Caminando en el último tramo aún con los pensamientos llenos de ella y toda la basura que imaginaba que sucedería cuando la viera no me había dado cuenta que estaba en borde la ciudad donde todo es bodegas abandonadas y personas olvidadas que perdieron todo cayendo en la indigencia y drogas pesadas que por lo regular ya son de la peor calidad y diluidas en sustancias como químicos nocivos o el residuo de combustibles caducados. Lo bueno que siempre cargo con cigarros por si llega alguna de esas personas y no termine con un filtro clavado en el estómago. Con los nervios que me dieron al darme cuenta por donde estaba se calmó la ansiedad.

Escuchando la dirección por los auriculares y mirando los edificios en semi ruinas así como abandonados buscaba el número del lugar. Como era su costumbre escogía los lugares más alejados para vernos así que no se me hizo tanta sorpresa el sitio que escogió, al menos era un lugar aún en uso. Entré ya que era un tipo de cantina en la planta baja solo pregunté por si alguien me esperaba al vigilante de la entrada solo debía subir unas escaleras a la bodega. Escuchaba una voz femenina aparte de la de Quilla solo que por un comunicador ya que se escuchaba algo distorsionada. Toqué la puerta y de inmediato escuché un clic y después la otra voz se silenció.

- ¡Quilla, soy Daniel! - dije alzando un poco la voz porque comenzó a hacer ruido una máquina de hielo.

- Voy - gritó - Dame unos segundos y te abro.

Al abrir la puerta la veo triste, sus ojos enrojecidos, al parecer estaba llorando no hace poco antes que yo estuviera por llegar.

- Hola Dano, creí que habías leído el mensaje y decidiste no saber de mi - su voz entrecortada confirmó que había roto en llanto.

- Solo no reviso seguido mi correo - dije entre una risa nerviosa y con la mano derecha rasqué la cabeza - ¿Puedo pasar o vamos a ir a otro sitio?

- Si si, perdón, pasa y busca algo en que sentarte por aquella mesa - señalaba con la cabeza agachada con vergüenza que le vea vulnerable - Pero si necesitas algo enseguida lo consigo.

- Estoy bien así, vengo aquí por una urgencia tuya así que comencemos a hablar de eso por favor - a pesar de que sentía las tripas revolviendo dentro de mi no quise verme ansioso de querer abrazarla.

- Primero que nada agradezco que vinieras, como te dije no creí lo hicieras - soltó un suspiro pero no supe si de alivio o reponiendo la respiración por haber llorado. - Toma esto y reproducelo en tu tableta y cuando termines hablamos.

Me dió en la mano una memoria pequeña, la introduje en el aparato y como aún tengo puestos los auriculares podía escuchar todo sin que se filtre algo a algún curioso que pasara afuera de la habitación donde estábamos. Mientras escuchaba veía como ella caminaba alrededor del sitio con una botella de algún licor para relajarse. Al principio del audio era como una bitácora de una nave que estaba en orbita de un planeta gigante o más exacto en un satélite de ese planeta, la voz no la conocía ni el nombre de ese capitán. El audio contaba con varias pausas creo yo por ser reporte de cada día, en el minuto treinta y cuatro y varios segundos se pone intenso.

- Bitácora del capitán día trescientos cuarenta y tres, son las ciento cuatro horas y despertamos por un fuerte golpe en el casco de la nave, perdemos el apoyo vital de la nave. Los mecánicos no pueden repararlo, los vigías solo reportaron un destello y después nada. Las camaras exteriores no avistaron alguna nave u objeto cercano como algún asteroide o roca pequeña. Tendremos que ingresar al satélite. Se envía un S. O. S. abierto esperando haya un rescate pronto del personal que salió en las cápsulas de emergencia, solo quedamos tripulando yo el Capitán Jhonatan Tyler y el segundo a cargo El Señor Tsunoda para intentar no dañar mucho la nave si logramos tener un ingreso en las atmósfera del satélite aún inexplorado.

Tomándome un momento para digerir todo eso ya que después de ese último reporte termina el audio, volteó a ver a Quilla que me miraba desde no sé cuántos minutos con mucha preocupación y esperando que tipo de comentarios haría. Hasta yo me preocuparía por lo que saldría de mi boca porque tengo momentos que digo pura pendejada hablando con ironía, con sarcasmo y aunque no sea mi intención en tono de burla. Aún no sabía la fecha, lo cortó intencionalmente, solo la hora y las coordenadas de donde fue el incidente. En si no me consternó lo sucedido, suelen pasar accidentes o acciones de piratería así como secuestros de personas importantes, lo que si, es que no hubiera fecha porque eso es lo más importante si me requería para un rescate o en su defecto recuperación de cuerpos y lo que se pudiera de la nave o documentos importantes.

- Bueno ya escuché todo el audio y no se me hizo algo fuera de lo común - dije soltando un suspiro por lo tedioso y largo que fue estar sentado allí en una caja metálica. - ¿Quieres preguntarme algo importante?

- ¿Dónde estabas? - Soltó sin más Quilla con un tono de disgusto y frustración.

- Puta madre...  Nunca específico lo que quiero decir. - Entre mis pensamientos mis acciones corporales me dí un golpe con la palma de la mano en la frente que resonó en todo el cuarto.