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Capítulo 31: Revelación - Haré que me ames solo a mí

Un par de pelinegros estaban sentados en el piso de una casita de madera que estaba sobre un árbol, la cual estaba alumbrada por luz artificial, platicando, mientras se miraban dulcemente.

¡Te amo mi florecilla silvestre! dijo Gokú con dulzura, mientras acunaba a la joven princesa en sus brazos.

¿Cómo puedes estar tanto seguro que lo que sientes por mí es amor y no una ilusión?, pronunció Milk con calma, mientras rodeaba con sus delicados brazos el cuerpo del joven de cabello alborotado.

¿Qué?, dijo el joven de cabello alborotado un tanto sorprendido.

Es que yo no tengo experiencia como tú, y no sabría reconocer en sí, que me pasa contigo últimamente, solo sé que lo que alguna vez creí incorrecto ahora para mí es correcto, además se siente lindo cuando me besas, respondió Milk sonrojándose.

El joven de cabello alborotado deshizo el abrazo, y tomo las manos de la joven princesa, mientras la miraba fijamente, al tiempo que decía: El amor es un sentimiento mágico, te hace sentir especial, y quieres siempre hacer sentir especial a la persona que amas, eso me paso contigo desde que te vi aun siendo unos niños,......

La pelinegra escuchaba atentamente la definición de la palabra amor que su novio secreto le daba, mientras este le comentaba como él podía estar tan seguro de siente de que lo que sentía por ella era amor y no ilusión.

En tanto: "Castillo"

Un adorable anciano de rostro preocupado caminaba por el pasillo de un castillo, mientras pensaba: ¿Dónde estás Gokú?, ya es muy tarde, me tienes preocupado.

Maestro, ¿Qué lo trae por aquí?, decía un gigantesco hombre, interrumpiendo los pensamientos del anciano.

Su alteza, ¡buenas noches! ando buscando a mi nieto, es que aún no llega a casa, y ello me tiene preocupado, pues él siempre está a las siete en casa, y ya van hacer las ocho y media, acotaba el abuelo Gohan en tono preocupado.

Ahora que lo dice, Milk, tampoco llego a cenar, ¿será que les paso algo?, porque de seguro Gokú estuvo vigilando el entrenamiento de mi hija, pronunció el rey preocupado.

Voy a buscarlos al bosque, dijo el abuelo.

Espere maestro, vaya con algunos soldados, expreso el rey.

No se preocupe su alteza, yo los buscare solo, respondió el adorable anciano.

Pero lleve una linterna, acoto el rey.

Si, llevo una, añadió el abuelo Gohan, mientras pensaba: Mi nieto y la princesa, no ello no puede ser posible, pero entonces, ¿Qué hacen juntos hasta tan de noche?

Casa del árbol:

Y es así de sencillo como puedo saber que ¡te amo! dijo Gokú con dulzura.

Claro, respondió Milk, haciendo una pausa para acotar: Cuando estoy contigo siento todo lo que dices, pero tú no eres el único que me hizo sentir así.

¿Qué?, respondió el apuesto joven de cabello alborotado preocupado.

Y eso que solo lo vi una vez, pero mi corazón aquel día latió como loco, y desde ese día soñé con él, y cada vez que pensaba en él, mi corazón latía mucho, como ahora contigo, pronunció Milk, sin darse cuenta de sus palabras, aumentando la preocupación de su novio.

¿De quién hablas?, ¿acaso de algún príncipe?, dijo Gokú en tono celoso.

¿Qué?, expreso Milk, nerviosa.

¿Quién es la otra persona que hace que tu corazón se acelere?, es un príncipe, ¿verdad?, agrego el apuesto joven de cabello alborotado en tono nostálgico.

Tú has sido sincero conmigo, por lo mismo, creo que yo debo serlo también contigo, dijo Milk.

Si, ¡por favor! necesito saber quién más ocupa tu corazón, porque ya me quedo claro, que al menos logre gustarte, ¿no?, pero hay alguien más que te gusta, y ello te tiene confundida, respondió Gokú.

Así es, ello me confunde, aunque te di mi palabra, y por lo mismo me alegra que hayas logrado conquistarme, sin embargo, él aún está en mi cabeza, siempre me preguntaré, ¿Qué hubiera pasado si él me hubiera retado?, yo esperaba con ansias que lo hiciera, pero hasta ahora ello no ha pasado, tal vez no sabe de mí, a pesar de que yo sí sé de él,..., decía la joven princesa.

¿Quién es?, pronunció Gokú.

El príncipe de la Capital Central, el príncipe Isamu, respondió Milk con calma.

El príncipe Isamu, dijo el joven de cabello alborotado en voz baja.

Sí, contesto la pelinegra.

Pensé que no llegaste a verlo aquella vez que fuimos con tu padre a la Capital Central, respondió el joven.

Así es no lo vi, solo vi un retrato suyo de cuando era niño, y ello solo hizo confirmar lo que ya sabía, él me gustaba, dijo Milk.

No comprendo, si no lo viste ese día, ¿Dónde lo viste entonces?, contesto intrigado Gokú.

En una fiesta en la Capital Central, la princesa Cirys y yo fuimos a ella, ese día cuatro príncipes dieron una demostración de su talento para las artes marciales en un combate múltiple...., agregaba la pelinegra, mientras el joven de cabello alborotado la miraba sorprendido.

A quién viste mi florecilla silvestre sobre aquella plataforma fue a mí, no ha Isamu, pensaba Gokú, mientras escuchaba lo que la joven princesa narraba.

Mientras tanto:

¡Gokú! ¡princesa Milk! decía un adorable anciano, mientras caminaba alumbrado por la luz de una linterna por el bosque. ¿Parece que no están aquí?, pensó el hombre, mientras continuaba caminando.

Casa del árbol:

No puedo decirle que fui yo a quién vio, no puedo decirle ello, pues prometí nunca revelar que suplante al príncipe Isamu aquel día, entonces, ¿Qué debo hacer?, ella cree que se enamoró de él, bueno de alguna manera yo era él, ese día me caracterice tan bien, que ni los intuitivos de los príncipes de la Capital Oeste y Oriente, se dieron cuenta del engaño,...., pensaba Gokú, cuando sus pensamientos se vieron interrumpidos por una voz.

¡Gokú! ¡princesa Milk! se escuchó en el lugar.

Es el abuelo, dijo la joven princesa.

Sí, es mi abuelo, respondió Gokú.

¿Qué hacemos?, acoto preocupada la pelinegra.

Baja tu primero y regresa con el abuelo al castillo, dile que te quedaste dormida del cansancio, mientras tanto, yo bajare con cautela y tomare un atajo para llegar al catillo antes que ustedes, y le diré a mi abuelo que siempre estuve en el castillo, contesto Gokú.

¡Bien! dijo Milk, empezando a caminar hacia puerta de la casita del árbol.

Espera, pronuncio el joven de cabello alborotado, acercándose a ella, para abrazarla, al tiempo que añadía: No soy un príncipe, pero mi amor por ti es real, quiero que siempre sepas ello.

Nos vemos mañana, respondió Milk, dándole un beso en la mejilla.

Nos vemos mañana, mi niña, agrego el joven.

Tal lo acordado la pelinegra bajo de la casita del árbol y le dio el encuentro al abuelo, y tras decirle que se quedó dormida de tanto entrenar volvieron al castillo, mientras Gokú hacía lo mismo.

Minutos después:

¡Disculpa abuelito! de seguro estaba tan concentrado haciendo mis trabajos que no te escuche, decía Gokú, mientras escribía en unas hojas.

Pero, ¿Dónde estabas?, yo te busque por toda la casa y el castillo, respondió el abuelo.

Siempre estuve en la casa abuelito, solo que subí por la escalera al tejado, ya sabes que siempre me ha gustado subir al tejado a tomar el aire fresco, solo que esta vez no solo tomé aire fresco, sino estuve haciendo mis trabajos, contesto Gokú.

Para la próxima vez avísame dónde vas hijo, me preocupaste mucho, añadió el abuelo Gohan.

Eso haré abuelito, dijo el apuesto joven.

Luego de ello el abuelo Gohan se fue a su habitación dejando a su nieto solo en la pequeña sala.

Haré que me ames solo a mí, sí, tengo que hacer ello, después de todo, aunque haya sido yo, a quién vio físicamente Milk fue a él, por lo tanto, se enamoró de él, no de mí, tengo que estar conciente de ello, por lo mismo Isamu es mi rival, y si bien él no tiene el nivel para vencerla en un combate, él logro enamorarla con su físico através de mí, y ello lo hace un fuerte rival, por lo mismo debo de hacer que ella se lo saque de la cabeza, y sea solo yo quién en este en cada uno de sus pensamientos, pensaba Gokú

Castillo: "Habitación de Milk"

Una pensativa pelinegra miraba a través de su balcón las estrellas, mientras pensaba: Tal vez no debí decírselo, no tenía caso, Isamu nunca vino a retarme, por lo mismo nunca sabré cual había sido el resultado, creo que lo mejor es guardar el recuerdo de Isamu como el de un primer amor, y aceptar mi destino, Gokú, él es un gran chico, además me venció y dos veces, y yo le di mi palabra, y tengo que cumplirla, así no sea un príncipe, él logro lo que ningún príncipe pudo "derrotarme", además me gusta, si me gusta y mucho, tal vez me gusto desde que lo vi, solo que no quise aceptarlo, pero ya no tiene caso seguir oprimiendo lo que él despierta en mí.

Al día siguiente:

Un apuesto jovencito de cabello alborotado platicaba con su abuelo mientras desayunaban.

Entonces se marchó, decía con cierta decepción el abuelo Gohan.

Si abuelito, pero fue lo mejor, yo no la amo, respondió Gokú.

Hijo....

Abuelito, ya me tengo que ir, el rey me espera, pronunció el apuesto joven poniéndose de pie.

Claro, contesto el adorable anciano, mientras pensaba: Nunca puedo terminar la plática con él.

En tanto: "Castillo"

Voy al bosque, decía Milk.

Bien hija, respondió el gigantesco rey, mientras pensaba: Mi niña, sin duda el príncipe que llegue a conquistarte debe amar las artes marciales tanto como tú, porque de lo contrario mi niña sería muy infeliz.

La pelinegra salió a paso rápido del castillo, y hecho a correr hacia el bosque, luego de algunos minutos llego a este, y se encontró con su novio secreto, quién con una flor en la mano lo esperaba.

¡Buenos días mi niña! decía Gokú dulcemente acercándose a ella, para posar sus labios sobre los suyos y juntos darse un dulce beso.

Papá te está esperando, pronunció Milk al romper el beso.

Ya voy con él, solo quería decirte que ¡te amo! agrego el apuesto joven.

La pelinegra no respondió nada, solo sonrió dulcemente.

Nos vemos más tarde, dijo Gokú, luego de ello hecho a correr.

Horas después: "Capital Central"

Un par de jóvenes sostenían una ardua batalla, bajo la mirada de un hombre mayor de lentes y barba.

Paren, decía el hombre mayor.

¿Qué tal lo hice esta vez maestro Roshi?, pronunció Isamu.

Mucho mejor que antes, sin duda, respondió el hombre mayor.

Has mejorado muchísimo, sin duda tienes a un gran maestro, que supo sacar todo tu potencial, decía Cell.

¡Gracias príncipe Cell! aunque todo se debe al compromiso con las artes marciales que ha asumido el príncipe Isamu, respondió el maestro Roshi.

¿Cree que ya puedo retar a Vegueta?, pronuncio el rubio.

Aún nos falta perfeccionar algunas técnicas, pero creo que un par de semanas, estarás ya listo, dijo el hombre mayor.

Pues ello no es mucho Isamu, expreso Cell.

Sí, es cierto, dijo el rubio, mientras pensaba: Primero Vegueta y luego tú bella princesita de Fripan.

Bosque:

Un par de jóvenes combatían arduamente en el bosque, tras un determinado momento uno de ellos acorralo al otro contra un árbol, mientras decía: Ríndete.

Eso no, respondía una joven.

Mi niña, ya estás muy agotada, agregaba Gokú, mientras acercaba su rostro al de la pelinegra.

Eso no es cierto, respondió Milk, mientras sentía que su corazón latía a mayor prisa.

Eres muy obstinada, dijo el apuesto joven acercando más su rostro al de su amada.

No me hagas esto, pronunció la princesa.

¿Hacer qué?, respondió el joven de cabello alborotado, colocando su frente sobre la frente de la joven.

Mi corazón late muy a prisa ahora, dijo Milk.

Eso es porque no te soy indiferente mi niña, contesto Gokú acercando sus labios al de la pelinegra, mientras añadía: ¿Quieres que lo vuelva hacer?

Sí, pronunció la joven princesa, al tiempo que su novio posaba sus labios sobre los de ella.

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