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Capítulo 24: Cerca, pero lejos

Un joven de cabello alborotado platicaba por celular, mientras estaba recostado en una modesta cama.

Como oyes Krilín, por un momento pensé que mi pasado de suplantador sería del todo descubierto, decía Gokú.

Ya sabes que no se puede revelar el nombre de nuestros suplantados, escucho.

Lo sé, lo sé, pero como te dije el caso del joven Túrles era algo insostenible, ya que todos aseguraban que lo suplanté, añadía el apuesto joven.

Sí, es cierto, además tu parecido con él es de locura, ni necesitaste caracterizarlo físicamente, solamente el vestuario carito necesitaste, escucho, seguido de una risilla.

Ello lo sé, soy su doble, sin que haya un lazo de sangre de por medio entre los dos, dijo Gokú con calma.

Así es, escucho.

Me preocupa que la señorita Brief sepa mi paradero, agrego el joven de cabello alborotado en tono preocupado.

Lo imagino, lo más probable es que tras saber dónde estás se lo diga a Marón, escucho.

Sí, ello es lo que me preocupa, no quiero que Marón vaya a aparecerse en Fripan, justo ahora que Milk ha permitido que la siga entrenando, dijo el joven de cabello alborotado.

¿Por qué?, ¿a poco temes caer en los encantos de la sensual Marón?, escucho, seguido de una risilla.

Claro que no, yo solo tengo ojos para mi florecilla silvestre, lo que pasa es que, si Marón aparece por Fripan, Milk pensara que de verdad soy un mujeriego, decía preocupado Gokú.

Si, tienes razón, además la princesita si bien no es tan sensualona como Marón, tiene una belleza exquisita, la mires por donde la mires,...escucho.

¡Krilín más respeto con mi princesita! contesto Gokú con firmeza.

¡Disculpa! ¡disculpa! solo digo la verdad, la princesita tiene una belleza tan perfecta, que hasta la confundí con hada, escucho.

Si, ello es cierto, parece un hada, un ángel, dijo el joven de cabello alborotado suspirando.

Al día siguiente:

Al fin llegas, pensé que habías olvidado lo que te dije, pronunció Milk con firmeza, mientras colocaba sus manos en sus caderas.

Como voy a olvidar que me pediste que te siguiera entrenando y que sea tu pareja de entrenamiento, si hasta ni dormir pude de la emoción, contesto Gokú, mientras la pelinegra lo miraba sorprendida.

Capital Oeste:

Así como lo oyes querida, decía una peliazul de cabello corto, mientras mordía una rebanada de pan, al tiempo que hablaba por celular.

Fripan, escucho.

Si, en el castillo, trabaja como maestro de artes marciales de la princesa de ese reino, agrego Bulma.

Dirás príncipe, escucho.

No princesa, dijo la peliazul de cabello corto con calma.

Una princesa que practica artes marciales, debe ser alguien poco femenina de seguro, escucho.

¿Qué dices?, pronunció Bulma.

Iré a Fripan, escucho.

¿Segura prima?, añadió la peliazul de cabello corto.

Sí, iré a Fripan, Gokú, es chico que me gusta, y no voy a perderlo, escucho.

Pues que tengas suerte prima, dijo Bulma.

¡Gracias! aunque no creo necesitar suerte, solo de mi belleza, yo sé que cuando estuvimos juntos yo no le era indiferente, solo que él de quisquilloso no quiso hacer realidad el juego de Túrles, pero yo me encargare de convencerlo, pues dudo que lo que me dijo sea verdad, y así lo fuera, esa chica por la cual volvió a Fripan, no puede ser más bella que yo, escucho.

¿Él te rechazo por otra chica?, respondió la peliazul de cabello corto sorprendida.

Sí, pero de hecho esa chica no existe, ¿o acaso tú crees que en ese pueblo haya alguien más bella que yo?, escucho.

Pues excepto la princesa del pueblo, no, contesto con sinceridad Bulma.

¿La princesa del pueblo?, ¿la que dices que él entrena?, escucho.

Sí, Milk Ox, ese es su nombre, esa princesa parece una chica de fantasía, es muy perfecta físicamente, sus rasgos son muy delicados, al igual que su contextura, pero a la vez es bastante proporcionada, tengo que reconocerlo, y a la vez agradecer que a mi Vegui le gusten más llenitas, porqué sino tendría una fuerte rival, respondió la peliazul de cabello corto.

Pues una princesa no puede ser mi rival, ¿o sí?, escucho.

No lo sé, eso tendrás que averiguarlo primita, eso sí, si ella resulta ser tu rival,..., decía Bulma, pero se vio interrumpida por su prima.

Sería estupendo que ella lo sea, pues mi bello Gokú, por más bello que sea tendría cero opciones con ella, escucho, seguido de una risilla.

Horas después: "Capital Central"

Príncipe Isamu, tiene que tener más compromiso con su entrenamiento, no es posible que apenas se despierte, ya van hacer las 11 de la mañana, decía con firmeza el maestro Roshi.

Es que me quede dormido maestro, no volverá a pasar, contesto Isamu.

Eso espero, pues no me gustan los discípulos haraganes, agrego con molestia el maestro.

Fripan:

Y es tuya, puedes usarla cuando quieras, decía Gokú, mientras bebía una botella de agua, tras el descanso que se habían dado con la pelinegra.

¡Gracias! tomare en cuenta tus palabras, respondió Milk, haciendo una pausa para agregar: ¿En verdad solo una vez suplantaste a alguien?

¿Qué?, dijo Gokú un tanto nervioso.

Es que me da curiosidad, jamás imagine que entre uno de los tantos trabajos que dices que has hecho en la Capital Central, hayas trabajado de suplantador y de alguien adinerado, agrego la pelinegra.

Como ya lo dije, solo fue en una ocasión, respondió Gokú.

Debió ser emocionante, ¿verdad?, contesto Milk.

¿Emocionante?, dijo el joven de cabello alborotado.

Sí, fingir ser quien no eres, expreso la pelinegra, con una bella sonrisa en su rostro, que hacía que el joven de cabello alborotado, sienta su corazón acelerarse.

Pues más que emocionante, fue algo un tanto riesgoso, respondió Gokú, sonriendo, mientras la miraba embelesado.

¿Riesgoso?, dijo la joven princesa.

Sí, no es sencillo fingir ser otro, siempre estás con la tensión de ser descubierto, y aunque el suplantado este de acuerdo, no sé sabe cómo podrían reaccionar las personas engañadas, contesto el joven de cabello alborotado.

Cierto, aunque de seguro por aquel trabajito te pagaron bastante bien, contesto Milk sonriendo.

Sí, el joven Túrles, me pago bastante bien, dijo el joven de cabello alborotado, haciendo una pausa para agregar: Reanudemos el entrenamiento.

Claro, pronunció la pelinegra, poniéndose de pie.

El par de jóvenes entrenaron por varias horas, luego de las cuales una agotada pelinegra se acostó en el pasto, quedándose segundos después dormida.

Creo que me excedí mucho con el entrenamiento, decía Gokú al ver dormida a la joven princesa, mientras se acercaba a ella, para tomarla en sus brazos y llevarla al castillo.

Minutos después:

Es esta, decía una uniformada, que había acompañado a Gokú hasta la habitación de la princesa.

¡Gracias! respondió el joven de cabello alborotado, mientras ingresaba a la misma y acostaba a la joven princesa en su cama.

Yo arropo a la princesa, dijo la mujer.

Claro, respondió Gokú, mientras miraba embelesado a la joven princesa.

El joven de cabello alborotado salió de la habitación y fue con el rey a apoyarlo en sus pendientes.

Desde hoy inicias, decía el rey.

¿Desde hoy?, pronunció Gokú sorprendido.

Si muchacho, me interesa que te prepares en todo lo que respecta al manejo del castillo, así podrás apoyarme cuando te necesite, como ahora, pero tu apoyo será mejor, pues estarás más preparado, ya habrás notado que a mi hija no le interesa mucho el manejo administrativo del reino, por ello, tu no solo serás mi apoyo sino también el de ella, agrego el rey.

Ni modo, tendré que organizarme, no puedo fallarle al rey ni a mi florecilla silvestre, pensó Gokú.

Horas después:

¿Quién me trajo hasta acá?, decía Milk.

Fue el joven Gokú, él la trajo en sus brazos, dijo que se quedó dormida tras su entrenamiento, respondió suspirando una empleada, que estaba dentro de la habitación de la princesa arreglando un jarrón con flores.

¡Gokú! pronunció Milk, mientras sus mejillas se teñían de carmín, al tiempo que pensaba: Me trajo en sus brazos.

Ahora esta con el rey, apoyándolo con sus inventarios, añadió la empleada.

Al día siguiente: "Casa del árbol"

Una pelinegra miraba con un telescopio el bosque, mientras pensaba: Con esto se puede ver todo el bosque, incluso la laguna.

Mi florecilla silvestre ya llegaste, escucho.

No, creo que haya sido capaz, ¿o sí?, pensaba la pelinegra, mientras se imaginaba al joven de cabello alborotado mirándola através del telescopio, mientras ella se quitaba sus prendas para ingresar a la laguna.

Parece que aún no llega, escucho.

¡Gokúuuuuuuuuuuu! grito furiosa la pelinegra.

Creo que estas en la casita, escucho.

Luego de algunos minutos el apuesto jovencito ya estaba en la casita del árbol frente a la pelinegra.

¿Qué te pasa?, dijo Gokú al ver los ojos de la pelinegra.

¿Me has visto en la laguna con ayuda del telescopio?, pronunció Milk.

¡Eh! no, claro que no, respondió el joven de cabello alborotado.

Espero y estés diciendo la verdad, dijo la pelinegra con firmeza.

Por supuesto, que la estoy diciendo, contesto el joven de cabello alborotado.

Tendré que creerte, acoto la joven princesa, haciendo una pausa para añadir: ¡Ah! algo más, si me quedo dormida del agotamiento déjame donde me quedo, ¿entendiste?

¿Qué?, contesto Gokú.

Que sea la última vez que me llevas al castillo cuando me duermo, pronunció con firmeza Milk.

Como digas, respondió el apuesto joven.

Bueno bajemos, ya quiero que me sigas enseñando nuevas técnicas, decía emocionada la joven princesa.

Bien, bajemos mi florecilla silvestre, contesto Gokú, indicándole con su mano a la joven princesa que ella sea la primera en bajar.

Horas después:

Un par de pelinegros caían de espaldas sobre el pasto, tras largas horas de entrenamiento.

El abuelo tenía razón, lo superaste, decía Milk.

¿Qué?, pronunció Gokú.

Me imagino que hasta aquí termino el entrenamiento de hoy, ¿verdad?, agrego la pelinegra, sin responder al apuesto joven.

Sí, luego del almuerzo, iré a apoyar a tu padre, y luego tengo que conectarme a mi primer día de clases, dijo Gokú con calma.

Hoy empiezas, respondió Milk.

Sí, contesto el joven de cabello alborotado, haciendo una pausa para agregar: Le pondré mucho empeño a mis estudios, para poder apoyarte a ti y al rey en lo que necesiten...

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