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Prometeme que te quedarás.

Siempre.

¿Me protegeras?

Daría por ti mi vida entera, ya no sufras, estaré aquí para siempre.

Caminaban por aquella calle sin saber en realidad a dónde ir, Ángelo apenas había vuelto de Letonia y luego de aquella espantosa llamada decidieron salir a tomar un poco de aire, la tarde era gélida, era helada y hacia frio, como de costumbre, como siempre, como cada invierno, se detuvieron por un momento debajo del ancho arco que unía las grandes y gruesas torres del Viru Gete, cuyas piedras yacían cubiertas de nieve, protegiendo, como un caballero protege a su dama, las delicadas flores que se abrían en la enredadera, ahora escarchada, que subía por aquellas rocas, era tarde y hacia frio, sus mejillas enrojecidas a causa del ambiente solo les daba un aspecto inocente, aunque ninguno de los dos lo fuese.

Siempre creyó que todo iba a ir bien, que jamás volvería a sentir miedo pero se equivocó, se equivocó como se equivoca un pequeño que recién comienza a caminar, se equivocó como un extranjero en un inmenso país del cual solo conoce su nombre, se equivocó y se reprochaba por ello, aunque de manera silenciosa, dentro de su mente, debieron irse antes de que ellos lo encontraran de nuevo, quizá debió volver, con todo y Ángelo, a su hermosa Suecia o quizá se hubiese ido con él a Italia, a España, a Letonia o a un lugar donde los recuerdos tortuosos de su pasado no lo atormentaran pero ahora...

Ahora era demasiado tarde, demasiado tarde para querer paz, la guerra que no quería se había desatado y ya no había marcha atrás.

—Afrodita — el hermoso acento italiano que tanto amaba lo sacó de sus pensamientos — ¿Qué sucede, il mio amore? — preguntó tomando su mano con delicadeza, dejando en ella un suave beso.

—Nada, es solo que... — se detuvo un poco y suspiró — tengo ganas de irme de este lugar, de volver a empezar en otro país, en otra ciudad, contigo por supuesto pero... — bajo la mirada y se mordió el labio inferior, si, quería salir, huir, deshacerse de esos dos de nuevo sin embargo tampoco quería quedar como un cobarde, ya no era el mismo, eso está claro, no obstante, su conciencia no cooperaba con sus deseos.

—Dime a dónde quieres ir y en este mismo instante nos vamos — aprisionó suavemente sus mejillas con ambas manos, le miro a los ojos, esos ojos celestes que ahora parecían tan blancos como la nieve fría que caía sin parar desde el cielo chocando con la tela de sus abrigos.

Le sonrió dulcemente, sus bellos ojos se llenaron de lágrimas y no pudo contener las ganas de querer besarlo, por eso y por más era que lo amaba, había llegado a su vid una noche gélida de invierno, lo había salvado no solo de esos dos gemelos sin escrúpulos, sino también de él mismo, de sus inseguridades, de su timidez, de su imaginaria falta de masculinidad, de todo cuanto alguna vez le hizo caer.

—En este momento solo quiero ir a casa — dijo casi en un susurro lo suficiente audible para que Ángelo cumpliera su deseo.

No dijo ninguna otra palabra, solo dieron la vuelta y volvieron sobre sus pasos a su hogar, la tormenta se había hecho más fuerte y los copos de nieve crecieron, el viento era más frio y su ruidoso caminar escarchaba aun más aquellas pálidas flores que parecen amar la rudeza con la que les acaricia, esas flores rosa pastel que adoran el gélido viento se parecen a ese muchacho que ahora camina de la mano de su pareja, se parecen a él porque son delicadas como aquella aterciopelada piel que yace sonrojada, se parecen a él porque encuentran paz y amor en la rudeza de un ser que espera impaciente la próxima tormenta para decirle de manera silenciosa cuanto le ama y cuanto teme perderle, se parecen a él porque son tan bellas, tan sublimes, tan simples, tan magnificas y tan únicas que han decidido quedarse ahí, aunque el destino no sea bueno.

La perilla de la puerta se ve girada y aquellos dos amantes entran de nuevo, los abrigos nevados son depositados en la entrada y los zapatos sobran y la chispeante madera en la chimenea apenas hace presencia, no hay nada más que ellos dos, el mundo exterior ha desaparecido, se ha ido lejos o quizá sigue ahí, silencioso como nunca antes, sin percatarse que ahora las manos de aquel italiano recorren la espalda de aquel delicado sueco; el mundo sigue su curso, como siempre, ajeno a los besos repartidos en aquel rostro de porcelana; ahí está, como siempre, ignorando como los dedos blanquecinos de Afrodita se enredan en la platinada melena de aquel que ahora se empeña por devorar todo de él, que su único objetivo en ese instante no es más que quitar el mal recuerdo de su amada flor de invierno. 

Y los dioses, que les han enseñado a amar, se ruborizan al ver que el fuego que yace en la chimenea y que cripta a cada instante se ve opacado por el carmín que pinta aquellas mejillas que arden en un furioso sonrojo; aquel fuego que se apaga de a poco solo es un distractor, un distractor que le dice al mundo que nada pasa y que si pasa no importa, y que si importa no es su asunto y si acaso lo fuese no deberían intervenir puesto que aquella osadía significaría el fin de la melodiosa canción que ha salido de aquellos rosados labios cuyo delirio yace ahora probando cada centímetro de su piel.

Los minutos pasan y el reloj lo sabe bien, su tic tac no cesa ni un segundo, todo ha vuelto a su lugar, nada y todo ha pasado ahí, sin embargo, ese asunto no nos corresponde ni a ti, ni a mí, ni a nadie que este fuera de los pensamientos de aquel par de amantes que duermen en la alfombra cerca del chispeante fuego, abrazados, unidos el uno al otro, con la respiración tranquila y la mente en el mundo de los sueños, el frio afuera sigue y el calor dentro de aquella casa es palpable, toda la paz que ahora reina en el ambiente se ve interrumpida por un par de golpes en la puerta principal, los orbes rojo carmín se abren, se levanta y se dispone a abrir, la perilla de la puerta gira y ahí, de pie, los recuerdos de aquella fría noche y de aquella mañana lo hacen enfurecer...


🦀🌹
Hola criaturas bellas, ¿Cómo se encuentran hoy? 

Yo queriendo irme de una vez al inframundo, la otra semana comienzan mis evaluaciones así que, no les prometo publicar temprano como hoy, quizá se atrasen los capítulos uno o dos días, pero de que hay actualización, hay actualización. 

Cuídense y nos leemos 

Dan R

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