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Capítulo 9

La corriente del río realmente era bastante tranquilizadora, lástima que estuviera cubierta de basura debido a los desperdicios. Aún así, el sonido del agua relajaba hasta el esquelético cuerpo de Sans.

¿Cuánto tiempo llevaba allí? Acariciando el suave rostro de la chica que estaba entre sus brazos.

–Chara, despierta... Tenemos que irnos.

La chica no reaccionaba, aparentemente se había desmayado.
Preocupado, se puso a pensar en qué hacer cuando derrepente un sonido entre los arbustos lo hace ponerse en guardia.

–Demonios Sans, dónde te habías metido...– Papyrus fué interrumpido por un rápido hueso que apenas alcanzó a escuchar–. ¡¡Idiota!! ¿Qué demonios haces?

–Disculpa... Me asustaste.

–¿Te hice temblar hasta los huesos? Nyehehe.

–Paps... Mejor dejame los chistes a mí...

–Amargado...– el esqueleto mayor voltea a ver hacia los brazos de Sans–. ¿La encontraste?

–Si... Estaba cayendo del puente...

–¿Qué puente?

–El que aparentemente cayó... O alguien destrozó...– diría Sans viendo hacia una gran roca, en la cual había caído la lanza que usó Undyne para romper el puente–. Ella la encontró antes que nosotros.

–Rayos... ¿Tan sencillo la derrotó?... Esa niña a mí me hizo trizas...

–Tampoco es como si fuera muy difícil.

–Ugh, ¡Cállate!

Sans cargaría en la espalda a la pelirroja inconsciente.

–Pasame la manta que trajiste.

–¿Para qué?– pregunta el esqueleto mayor.

–¿Cómo que para qué? Tenemos a una humana que está siendo buscada por el reino entero... ¿Crees que caminaremos con ella a la vista? La voy a tapar con la manta.

–¡No! Es mi manta favorita, solo puedo usarla yo.

–¡Papyrus! Hazlo y te llevaré a un show de mettaton.

–Ugh, está bien– dijo Papyrus de mala gana tapando a la chica.

–Llevemos a Chara a la casa hasta que se calme la búsqueda.

.

.

.

–¿Dónde está Chara?– dice Asriel entrando a la tienda de Temmie.

–Oh, ella salió hace unas horas.

El principe se quedó callado unos segundos.

–¿Cómo que salió?

–Pues si, salió... Creo que a Waterfall.

–Temmie... ¿Por qué dejaste que saliera?

–Pues... Porque quería salir– dijo la gata con un poco de nervios–. ¿Pasa algo malo?...

–¡Chara no tenía que salir!

–¡Nunca me lo dijiste!

–¡Es lógico! La está buscando el reino entero– dice Asriel preocupado.

–¿Te ayudo a buscarla?

–No... Pronto mi padre desplegará al ejército entero para buscarla... Si descubre que la estamos ayudando quizá a mí solo me castigue... A ti te puede ejecutar por traición.

–Está bien, pero cuídate ¿Si?

–¡Claro, voy a estar bien! De eso no te preocupes.

–Confío en ti– dice Temmie con una sonrisa.

Asriel saldría de la tienda decidido a encontrar a Chara antes que algún miembro de la guardia real. Si tan solo la encuentran...

–Sería su fin...– piensa el principe.

Rápidamente preparó sus armas y empezó su búsqueda en su confiable "caballo", que realmente era otro monstruo.

.

.

.

–Sans... ¿Realmente hacemos lo correcto?

–¿Por qué lo dices?– pregunta el esqueleto menor mientras camina con la chica entre sus brazos.

–Es injusto que la maten siendo inocente, pero...– Papyrus dudaba en seguir hablando–. Podríamos ser libres.

–Podemos ser libres de otras manera, no asesinandola.

–¿De qué forma?

Sans no supo responder, tal vez era la única manera... Pero no permitiría que ellos toquen a Chara.

–No lo sé... Pero debe haber otra forma, no quiero que le hagan daño.

–Esta bien... ¡Igual ya sabes que aquí estaré para ayudarte en cualquier estupidez que hagas– dijo Papyrus con su orgullosa sonrisa.

–Tú hablando de estupideces, que irónico...

Ambos continuaron su viaje hasta que escucharon unos pasos atrás.

–¡Hey chicos!– decía aquella persona acercándose.

–Prin...¡Principe!– diría Papyrus bastante emocionado–. ¡Soy un grandísimo fan suyo! ¿Podría darme un autógrafo?

–Ehh, si, claro... Pero en este momento estoy muy apurado... ¿No han visto algún rastro de la humana?

–Ehhh ¿Cuál humana?– respondería Papyrus intentando ocultar sus nervios.

–Pues... La que está siendo buscada por todo el reino...

–Ehh, disculpelo, Principe... Papyrus es un poco idiota– diría Sans riéndose de nervios–. No la hemos visto... Solo hemos escuchado hablar de ella en la televisión... ¿Verdad, Papyrus?

–¡Si! Ya me acordé, es verdad.

–Eh... Está bien... Escuchen chicos, ¿No les gustaría ser parte de la gran guardia real?

–¡Por supuesto que si! Es mi sueño– responde Papyrus.

–Miren... Necesito encontrar a esa humana, si la encuentran... Tal vez pueda hablar con Undyne para que los incluya.

–Pero... ¿Acaso no tienen a un ejército entero que puede hacer eso?– pregunta Sans.

–Sí... Pero...– Asriel no sabía qué responder–. Escuchen, tengo asuntos pendientes con ella, ¿Sí? Tengo que encontrarla antes que el ejército...

–Ehhh, seguro... Te aviso si la encontramos– dice Sans.

–Bien... ¿Quieren mi número de teléfono?

Sans creyó que ya podría estar tranquilo, pero derrepente sintió movimientos en su espalda. Se había despertado.

–¿Dónde estoy?– preguntaría la chica de forma somnolienta mientras se talla los ojos.

Todos se quedaron callados. En especial la chica que no sabía qué estaba pasando. Asriel rápidamente desenvainaría su espada.

–Chicos... No quiero lastimarlos, solo denme a la humana.

Sans soltaría a Chara y la dejaría detrás de él.

–Chara, quédate atrás... Yo te protegeré– dice Sans en voz baja preparándose para atacar.

–No... Esperen– Chara todavía no reaccionaba bien por el sueño.

Asriel lanzaría un espadazo hacia el esqueleto, el cual cubriría el ataque a duras penas con un hueso. Intentó dar un puñetazo al rostro de Asriel, pero la cabra agarró el puño y lo lanzó hacia un árbol con toda su fuerza.

Sans se estamparía contra el árbol y sin que pudiera reaccionar recibió una apuñalada del principe.

–¡Sans!– Chara se acercaría corriendo mientras Sans empezaba a sangrar–. ¡Idiota!–. Gritó Chara dándole un golpe a Asriel.

–¿Estás bien?– diría Chara agachándose y sosteniendo el rostro de Sans.

–Yo...– Sans batallaba para hablar mientras el líquido rojo escurría.

–Sans...– Chara estaba apunto de llorar.

–Tengo que decirte que... ¡Es una broma! JAJAJAJAJAJA– diría Sans mostrando un sobre de salsa de tomate cortada a la mitad–. Siempre llevo una en mi bolsillo... Realmente la espada solo rozó mi costilla.

Sans continuaba riéndose hasta que recibió una patada de Chara.

–¡Eres un idiota! Me asustaste– dijo Chara enfadada–. ¿Tienes algún problema mental?

–Creo que sí.

–¿Entonces los conoces?– preguntaría Asriel.

–Sí, ellos me habían capturado, pero hace un rato me salvaron de morir...

Asriel guardó la espada y se tranquilizó.

–Llevo todo el día buscándote, ¿Por qué saliste de la aldea?– pregunta Asriel.

–Estaba aburrida...

–¡Te pudieron haber matado!

–Tranquilo, ninguno de esos monstruos será capaz de lastimarme.

–Yo no diría eso...– dice Sans mientras se levanta del suelo.

–¿Quieres otra patada?

–No.

Los tres se relajaron y empezaron a platicar sobre todo lo que había pasado.

–¿¡Sobreviviste a un ataque de Undyne!?– pregunta Papyrus sorprendido.

–Si, lo sé, soy genial– dice Chara de una forma muy orgullosa.

–Si, pero Undyne no se va a rendir... El río fluye hasta el basurero del reino, posiblemente allí te ha de estar buscando.

–No importa, estaré bien.

–Eso espero...– Asriel miraría la hora–. Ya estuve mucho tiempo afuera... Si no vuelvo pronto mi padre se preguntará qué estoy haciendo.

–¡Yo quiero mi autógrafo!– dice Papyrus.

–Chara, ¿Puedo confiar en que estarás bien con ellos hasta mañana?

–¡Por supuesto! Estaré bien, tranquilo.

–Está bien, nos vemos– Asriel se subiría en su "caballo" y se iría de aquel lugar.

–Bueno... Estamos cerca de Snowdin, deberíamos volver.

–¿Cerca? ¿Cuánto?

–Pues... Tres horas– respondería Sans.

–Odio este lugar...

Los tres caminaron hasta llegar a la casa de los esqueletos. Al llegar, los tres cenarían los terribles espaguetis de Papyrus y se irían a dormir.

–¿Tengo que dormir en tu habitación?

–¿Prefieres dormir afuera?– pregunta Sans.

–Bueno...– Chara se acostaría en la cama mientras Sans se acomodaba para dormir en el suelo.

–Oye... ¿Y es tu amigo?...– pregunta el esqueleto.

–Pues... De hecho no.

–Oh... Ya veo.

–Es como mi hermano... Es extraño... Es hijo de toriel, y como toriel me cuidó desde que llegué... Pues es como una madre.

–¿Y no recuerdas a tu madre biológica?

–Un poco... Pero no tengo buenos recuerdos...

–Entiendo... No te sientas mal, Papyrus y yo desde niños no tenemos madre.

–¿Por qué?

–Papyrus dice que murió... Pero yo sé perfectamente que nos abandonó, lo comentan algunos de este pueblo.

Se hizo un silencio incómodo entre ambos.

–Lamento oír eso...

–No te preocupes... No duele tanto, no la llegué a conocer mucho...– dice Sans intentando animar un poco el ambiente–. Por cierto...

–¿Qué sucede?

–¿¡Por qué no le dijiste que te estábamos ayudando!? Pudo haberme matado– preguntó Sans.

–Oh, es que quería ver qué pasaba... No creí que te daría tremenda paliza, ja, ja.

–No me dió una paliza... Es que... A mí no me gusta pelear.

–Ajá si...

–¡Escucha, ambos sabemos que si yo hubiera peleado en serio, le hubiera dado una paliz...!

Sans no podría terminar la frase, recibiría un fuerte abrazo de la chica. En las mejillas del esqueleto podía verse un rubor azul.

–Muchas gracias, Sans...

–¿Por qué?

–Por salvarme... Realmente eres mi héroe.

Sans apretaría todavía más como muestra de la emoción que estaba sintiendo.

–Es increíble poder abrazarte... Y no solo hablar detrás de una puerta.

–Me alegra que ya no intentes ejecutarme– diría Chara con una risita.

Ambos se separarían del abrazo y se seguirían viendo fijamente.

–No me veas con esos ojos...– dice Sans

–¿Por qué?

–Me deslumbras...

______________________________________

Fin del capítulo.

Espero que les haya gustado!!

4 meses sin publicar nada ni dar rastro de vida... Pero...

¡Hemos vuelto! :D

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