10. No me olvides
Ranma no recordaba nada sobre Ryoga y este último, a pesar de sus intentos por ser indiferente ante la situación, está realmente afectado.
Negociar con Shampoo no fue opción. La chica simplemente sonrió aferrándose al brazo de Ranma e hizo caso omiso a todas las peticiones por parte de Ryoga y Akane. La peliazul la reto a un duelo pero Ryoga le dijo que no era necesario, no quería exponer a un combate a Akane sabiendo lo peligrosa que podía ser Shampoo cuando se ponía sería.
—La única manera es...
—Debo decir algo con lo que me recuerde. Algo con lo que pueda asociarme —concluyó Ryoga.
—Cuando yo estuve en esa situación Ranma tuvo que decirme que era fea y demás cosas horribles. Maldito imbécil, solo así pude recordarlo —comentó frunciendo el ceño.
—¿Akane no me dirás quién es este chico? Me mira extraño —comentó el de la trenza mientras intentaba librarse del agarre de Shampoo. Ranma podía sentir la mirada de aquel chico castaño sobre su persona.
Era extraño, cuando lo miraba sentía un nerviosismo impropio de él. Algo en su estómago se removia provocando un latente nerviosismo. Su mirada evitaba la del contrario ¿Por qué le sucedía algo así? Era la primera vez que veía a ese chico en su vida y aún así... algo se le hacía familiar y a la vez nostálgico.
—¡Idiota! ¿Por qué siempre te metes en problemas? —soltó Ryoga, comenzando a pensar que es aquello con lo que Ranma podría recordarlo.
—Intenta decirle cosas que siempre le dices —dijo Nabiki. La verdad no se sorprendía, desde que Ranma y Genma habitaban en el dojo todo parecía ser locura tras locura.
—Nabiki tiene razón, deberías intentarlo —alentó Kasumi.
—Eh... yo... ¿Algo que siempre le digo? —dijo Ryoga mientras intentaba pensar en algo útil para esa situación.
—¡Claro! Algo que le hayas repetido hasta el cansancio —habló Akane.
—¡Bien! Creo que lo tengo.
—¿Alguien me explica lo que sucede? —Ranma luchaba contra Shampoo con el fin de obtener un mínimo de distancia.
—¡Idiota! ¡fenómeno! ¡maldito! ¡terco! ¡irrespondable! ¡insensible! —gritaba Ryoga dejando salir un montón de palabras que recordaba de sus combates.
Aunque... para ser honestos, ni la mitad de ellas representaban a Ranma y lo sabía muy bien.
—¿¡Pero a ti que te ocurre!? No te conozco y me dices todo esto ¿¡Buscas pelea!? —. Saotome lo sujetó de la camisa separándose de la insistente amazona. En un santiamén se posicionó frente a Ryoga y lo sujeto de la camisa de forma desafiante. La mirada de Ranma ya no era la misma.
—Chico gruñón molestar a esposo —dijo la amazona viéndolo fijamente. Ahora me parecían aún mejor el haberle borrado la memoria.
—¡Ranma no lo ataques! —dijo Akane y Ranma lo soltó.
—¿¡Por qué Akane!?
—Porque el es... él... —. Akane se quedó sin palabras y Ryoga habló.
—Soy tu amigo.
Ranma lo miró a los ojos: parecía sincero. Aquellas palabras... parecían realmente ser sinceras pero el no lo conocía, jamás lo había visto en su vida ¿Por qué sería su amigo si no recordaba siquiera su nombre?
—No te creo, yo jamas te he visto. Además... ¿Por qué me insultarias? Se supone que soy tú amigo —Respondió.
—Yo...
—A lo que a mi concierne yo no te conozco.
—Te reto a un combate.
Ranma lo miró extrañado. Aquel chico era realmente curioso. Algo le llamaba la atención pero no sabía muy bien qué era, pero lo que sí sabía es que quería aceptar ese combate.
—¡Está bien colmillitos! Tengamos un combate —dijo sonriendo y Ryoga se sonrojó. Ese idiota decía cosas vergonzosas sin siquiera pensar.
—¿¡Cómo que "colmillitos"!? Te haré pedazos Ranma —reaccionó dando inicio a un combate.
Akane solo suspiró y vio como saltaban hacia el techo del dojo pero dejó de darle importancia: tenía cosas que hacer y de seguro esos dos no tardarían en solucionarlo ahora que ya sabían como actuaba el shampoo.
Shampoo por su parte solo sonreía, su esposo estaría feliz sin recordar a ese chico molesto y gruñón.
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Era de noche y Ryoga se encontraba en el techo del dojo. Había estado toda la tarde intentando encontrar aquella frase o palabra que logre devolverle los recuerdos a Ranma sobre él, sin embargo, no la había encontrado.
El Hibiki suspiró y a su mente volvió una escena reciente.
"—¡¡Tienes la culpa de mi maldición, tienes la culpa de que no puedo estar con Akane como su prometido, tienes la culpa de no querer ayudarme con la chica misteriosa y ahora tienes la culpa de que yo no pueda estar con Aiko!!
—Si soy el culpable de todos tus problemas.... deberías alejarte de mi ".
El remordimiento se apoderó de él en cuestión de segundos. Era algo inevitable... no podía negar que actuó de forma impulsiva e hiriente y, como si fuera obra del destino, ahora Ranma de alejaba de él.
Genial, el destino le había jugado una mala pasada y ahora esta obteniendo de su propio merecido.
Era un cobarde que no había podido corresponder los sentimientos de Aiko y había culpado a Ranma de ello. Era su culpa, no la de Ranma, pero tampoco es como si fuera fácil de aceptar, es decir... ¿Por qué lo había involucrado desde un inicio? ¿Por haber bailado con él en el baile de mascaras? Se supone que era un estúpido baile y ya.
El no había sentido como el mundo había dejado de existir a su al rededor. El jamás se hundió en un mundo paparalelo en el que estaban ellos dos.
El jamás de lo jamases pensó en Ranma como alguien atractivo en ambas formas.
Y definitivamente nunca, en toda su vida, en el mundo de nunca jamás... admitiría que tenía miedo de perderle y que el simple hecho de considerarlo le estrujado el corazón.
Ranma era un idiota, no era mas que eso.
—¿Interrumpo? —escuchó y salió de sus pensamientos.
—¿Qué ocurre? ¿Qué haces aquí?
—Es que yo...
Ranma había cenado con los Tendo. Aquel chico extraño no había querido comer con ellos y eso le había llamado la atencion. Fue cuando quizo ir a dormir que un pensamiento lo atormentó ¿Por qué? ¿Por qué tenía la necesidad de verlo? Y eso fue lo que lo llevaba ahí, sin saber muy bien que decir pero viéndolo fijamente como si lo supiera.
—¿Y bien? —insistió Ryoga.
—¿Quién eres?
Y allí iba nuevamente la pregunta que hacía a Ryoga sentirse diminuto e insignificante para aquel chico delante suyo.
—Soy Ryoga, Ryoga Hibiki —Contestó.
—Ry-Ryoga... tú nombre me parece familiar —dijo acercándose acercándose hasta él y sentandose.
Ryoga sonrió, no sabía muy bien qué decir.
—Oye... Ryoga —. Le llamó el chico de la trenza. —Pareces conocerme...
—Te conozco desde que íbamos al mismo colegio de niños Ranma —habló sin mirarle—. Vestiamos un uniforme negro y robabas cada uno de los sandwiches que daban a la hora del almuerzo. Caminaban siempre con las manos en los bolsillos como si fueras superior a los demás. Sonreías de forma molesta como aún lo haces y eras bueno en el combate y aun lo sigues siendo. Eras mi más grande rival.
—¿Y lo sigo siendo?
—Solo a veces.
Ranma estaba algo consternado pero interesado en Ryoga. Era extraño, ese chico era algo... cercano.
—Cuéntame más —dijo mirándolo curioso.
Ryoga levantó la mirada y vio a Ranma mirándolo expectante, como un niño cuando está a punto de escuchar una buena historia. Sonrió por ello.
—Un día te cité para un combate y no fuiste, te habías ido de entrenamiento a China con tu padre y yo claramente me enojé contigo —. Contó, saltándose la parte en la que el se había perdido y había llegado un tanto tarde al encuentro. —Te seguí incansablemente hasta China y tras una serie de eventos que es mejor olvidar, caí al estanque maldito de Jusenkyo.
—¿¡Qué!? Espera, no puede ser ¿¡Tú también!? No me digas que por seguirme tu has... por mi culpa tu...
—No fue por tú culpa. Solo yo fui el causante de mi maldición. Si no te hubiera seguido y no me hubiera obsesionado contigo como para seguirte hasta China esto jamas hubiera pasado —. La voz de Ryoga era calmada. Sus gestos denotaban calidez.
Algo había cambiado en el Hibiki.
—Pero...
—Eso ya no importa ¡Lo que sigue es lo mejor! —continuó—. Te volví mi rival de combates y luchamos por el amor de Akane.
—¿¡De Akane!? Estas hablando estupideces. Ya no te creo nada —dijo exaltado.
—Pero es verdad, yo estaba molesto contigo porque eres el prometido de Akane —habló—. Además de que eres muy buen artista marcial, el mejor al que me he enfrentado hasta la fecha —confesaba. Era extraño, sentía como podía liberarse ante él y contarle lo que fuese.
—Tú también eres fuerte. Demasiado a decir verdad —. Ranma se acostó en el techo mientras observaba las estrellas y escuchaba el relato del contrario. Le gustaba escucharlo.
—Supongo que... gracias —dijo—. La primera vez que nos vimos tuvimos una gran pelea pero con un final algo complicado.
—¿A qué te refieres?
—Una de mis bandanas le corto el cabello a Akane y ambos obtuvimos una gran golpiza. Créeme, realmente nos dolió el enojo de Akane —río al recordarlo.
Ranma escuchó la risa del contrario y sonrió también.
—Ryoga dime ¿Somos amigos? .
El colmilludo dejó de reír.
Amigos... no sabía si podían definirse como amigos.
—Supongo que a veces.
—¿Cómo es que a veces somos rivales y a veces somos amigos Ryoga? —. Ranma comenzó a reirse. El contrario era gracioso y algo distraído.
La risa de Ranma llegó a los oídos del Hibiki e inevitablemente se quedó embelesado. "Amigos" no era una palabra para ellos.
—Créeme que nuestra relación es difícil de definir —. Ese comentario por demás honesto hizo que sus mejillas se tiñeran de carmín y recibiera una mirada de parte del pelinegro que había dejado de reír. —¡Es decir! Somos amigos claro ja ja ja pero últimamente han pasado cosas ... ya sabes con la chica misteriosa, Aiko y bueno yo...
Ranma se sujetó la cabeza y comenzó a emitir quejidos.
Había reaccionado... algo de lo que había dicho había hecho efecto.
—¡Agh! ¿Qué me pasa? —murmuraba sujetándose la cabeza y sintiéndose algo mareado.
—Al parecer reaccionas con Aiko...
Ranma volvió a la normalidad con la respiración algo alterada.
—Pero... ¿Por qué? O es que... ¡Chica misteriosa! —gritó viendo como no volvía a surgir el mismo efecto en él.
No había resultados. Había sido una falsa esperanza pasajera que le había devuelto la alegría por un instante y que había durado lo que una estrella fugaz dura en el cielo nocturno. La realidad azotó nuevamente a Ryoga y algo en el se sintió perdido.
"—Si soy el culpable de todos tus problemas.... deberías alejarte de mi"
Una vez más... nuevamente... como si fuera un estúpido bucle. El eco de su voz lo atormentaba más de lo que quería y la pregunta que salía a la luz era "¿Por qué?"
—Recuerdame Ranma... por favor...
Ranma se levantó rápidamente tras recuperarse y miró a Ryoga ¿Qué estaba sucediendo?
—Yo... no sé quien eres y solo... me voy a dormir —dijo huyendo a su habitación. Sus ojos reflejaban confusión por lo vivido y su corazón parecía latir con más fuerza que la habitual.
Ryoga se quedó estático viendo como el pelinegro se esfumaba del lugar. Apretó el puño con enojo contenido: se sentía impotente. Quería gritar, quería ser positivo ante la situación, quería actuar con normalidad, quería realmente que no le importara tanto pero...
—Por favor Ranma recuerdame... recuerdame... eres... eres importante para mi —habló para si mismo recordado fugazmente la primera vez que se conocieron y como había admirado siempre su fuerza.
Cuando estaba en el colegio Ranma no era muy bueno con las asignaturas, sin embargo, cuando de trataba de educación física él era el mejor. Jugaban competencias entre ellos y constantemente se retaban a duelos. Aún recordaba lo feliz que se sentía al ser mejor que él en las otras materias pero a Ranma eso nunca le importó. El tarado siempre había escrito mal algunas palabras como "idiota" y demás.
Ahora que lo pensaba todo eso se le hacía familiar pero... de seguro estaba cansado y lo menor seria irse a dormir.
Mañana encontraría la manera de solucionar todo.
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—Ryoga al parecer la chica misteriosa te ha mandado otra flor —dijo Kasumi mientras le entregaba la nota amarilla con una flor naranja—. Es un gladiolo, creo que significa la sinceridad.
Ryoga miró la nota que decía:
"Me gusta que eres sincero y gentil"
—Hola ¿Qué hay de desayu-
Ranma ingresó a la habitación fregandose el ojo, recibe se despertaba y todos parecían estar mirando algo con gran interés. Dirigió su mirada a Ryoga: sostenía una flor y una nota.
—¿¡Ranma que ocurre!? —escuchó.
Su cabeza comenzó a doler y todo a su al rededor parecía girar. De repente recuerdos vinieron a su mente pero no sabía de que se trataba. Había voces y escena sueltas que no lograba comprender.
Kasumi le acerco un vaso de agua y logró relajarse.
Ryoga lo miró. No entendía que era lo que desencadenaba la relación en Ranma ¿La chica misteriosa generaba ese efecto? ¿O acaso eran las flores? Él... no lo sabía.
—Ranma ¿estas bien? Debemos ir a la escuela pero solo si tu me dices que te sientes mejor —dijo Akane sosteniendo el hombro de su prometido. Al parecer las reacciones que tenía Ranma eran mucho más fuertes que las que ella había tenido tras ser afectada por el mismo shampoo.
—Si yo... estoy bien, fue algo momentáneo. Vamos a la escuela que llegamos tarde. Solo déjame tomar algo para el camino —dijo tomando una tostada y yendo hacia la salida.
—¿Estará bien? —preguntó Soun.
—Mí hijo es fuerte, quizás tuvo dolor de cabeza y ya —comentó Genma restandole importancia.
—Quizás debamos ir con el doctor Tofú —Sugirió Kasumi.
—No lo creo... él reaccionó así ante las flores Kasumi... quizás esa sea la solución —supuso Ryoga mirando la flor naranja y dejándola en el nuevo florero junto a las demás. —Kasumi, necesito tú ayuda.
La chica lo miró curiosa y se dispuso a escuchar la petición de un muy sonrojado Ryoga que la miraba nervioso.
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—Ho-Hola Aiko...
—Ryoga... no pensé que te vería tan pronto —confesó mientras de quitaba tierra del rostro. Estaba acomodando algunas cosas en el negocio y quizás un poco de tierra le había caído encima.
—Es que...
No tenía ni remota idea de lo que hacía. Estaba absolutamente demente si pensaba que algo así podría ayudar a Ranma, pero debía intentarlo aunque el simple hecho de pensarlo le hacía querer emprender un viaje a algún lugar muy lejano.
—¿Vienes por lo de la chica de las flores? ¿Has traído la flor o...
—No es eso Aiko... yo quiero... —. Ryoga entre nerviosismo y explicaciones absurdas logró hacer que la chica entienda su petición y ella río.
—Ya veo... esta bien, espérame.
Y Ryoga en ese mismo momento recuperó el aliento.
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—¿Qué te ocurre? —preguntó Akane viendo al chico que se hallaba algo disperso.
—Nada... solo estoy algo distraído esta mañana.
—Has mandado a volar a Kuno y casi te castigan por ello —habló.
—Lo sé.
—Has huido de Ukyo y Shampoo cuando vinieron a entregarte comida.
—Si.
—El profesor te hizo una pregunta y no reaccionabas.
—Mmm...
—En educación física te golpearon con un balón en la cara.
—¡Bien Akane! Ya entendí, estoy distraído y no sé qué me ocurre ¿Estás contenta? —reaccionó tomando sus cuadernos dispuesto a guardar sus cosas e irse al dojo: las clases habían acabado pero Akane lo había retenido en su asiento con una lluvia de preguntas.
—¡No pienses que no notó que estas asi por Ryoga! Deberías ser sincero y decir lo que sientes.
—No se a que te refieres, yo no lo conozco —dijo— ¿Sabes? Ayer a la noche me dijo un montón de cosas extrañas, como que fuimos compañeros de colegio e incluso rivales ¡¡El pobre está chiflado Akane!! Si eso hubiera pasado lo recordaría ¿No lo crees? Ja ja pobre tipo —habló caminando hacia la salida. Intentaba hablar de forma confiada cuando en toda la mañana no había dejado de pensar en cada palabra que le había dicho.
—Bien, si tú lo dices... —. Akane suspiró: ella sabía que Ranma le mentía pero no es como si pudieras hacer demasiado estando en esa situación.
Akane confiaba en que Ryoga encontraría el detonante para recuperar los recuerdos de Ranma
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—¿Estas seguro de esto Ryoga?
—Lo estoy.
—Si tú lo dices... ahora ve antes de que lleguen.
—Si.
La puerta no tardó en abrirse.
—¡Ya llegamos! —dijo la peliazul quitandose los zapatos. Ambos no tardaron en ingresar y saludar Genma y Soun que jugaban una partida de Shogi y a Kasumi que preparaba té.
Ranma iba a entrenar para despejar su cabeza cuando la mayor de las hermanas Tendo se acercó hasta él y le susurró:
—Ryoga quiere hablar contigo, ve al techo y se sigiloso.
El chico la miró con incertidumbre en los ojos ¿Era un secreto? ¿Por qué debía ir? Todo eso era tan... agh, simplemente iría ¿a quién engañaba? Tenía curiosidad de ver de que se trataba todo ese asunto con el desconocido.
Akane camino hasta su habitación dispuesta a dejar su bolso escolar y fue el momento en el que, aprovechando el hecho de que su padre y Soun parecían muy distraídos con el juego, saltó hasta el techo y lo vio.
Su cabello se mecía con el viento y el sol iluminaba su rostro. El color naranja invadía la escena y el contrario volteó a mirarlo. Sus mejillas, algo teñidas de carmín contrastaban con su mirada algo seria y determinada.
Ranma se acercó aún más a él y estando a una distancia prudente pregunto:
—¿Qué quieres? Kasumi me ha dicho que...
Enmudeció. Su corazón comenzó a latir desesperadamente. Sus ojos se iluminaron y su boca se abrió por el asombro.
Delante de él, Ryoga sostenía un ramo con pequeñas flores de color azul. Estas reposaban sobre un papel de color violeta intenso, que realzaba su belleza. El papel, ligeramente arrugado, junto a las pequeñas flores era un conjunto encantador, sutil y bello, pero ¿Qué hacía Ryoga sosteniendo un ramo de flores?
Cabizbajo y con los brazos estirados en dirección de Ranma, tragó saliva. Casi al instante el chico de la trenza sintió electricidad recorrerle el cuerpo: ya conocía esa sensación.
Ryoga alzó la mirada y vio como surgía efecto.
—Son para tí.
Ranma le miró mientras se sujetaba la cabeza ¿Qué pretendía aquel idiota?
—Y esto también, fenómeno.
Era una nota amarilla con dibujos que decia:
"No eres un problema, Ranma"
Corto, simple y directo. Ranma comenzó a emitir quejidos aún más fuertes y cuando Ryoga quizo acercarse Ranma ordenó mantener la distancia. Los recuerdos invadieron su mente y su cabeza parecía querer estallar.
—¡Quédate ahí! ¿¡Por qué haces esto!?
—¡Por qué creí que funcionaria! Creí que si tú... agh... ¡Maldición fue inútil!
—¿Por qué un ramo Ryoga?
—No lo sé, parecías reaccionar a las flores y yo... no tuve mejor idea —explico—. Maldicion soy un estúpido.
Ambos se sumergieron en un breve silencio. Ranma se puso de pie y Ryoga creyó que se marcharía de allí pero, al contrario de lo que creyó, se acercó.
Se acercó tanto que el Hibiki creyó que lo besaría pero este le sonrió.
—Al parecer soy importante para tí, P-chan.
—Si lo eres... espera... ¿Qué?
—Ya te recuerdo, Ryoga —sonrió estando a centímetros de su rostro y Ryoga sintió como si el sol no fuese el único en emitir luz en ese momento.
—¡No te burles fenómeno!
—Así que no soy un problema ¿Eh?
—¡Claro que lo eres! —dijo— solo a veces... —agregó.
Ryoga suspiró y le arrojó el ramo. Ranma lo atrapó y le miró fijamente sonriendo.
Ryoga se esfumó y Ranma se quedó allí. Mierda ¿Qué le pasaba? Sentía que su corazón quería escapar de su pecho. Se sentía... feliz.
No tardó mucho tiempo en bajar.
—Ranma —dijo Akane viéndolo ingresar con el ramo de flores. —¿Y eso?
—Flores, me las ha dado una viejita que pasaba por ahí ¿Curioso, verdad? —se excusó rápidamente y Ryoga, que espiaba todo detrás de un arbusto dio una pequeña risa.
—¡Oh que bellas! Esas flores son comúnmente conocidas como "no me olvides". Significa la memoria, el recuerdo, la fidelidad y el amor eterno entre otras cosas —comentó Kasumi quien últimamente estaba aprendiendo bastante sobre flores gracias a un libro que le había prestado el doctor Tofú.
Ryoga, oculto detrás del arbusto, se sonrojó. Maldición... no sabía eso del amor eterno... era un completo imbécil.
—¿Y Ryoga? —cambió de tema Akane.
—¿No está aquí?
—Al parecer ya lo reconoces —dijo Nabiki recagandose contra la pared y escuchando la conversación.
—Si, ya lo recuerdo —contestó simple. No daría mayores detalles.
—Ranma, la ducha ya está lista, si quieres puedes ir —comentó Kasumi
Ranma se dirigió a buscar ropa limpia dispuesto a bañarse. Nabiki no tardó en marcharse a su habitación y Ryoga, por su parte, tomó su mochila y su paraguas y decidió que era momento de emprender un viaje: debía pensar sobre varias cosas.
O, más bien, en alguien en particular...
Ranma se estaba volviendo el tema recurrente en su cabeza, la persona que alborotaba sus sentimientos y aquel cuya sonrisa se comparaba con el sol.
Cuando miro hacia un costado se encontró con la florería de Aiko y decidió pasar a agradecer por las flores.
—¡Hola de nuevo Ryoga!
—Hola Aiko, pasaba para agradecerte por las flores.
—No hay de qué.
Ryoga miró a la chica dispuesto a hablar.
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—Oye Akane.
—¿Qué sucede Kasumi?
—¿Por qué lo haces?
—¿A qué te refieres?
—Akane.
Akane se apretó el puño y miró a Kasumi.
Hacía tiempo Ranma actuaba extraño y no sabía el por qué. Cuando vio a Ryoga bailar con esa pelirroja tuvo una sospecha, un pensamiento de lo más inimaginable se hizo presente. Luego, tras ver la reacción del chico ante las flores y las notas de la nueva chica misteriosa algo en ella se alertó.
Y ahora esto, Ranma y Ryoga en el techo con este último entregándole un ramo de flores.
—Al parecer lo has descubierto.
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—Gla-glabiola
—¿Glabiola?
—Una flor naranja —aclaró Ryoga intentado hacer memoria.
—¡Aaah, te refieres al gladiolo! —adivinó— pero...
—¿Pero qué?
—Oye Ryoga... la última persona que compró esa flor fue Akane Tendo, tú amiga.
El mundo de Ryoga se nubló ¿Qué estaba... ocurriendo?
Akane Tendo era la chica misteriosa. La prometida de Ranma era quien le enviaba flores... ¿Qué haría ahora?
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Hola!! Feliz navidad atrasada :3
¿Cómo están? ¿Qué se cuentan?
Me atrase con el capítulo porque no estuve con mucho tiempo para escribir pero a
Lo prometido es deuda y yo acá vengo con dos capítulos :D♡
¿Qué piensan que va a pasar? ¿Cómo va a reaccionar Ryoga ante esto? ¿Y Ranma? ¿Y Akane? Chan chan chan VIVA EL DRAMA Y EL HELADO MUAJAJA \>:D/
Los quiero MUCHISISISIMO <3
—Lio ☆
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