Nuevamente en casa
Podrán cortar las flores, pero jamás terminaran con la primavera-Ernesto "Che" Guevara ☭
Yo y Kirito estábamos acostados tras acabar la cena con la familia de Eugeo, en donde se anunció algo así como que ellos dos iban a "casarse". No recuerdo bien la palabra, ya que también usaron la palabra "matrimonio".
Pensé que ya sabía muchas cosas de este mundo, pero la verdad es que aún me falta mucho por aprender. Eso es justificable, llevo semana y media de haber llegado a este mundo sin saber cómo lo hice, y apenas se poco de él. Eugeo, Tieze y Kirito ya llevan casi veinte años aquí y no saben nada al igual que yo, es como un círculo vicioso, desconocemos un mundo que creemos ya conquistado; sin embargo quedan muchos huecos sin explicarse.
Aquel día había sido muy alocado: primero los dos mejores amigos de la infancia trataron de matarse durante la madrugada, después Kirito y yo hicimos el amor, al despertar visitamos la iglesia para encontrarnos a la chica que tanto daño le había hecho a Eugeo; regresamos a la sierra para visitar a los padres de Eugeo, dándoles la noticia que él y Tieze se iban a casar, que sigo sin entender cuál es el significado de esa palabra, escuchamos un pequeño concierto de guitarras y al final nos paramos a dormir...vaya día.
Nuevamente me encuentro en el bosque de la sierra, estoy desnuda y no tengo ropa, Kirito me saluda con su mano para desvanecerse, convirtiéndose en mariposas amarillas que se van junto con el viento.
Grité lo más fuerte que pude, pidiéndole que no se fuera, no quería que se fuera, yo quiero estar con Kirito.
Tengo miedo otra vez, hacía tiempo no sentía miedo, pero es horrible, quiero que él este conmigo nuevamente, trato de alcanzarlo pero no puedo, las mariposas vuelan mucho más alto de lo que yo puedo saltar.
De un momento a otro me encontraba en la cama de la cabaña roja, respirando agitadamente. No puedo soportarlo, me solté a llorar. Kirito se fue y no sé dónde pueda estar.
Unos pasos se escuchan desde el baño, milagrosamente él salió para correr hacía mí.
-¡Alice! ¡¿Qué te pasa, estas bien?! –Me preguntó.
-¡Pensé que te habías ido! –Le grité, abrazándolo con todas mis fuerzas, llorando en su hombro.
-M-me estás lastimando... -Susurró, pero yo no quería dejar de abrazarlo, no podía.
-¡Nunca me abandones Kirito, quiero que te quedes conmigo, por favor!
-¿Qué te pasó? Estoy preocupado.
Le conté lo que sucedió, todo lo que yo vi con mis propios ojos, verlo hecho en esas mariposas amarillas que se marcharon junto con la brisa de aquel día, dejándome sola en aquel lugar.
Él me miró, sonriéndome. Puso su mano en mi cabeza para revolver un poco mi cabello.
-¿No te había dicho ya que eso que pasa se llaman sueños? –Me preguntó Kirito.
-Lo dijiste la primera vez que despertamos juntos...fue al día siguiente de que nos encontramos.
-Por supuesto, recuerdo que dijiste algo así de que yo era "tu igual". No lo creo tan así, pero somos similares en cierta manera.
-En cierta manera...Kirito, tengo una pregunta que quiero hacerte. ¿Qué significa "casarse"?
-Si mis clases de derecho no me fallan, significa un lazo invisible de unión que une a dos personas.
-Creo entonces que quiero casarme contigo, Kirito.
Vi como él abría los ojos de sorpresa y se sonrojaba abiertamente, poniendo una expresión de incredulidad y asombro. Yo simplemente solté una risita de la gracia que me causaba verlo así, para mí es muy tierno.
-Ta-tal vez te sucede lo mismo que con lo del amor, no sabes muy bien que significa. –Me dijo, poniéndose la mano en la nuca, aun sonrojado.
Siento que quiero estar con Kirito toda la vida, todo el tiempo que yo pueda estar con él lo quiero en verdad, y por ello no quiero que se aparte de mi lado.
Era la primera vez que Eugeo y yo dormíamos juntos como comprometidos, dormidos y abrazados, algo que nunca antes había pasado; sin duda eso me hace sentir mucha emoción y eso provoca que me enamore un poco más de él, aunque creí que eso ya no podía ser posible.
Sigo sin acostumbrarme a verlo con el labio inflamado, el doctor dijo que en una semana se le pasaría todo rastro de la pelea que tuvo...aunque lo único malo es que la persona que le lastimó el labio fui yo.
Cosas así no pasan muchas veces en la vida, verlo golpeándose frente a mis ojos fue lo más horrible que he presenciado en mi vida, no me gustaría volver a verlo pelear...pero lo malo es que Eugeo es así, siempre pelea cuando trata de defender lo que piensa correcto.
Defendió a capa y espada algo que él creyó correcto...sin saber que estaba cometiendo un gran error, curiosa ironía.
-Eugeo, despierta. Tienes que abrir la carpintería.
-Ya voy, amor. –Me sonrojé cuando Eugeo me dijo eso, no esperaba que me llamara de forma romántica tan rápidamente, llevamos prácticamente un día de novios.
Sigo pensando que no tomé la decisión equivocada al casarme con él a pesar de jamás haber sido novios. Estoy completamente segura que estos meses solo servirán para reforzar los sentimientos que le tengo, nada más.
-Buenos días, Tieze. –Al levantarse, me dio un beso en la mejilla para después llevarse la mano al labio. –Ouch...
-Es una lástima todo esto, no podremos besarnos hasta dentro de una semana. –Suspiré con mucha desilusión.
-Esperamos casi un año, podemos esperar una semana más. –Mencionó él para levantarse de la cama, aún tenía varios moretones en el cuerpo.
-¿Qué demonios estaba pensando cuando hizo tal estupidez?
-No tengo idea...sin embargo, ¿sigues hablándome en tono formal?
-Es la costumbre. –Sonreí con cierta amargura.
Cuando ambos salimos de la habitación, los padres de Eugeo nos estaban viendo con mucha curiosidad. Me apené mucho al pensar que esperaban algo así como la primera vez que lo hacíamos por ya estar comprometidos...pero no pensaríamos en eso ni de lejos, simplemente en dormir hasta que la cama nos tirara.
-Ya teníamos preparado el desayuno, despertaron bastante tarde. –Justamente eran las once del día cuando la madre de Eugeo nos dijo eso.
-Estábamos muy agotados por lo que sucedió en esos dos días, creo que sobre todo Tieze. –Dijo él.
-Así es...
La carpintería no era muy grande, se situaba en la cochera de la casa de los padres de Eugeo, con varios maderos recargados en la pared y otros cuantos apilados en el suelo.
Los serruchos, martillos, clavos y demás cosas que Eugeo usaba para trabajar la madera estaban dentro de la casa en una mesa que él mismo había hecho.
-Oye, tenemos un pedido de cuatro sillas para mañana, nada más nos falta una. Te lo encargo porque tengo que salir de urgencia. –Le dijo uno de sus hermanos.
-Espero poder hacerlo. –Eugeo tomó las cosas para ponerse a trabajar una de las patas de la silla que ya estaba más o menos hecha. Tomó como referencia una de las sillas que estaba terminada para trabajar. –Cuando acabe con esto hay que ir al pueblo para saber las novedades, ¿te parece?
-Claro...amor.
El calor de la sierra era bastante más intenso que el de la costa, extrañaré eso de aquel lugar que me causo tantas preocupaciones y problemas, aunque al final algo bueno se pudo rescatar.
El pistolero casi me mata a golpes por usar su pistola sin su permiso...lo bueno es que no disparó, ya que seguramente me estaría lamentando en este mismo instante no solo porque me separarían de Alice a la fuerza...sino también por matar a mi mejor amigo de la infancia en un arranque de ira.
Sólo Dios sabe si Eugeo también se hubiera arrepentido, y eso justamente me hace tener ideas para un nuevo poema. Le daré a leer algunos a él y a Tieze para que me digan que les parece.
Desayunábamos en la casa azul, el pistolero se encontraba fumando y estaba sumamente atento a la radio, no dejaba de escucharla con muchísimo recelo y atención.
-Y así es como se inicia el proceso del Plebiscito para la culminación de la dictadura de Augusto Pinochet, cuyo gobierno es conocido por sus violaciones a los derechos humanos y por haberse colocado tras un golpe de estado al gobierno Marxista-Leninista de su predecesor Salvador Allende, quien había llegado al poder de forma democrática.
-Ojala no se alteren los plebiscitos para que ese asesino siga en el poder. –Mencionó el pistolero para después darle una bocanada a su cigarro.
La hija del pistolero salió de la cocina para indicarnos con una seña que entráramos, sin hacer ni el menor ruido para no interrumpir ni un solo segundo la transmisión que su padre escuchaba con atención.
-¿Qué es un plebiscito? –Me preguntó Alice.
-No sé. –Le respondí con sinceridad.
(Hasta aquí el adelanto de la semana pasada :v)
Algo olía a hierbas frescas en la cocina, cocinaban huevos revueltos a la italiana. Sinceramente mi apetito se abrió en aquel instante al tiempo en que a Alice le rugía el estómago, cosa que me hizo reír un poco.
-No sabía que había una fiera en vez de una chica en esta cocina. –Mencionó Kahona-Sama con bastante gracia en su voz. –Siéntese, ya les sirvo.
-Déjeme ayudarle, abuela. –Me adelanté, tomado las cosas para que Kahona-Sama se sentara.
-Hum, me preguntó qué hubiera pasado si me hubiera casado con tu abuelo, ahí si me dirías abuela de verdad.
Seguía sintiéndome incomodo sabiendo que Kahona-Sama y mi abuelo habían tenido sus aventurillas, era como saber que por la persona en frente yo no hubiera nacido tal y como soy ahora.
Kahona-Sama tenía un periódico en sus manos en donde también se leía lo del plebiscito de Chile, sin duda eso era noticia en todo el mundo. No obstante vi algo que llamó más mi atención.
-¿Me puede prestar un segundo el periódico? –Le pedí, a lo que ella accedió con gusto. En la contraportada del mismo se anunciaba que el Circo estaba por al pueblo. Se anunciaba como "Algo jamás antes visto".
La lista de shows era bastante grande, justamente sería el sábado. Espero que Eugeo pueda prestarme dinero para que pueda ir con Alice, y él podrá ir con Tieze, seguramente.
El boleto no era muy caro pero no se ajustaba precisamente a mi bolsillo. Seguramente al acabar la función del circo, Alice va a querer ir a otro lugar para poder trasnocharnos; y eso es algo que suena bastante divertido.
De todas formas eso no es lo que me tiene con mayor pendiente...es la carta que envié a Asuna antes de ir a la ciudad costera, si Kahona-Sama no ha ido por el correo de esos tres días tendré oportunidad en no ser descubierto.
No tengo nada que ocultar pero seguramente Alice va a malinterpretar lo que estoy haciendo...tengo la duda de si debo confesarle esto o no, es difícil.
Encontré la forma de escapar cuando Alice y yo fuimos a ver a Eugeo y a Tieze para invitarlos al circo, aprovecharía para pedirle el dinero a Eugeo y para ir por la carta de Asuna.
Sin duda estoy algo impaciente por saber que piensa Asuna de esa carta. La última vez que traté de intercambiar palabras con ella, las cosas salieron muy mal, pero ya sé cómo encubrir los problemas.
Juré no lastimar Alice...pero ojos que no ven, corazón que no siente. Técnicamente Asuna y yo ya no somos novios, creo que puedo mantener comunicación con mis amigos, aprovecharé para mandarle una carta a mi familia, que seguramente está deseosa de saber cómo van las cosas por aquí.
De lo que estoy seguro es que las cosas no me deben salir mal.
Cuando llegamos en casa de mi buen amigo, nos saludamos como cuando éramos niños, chocando las manos y los puños...chocaríamos también el codo pero eso nos lastimaría a ambos.
-Oye, compañero, ¿Qué tal si vamos a dar una vuelta mientras las chicas platican? –Pregunté.
-No lo sé...¿Qué dice la señorita? –Eugeo volteó a ver a Tieze.
-Puedes ir, ahora deberé tenerte como perro encadenado por tu mal comportamiento. –Dijo ella entre risas, a lo que Eugeo sólo torció los ojos con algo de molestia.
-Sigh, no importa, no importa. De todos modos ya estaba acostumbrado a que me trataras así, ¿te recuerdo lo que pasó con mi pipa el día que me entregaste las flores?
-Sí, y tú la sacaste de donde la tenías. Ni creas que te la vas a dejar, cuando regreses la quiero de regreso. –Rió Tieze junto con Alice.
-No te tardes, Kirito. –Me pidió ella, despidiéndose con la mano.
-No lo haré...
Mi buen amigo y yo caminamos hacia la plaza del pueblo, donde se encontraba el centro de paquetería y cartas.
Naturalmente me preguntó que sucedía, a lo que respondí con el asunto del dinero.
Me sonrió amablemente, me puso la mano en el hombro y me dijo. –Creo que es lo menos que puedo hacer por ti después de lo que te hice pasar, Kirito.
-No es por eso, pienso pagártelo de verdad. Pero ya que estamos aquí, aprovecharé para recoger una carta.
-¿De tu madre?
-Exacto. –Le mentí. -¿Has ido al circo antes? En la ciudad no son tan lindos como en el pueblo, según lo que se anuncia.
-Para ser una "luna de miel" con Tieze no estaría mal. La verdad es que vamos a necesitar mucho dinero, pero tenemos lo necesario para una linda boda, lo demás no importa.
-Si es que ambos se aman pueden estar viviendo en el rincón más solitario, el más pobre, el más sucio, el peor y ser felices.
-Si lo pones de esa manera me tranquiliza un poco más. ¿Y tú no piensas casarte con Alice?
Me atraganté en cuanto Eugeo me preguntó eso, por lo que el simplemente comenzó a reír mientras yo me sonrojaba por la pena y por qué no podía respirar.
Al terminar, di un último tosido, el más fuerte de todos, para después jalar el aire que me fue posible, reincorporándome.
-No es por ser indiscreto, pero todavía me siento muy joven para casarme. Tenemos diecinueve años, Eugeo, al menos yo quiero seguir soltero un rato. Además de eso yo no tengo dinero.
-Hasta eso que tengo suerte que los padres de Tieze la quieran casar joven y tengan dinero, eso me resuelve muchas cosas.
-¿Y en verdad la amas? –Esa pregunta podría sonar ofensiva, pero para amarla en cosa de una noche...eso es raro.
Eugeo dio un enorme suspiro, incluso se puso algo rojo; escuche como apretaba los dientes y vi como apretaba de igual manera los puños.
-Mira Kirito, sé que ya nos reconciliamos y todo, pero vuelves a preguntarme eso y en verdad te reviento la cara a golpes.
-Tranquilízate. –Lo tomé de las muñecas para evitar que me soltara un golpe, mantuve mi distancia para evitar un cabezazo. –Trataste de conquistar a Alice y de una noche a otra ya te quieres casar con ella, me parece muy extraño.
-La verdad es que no la amo como Dios manda, la quiero mucho y sé que puedo enamorarme de ella con el paso de los días, antes de casarnos. Tieze siempre me cuidó, siempre me procuró, ¡me pidió que me casara con ella dos veces, nunca le di una respuesta clara!...pero sé que puedo amarla como se merece ser amada.
-Lo harás, pero deja de negar que la puedes llegar a amar, dile a tu corazón que ya la amas con casi todas tus fuerzas, ¿sí?
-¿Por qué con casi todas?
-La suma de todas las fuerzas es igual a cero, tómalo en cuenta.
-Sigh. Yo amo a Tieze Shtolienen, Miembro del Quinto regimiento de artillería del Heroico Colegio Militar.
-Así se habla. –Le di unas pequeñas bofetadas para felicitar su "logro".
No era necesario preguntarle más, con sólo ver su rostro ya sabía que estaba convencido de amar a Tieze. Sin duda el amor es algo complicado.
"No te pueden obligar a amar a alguien". Seguramente no si tu estas indispuesto, pero al compartir momentos increíbles, sonreír, llorar, consolarse y convivir a todas horas...seguramente se puede llegar a cambiar esa situación.
A mis estimados les doy dos semanas para que se terminen de enamorar "Como Dios manda".
Lo que no entiendo es conmigo, puedo ayudar a los demás a resolver sus dudas, y no obstante, yo no puedo resolver las mías...sin duda es más complicado que el propio amor.
Creo que por eso dicen que nadie puede vivir solo, siempre va a necesitar de alguien para lograr estar completo. No solamente es por la soledad que representaría mi estancia aquí sin no hubiera conocido a Alice, también existe el hecho de poder compartir mis ideas con alguien.
La comunicación es algo necesario en los humanos, eso y nuestro intelecto es lo que nos hace ser humanos. Ningún ser vivo se comunica como los humanos, por eso somos unos seres tan complejos.
Al llegar al centro de correos, le pedí a Eugeo que me esperara afuera, quizá y no me había llegado nada.
No era día en que llegaban cartas, por lo mismo no había tanta gente, ni siquiera trabajadores. Únicamente se encontraba un muchacho en el mostrador que estaba quedándose dormido.
Al ir al buzón, la estampa de mensajería se encontraba pegada, eso me hizo sentir muy nervioso y emocionado, mi corazón me palpitó rápido y la respiración se agitó.
Ahí estaba la carta, la olí y tenía un ligero olor al perfume que tanto me gustaba que usara Asuna, la abrí tan rápido como pude, el encargado ni siquiera se dio cuenta por la situación en la que se encontraba.
Al leer la carta, vaya que sentí mucho regocijo.
Me alegra saber que ya tienes buenas ideas hechas, espero puedas mandarme alguno de tus poemas. Siento que cuando regreses no voy a reconocerte, no he olvidado tu rostro ni nada de lo que tenga que ver contigo, ojala puedas regresar pronto. Te quiere, Asuna.
De haber sabido que la carta iba a tener esa cantidad de palabras no hubiera venido, aun así creo que es por la primera carta que le mandé, siendo tan simplona y poco romántica; seguramente ella también quedó decepcionada.
Para mi buena suerte la que le mandaré después ya tiene un poco más de esencia, algo más de mí. Seguramente mañana le enviaré uno de mis poemas a Asuna, espero que le vayan a gustar mucho.
Durante todo el camino de regreso a su casa no pude pensar en otra cosa que no fuera en donde iba a esconder la correspondencia que mantendría con Asuna, algo que me causaba verdaderos dolores de cabeza.
-Oye Kirito, ¿estás bien? –Me preguntó.
-Sí, sólo un poco harto del sol. Que mal que el calor de este lugar es seco y no húmedo como en la playa.
-Mala suerte. Por eso Tieze quiere que nos casemos allá y no aquí.
-Yo también lo haría, además la iglesia es hermosa, ¿tú vas a estrenar traje o usaras uno que ya tengas? –Le pregunté, golpeándolo en el hombro ligeramente.
-Pensaba usar mi uniforme de gala si es que ella me lo permitía, seguramente sí. Me ha visto con esa ropa desde siempre.
-Quiero pedirte un favor, viejo amigo. –Me puse en frente de Eugeo para verlo directo a los ojos, poniendo mis manos en sus hombros. –Quiero ser tu padrino de no tengo ni la más remota idea ya que no tengo dinero...pero al final quiero ser tu padrino.
-Kirito...
-Casi diez años sin vernos, sólo podemos compensarlo de esa manera, y cuando yo me casé tu serás mi padrino de lo que quieras ser, así sea de servilletas, pero lo serás.
-Gracias por el apoyo, Kirito...de verdad me siento alagado por esa oportunidad, y tú puedes ser mi padrino de corbata si quieres por que se me perdió hace dos semanas.
-Así será. –Ambos nos sonreímos y comenzamos a reír como cuando éramos niños. Una sensación de Deja Vu me vino a la mente cuando eso pasó, debe ser la anamnesis.
La alegría que sentía al haber recibido la carta de Asuna se camuflaba con lo que sucedía a mí alrededor: dos viejos amigos riéndose.
Tieze y yo veíamos un álbum de fotografías antiguas del pueblo, se encontraban bastante descoloridas a pesar de ser a blanco y negro.
-Tantos años y la cruz de la iglesia sigue igual. –Dijo ella.
-¿Por qué no la arreglan? Sería lo más lógico. –Comenté en voz alta, aunque según yo lo había pensado.
-Supersticiones. Supuestamente por eso los Liberales le ganaron a los Conservadores en la guerra, así que la dejaron sin arreglar para conmemorar la victoria. Es como si esos viejos espíritus nos cuidaran desde el cielo.
Una de las fotos era una del bisabuelo de Eugeo, tenía fácilmente unos cien años de haberse tomado, incluso más, en la cual varias personas con rifles y pistolas posaban para la foto.
Cuando los muchachos regresaron, mi corazón se llenó de alegría como nunca antes, pude ver de nuevo a Kirito. Ya no me siento tan confiada después de ese sueño tan horrible que tuve.
-¿Y qué tal les fue? –Pregunté.
Eugeo iba a decir algo, pero Kirito se adelantó con bastante rapidez. –Fuimos a dar una vuelta solamente, ahora soy su padrino de corbata, ¿no es gracioso?
-Es un poco tonto, pero ya sabía que le faltaba una.
-Siendo así, ¿Quién quiere ir al circo? Puede pasar algo excelente, será en tres días, la verdad estoy emocionado.
El circo, casi se me había olvidado. Sin duda alguna suena algo muy divertido y alegre. Creo que me va a gustar mucho.
-¿Y que es este animal de aquí? –Con mi dedo señalé a algo parecido a un gato, solo que era más grande y su pelaje era de color naranja con rayas negras.
-Eso es un tigre.
-Tigre...¿y este de aquí? –Señale a uno muy grande color gris y con dos colmillos largos de color blanco. Sus orejas me parecían muy curiosas.
-Ese es un elefante, Alice. –Me explicó Kirito.
-No era broma cuando nos dijeron que Alice tenía una semana de haber nacido... -Comentó Tieze.
-Es como tener a una niña pero en el cuerpo de una chica de dieciocho años...
-Lo mismo pensé cuando la conocí. –Dijo Kirito al tiempo que me abrazaba. –Es lo más raro que me ha pasado en la vida...y sin embargo estoy muy agradecido con la vida por eso mismo.
Tras soltar una pequeña risita, Kirito se quedó en blanco, con una expresión muy seria y los ojos abiertos a más no poder. Empezó a respirar rápidamente.
-¡¿Estas bien?! –Le pregunté, poniendo mi mano en su pecho.
-Eugeo, necesito una taza de café, lápiz y papel, ¿los tienes?
-Sin duda. –Los cuatro fuimos corriendo a la cocina, Tieze fue a la carpintería en donde encontró las hojas de las notas, al tiempo en que Eugeo preparaba el café y Kirito buscaba un lápiz en el cajón de los cubiertos.
Yo ya sabía que se traía entre manos al momento en que dijo que era lo que necesitaba. Simplemente me recargué en la pared y esperé, sonriendo al ver que Kirito se quemaba los labios con el café.
Se puso a escribir como loco: rápido y sin detenerse. A los cinco minutos tenía dos líneas escritas, se frenó para pensar en alguna rima que seguramente no le quedaba.
-No, esto tampoco...se me secó el cerebro cuando hace un segundo tenía todas las ideas del planeta en mi cabeza. –Se bebió de un sorbo el café, derramándosele un poco sobre las mejillas.
-Ay Kirito, debes de tener paciencia solamente, no puedes pensar tanto en tampoco tiempo.
-No es eso, es que no hemos ido a la sierra. Cuando pueda caminar sin que el cuerpo me duela iremos, ¿te gustaría?
-¡Sí! Meter mis pies en el río es lo mejor del mundo.
-Que así sea. –Kirito me dio un beso en la frente para después levantarse de la silla. –Nos vemos después, colega. Ahora tengo que ir con mi chica.
-Hasta luego, no olvides saludarme a Kahona-Sama.
-No se me olvida. Hasta luego Tieze.
-Nos vemos, hasta luego chicos.
Me despedí de ambos con mucho afecto y cariño. Ya quiero ir de nuevo a la sierra, regresar al lugar donde nací...
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¿Qué pedo, que cuentan? Seguramente me quieren matar por lo que hace Kirito de mandarle cartas a Asuna, pero no sería la primera vez que quieran hacerlo 😅😅😅
También Tieze y Eugeo van a tener protagonismo, pero ya veremos más después de que se trata
Ya la última parte :0 es emocionante saber que ya pronto sabremos en final de la historia
Nos vemos en un semana, gracias por llegar hasta acá.
Siempre tuyo:
-Arturo Reyes
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