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006 ; 🥀

─ ¡Todavía se mueve! ─ uno de los niños Exclamó.

─ ¡Rápido traigan un doctor de sapos! ─ Kagura lloriqueó mientras abrazaba suavemente al aplastado señor Sapito.

─ ¿Meiyou-San, no tenías un amigo que era veterinario?

─ ¡Por supuesto! Lo llamaré. Espero este disponible. ─ dijo mientras juntaba sus manos.

...

─ Nada de que preocuparse, el señor Sapito está fuera de peligro. ─ fue el diagnóstico del joven Zhanshi el veterinario. ─ Si realmente hubieran ejercido presión, le hubieran hecho mucho daño. Lo correcto sería tenerlo en una jaula de cristal equipada. ─ pensó antes de proseguir ─ Creo que tengo una extra en mi camioneta.

Así como lo prometió, los niños se entretuvieron ayudando a construir la nueva casita del señor Sapito. Tierra húmeda, un recipiente que simula un charco de agua, césped, insectos para comer, todo lo que encontraron en el patio trasero.

─ ¿Cuanto te debemos, Zhanshi Sensei?

─ Nada Meiyou, en serio, corre por mi cuenta.

...

─ Señor Sapito no nos hace caso. ─ un niño mencionó con decepción.

─ ¿Qué está mirando?

─ ¡Sigues viendo a Sesshomaru incluso después de que te pisó! ─ Kagura dio un grito contenido ─ ¿No puedes odiarlo verdad?

La niña volteó a ver al mencionado, allá a lo lejos, en un rincón aparte. Siempre tan tranquilo, tan quieto y callado. Sin demostrar lo que pensaba o sentía.
Se sentía terrible por casi matar a un bicho, aún si era feo, asqueroso, baboso, no merecía morir, al menos no por su culpa. Ahora que se encontraba bien, intentó alejar esa amargura que de nada servía ya.

No sabía explicarlo, sentía culpa.

─ Sesshomaru ~─  Oh, de nuevo ella. ─ Yo se que no lo hiciste a propósito.  ¡Pero creo que todavía le debes disculpas al señor Sapito!

─ ...

─ Ven, él no para seguirte. ─ Kagura lo jaló del brazo. Sesshomaru se resignó y se dejó arrastrar.

Kagura consiguió lugar para él en esa ronda de niños alrededor de la jaula. El sapo de inmediato se pegó al vidrio, donde estaba ese niño.

─ ¡Es tan raro!

─ Seguramente le llama la atención el color de tu cabello.

─ o el de tus ojos.

─ ¡El señor Sapito está enamorado de ti! ─ Kagura rió.

─ Kagura, esas bromas son inapropiadas. No vuelvas a decirlas. ─ la señorita Meiyou regañó.

─ Decirle señor Sapito es muy largo ¡Hay que ponerle un nombre mejor!

─ Sesshomaru, creo que tu deberías decidir, es lo menos que puedes hacer por él. ─ la niña a su lado animó.

─ No se me ocurre ninguno. ─ se limitó a responder.

─ ¡A mi si! ─ Kagura ya estaba lista para enunciar ─ Hiro, Yoshio, Hiroki,  Jaken, Akio, Yaten, Kairi, Haku-

─ Espera. ─ Sesshomaru la interrumpió. ─ Creo que el nombre más aceptable es Jaken. Los demás son nombres de personas y este es una mascota.

─ ¡Es verdad! Ya es nuestra mascota.

─ ¡Jaken!

─ ¡Le haré un dibujo con su nuevo nombre!

...

─ Jaken ~ ¿Por qué parece que me desprecias? ¡Soy yo quien te cuida mejor que nadie! Yo soy quien caza insectos para ti. ~ ¿Crees que Sesshomaru lo haría?

─ Ya deja de hablar sola.

─ ¡Le hablo al otro sapo!

...

Campanas por doquier resuenan sin cesar
Proclaman con placer que hoy es Navidad
Los niños aquí están, no dejan de cantar
De este día de amor y buena voluntad


El orfanato ya le daban la bienvenida al mes Diciembre con decoraciones de temporada y el espíritu navideño. Por esos lados tocaba la estación invernal, por lo tanto, a veces el frío llegaba a ser cruel. Especialmente con los desafortunados.

─ ¡Que mal momento para romperte ahora! ─ Meiyou quería reprimir su enojo pero era casi imposible. Además, el calefactor sólo era un aparato, no respondería, ni tampoco andaría de nuevo por arte de magia.

─ Ya me comunique con servicios, pero dudo que vengan pronto. ─ la Nana comentó, negando la cabeza.

─ ¿Y si prendemos una fogata? ─ Uno de los niños sugirió.

─ Ni pensarlo. Este establecimiento no es apto para tal cosa. ¿Quién dijo que era buena idea no poner una chimenea?

─ ¿Cómo va a pasar Santa Claus si no hay chimenea, señorita Meiyou? ─ otra niña preguntó sumamente preocupada.

─ Encontrará otra alternativa, todavía tenemos una puerta o nuestro buzón de correo. ─ al mal tiempo, buena cara, dicen.

...

Navidad, Navidad, hoy es Navidad
Es un día de alegría y de felicidad
Navidad, Navidad, hoy es Navidad
Es un día de alegría y de felicidad

─ No veo a quien creí que sería la primera en abrir sus regalos. ─ La Nana Kaede observó a cada uno en su propio mundo abriendo sus regalos.

─ Kagura está algo deprimida. ¡Tanto que no le ha importado la llegada de regalos! Está afectada por que la pequeña flor que trajo se marchitó.

─ Lo natural, seguramente cortó alguna de sus raíces por accidente. Creo que se me ocurre como animarla. ¡Es Navidad después de todo!

...

La niña de cabellos castaños estaba de brazos cruzados, arrinconada, renegada. Efectivamente, la planta de flor que había extraído de su último viaje al parque de había marchitado gradualmente hasta morir por completo. La Nana Kaede tenía razón, posiblemente no había cavado de manera correcta. Una vez que se corta una de las raices, la planta morirá.

Con tanta ilusión la había regado todos los días. No quería conformarse con las florecillas que salían de la hierba. Sabía que costear flores de verdad no era lo primordial para el orfanato. Ademas, iba a ser solo suya.

─ Kagura. ─ oyó la voz de su compañero. Si hubiera sido cualquier otra persona, no hubiera levantado la cabeza.

Sesshomaru, de alguna manera, de veía adorable con su suéter navideño, blanco con rojo, aún si su rostro no demostraba estar del todo alegre. Traía en sus manos una caja de regalo. La etiqueta llevaba el nombre de su compañera, Kagura.

Si bien fue su Nana quien lo mandó, también analizó por sí mismo la situación. Kagura solía ser enérgica, alegre, más positiva que negativa, hiperactiva. Verla quieta por más de cinco minutos era toda una hazaña. Al mismo tiempo incomoda. Era tan fuera de lo común, no se supone que debería estar angustiada. Mucho menos en esa fecha tan esperada.

Descubrió lo mucho que prefería ver a Kagura feliz, aún si era ruidosa o molesta. Que para seriedad, el ocupaba el puesto.

─ ¿Qué? ─ respondió a la defensiva. Arrepintiendose de inmediato.

─ Este es tu regalo. Feliz navidad. ─ había ensayado esa frase al menos cinco veces en su cabeza antes de acercarse a la niña.

Al no obtener respuesta, colocó la caja en el suelo y Sesshomaru se sentó. Empujó la caja hacia ella, esperando ser aceptado.

Kagura se caracterizaba tambien por ser un tanto orgullosa. No tuvo que decir nada ni rechazar. Tomó la caja y rompió el papel de regalo. Poco a poco, el brillo del papel se veía reflejado en sus ojos. Poco a poco, sus ojos volvieron a brillar por sí mismos.

─ No es cierto. ─ Susurró. ─ ¡Es el juego de maquillaje! ─ No pudo evitar sonreír. Era una niña, después de todo, su mente infantil pronto volvió a enfocarse donde debería.

Sesshomaru pudo respirar de alivio, ahí estaba la Kagura de siempre. Gritona y entusiasmada. Llena de vida.

─ ¡Me encanta el decorado plateado de este espejo! ¡Mira! ¡Y los colores! Oh-oh, también tiene para armar collares y aretes. ─ quería patalear de la emoción.

Mientras la niña revisaba su nuevo regalo, Sesshomaru sólo se interesó por mirar el espejo. Era uno real, esperaba que fuera de plástico con un papel metalizado como de costumbre. ¿Sería buena idea dejar un espejo real en manos de alguien como Kagura?

─ ¡Gracias, Sesshomaru! ¡Feliz Navidad! ~

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