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¿Cuánto estarías dispuesto a esperar por mí?

Esperé 20 años de mi vida para concerté, y si te fueras, esperaría lo que fuera necesario.

La calle empedrada albergaba entre aquellas paredes un sinfín de historias: de guerra, de conquista y libertad, de armas, de caballeros y militares, de muerte y de época de peste, de un sinfín de tragedias que marcaron a Estonia, pero pese a ello, esa mañana en particular, aquellas rocas en el suelo relucían, quizá porque también albergaban un par de historias de amor, unas cuantas que al contarlas los corazones se alegraban, y de hecho, estoy por contarte una de ellas, quizá no sea la más hermosa o perfecta pero vamos, ni el amor ni la vida son perfectos, si no, ¿Dónde estaría lo emocionante?.

Debajo de la enredadera que crecía cada día más y que subía por las gruesas torres del Viru Gate*, un joven esperaba a que su amado llegase como todas las mañanas, llevaban apenas un par de meses siendo pareja y un poco más de un año conociéndose; la espalda de aquel chico chocaba con las hojas de aquella planta, mientras los esparcidos botones que recién florecían le daban un aspecto angelical, su largo y sedoso cabello azul celeste combinaba a la perfección con el cielo o al menos eso era lo que su pareja le decía a menudo, sonrió solo al acordarse de él y de todas las cosas que hacía por poner en sus labios una sonrisa.

 Del otro lado de la calle, un joven albino corría como lo hace quien escapa de un peligro y aunque así pareciera, Ángelo no escapaba de nadie, más bien, corría para llegar a tiempo, se le había hecho tarde por culpa del odioso despertador que no hizo su trabajo y no se perdonaría si dejaba plantado a su amado, un poco más y llegaba al lugar acordado, solo esperaba que no le recibiera con una cachetada o algo peor, nunca se le había hecho tarde o al menos no tanto, lo vió a la distancia, sonrió y acelero el paso, cuando hubo estado lo suficientemente cerca se lanzó a abrazarlo.

— ¿Esperaste mucho, Mon Amour*? — preguntó tratando de tomar aire y de estabilizar su respiración.

Solamente negó con la cabeza, le dio un pequeño beso en la mejilla y correspondió al abrazo, Ángelo estiro una de sus manos hasta alcanzar una de las flores que había en la enredadera para colocársela en el cabello sin que se diera cuenta, un par de segundos despues sus manos se entrelazaron y comenzaron a caminar por aquella calle que a simple vista parecía terminar pero que, para ellos era simplemente e irrealmente infinita, mientras sus pies avanzaba, el albino le relataba a Afrodita su pequeña odisea, desde que el jodido despertador no sonó y en venganza lo había aventado contra la pared, hasta la caída que tuvo un par de calles antes ante la mirada de cientos de personas, el menor se aguantaba la risa, ese tonto que amaba era a veces un exagerado. 

Así pasaban las horas, los días y los meses, las hermosas primaveras, los calurosos veranos, los secos otoños y los fríos inviernos, las discusiones que terminaban en risas, las noches llenas de besos que terminaban despertando a los vecinos, las tardes en la playa o en algún café, las mañanas con las puestas de sol o con caricias románticas; pronto, aquella pareja, que a la vista de los demás, era demasiado dispareja, pasaban, todo el tiempo juntos y de un momento a otro, más específicamente, un año despues, decidieron vivir juntos, el despertador ya no tenía por qué aguantar los golpes de Ángelo y Afrodita ya no tendría que esperar por él; todo fue tan repentino que su mejor amigo ni siquiera se lo esperó, pero eso no importaba, su nueva casa estaba a frente a una de las gruesas torres del Viru Gate, donde a menudo se encontraban, donde tal parecía que aquellas flores solo florecían una vez al año o al menos, estaban más hermosas cuando el aire gélido las movía de manera violenta.

Ahora, los rayos plateados de la luna se colaban entre las cortinas de aquella habitación, donde un par de ojos celestes observaban el estrellado cielo nocturno, acariciando los albinos cabellos de su amado que yacía dormido con la cabeza apoyada en sus piernas, pronto, quizá en un par de días, Ángelo saldría de la ciudad y él, se quedaría ahí, esperando por él, dejando la ventana abierta por si una paloma mensajera deseaba entrar, admirando desde su ventana como aquellas bonitas flores abrían sus botones con los primeros rayos del sol, haciendo un sinfín de cosas para matar el tiempo y cuando él llegara, seguro lanzarse a sus brazos y preparar para él su platillo favorito, aunque fuese un gran desastre en la cocina. 

Poco a poco, el sueño hizo que sus ojos se sintieran pesados, entonces sucumbió ante los encantos de este y se quedó dormido, teniendo aun los dedos enredados entre los finos cabellos de Ángelo; el mayor despertó cerca de las tres de la mañana, abrazado a una de las piernas de Afrodita y casi por costumbre volteó buscándole, sonriendo como un tonto al ver su rostro calmado e inmerso en su sueño, le acomodó en la cama con la esperanza de que al amanecer no le doliera el cuello, luego se acurruco a su lado y volvió a dormir.

El cielo en Estonia nunca había estado tandespejado como aquella noche, más bien, era la primera en muchos años que erade esa manera, quizá solo era una coincidencia y nada más pero aquí, nadiepuede saberlo con certeza, lo que si podemos saber es que aquel par demuchachos que ahora dormían abrazados el uno al otro, se aman y se amarán comola tierra ama la lluvia, como la arena al mar, como el fuego a la hoguera, comolas flores a su raíz, con todo y sus tonterías, con todo y sus defectos, porqueasí es aquello que llaman amor.

🦀🌹
he aquí el primer cap. 

*Viru Gate, es un monumento o algo parecido a eso, ubicado en la capital de Estonia, sirvió como base militar y refugio, además como fortaleza en la época de las guerras.

Dan R

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