A tus ojos
Ojalá nunca te hubiera visto,
pues real escarmiento a mis sentidos
fuiste eternamente en mis ojos.
Esas perlas nacaradas, frescas,
cuyo reflejo todo aniquilaba
del sol carente de tu brillo;
dos cristales como espejos
derramaban buena luz.
Me mirabas y te veías,
y pedías la oscuridad
por no tenerme como es normal
(pues recuerda que mi cara
se escondía de tu ardor).
Entonces, como eras noble,
decidiste hasta quitártelos,
sino resolvíamos do milagro
de vernos sin dañarnos.
Mi tierna, mi tierna lámpara
nunca tú me hiciste daño,
mas fue mi mala constitución
que no te hacía sombra.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro