Sexta Espina: Flor salvaje
La madre de Kendi golpeó la mano de su hijo. La muñeca de barro y tela cayó en el suelo. Kendi de tres primaveras soltó un quejido lloroso, llevando las manitas a su pecho y encogiéndose en su sitio. Bajó la mirada a sus pies desnudos, el silencio pesado de la choza principal cayendo en sus hombros infantiles con la fuerza de un soldado.
—Kendi, eres el próximo líder de nuestra tribu. Jugar con muñecas, llorar—Kendi temblaba ante cada palabra de su madre, la Gran Madre de su pueblo—, son cuestiones de mujeres. Tú eres un hombre.
Sin más que agregar, le ordenó marcharse de su vista hasta la cena. La Gran Madre le dio la espalda, continuando el tejido de una gran manta, abandonado el trabajo en el momento que su hijo mayor entró con la muñeca de su hermana. Kendi la escuchó mascullando por lo bajo, maldiciendo su debilidad de carácter y preferencia por las actividades tranquilas, típicas de las mujeres.
Kendi no recordaba un día donde su madre estuviera orgullosa de él. No la satisfacía su velocidad al correr en el campo, su mente lista para capturar insectos o la facilidad que tenía al escalar. Nada era suficiente para perdonar su gusto por las muñecas, su interés por el tejido o la fascinación que sentía por las coronas de flores, realizadas muchas veces por su prima Kiah.
El niño apretó las manos. No más, no podía enfrentarse a su madre de nuevo. Si era necesario ganarse su amor de esta forma, se esforzaría al máximo, aunque su cuerpo sangrara y su corazón doliera. Ocultar el latir de su vida, de ese Kendi sensible pero fuerte, sería su misión de aquí en más.
Por el bien de su tribu, su familia y su amor, Kendi endureció su corazón. Ya no había marcha atrás. Parte de Kendi había muerto ese día. Gracias a ello, en un futuro se volvería el hombre más fuerte, varonil y frío de todas las tribus cercanas. Y, sin embargo, pese al poder que obtendría, nunca podría satisfacer el espacio vacío de su corazón, aquel que solo se inflaba de alegría al jugar con una muñeca.
N.A: ¡Hola chicos! Esta es la sexta espina porque retiré el cuarto capítulo, para mejorar la historia. Ya no está a la altura de las demás. Por otra parte, muchas gracias por seguir la historia. Significa mucho para mí.
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