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Por una carta

Creo que estaba medio consiente de lo que pasaba. Seguía dormido, pero mi mente estaba despierta de alguna u otra manera, eso es algo que ni yo mismo entiendo. Simplemente escuchaba pequeños ruidos de fondo, nada que pudiera alertarme en mi letargo.

Eso hasta que de repente sentí un golpe en mis costillas lo que me despertó de inmediato.

-¿Pero qué? -Mientras me levantaba pude sentir otro golpe en mi cuerpo, Alice estaba parada y me había arrogado dos libros. -Alice, ¿Qué suce...?

-¡Cállate, déjame hablar primero! -Alice estaba llorando, se notaba sumamente enojada, ¿pero por qué?

-Alice, ¿Qué te pasa?

-¿Por qué?....¡¿Por qué me mentiste, Kirito?!

¿Mentirte? Yo jamás te mentiría.

-¡Y aun lo sigues haciendo, ¿Por qué lo haces?!

No entendía que estaba pasando, ¿Por qué Alice dice que yo le mentí? Yo jamás le mentiría a ella, nunca lo he hecho o eso al menos que yo recuerde.

-¿A qué te refieres?

-Tú lo sabes...cuando me desperté quería volver a leer el poema que me habías hecho, ¿en verdad no le escribiste una contestación a tu novia Asuna?

Mi corazón se estremeció en aquel instante, mis ojos se abrieron y el aire escapó de mi pecho, olvidé eso por completo.

-Yo pensé...pensé que en verdad me amabas, me dijiste que besarse era por amor, yo si lo intente por amor, ¡pero ahora entiendo que estaba equivocada!

-¡Alice eso no es verdad, la verdad es que yo!... -No pude completar la oración, no podía terminarlo.

-¡¿Qué tu qué?, dilo ya!

-No lo sé...no lo sé...

-¡¿Por qué no tienes el valor para decirme que me amas? Y también quiero que me digas que ibas a hacerle a ella!

-¿Hacerle?

-¡¿Qué es "hacer el amor"?!, no dejo de leerlo en los poemas y en los libros que tienes, ¿Qué es, que significa? Sé lo que es el amor pero que es hacer el amor, ¿es cuando te enamoras de una persona?

-No Alice...no quiere decir eso.

-¡Dímelo, dime que quiere decir!

-No puedo...no sé cómo explicarlo.

-¡Lo sabes pero no me lo quieres decir! -Alice arrogó mi libreta al suelo y me fue a tomar de la playera. -¡¿Por qué no me lo quieres decir?, ¿en verdad es tan importante para ti que por ello no me lo quieres decir?!

Mi mente estaba totalmente en blanco mientras Alice me agitaba de la camisa salvajemente. No estaba asustado, no podía sentir nada en aquel momento.

-¡Ya dímelo, ¿Qué estas esperando!?

-¡No lo sé! -Tomé a Alice de los hombros para ser yo ahora quien la agitaba. -¡No me pidas que te lo diga por que no sé qué quiere decir, reconozco que escribí esa carta pero no pensaba en enviarla, la iba a romper!

Alice me miraba sin dejar de llorar, se notaba la tristeza en su rostro...me dije a mi mismo que nunca quería ver esos ojos llorar y ahora soy la causa de ello, ¿Qué fue lo que hice?

-¿Te costaba mucho trabajo decirme eso?

-Si...me costaba mucho.

Alice tomó mis muñecas para quitar mis manos de sus hombros, se limpió las lágrimas para levantarse y dirigirse a la puerta.

-¡Alice, ¿A dónde vas?!

-Eres un mentiroso, ¡no te creo nada de lo que me dijiste, ¿Por qué no me dijiste la verdad anoche?, si me decías que escribiste una carta pero no la ibas a mandar no me hubiera molestado en lo absoluto!... pero ya no creo en ti.

-¡No, Alice espera déjame explicarte, dame otra oportunidad!

-No te la mereces. -Alice abrió la puerta de la cabaña para irse corriendo.

Yo me encontraba todavía un poco borracho por lo de ayer, ¿Por qué a ella no le pasó lo mismo que a mí? En cuanto me levanté, caí por la falta de equilibro en mis piernas. Cuando corrí a la puerta vi que Alice estaba yendo para la sierra.

Traté de seguirla pero no solo era muy rápida, yo estaba muy lento. Corrí unos 50 metros para luego caer sobre mis rodillas, jalando todo el aire que podía ya que me hacía falta.

-Alice...no te vayas, por favor no te vayas.

Simplemente la perdí de vista sin que ella dejara de correr a la sierra...cuando me recuperé no me iba a dar por vencido, tenía que ir por ella, tenía que explicarle que yo en verdad la amo...solo espero que esta vez me salgan las palabras si la llegó a encontrar.

Maldita sea la hora en que decidí gastar mi tiempo en esa carta, debí haberme quedado con Alice en el restaurante. No me debió importar lo que Rui pensaría, debí decirle que al final Alice y yo habíamos quedado bien.

Debí haber hecho cualquier cosa menos que la decidí hacer...

Ahora por mi culpa Alice está llorando, lo peor es que es verdad que me iba a deshacer de esa carta. Igual ella tiene razón, ¿Por qué creería en alguien que le mintió? No pensé que el contenido de esa carta le afectara tanto.

Odio decirlo pero si quiero encontrar a Alice debo tratar de escuchar algún llanto o algo que parezca un llanto...ella nunca dejó de hacerlo mientras nos gritamos de esa manera tan violenta.

No debí tomarla de los hombros para sacudirla, ¡no debí haberle gritado, ¿Por qué no pude mantener la calma si ella tenía todo el derecho de estar enojada conmigo y tenía todo el derecho de gritarme?!

-¡Alice, por favor escúchame, déjame explicarte lo que pasó, juro que nunca te volveré a mentir, escúchame! -Grité lo más alto que pude.

Corría algunos metros para luego ponerme a gritar, Alice solamente así podría escucharme.

-¡En verdad, no estoy mintiéndote, no pensaba en mandar esa carta, no me había dado cuenta de algunas cosas antes de escribirla!

Estaba escondida debajo de un tronco. No quiero hablar con él, quiero que se vaya y que me deje sola. Cometí el error de pensar que él en verdad me quería, puede que lo esté diciendo ahora, pero lo hace porque lo he presionado hasta ese punto.

Lo mejor que puedo hacer es morderme la lengua para que no se escuchen mis llantos. Nunca antes había sentido un dolor parecido a este, es horrible, quiero que termine y quiero que termine pronto.

Aunque sus gritos no me son indiferentes. Puedo sentir dolor en ellos. Kirito está desesperado pero no sé por qué trata de convencerme después de lo que hizo, no tiene derecho.

No quiero permitir que él siga lastimándome, lo ha hecho desde que nos conocimos, siempre con lo mismo, siempre con que no sabe que decirme, yo no lo estoy obligando a decirme nada.

Quería escucharlo decirlo, sí. Pero no cuando estoy obligándolo a hacerlo. Solo me levanté de debajo del tronco para irme corriendo hacia el pueblo. Tengo que descubrir que quiere decir eso...hacer el amor, ¿Por qué Kirito quiere hacerle el amor a Asuna?

Sera algo parecido a un beso, ¿o será algo que no tiene nada que ver con ello? Es difícil, pero quiero una respuesta, y la quiero ahora mismo.

Tengo que descubrirlo, y tengo que descubrirlo ahora.

Mi búsqueda por Alice fue un fracaso. Eran medio día cuando ella me despertó arrogándome libros. Dieron las cinco de la tarde hasta que me di cuenta...que ella en verdad no me iba a perdonar por más que se lo pidiera.

Solo me queda esperar a que el enojo se le pase. Cuando ella no esté tan molesta seguramente volverá para hablar. Espero me haya escuchado, y si lo hizo sabe entonces que le seguiré insistiendo.

Recordé cuando llegue al pueblo. Estaba justo como ahora: sin dormir, sin bañarme, sin comer. Estaba igual de sudado que el mismo día en que llegué, o incluso ahora lo estoy más. No deje de correr y caminar para encontrar a Alice.

Caminando por los mismos lugares donde pasé. Las palmas, los arbustos y los árboles me impiden el paso muchas veces, cortando mis piernas o mis brazos al tratar de quitarlas, pero no importa.

La sangre se queda impregnada en las hojas, si algún animal huele la sangre, llega y me come...creo que lo tendría bien merecido.

Un poema de perdón para Alice no estaría mal ahora, aunque no puedo pensar en otra cosa que no sea lamentarme por lo que hice, todo por hacer sufrir a la chica con la que comencé la primavera. Todo por mi cobardía y mi indecisión, ella no merece esto.

Kahona-Sama estaba en el pórtico de su casa, sentada y tomando un poco de sol. Cuando me vio se alegró bastante. La puerta de la cabaña estaba abierta, no me tomé el tiempo de cerrarla.

Conforme me voy acercando a Kahona-Sama ella se da cuenta de algo muy obvio: Alice no está conmigo. Primero entré a la cabaña a ver si estaba Alice. No estaba en la cama que quedó destendida. Los libros seguían en la misma posición en la que quedaron cuando ella me los arrogó. Incluso mi libreta de notas sigue en el suelo de cuando la soltó Alice.

Solamente fui, la recogí y me puse a hojear. Estaban los poemas que llevaba hasta ese entonces, estaba la carta, se podía ver aun las marcas de las lágrimas absorbidas por el papel cuando Alice leyó lo que estaba escrito.

No eran una o dos manchas...eran bastantes, me pregunto si Alice aún está llorando y de ser así...solo puedo decir que éste es el peor error que he cometido en mi vida.

Me quedé tumbado en la cama pensando que es lo que iba a hacer. Mirando al techo pensamientos variados pasaban por mi cabeza. No sé qué hacer, eso es todo lo que sé, vaya irónica socrática.

Quizá solo me queda descansar un poco para volver a buscar a Alice en la sierra, aunque ahora estará más lejos, espero poder alcanzarla.

No me puse zapatos ni nada al momento de salir corriendo tras de ella. Tengo marcas de ramas, piedritas y de algún que otro insecto que pisé mientras corría. Tengo algunas cortadas que son pequeñas pero duelen como el infierno mismo. Supongo que eso fue lo que pasó, estaba haciéndole pequeñas cortadas a su corazón, lastimándolo hasta que éste se desangro...

Tomé nuevamente mi libreta de apuntes y mi lapicero, estaba convencido de lo que tenía que hacer. Primero rayé con mucha furia lo que escribí, pasando la punta del lapicero por las palabras de amor que eran destinadas a Asuna, arranque la hoja y la rompí en todos los pedazos que pude, hasta que no podía romperlos más.

Nunca supe, amor, las cortadas que le hacía a tu corazón.

Yo lo estaba lastimando hasta que éste se desangró.

Perdóname, amor, nunca fue esa mi intención.

No merezco tu perdón pero te ruego de favor que escuches lo que tanto anhela mi interior.

Quiero ser muy feliz a tu lado, aunque tenga que pasar por el erebo para obtener tu absolución.

Nunca supe, amor...que los días a tu lado eran mi iluminación.

No sé si con eso bastará. No, nada bastará para reparar el daño que hice, solo puedo esperar a encontrar a Alice. Tenía el poema en el bolsillo, mis botas militares puestas y una linterna para cuando cayera la noche. Se notaba que estaba por llover, pero no me importó, solo quería encontrar a Alice para verla de nuevo.

Estaba sin comer. Simplemente tomé unos panecillos para comerlos en el camino a la sierra.

El calor se estaba calmando, el aire frío corría anunciando esa llovizna que iba a caer esa noche. Otra razón por la que debo encontrar a Alice, ella tiene que regresar sin que nada malo le haya pasado.

-¡Alice, perdóname! -Gritaba a cada momento en que me detenía. -¡Te lastimé pero no lo sabía hasta ahora!

Gritaba y gritaba todo lo que podía, pero nada...nada venía a mis oídos más que mi propio eco y los sonidos de las palmeras y árboles moverse.

Incluso recité el poema que le había escrito, eso debía hacerla caer, eso debía hacerla recordar él porque estamos juntos y por qué nos hicimos amigos... para que yo pudiera defenderla mientras le mostraba un mundo desconocido, tanto que incluso es muy desconocido para mí.

Ya no había nada que hacer, la lluvia se había soltado, la obscuridad estaba llegando de igual manera y la maldita linterna se estaba quedando sin baterías.

Decir que estoy triste es poco...quizá estoy un poco más que devastado ya que como suele suceder muchas veces en la vida nunca apreciamos lo que tenemos hasta que lo perdemos.

La diferencia es que yo si lo apreciaba, pero no de la manera que pensaba. Aunque Alice nunca me dijo directamente que me amaba. "Yo lo intenté por amor"...

-Mierda.

Regresar a la cabaña fue bastante complicado con el agua y el fango en mi camino. Mis botas estaban tan llenas que de vez en cuando me resbalaba cuando pasaba por alguna piedra muy lisa o cuando había demasiado lodo, incluso solo por pisar mal estaba a punto de caerme.

Creo que por fin entiendo el refrán que me decía mi profesor "En la casa del jabonero quien no cae resbala". Nunca me caí cuando estaba con Alice, pero siempre resbalaba y fue tanta mi confianza en que no iba a caer que terminé por hacerlo, lastimándome no solo a mí, sino también a ella.

Cuando entré a la cabaña simplemente me quité las botas arrogándolas en donde cayeran, no me importaba mucho ahora.

Puse la hoja del poema en la mesa de noche para reescribirla al día siguiente. Se había mojado por la lluvia. Entré a bañarme para no resfriarme, tenía que estar en la mejor forma para ir a buscar a Alice el día de mañana, no pienso renunciar ahora que descubrí lo que verdaderamente siento...aunque no sé por qué fui tan cobarde como para no decirle cuando tuve oportunidad.

Al salir de la ducha me llevé un susto de verdad. Pero también ese susto vino acompañado de una inmensa alegría.

Alice estaba sentada en la cama leyendo el poema de perdón.

Las letras no eran muy claras pero podía leer con un poco de esfuerzo. Esas líneas describían justo lo que Kirito había hecho hace unas horas.

-Yo... -Susurró.

-No digas nada aun...primero quiero terminar de leer. -No fue sino hasta terminar que por fin doblé la hoja y la puse en el sitio donde la encontré. -Ahora dime.

-¡Por favor perdóname, te juro que me iba a deshacer de esa respuesta, dejé de pensar en entregarla cuando estuvimos en el baile, en verdad te lo juro!

-Lo sé...me di cuenta que rompiste la carta...si en verdad pensabas mandarla solo la hubieras ocultado. Aunque eso no responde mi pregunta, ¿Por qué me mentiste?

-¡Porque soy un cobarde, porque no tengo la capacidad de decir lo que siento por ti sin estar inconsciente, aunque ahora que tengo uso de mis facultades al cien por ciento!...solo quiero decirte que...

-¿Qué...?

-¡Que te a...! que te amo...Alice, desde la primera noche en que dormimos juntos me quedé enamorado de ti, al principio no quería aceptarlo y ahora que lo hice...por fin ya tengo el valor para decírtelo.

Me levanté para caminar hacia Kirito, lo arrinconé contra la pared para que no pudiera ver otra cosa que no fuera yo, estaba decidida.

-Yo no sabía si te amaba por que no estaba segura de lo que se sentía, de cuál era su significado de esa palabra...ahora lo sé y quiero decirte que también te amo.

Acerqué mi rostro al de Kirito y puse mis manos en su pecho, él también comenzó a acercarse para poder unir nuestros labios en un beso.

Sus labios estaban muy fríos a pesar de que se había duchado, las gotas de agua mojaban mis manos. Pude sentir como sus manos temblorosas y dudosas me abrazaban. No podía verlo ya que cerré mis ojos por miedo. Tenía miedo a que algo nos interrumpiera, a que algo malo pasara mientras nos besábamos...pero no fue así.

Me separé de Kirito...como nunca antes estaba decidida.

-Puede que no sabía que significaba...pero leí mucho mientras no nos veíamos...y ahora sé que significa hacer el amor.

-Alice... -Ambos nos sonrojamos ante lo que acaba de decir.

-Y Kirito, por favor...hazme el amor. -Descolgué los tirantes de mis hombros para que el vestido cayera al suelo. Kirito se sonrojó mucho pero yo estaba decidida a no dar un paso atrás. -Hazme el amor.

Me alcé un poco para alcanzar sus labios, lo tomé de las manos y él me tomó de la cintura para cargarme mientras me besaba suavemente, llevándome a la cama en donde él se sentó.

Con mucha vergüenza en su rostro y con la respiración agitándose, Kirito se quitó la toalla de baño. Él ya me había visto desnuda pero era la primera vez que yo lo veía sin ropa.

Nosotros dos somos totalmente diferentes...y aun así compartimos una misma ilusión.

Kirito tomó mis manos para luego recorrerse a la mitad de la cama, yo me arrodille en la misma para que al volver a estar cerca nos besáramos una vez más.

-Hazme el amor. -Reafirme.

Él simplemente no dijo nada. Llevó su mano a su entrepierna obscurecida por las sombras de esa noche lluviosa y así como se lo pedí...Kirito comenzó a hacerme el amor.

Me abracé a Kirito poniendo mi mejilla en su hombro, mi respiración y mi pulso se dispararon, nunca leí nada acerca de que dolía.

-M-me duele, Kirito, me duele. -Le informé de lo que me pasaba.

-Es normal, no te preocupes...yo ya no sería capaz de hacerte sentir dolor. -En eso me empezó a besar el cuello.

Era una sensación placentera, mis piernas y manos temblaban un poco por esas sensaciones extrañas que jamás habían recorrido mi cuerpo.

Kirito no paraba de besarme el cuello, no podía evitar gemir. Ya el dolor había sido reemplazado por algo que me hacía sentir, además de viva, me hacía sentir amada.

-Hazme el amor. -Le repetí.

Ambos caímos en la cama. Ahora Kirito me besaba en los labios, compartiendo ese momento tan único que era para nosotros dos especialmente. Dejó de besarme para mirarme a los ojos, estaba completamente sonrojado pero se notaba igualmente decidido tras pasar por la inseguridad.

-Hazme el amor. -Pedí nuevamente.

Él se arrodillo en la cama, me acostó de cuerpo completo. Tomó mi cintura y volvió a hacerme el amor, sin darme cuenta había tomado las sábanas de la cama y las empezaba a apretar con fuerza, aunque no sentía dolor ni enojo para hacerlo... solamente había una sensación en mi cuerpo: la sensación del amor.

No podía evitar gemir ante la sensación del amor, Kirito igualmente no podía evitarlo. Soltó un gemido más fuerte que el mío, se sonrojo y yo le sonreí.

-No te de pena sentir el amor. -Tomé sus mejillas para agacharlo y que nos volviéramos a besar. Él siempre tan cuidadoso conmigo que incluso le daba la sensación de que cualquier cosa que hiciera podría lastimarme, pero todo lo contrario.

Me sujetó más fuerte de la cintura y empezó a hacerme el amor más rápido. No me estaba viendo a los ojos, creo que Kirito estaba viendo mis pechos moverse por los movimientos, pero eso no me molestaba.

Cuando aumentó todavía más su velocidad, paró de repente, dejó de hacerme el amor para tomar su toalla y cubrirse la entrepierna con ella.

Lo miré de manera confusa. Se frenó de forma repentina solamente para tomar su toalla. Noté que estaba respirando muy pesado, estaba tratando de tomar aire como la vez que le dieron el golpe en el cuerpo.

Kirito levantó la vista y me miró, luego volvió a sonrojarse.

-Perdón...no quería salpicarte... -Susurró con mucha pena en su voz. -¿T-te gustó?...

-Nunca leí como se sentía hacer el amor...¿Qué tal si lo volvemos a hacer para que pueda describirlo yo misma?

Me apené al decirlo. Kirito puso una expresión triste tirando la toalla al piso, suavemente. Tomó una de las sábanas y fue al baño a cambiarse.

-Si me gustó...debí contestarte más claramente...-Tapé mi cara con una almohada por la vergüenza que me daba decirle lo que iba a decirle. -Me gustó y por eso quiero que me hagas otra vez el amor.

No recibí respuesta alguna, por lo cual me levanté. Seguramente no me había escuchado.

-Kirito... -Él salió del baño únicamente con shorts para correr a besarme, tomándome de la desnuda cintura al tiempo en que bajaba sus labios hacia mi cuello. Regresamos a la cama mientras Kirito se quitaba el short a pesar de que apenas se lo acababa de poner.

Ahora Kirito fue quien se acostó, yo me puse sobre él tomando mis talones. Sujetó mi cintura con sus manos.

-Tenía miedo de decepcionarte como suelo hacerlo. -Me confesó Kirito.

-No lo hiciste, creo que incluso superaste lo que esperaba de ti. -Al escuchar mi comentario, Kirito se sonrojó para luego sonreírme.

-Te amo...te lo diré hasta cansarme.

-Si tanto me amas...hazme el amor.

Justamente eso hizo Kirito...me hizo el amor como yo lo quería. Éste momento se quedará grabado en mi mente para toda la eternidad.

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That shit is very expensive beautiful, tardé como cuarenta minutos en escribir esa escena tan etzithante, escuché el soundtrack de shigatsu wa kimi no uso para inspirarme y...debo decir que funcionó bastante. 

Muy bien, inscribí esta hermosa wea para los wattys2019, aunque no tengo ni la más remota idea de como funcionan, ¿son votaciones? ¿un jurado de wattpad las elige ganadoras o como funciona esto? cual fuera el caso ¡que alguien me explique! díganme por mensaje privado o por comentario aquí en la historia, si no es mucho pedir :v

Nos vemos en una semana.

Siempre tuyo:

-Arturo Reyes.

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