A ti
Desmayé enteramente
y me caí horriblemen...
Sentí la sangre sobre la tierra
y cegaron mis ambos ojos.
No podía creer lo que dijeron,
y salí a confirmarlo,
pero entonces tu presencia
me asaltó el contentamiento.
Te besabas con mi amigo,
lo domabas como al niño
que merecía sus castigos.
El fin, el fin me dio,
aquí, aquí calló.
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