vuelto a leer.
La habitación estaba a oscuras con la luz de la noche que ingresaba por la ventana. Estaban ellos dos solos puesto que Genma se había hartado de que todo había vuelto a la normalidad, inclusive los gritos, y había decidido irse a otra habitación.
—No te incumbe.
—Solo preguntaba P-chan —. La verdad es que tenía curiosidad.
—Agh... —pensó en si decirle o no—. Solo pensaba que esta chica parece conocerme.
—¿Y?
—Y que quizás... podría enamorarme de ella.
Ranma se paralizó ¿Estaba escuchando bien?
—Al fin y al cabo, parece que le importo, que vela por mi bienestar y que es muy dulce —. Ryoga volvió a su futón decidido a dormir.
Sonrió al recordar las palabras de la nota:
"Eres mucho más fuerte de lo que crees, y aunque a veces lo dudes, siempre te levantas. Hay alguien que admira esa fuerza en ti".
Ranma se quedó callado ¿Qué debía decir? ¿Qué debía hacer? ¡El cerdo se estaba haciendo ideas erróneas en la cabeza! A él jamás le importaría alguien como él Hibiki el solo... lo hizo y ya.
Y jamás volvería a ocurrir, o por lo menos fue lo que se prometió antes de ir a dormir.
Pero el destino no es como su jugara las cartas a su favor.
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Holaaa :D
Busqué flores occidentales que representarán la fortaleza y estaba entre la flor de cerezo y la peonia pero al final decidí que la flor de cerezos o "sakura" tiene un significado más sobre disfrutar lo efímero de la vida mientras que la peonia se relaciona también con la lealtad y el honor <3
En fin, ¿Qué pasará? Espero que les esté gustando la historia. ¡¡Los quiero mucho!!
—Lio ♡
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