Capítulo 4
Después de tantas emociones, lo mínimo que necesitaba nuestra protagonista es aunque sea un poco de descanso, tristemente eso no sería posibleme.
–Hey, Naps...– diría Chara mientras las piernas le dolían.
–¿Que pasa?– pregunta el fantasma con su tono melancólico de siempre.
–¿Falta mucho para llegar a tu casa?
–Lo siento Chara... Pero falta un montón.
–¿¡En serio!? Yo pensé que no faltaba tanto...
–Apenas estamos cruzando el bosque helado... Falta muchísimo, aún ni siquiera pasamos por Snowdin, lo siento...
–¿Pasaremos por ese lugar?– pregunta Chara, recordando a su amigo esquelético.
–Si...de hecho, después de Snowdin es la entrada a Waterfall, la región donde vivo...
–Solo espero no encontrarme con cierto conocido...
Ambos estuvieron platicando hasta que el frio del bosque congelaba las únicas fuerzas que Chara todavía conservaba.
–Podriamos acampar, Chara...– dice Napstablook–. Realmente el frío no me afecta, ya sabes, porque soy un fantasma... Pero parece ser que a ti si.
–Hagamos un refugio improvisado, será lo mejor...– dice Chara tiritando de frío.
Ambos reunieron algunos pedazos de madera y los juntaron formando una fogata. Ninguno de los dos sabía prender una, y menos en esas condiciones climáticas, pero tras mucha prueba y error lograron hacerlo.
Chara se sentó en un tronco cercano a la fogata y empezó a ver el "cielo", que realmente eran rocas brillantes.
–Por fin libre...– dijo en voz baja con una profunda sonrisa.
–¿No extrañas las ruinas?– pregunta el fantasma.
–Extraño a Toriel... Quizá también extraño la comodidad de esa casa, pero no podía estarme toda la vida allí... Algún día tendría que irme.
–Lo entiendo... Debe ser triste separarse de alguien que te trató como una hija... Lo siento mucho– Napstablook estaba tan triste como siempre.
–No puedo deprimirme, hay toda una travesía esperándome... Primeramente tengo que convencer a todos los monstruos de que soy inofensiva.
–Hablando de monstruos... ¿Quién es ese conocido al que dijiste que no querías encontrar?
Chara se quedó callada unos segundos.
–Sans... Es un esqueleto al que conocí en las ruinas, hablábamos a través de la puerta de la entrada, nunca nos vimos.
–¿Y por qué no quieres encontrartelo? Si fue amigo tuyo deberías querer verlo...
–¡Por supuesto que quiero!... Pero él no sabe que soy humana... Por ahora no puedo.
–Entiendo... Sans, el nombre se me hace conocido, si no me equivoco es aprendiz de la guardia real junto con su hermano Papyrus...
–Lo sé, fue una de las tantas cosas que hablamos– diría con un tono tan melancólico como el del fantasma–. En fin, no es tiempo para deprimirme.
Chara preparó algunas cosas para mañana y terminaría durmiendose, resguardandose del frío en el calor de la fogata.
.
.
.
–¿Está segura que no vió a ningún humano atravesar las ruinas?– pregunta Papyrus a Toriel.
–Ya les dije que no, jóvenes– dijo la cabra a los dos esqueletos.
–Nos han llegado reportes de algunos monstruos del bosque diciendo que vieron a uno... Si descubre algo, por favor infórmenos.
–Lo tomaré en cuenta... Me tengo que ir.
Toriel cerró la puerta dejando a los dos esqueletos solos.
–¿Tú le crees?– pregunta Papyrus a su hermano menor.
–Sinceramente no, hehe... Se le nota hasta los huesos que miente.
–Si, lo mismo pienso– ambos empezaron a retirarse de la puerta de las ruinas tras no haber encontrado nada util–. Ni modo, tendremos que buscar al humano por nuestra cuenta.
–Ahh, que flojera– diría el esqueleto menor–. Mejor deberíamos irnos a casa a dormir.
–¡Tú siempre quieres dormir!
Ambos continuaron caminando hasta que encontraron algo sospechoso.
–¡Sans, mira esto!
–¿Qué pasa?– pregunta el menor acercándose.
–Son pisadas... Sans... Nos dijeron que el humano parecía ser menor ¿Verdad?
–Si, dijeron que probablemente no medía más de 1.65.
–Las pisadas concuerdan con alguna criatura de esa medida... ¡Debe ser por aquí! Nyehehe– dice el esqueleto mayor bastante emocionado.
–No corras tanto, me da flojera seguirte el paso...– Sans lo siguió a un ritmo más lento–. Hey, pero también dijeron que iba con un acompañante.
–Es un fantasma... No caminan.
–Cierto, hehe.
.
.
.
Chara no recordaba bastante de la superficie, recordaba algunas caras y algunos momentos, pero hasta ahí.
Lo que mejor recordaba era la caída, aunque aún así habían momentos confusos que no podía recordar, ni mucho menos entender.
Ahí estaba, en la cima del gran monte Ebott, el tan temido lugar que resguardaba la entrada al subsuelo. No recordaba el por qué se encontraba ahí, el por qué se encontraba en esa situación.
La situación era tan confusa, lo cual empeoraba con el hecho de que por alguna razón... La caída no fue un accidente.
.
.
.
Chara despertaría un poco agitada, a su lado estaba su acompañante fantasmal.
–Naps, levántate... Necesitamos continuar el viaje– dijo la pelirroja agarrando todo lo necesario para continuar el viaje.
–Lo siento, dormí mucho...
–No importa, continuemos.
Ambos continuaron, el viaje no estaba siendo tan difícil, pero si tardado. Esto se debía a que por razones de seguridad, para evitar encontrarse con algún monstruo decidieron no ir por el camino principal para evitar encontrarse con algún monstruo.
Desafortunadamente, a pesar de todos sus esfuerzos, en algunos momentos llegaron a ser vistos. Una de esas ocasiones fue cuando pasaron al lado de algunas cabañas, las cuales por supuesto estaban habitadas.
–¡Un humano! ¡Avisen a la guardia Real!
Esas palabras fueron las únicas que escucharon al pasar cerca de esa zona.
Probablemente todo el subsuelo sabía de su presencia, era un inconveniente, pero uno que pensaba resolver.
Pasaron aproximadamente treinta minutos desde que salieron de su refugio improvisado hasta que escucharon algunos pasos detrás de ellos. Al voltear, Chara observarla un hacha dirigiéndose hacia ella.
Como pudo logró esquivarla, al ver para enfrente nuevamente se encontraría a dos monstruos. Ambos tenían una apariencia canina, por lo que podía ver era una hembra y un macho.
–¡Lo encontramos, Dogamy!– dijo la hembra agarrando nuevamente su hacha.
–¡Acabemos con esto!
Rápidamente ambos perros empezaron a atacar a Chara, la cual empezó a huir lo más rápido que pudo. Napstablook no podía intervenir, era simplemente un fantasma, no podría hacer nada frente a ellos.
La pelirroja continuó corriendo hasta que llegó a un puente que separaba dos grandes pedazos de tierra, ambos perros prepararon sus ataques con la intención de acabar con la chica.
Estaba desesperada, la altura era gigantesca, caer de ahí sería una muerte segura, pero al mismo tiempo luchar contra ambos sería prácticamente lo mismo.
–¡No quiero pelear! No tengo intenciones de hacer daño a nadie... ¡Solo quiero paz, por favor!– Chara gritó intentando cambiar de parecer a sus dos enemigos, a los cuales pareció no interesarle sus palabras.
–¿De verdad crees que te creeremos? Eres un humano, la raza que terminó con todas nuestras esperanzas... ¡Lo mejor es que mueras ahora mismo!– dijo la hembra, Dogaressa.
–En ese caso...– Chara sacó rápidamente de su mochila un cuchillo de cocina que le robó a Toriel–. No quiero lastimar a nadie ¡Pero tampoco permitiré que me maten sin defenderme!
Toriel tenía razón, esos monstruos no entenderían simplemente a palabras. Chara se preparó para el combate, los dos perros avanzaron y la pelea comenzó.
Sus ataques eran muy fuertes, pero bastante lentos, lo cual le permitía a Chara esquivarlos.
–¡Ataquemos juntos, Dogamy!
Ambos lanzaron sus hachas, lograron hacerle una cortada a Chara, pero ella continuó avanzando hacia ellos. Aprovechando que estaban desarmados, logró herir con su cuchillo a uno de los dos, pero sería fuertemente derribada con un puñetazo.
Dogaressa dió una patada a la cabeza de Chara con la intención de rematarla, pero logró esquivarla a tiempo y apuñalar la pierna con su cuchillo.
Dogaressa cayó al suelo aullando de dolor.
Ésto le daba la oportunidad a Chara para pelear en igualdad de condiciones contra Dogamy. Ambos continuaron peleando hasta el cansancio.
–¡Me tienes harto!– gritó el perro antes de abalanzarse contra Chara.
Logró quitarle el cuchillo a la chica, agarró su hacha y se preparó para dar el ataque final, pero la pelirroja no se rindió. Agarró una gran piedra, la cual estampó contra la cabeza de su enemigo, dejándolo inconsciente mientras Dogaressa presenciaba la escena sin poder ponerse de pie.
Chara volvió a agarrar su cuchillo, se acercó para rematar el cuerpo, pero algo la detuvo... Un recuerdo.
"Son seres vivos, merecen compasión y respeto como cualquiera".
La pelirroja bajó el cuchillo y pensó mejor las cosas. Si realmente quería que hubiera paz, no podía arrebatarle la vida a nadie, no podía ser igual que ellos.
Simplemente guardó su arma y continuó con su camino.
–Gracias...– dijo Dogaressa, lo cual Chara alcanzó a escuchar a la distancia.
Tras caminar un rato se encontró nuevamente a Napstablook. Ambos continuaron su camino, pasando por los helados paisajes de esa región.
.
.
.
–¿Falta mucho?– pregunta Chara.
–No tanto, estamos a veinte minutos de Snowdin, después de pasar por ese pueblo llegaremos a Waterfall.
–Entiendo.
Al pasar por otro puente, escuchó detrás de ella una voz bastante familiar. Escuchar esas palabras erizaron su cuerpo y la llenaron de terror, sabía perfectamente de quién se trataba.
–Mira quién está aqui...– dijo la voz, la cual le pertenecía a ese carismático esqueleto.
Te encontré, humano...
___________________________________________
Fin del capítulo.
Espero que les haya gustado, disculpen la tardanza, tuve algunos inconvenientes.
Nos vemos!! =)
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro