Cinco angélicas
Ya había pasado una semana del incidente de las flores, y nada más había sucedido.
Blom bajó las escaleras para dirigirse a la cafetería; ya los pasillos estaban vacíos, todos estaban en el comedor.
Se acercó a su casillero, sacó dinero para el almuerzo y se fue.
Cuando regresó a la hora de la salida para buscar sus cosas un pequeño ramo se encontraba en el interior de su casillero, otra vez atado con un listón rojo.
Las tomó rápido, y se fue a casa.
Una vez ahí, dejó las flores en un vaso con agua y tomó el listón.
"Tus ojos marrones son tan lindos, la manera en la que miras hacia la ventana hace que mi corazón de un vuelco, ojalá me miraras a mi de la misma manera".
Blom se sonrojó esta vez, sí, tenía los ojos marrones, pero, casi todos los tienen marrones, ¿no?
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