Caja de bateo
Después de dejar el trasero pegado en los asientos de la nave por el guardo de acceso planetario por sus cojones, no quedó de otra que buscar un lugar para desahogar la frustración y ejercitar un poco. Se había peleado el dado caso de que no hubiera éste problema ponernos una borrachera que terminemos despertando en ell poblado más alejado de lo civilizado desnudos de tan épica que iba a ser, pero como pasa, los planes no se dan como uno espera. Ya llegando al pequeño poblado por la carretera entre la ciudad más grande y el puerto espacial, lo más lejos posible de cualquier rastro de un puto militar lo único que había era un campo de béisbol con cabinas de bateo para los entrenamientos de los equipos de la liga local. Allí ya nos esperaban nuestros queridos amigos Jason y Chris. Jason Carter, un hombre de piel de ébano, enorme como un receptor abierto e igual de musculoso, habla poco, solo lo necesario pero eso no significa que no se le brinquen las cabras al monte, o sea, que pierda los estribos si lo molestan. Es el único que siguió laborando cerca de la base, por su manera de ser aún con tal físico pasaba desapercibido y trabajó hasta hace unos días como espeleologo en las minas ya que no tenía familia más que los amigos de aquel equipo. Es la fuerza de defensa contra bestias grandes y si ya impone por su figura y altura con el traje adquiere más poder y puede luchar casi mano a mano contra esos animales hasta cierto punto si es que no cuentan con astas. Chris Miller, si han visto concursos de leñadores pues, casi llega a los dos metros, robusto y brazos extremadamente poderosos. Pelirrojo, barba larga como Satán Claus... Perdón Santa Claus ¡Ha ha ha! Dislexia tal vez, amante de las motocicletas. Atendía los ingresos en un antro, el saca borrachos, también de carácter fuerte e igual de hablar lo suficiente, su lema "hablas de más, yo hago que no lo hagas por semanas". Por eso temíamos que estuviera en la prisión militar por su servicio se le considera no civil.
- Muchachos pues pidan cerveza a más no poder y golpeen pelotas para sacar la frustración - dije sin más después de que todos nos saludamos al ver de nuevo al grupo original casi completo.
- Con que allí estaban pedazos de caca - la maldita voz del guardia que nos dejó en espera - les dije que no me había equivocado, solo era buscar donde se habían metido estos mierdas.
Quilla, Ami y Nana estaban ignorando a esos imbéciles y fueron a las cabinas detrás de nuestra mesa, mientras tanto a los que ellas llaman la cortina de hierro o sea nosotros los hombres quedamos adelante para si pasa algo ellas rodeen y hagan lo suyo, estabamos destapando unas cervezas y descansar un poco haciendo como sino estuvieran esos pendejos queriendo intimidar. Rodney pone su música en el altavoz del lugar, comienza con música tranquila, electrónica suave cómo diciendo "deja pongo ruido blanco para tapar el joder del vecino".
- No sé crean mucho ustedes queriendo cuidar a sus mujeres de nosotros - seguía rebuznando el animal ese - somos veinte y ustedes solo cinco tarados.
- Pues háblale a todo tu batallon - dijo el tranquilo Jason, a lo que suelta una carcajada Chris.
¡Valiendo cuatro toneladas de chorizo! Los más cayados uno habló y el otro ríe, las chicas solo se ajustaban los guantes de bateo para tener buen agarre para estar listas a sumirles la mollera a esos que ya eran cadáveres y aún no lo sabían.
- ¿Cuál fue el chiste puto panzón? - seguía rebuznando el idiota.
Rodney cambia de canción y pone una que motivaba a Jason, canción sacada de la cuna del RAP de unos tipos llamados Geto Boys que se llama Still, cuando comienza la tonada de intro sonríe Jason, también lo hacemos Octavio, Chris y yo.
- Dije ¿Cuál fue el puto chiste panzón? - se acerca a dónde estaba sentado Chris con ambos brazos levantados, el cual se levanta y hace aparecer al pendejete como un niño pidiendo que lo abrace su papá.
- Que ni con todo tu batallon podrían.
Como teníamos los bats recargados en la mesa, nos levantamos cuál cobrador de mafia, Jason terminando su cerveza, lo mismo que Octavio y Rodney, yo encendiendo un cigarro.
- Bueno señoritas, ¿Bailamos? - dije una vez encendí mi cigarro y sujeté bien mi bat.
En cuanto se repite la canción porque el hijo de puta de Rodney la dejó en reproducir la misma canción y en la estrofa DIE MOTHER FUCKER se arma la masacre. Chris tenía al pendejo hocicón agarrado por el cuello con su mano derecha mientras con la izquierda y empuñando su bat golpeaba a otro en el cráneo, Rodney y Octavio se mantenían juntos haciendo equipo contra un par, Jason al puro estilo gansta reventando en piso a dos, yo aprovechando mi brazo izquierdo lo usaba de escudo mientras con la derecha iba reventando dientes. Pero las chicas, ¡ufff! Ellas eran artistas de tirar batazos en los genitales reventando las bolas dejandolos tirados con sangre entre las piernas.
- ¡Dano! - grita agitada y sonriendo Quilla.
- ¿Qué pasa Princesa? - respondí como pude ya que había recibido un golpe en el estómago y devolvía uno a la quijada.
- Fue buena idea venir a la caja de bateo - se rie de manera desquiciada.
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