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El brotar de una flor misteriosa

Lo único que me duele de morir, es que no sea de amor-Gabriel García Márquez.

Estaba terminando una tarde calurosa de primavera, todo estaba callado en el bosque, no existía ni el menor de los ruidos a excepción del que traía el mismo viento.

Ese mismo día a las diez con cincuentaicuatro minutos de la mañana se había dado inicio al equinoccio de primavera, aunque el calor ya había estado mellando desde hacía unas semanas atrás.

Todo parecía nuevo, los arboles con sus hojas doradas que resplandecían con el sol que ahora pegaba con una luminosidad mucho más intensa que el día anterior.

Sin duda, ese era un buen día para estar vivo...cualquier día es bueno para estar vivo.

Todas las aves regresaban a sus árboles ante la inminente caída de la noche, la gran bóveda celeste estaba empezando a obscurecer, no sin antes ser anunciado con una pequeña brisa ligeramente más fría que la anterior.

Estaba todo tan tranquilo de verdad, que incluso la corriente del río caía abajo con toda la tranquilidad del mundo, casi como si algo la estuviera jalando hacia arriba para que cayera con muchísima más suavidad de lo que lo hacía normalmente.

Es que ese no era un día cualquiera, era un día especial. Era, naturalmente, el inicio del equinoccio de primavera.

Éste no iba a ser el primavera de todos los años, el común que siempre pasaba, la verdad es que no sé por qué, pero estaba segura de que no sería el mismo primavera...tal vez únicamente por intuición ya que no tenía ni la más remota prueba de que eso fuera a suceder.

La luz estaba poniéndose tras la montaña, el cielo ya no era azul ni ese amarillo intenso que tanto me encantaba...era algo así como un color naranja sumamente cálido, no fuerte. No, era como el color de los duraznos pero mucho más claro.

Aunque ahora que me lo pregunto, ¿Qué es un durazno?, no sé cómo es ni que forma tiene, pero sé que es del mismo color que el cielo ahora mismo, salvo que el cielo que estoy viendo es mucho más claro.

La noche estaba cayendo, no había luna, lo único que me iluminaba era la luz de las estrellas. Pero yo no sé qué es una estrella, ¿Qué son los ríos?, ¿Qué son las aves?, ¿Qué es todo lo que he estado diciendo?

No se cómo sea todo lo que he mencionado antes, sé que existe, pero no entiendo cómo es que lo sé si jamás en mi vida los he visto.

Aunque todas esas dudas se disiparon de mi mente cuando otra mucho más potente se hizo presente dentro de mis pensamientos.

¿Qué es estar vivo?, ¿Qué significa? De hecho, ¿estoy viva?, ¿Cómo puedo saber si en verdad estoy viva y no estoy soñando?

Otra duda invade mi cabeza, ¿Qué es un sueño?, ¿Qué es soñar? Es bueno o es malo. Puede que no sé qué sea estar viva...pero algo me dice que es bueno, quizá algo maravilloso.

Ya era de noche, todo estaba completamente obscuro. No podía ver nada, estaba perdida, una sensación que jamás había sentido antes se apodero de mí.

Algo en mis adentros estaba empezando a dolerme, lo sentía, un dolor en el pecho, pero no era un dolor como tal, era algo parecido, como si algo ahí adentro quisiera salir a pulso.

Una sensación completamente desagradable se apoderaba de mí, no sé qué es lo que sea, pero sé que no quiero sentirlo nunca más ya que es completamente horrible.

No sabía que iba a pasar, pero tenía una ansiedad enorme de lo que fuera a pasarme. Estaba segura, de ello me había convencido, ¿pero por qué tengo tanta inseguridad del futuro?

Encontré la respuesta a mi padecimiento: tenía miedo, mucho miedo. No sé de qué o por qué, pero tengo miedo y quiero que se detenga ya.

El dolor en mi pecho se hacía más fuerte junto con la sensación de miedo, curiosamente darme cuenta de que tenía miedo, me hizo temer más.

En verdad estoy asustada, muy asustada. No sé por qué, pero presiento que algo va a pasar y eso me hace temer, temer mucho.

Solo quiero que esto termine, no se cuanto haya pasado pero creo que han sido años, siglos, milenios o incluso miles de milenios los que he estado así.

Únicamente mi temor se disipo cuando abrí los ojos, apenas si podía ver el palmo de mi mano que era iluminada por las brillantes estrellas. Ya no tenía más miedo, ya no estaba más asustada. Ahora estoy tranquila al ver aquel espectáculo que la bóveda celeste me regaló.

¿Qué es lo que hay más allá de lo que veo?, ¿acaso serán más estrellas?

No solo eso. Nunca me he considera una persona egoísta, por lo que me pregunté en ese momento, ¿alguien más está viendo lo que yo? De ser así en verdad espero que esa criatura lo esté disfrutando.

Alcé mi mano para tratar de alcanzar las estrellas pero no las alcance. Me estiré todavía más para tratar de alcanzarlas, pero volví a fallar en mi intento de tomar una estrella.

Mi desesperación llegó a un punto que me puse en la punta de mis dedos para estirarme todo lo que pude, pero ni así logré alcanzar las estrellas. Estaba decepcionada.

Esa era mi mayor curiosidad, ¿Cómo se sentiría tocas las estrellas?, ¿serán suaves, cálidas, frías o será como tener un grano de arena en mi mano? Seguramente jamás lo sabré pero no importa, ¿Qué tal si cuando toque las estrellas estas desaparecen? Eso me pondría muy triste, aunque no sé qué sea estar triste prefiero no saberlo.

Deje de mirar hacia arriba, mi cuello estaba doliendo, cosa de la que estoy muy agradecida.

Vi a mí alrededor, era increíble ver todo, quiero conocer todo.

Las hojas de las plantas, el pasto ligeramente seco que pisaban mis pies, todo era maravilloso, no quiero dejar de estar aquí, estoy feliz, muy feliz.

Un sonido me sacó de mi increíble experiencia, un venado me está mirando fijamente, con la cabeza ligeramente encorvada y con ojos muy curiosos.

(Hasta aquí acaba el adelanto que presente la semana pasada)

Empezó a acercarse ligeramente, me dio miedo en un principio por que desconocía si me podía hacer daño, aunque parece que no. Cuando estuvo cerca le toqué la nariz. El venado comenzó a lamerme la mano, me estaba haciendo cosquillas.

Su piel era suave, no como el pasto, ni como los troncos, era tersa y me gustaba tocarlo, pero el travieso venado comenzó a lamerme el estómago, algo que me dio cosquillas pero también hizo que me sintiera avergonzada.

-Venado malo, eso no se hace. –Regañé mientras apuntaba con mi dedo...pero al venado poco le importo mi llamada de atención ya que me volvió a lamer.

No sé por qué molestaba que me lamiera el pecho o el estómago, algo dentro de mí me decía que eso estaba mal, no tengo la menor idea, pero no me importaba.

Yo solo quiero seguir explorando, seguir descubriendo hasta el punto de hartarme de tanto explorar y descubrir.

Ganas que olvidé en cuanto una corriente de aire pasó a mi lado, no era noche fría. Cuando la corriente de viento tocó mi piel lo primero que hice fue abrazarme a mí misma para darme calor, estaba completamente desnuda, no tenía pelaje como los animales, no tenía nada que me cubriera.

Quizá y por qué acabó de nacer...quien sabe.

Solo se me ocurrió tomar unas hojas y hacerme un abrigo con ellas, no tengo de otra, el viento sigue soplando, como anunciado una lluvia, cosa que no quiero que pase ya que jamás he visto la lluvia caer y me aterra lo que pueda pasar.

¿Por qué llueve?, ¿será porque alguien llora?, ¿Quién provoca la lluvia en todo caso?, y de ser así, ¿Por qué a esa persona le gusta provocar la lluvia?

Muchas preguntas rodean mi cabeza, pero quiero explorar, mi curiosidad por conocer no me permite quedarme quieta...pero igual quiero saber qué es lo que provoca la lluvia.

Lo mejor es que siga explorando mientras pienso en ello, luego puedo pensar cómo es que llegue aquí, ¡o no!, mejor me pregunto si hay alguien más aquí.

Solo veo una cosa en esta noche estrellada, todos los animales que veo, desde el más pequeño de los insectos hasta la más grande las fieras tienen un compañero, ¿pero dónde está el mío?

¿Será que también está por aquí e igual me estará buscando? Lo mejor es que lo busque mientras exploro este curioso mundo, igual no es como que tenga otra cosa que hacer.

Caminé por largo tiempo una travesía en línea recta...sin embargo no encontré nada que pudiera ayudarme a dar con alguien que se pareciera a mí.

Seguramente es por la obscuridad que me rodea. Otro detalle que me tiene con mucho cuidado es la lluvia, estoy convencida de que lloverá, aunque no quiero que eso pasé.

Caminando, encontré un lugar que me podría servir como un refugio en contra de la inminente tormenta, puedo ver la bóveda celeste desde aquí, así que al menos estaré con algo de luz de las estrellas.

Y justo como lo pensé, algunas pequeñas gotas de lluvia empezaron a caer, eran como las hojas que caían de los árboles, pero estas gotas venían de mucho más lejos.

¿Sera que las gotas de lluvia vienen de las estrellas? Ambas están en la bóveda celeste, debe ser así, no puede existir otra explicación.

Vienen de la nada, al igual que yo. Caen desde el cielo hasta la tierra, es curioso...parece ser que la lluvia y yo tenemos algo en común, no pensé que eso fuera posible.

El olor de la tierra cambió de repente. Un aroma húmedo invade lo que es mi nariz...pero no me molesta, no huele mal, es algo agradable, creo que eso me puede ayudar a detectar cuando la lluvia venga y yo no este prevenida con algún refugio.

Solamente hice lo que los animales, las ardillas corrieron a sus agujeros, los pájaros a sus nidos y las lagartijas se sumergieron en las grietas, la lluvia debe ser peligrosa, no me quiero arriesgar a saberlo.

Alguno que otro chorro cae desde arriba de mi refugio, no sé por qué pero el agua se ve bien, clara y hasta cierto punto se ve refrescante...¿Qué tal si?...

En ese momento toqué el agua, no parece nada de peligroso en ella, ¡aunque esta helada!, no tiene nada de malo, ¿Por qué los animales le temen tanto si no pasa nada? Bueno, esta fría, pero eso no tiene nada de malo, ¿o sí?

Aunque ahora siento una pesadez en los ojos, también el cuerpo me pesa demasiado como para poder seguir caminando, puedo aprovechar para quedarme aquí hasta que pase la lluvia.

Hay una familia de zorros acurrucados entre ellos, están acostados en las rocas de la caverna, se notan muy tranquilos, creo que me les puedo unir.

Una necesidad increíble de cerrar mis ojos acaba de surgir, no sé por qué...pero creo que tengo que mantenerlos cerrados. Nada malo puede pasarme mientras estoy aquí, mientras estoy con los zorros, no me atacaron cuando me uní a ellos...

Es como el principio de las cosas. No puedo ver nada, aunque no tengo miedo como aquella ocasión. No creo que nada malo pueda suceder, lo único que siento es un poco de molestia en mis ojos.

Sigo sin poder ver nada, no estoy viendo negro, es como un rojizo, como un alba en su máxima expresión.

Entonces hice lo que es natural, abrí mis ojos para encontrarme con que la luz estaba entrando en la caverna donde me quede a descansar, es curioso verla así, todo está perfectamente iluminado, veo que los zorros meten sus hocicos en el pequeño rio que está aquí.

¿Eso es agua?, no creí que el agua se pudiera meter aquí en donde estaba. Hum, no importa, al menos no me moje toda, eso hubiera sido un fastidio.

Lo curioso es que esta agua no es clara como la que pude ver en las gotas de lluvia del día de ayer, es de un tono azul muy obscuro, ¿aunque no entiendo que están haciendo los zorros?

¡¿Qué es eso de ahí?!, ¡está imitándome! Si alzó mi mano derecha ella alza su mano izquierda, ¡¿por fin encontré a mi igual?!

O un segundo...¿en verdad es mi igual?, ya que los zorros simplemente hunden sus hocicos en el rio y su igual desaparece, ¿Qué pasa si meto mi mano?

Mi igual se deforma con las ondas del agua, entonces creo que es un reflejo, ¿pero de qué?

Junté mis dos manos y saque un poco de agua, trate de ver a mi igual, pero no está ahí...solo veo una pequeña parte de él, tiene los ojos azules claros como la bóveda celeste.

Los zorros no han dejado de hundir su hocico en el agua, ¿Qué estará haciendo?, ¿están tragándose el agua?

Puedo intentar lo mismo que ellos, mi garganta se siente igual de seca que las rocas que me rodean, puede que esta sea una solución a algo que desconozco.

Hundí nuevamente mis manos en el rio para sacar un poco de agua, mi igual estaba ahí haciendo lo mismo, luego desapareció. Me bebí toda el agua que estaba en mis manos, no era lo mejor del mundo pero esa sensación de sequedad en mi garganta ya se fue, me siento un poco más tranquila.

Con ese problema ya resuelto, lo mejor es salir a ver que existe ahí afuera, todo está alumbrado por un gigante amarillo que está en la bóveda celeste.

Todo se ve más verde que el día de ayer, ¡todo está vivo! No encuentro nada que tenga algún parentesco conmigo, no veo nadie que sea del mismo color que yo o que camine en dos pies.

¡Ya se! Son los árboles, sus ramas son parecías a mis brazos y a mis dedos, su tronco deben ser mis piernas.

Un momento...mi igual no pueden ser los árboles...ellos no se mueven, están pegados a la tierra y tampoco beben agua.

¡Mi igual deben ser las hojas! Puede que los árboles y yo tengamos un parentesco mínimo, sus hijos son las hojas, yo debo ser la hija de los árboles, por eso es que me parezco tanto a ellas...

No puede ser, las hojas son muy pequeñas. Se pueden mover, pero no tienen brazos ni piernas...tampoco beben agua y no son del mismo color que yo, algunas son de color verde y otras son de color café.

Seguí buscando en todos los rincones al que debía ser mi igual...lo único es que mi búsqueda fue completamente en vano.

El gigante amarillo de la bóveda celeste me transmite todo lo contrario a las estrellas y a la gigante blanca. Él me da calor, pero por más que alzó mis brazos no puedo alcanzarlo, al igual que las estrellas.

Los árboles tienen bolas rojas, yo no tengo nada de color rojo. Lo más parecido que tengo son dos puntos rosados...pero no igualan el tamaño ni el color de las bolas rojas de los árboles.

Alcé mi mano para tomar una. Huele bien, sabe bien, no he dejado de observar que los animales toman algunas hojas o al mismo pasto con sus dientes y empiezan a masticarlo, supongo que debo hacer lo mismo, aunque prefiero por mucho las manzanas.

Caminando, nuevamente encontré un rio, ¡vaya sorpresa que mi igual este ahí! Es la primera cosa que veo que tiene el cabello del mismo color que el gigante de la bóveda celeste.

-Oye, ¿tu eres mi igual? –Le pregunté, pero no recibí respuesta. -¿Eres mi igual? –Insistí.

Observé que al igual que yo movió los labios, ¿en verdad me preguntó lo mismo?

-No, no soy tu igual, perdóname. -¡Increíblemente respondimos al mismo tiempo!

Eso despeja mis dudas, eso que veo en el agua no es mi igual.

-¿Quieres una bola roja? –Le pregunté, ofreciéndole de lo que encontré en aquel árbol.

Para mi sorpresa, eso también tenía una bola roja, supongo que entonces que no necesita de una.

-Oh ya veo, tienes una. Está bien, ¡nos vemos luego! –Sin más, me aleje de aquel rio para seguir buscando a mi igual.

Pasaron los días y yo no encontraba a mi igual. Eso no me desanimo para nada, al menos conocía más de este mundo. Invente algo que también daba luz al igual que el gran gigante de la bóveda celeste, pero si me le acerco mucho me lastima, debo tratarlo con cuidado.

Viendo a detalle algunos animales, me doy cuenta que algunos de ellos se acercan a sus madres para recibir alimento, lo que parece ser un líquido de color blanco.

También descubrí que varios animales nacen en el agua, ¡pero luego se mueven a tierra! Eso me da una idea de dónde puedo venir yo.

Yo bebo agua, camino en la tierra y veo a lo que parece ser mi igual en el agua, ¡debo venir de ahí! Mi origen es el agua ya que cuando me meto en ella siento que algo dentro de mi despierta.

Al fin descubrí que vengo de algún lugar: del agua.

El agua no solo me dio la vida a mí, si no también a muchas cosas. Las flores amarillas que tanto me gustan se dan cerca del agua, pero si las alejo de ella, mueren.

Cuando paso mucho tiempo lejos del agua mi garganta se pone seca como los troncos de los árboles, seguramente me pasará lo mismo que a las flores amarillas que tanto me gustan, debo estar cerca de los ríos si quiero seguir viviendo.

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Pues bien, en sí, en si, en sí, este libro o historia tiene mucho contenido filosófico, si tu eres de esos que no te gustan las weas de filosofía entonces creo que no le entederas mucho a la historia :/

por otro lado si a ti te gusta Gabriel García Márquez déjame decirte que esta cosa te va a encantar, prácticamente este es un experimento para tratar de "superar" El amor en los tiempos del cólera que es el mejor libro de ese señor, espero lograrlo. La historia va a ser larga, pensé que me iban a salir menos de 30 folios...y ya llevo 37, no llevo ni 1/4 de la historia así que creo que voy por muy buen camino, jeje.

la historia se subirá los sábados para rellenar ese vació existencial que nos dejo SAO lll, quedé afectado emocionalmente por la muerte de Eugeo :c

dejando de lado mis crisis existenciales, aquí esta el maravilloso capítulo, solo advierto que la mayoría si van a estar un poco largos, pero valdrán toda la pena del mundo.

Nos vemos el proximo sábado.

Siempre tuyo: 

-Arturo Reyes.

(Nota un año después)

Al haber acabado SAOA WoU me di cuenta que el capítulo final tiene parentesco con esta historia, pues Alice llega de un mundo desconocido para los humanos (en el anime es el Underworld y aquí será el Mundo platónico de las Ideas), y Kirito es quien se encarga de mostrarle este mundo a Alice, al que para ella todo es nuevo y debe ir redescubriendo.
Si te gustó ese segmento Kirialice en éste capítulo final de WoU, el fic te encantará.

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