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Capítulo 12

El esqueleto empezaría a correr hacia Undyne, lanzando un puñetazo bastante rápido el cual el pescado cubriría sin esfuerzo.

–Demasiado débil...– dice para luego agarrar su lanza e intentar apuñalar a Papyrus, el cual lo esquiva y le daría una patada en el pecho.

Undyne retrocedió algunos pasos por el golpe, rápidamente hizo aparecer 5 largas lanzas las cuales lanzó hacia el esqueleto. Papyrus las esquiva milimétricamente y de una patada devolvería una de ellas hacia Undyne.

–Has mejorado bastante... Te recordaba mucho más lento.

–No te será fácil pasarme...– dice Papyrus con bastante seguridad.

–Tampoco seas tan soberbio... Ambos sabemos que esta pelea ya tiene una vencedora... ¡Y soy yo!

Debajo del suelo donde estaba parado el esqueleto empezaron a salir varias lanzas, las cuales lo alcanzaron a herir superficialmente. Creyó que eso era todo, pero al ver hacia arriba notó que las lanzas bajaban y se dirigían nuevamente a él.

–¡No eres la única que puede hacer eso!– dijo Papyrus antes de lanzar varios huesos y detener las armas de Undyne.

Viéndose algo presionaba, decidió agarrar una de las lanzas y correr hacia Papyrus.

–¡Veamos qué tan bien lo haces de cerca!– dijo antes de lanzar una poderosa estocada que Papyrus repelía con un gran hueso.

Empezaron a intercambiar ataques hasta que Undyne patearía las delgadas piernas del esqueleto haciéndolo caer al suelo, posteriormente agarró su arma y rápidamente apuntó hacia su cuello.

–¿Eso es todo?

–No...

Undyne sentiría cómo algo se incrustaba en su espalda, al voltear, vió un afilado hueso.

–Maldita sea...– diría Undyne quien recibiría una patada en la mandíbula y un puñetazo en el pecho alejándola unos metros.

–Vaya que eres fuerte... Por algo eres la líder de la guardia real...

–Tienes potencial... Lastima que lo desperdicies protegiendo a esa humana...

–¡Ella no se merece que la capturen, no ha hecho nada más que defenderse!

–¿¡Y sabes todo lo que su especie egoísta nos ha hecho sufrir!?

–¿Y qué buscas? ¿Venganza?

–¡Por supuesto! Con su alma, el rey podrá salir, usando su gran poder, hará caer a toda la humanidad...

–¿Estás dispuesta a ver niños morir por tu estúpida venganza?

–Ellos no se contuvieron con nosotros...– dijo Undyne apretando su arma–. Así que... Si realmente insistes en protegerla, no me queda otro remedio más que terminar esto rápido.

–¿Y qué vas a hacer? No te tengo miedo...

–Papyrus... Fuiste mi alumno durante años, pero nunca fuiste testigo de mi ataque especial...– diría la líder mientras un aura verde empieza a envolver su cuerpo–. Que empiece lo divertido...

.

.

.

Se escuchaban por todo Hotland los pasos del esqueleto y la humana dirigiéndose a toda velocidad hacia el castillo.

–¿Ya casi llegamos?

–Sí...– dice Sans con la voz agitada debido al cansancio–. Solo tenemos que pasar por el núcleo y llegaremos...

–Eso espero... Oye, deberías hacer más ejercicio...

–No corro hace mucho tiempo, solo es eso.

–Pareces viejito– dice la chica con una risita.

–Tenemos la misma edad, ridícula.

Tras unos minutos corriendo, por fin llegaron al núcleo, una gran maquina encargada de darle energía a todo el subsuelo.

–Es impresionante...– dice Chara apreciando la gran estructura.

–Sí... Tuvimos que construirla desde que quedamos atrapados aquí...

La plática sería interrumpida por un ruido que el esqueleto escucharía a la lejanía. Volteando a todos lados, alcanzó a ver un monstruo apuntando con un arma hacia Chara.

–¡Cuidado!– dice empujando a la chica hacia el suelo.

–¿¡Qué pasa!?

–Nos encontraron, tenemos que salir de aquí lo antes posible– dice Sans agarrando de la mano a Chara.

Ambos saldrían a toda velocidad del lugar, recorriendo los pasillos del núcleo en busca de una entrada al castillo.

–Debe estar cerca de aquí...– piensa el esqueleto menor.

–¿De verdad sabes dónde estamos?

–Por supuesto que sí, solo ando un poco... extraviado.

Bajaron el ritmo debido al cansancio, al tomarlo con más calma, Sans pudo encontrar el camino correcto, acercándose cada vez más al castillo.

–Ahí está...– dice el esqueleto en frente de un puente que los separaba de la entrada del castillo.

–Por fin, llegamos...– dice la pelirroja.

–Ahora solo tenemos que llegar hasta la habitación del rey...

–¡Vamos!

Chara agarraría al esqueleto y avanzaría unos metros, pero una gran explosión delante de ella la detendría.

–¿A dónde creen que van?– diría una voz robótica entre el humo–. Es de mala educación irse tan rápido, ¡Ni siquiera me he presentado!

–¿Ahora qué demonios sucede?– dice la pelirroja.

–Esa voz suena a...

–¡Mucho gusto, mi nombre es mettaton!– diría un robot con forma cuadrada saliendo lentamente entre el humo–. Parece que tienen prisa, ¿A qué se debe eso?

–Maldita sea...– dice Sans–. Es un robot que creó la cientifica Alphys, la científica del reino... Aunque se supone que solo fue creado para entretenimiento, no tengo ni idea de qué hace aquí...

–Vaya, sabes mucho de mí, me siento tan halagado– dice mettaton haciendo un gesto de timidez–. Lamentablemente, estás un poco equivocado. Sí, me creó la cientifica Alphys, pero mi propósito inicial no fue el entretenimiento.

–¿Entonces?...

–Bueno... Digamos que además de un gran atractivo y un gigantesco carisma, también tengo...– dice con una sonrisa dibujada en su visor–. Docenas de armas para la exterminación de la humanidad.

Lanzaría un disparo que provocaría una explosión que lastimó levemente a Chara.

–Ups, hace mucho que no utilizo estas funciones, pero tengan por seguro que a la siguiente no fallaré...

Antes de que el robot pudiese volver a disparar, ambos se escondieron detrás de unos escombros.

–¿¡Qué demonios pasa en este lugar!? Primero un fantasma, luego un pescado con una lanza... ¿¡Ahora un maldito robot!?

–¡No es mi culpa que todo el reino te odie!– dice el esqueleto–. Lo mejor es que yo lo distraiga y tú avances.

–Sans, ¿No viste que casi nos hace explotar?

–Sus armas están diseñadas para acabar con un humano, te irá peor a ti, creeme... Además no hay tiempo, si te quedas aquí solo será cuestión de tiempo para que todo el ejército nos alcance...

–Ya dejamos solo a tu hermano... No quiero pensar en lo que les podría pasar a ustedes dos por ayudarme...

–Estaremos bien, ¡Seguro que Papyrus le está dando una paliza a esa tipa!

.

.

.

El esqueleto sería lanzado fuertemente contra una pared, luego apuñalado por una lanza en el estómago.

–Te lo advertí, en esta forma, no hay nadie que pueda derrotarme...– dice Undyne con una sonrisa orgullosa.

–Deja de subestimarme...

–¿Y qué vas a hacer? ¡Estás acabado!

Antes de que el pescado pudiera dar un paso hacia enfrente, sintió cómo su cuerpo empezó a hacerse más y más pesado.

–¿Qué está pasando?– dice mientras sus rodillas ya no aguantan y cae al suelo.

–No eres la única con un ataque especial...– dice Papyrus sacándose la lanza del estomago–. Digamos que, Sans y yo tenemos una habilidad que heredamos...

Un aura azul empezó a envolver a Undyne.

–De nada te servirá ser tan rápida si puedo hacer que no puedas ni levantarte...

Con bastante esfuerzo, Undyne logra ponerse de pie.

–No necesito correr para vencerte...

Varias docenas de lanzas aparecieron alrededor de Papyrus.

–¿Quién morirá primero? ¿Tú o yo?

–Veamos...– responde fríamente el esqueleto.

Undyne empezó a mover las lanzas hacia Papyrus, el cual las esquivaba milimétricamente por mero instinto. En ese punto, cualquier herida podría ser mortal para el esqueleto.

Empezó a correr a toda velocidad intentando acercarse a Undyne, sin embargo, la cantidad de ataques consecutivos hacían esa tarea prácticamente imposible.

Con la poca energía que le quedaba, Papyrus hizo aparecer docenas de huesos que bloquearon los ataques del pescado.

–¡Terminemos esto de una maldita vez!– dice Papyrus agarrando un hueso afilado y dando un brinco hacia Undyne.

–¡Ya muere de una maldita vez!– dice el pescado sosteniendo firmemente su lanza.

Cuando parecía que ambos se iban a apuñalar mutuamente, Papyrus dejó de correr. Undyne sintió algo goteando debajo de ella, solo había sido una distracción. Uno de los tantos huesos que el esqueleto generó, se había camuflado logrando pasar desapercibido apuñalando a Undyne en el pecho.

–Parece que... perdí– dice el pescado mientras empieza a toser sangre.

–Fue... un placer haber podido luchar contra usted...– dice Papyrus haciendo un gesto de respeto.

–Fue una batalla excepcional... superaste todas mis expectativas que tenía sobre ti.

–Muchas gracias...

–Espero que... no te arrepientas de lo que provocarán tus decisiones...

Sin nada más que decir, Ambos caerían inconscientes.

.

.

.

Entre los largos y grandes pasillos del castillo se escuchaban las fuertes y rápidas pisadas de la humana.

–Maldita sea, me quedé sola...– dice Chara buscando la habitación del rey.

Abría puertas, pero ninguna la conducía hacia su destino. A lo lejos vió una gran puerta con la leyenda "Habitación del príncipe Asriel"
Al entrar, encontró muchísimos juguetes en una caja polvorienta.

Al revisar más, encontró un collar dorado el cual se puso.

–No creo que le moleste... Igual soy su hermana– dice con una sonrisa–. ¡No! A lo que viniste...

Chara se dirigiría a la puerta, pero se tropezaría con una caja que sobresalía de abajo de la cama.

–¿Qué es esto?– dice Chara mientras la abre.

Vaya que era chismosa. Al abrir la caja, encontró una gran y afilada daga dorada.

–Es hermosa...– dice la pelirroja guardandola entre su ropa–. Tal vez me sirva luego.

Ahora sí, después de saciar su curiosidad esculcando las cosas de su hermano, salió de la habitación y continuó recorriendo el castillo.

Conforme lo recorría, una sensación se estaba acumulando en su pecho. Una sensación de miedo, una extraña presencia que la intimidaba.

Todo tendría sentido unos segundos después, al ver cómo enfrente de ella se encontraba su destino. La habitación del rey.

Caminaría a paso lento, sintiendo como una gran sensación difícil de explicar la llenaba.

Rápidamente abrió la gigantesca puerta y por fin, allí se encontraba, frente a frente con el rey, quien estaba sentado en su trono esperando a la humana.

–Sorprendente, parece que has logrado llegar hasta aquí...– dice el rey Asgore mientras se levanta lentamente.

Detrás del gran trono, nota una habitación bastante extraña detrás del trono. Era la barrera.

La luz del atardecer lastimaba un poco su vista. El crepúsculo brilla a través de la barrera. Parece que su viaje por fin ha terminado.

La humana está llena de determinación.

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Fin del capítulo.

Gracias por leer y esperarme :)
Ya mero termina esta historia, y la verdad me está emocionando el rumbo que está tomando

Chau! (⁠づ⁠。⁠◕⁠‿⁠‿⁠◕⁠。⁠)⁠づ








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