Capítulo 11: Tu sombra
Un par de jóvenes se encontraban en una estación de trenes platicando, mientras uno de ellos esperaba el momento para abordar el tren que lo llevaría al lugar donde él vivia.
Me hubiera gustado que regreses a trabajar con nosotros, pero tras conocer el motivo por el cuál has renunciado a todo en la Capital Central para quedarte en el pueblo donde está tu abuelo, solo me queda decir que tengas mucha suerte con la princesita y que me mantengas al tanto de tus avances con ella, decía un calvo sonriendo.
¡Gracias! y por supuesto que te mantendré al tanto de mis avances con mi princesita bella, pues tu eres mi mejor amigo, además recuerda que me tienes que conseguir lo que te dije, contesto Gokú con una amplia sonrisa en su rostro.
Tú también eres mi mejor amigo, como un hermano y por supuesto que me acuerdo lo que me dijiste, respondió Krilín, al tiempo que un hombre de gorra anunciaba que era el momento de abordar el tren con destino a la Capital Central.
El momento llego, pronunció el apuesto joven de cabello alborotado, haciendo una pausa para acotar: ¡Buen viaje!
¡Gracias amigo! contesto el calvo, tomando su pequeña maleta.
Dile a los chicos que cuando gusten serán bienvenidos en Fripan, dijo Gokú.
Se los diré amigo, y en cuanto organice mis días de trabajo, me vengo a Fripan a darte una visitadita con mi rubiecita, respondió el calvo.
Bien, los estaré esperando, pronunció Gokú.
En tanto:
En una laguna, una bella jovencita pelinegra nadaba sin ninguna preocupación, tras haber entrenado por algunas horas.
Pero qué tranquilidad, decía Milk, mientras nadaba cual pez dentro de la laguna, al tiempo que la plática que había sostenido hace un par de horas con su padre vino a su mente, haciendo que en su rostro se plasme una hermosa sonrisa.
-.Recuerdo.-
Un gigantesco hombre junto a su hija, degustaban de un delicioso almuerzo, mientras platicaban.
No hay problema papá, por mi le hubieras dado el día completo, decía Milk, mientras llevaba un vaso a sus labios.
No hice ello hija, pues él me dijo que solo necesitaba unas horas, además recuerda que él es el apoyo del maestro, respondió con una sonrisa en su rostro el gigantesco rey.
Pues yo no veo en que le apoye, contesto Milk, en tono molesto.
Claro que le apoya hija, y mucho, dijo el rey.
Pues yo solo lo veo tras de mí, como mi sombra, respondió la pelinegra con molestia.
Yo le pedí que este pendiente de ti, pero que también te de tu espacio, como lo hacía el maestro, ¿acaso Gokú no está haciendo ello?, contesto preocupado el rey.
Papá yo no necesito una sombra, pronunció la joven princesa.
Hija, lo sé, pero Gokú no es tu sombra, te acabo de decir que él solo está supliendo al maestro en alguna de sus funciones, y una de ellas es, en lo posible estar cerca de ti, por si necesitas de su ayuda, dijo el rey.
Pues yo no necesitare de su ayuda, respondió la pelinegra, mientras dejaba un vaso que sostenía en su mano en la mesa.
Mejor cambiemos de tema, hija,..., decía el rey.
Papá, no quiero una sombra, volvió a pronunciar la joven.
Mis compadres harán una fiesta por el cumpleaños de Cirys, y me pidieron que te dejara ir a ella, dijo el rey, no respondiendo a lo que su hija dijo.
¡Una fiesta! contesto Milk.
Sí, Cirys me dijo que ha invitado a los príncipes y princesas de todos los reinos.....
-.Fin del recuerdo: Tiempo actual.-
Aún no he podido contactarme con Cirys, pero es un hecho que invitara a Isamu, pues ella noto mi interés en él, él único problema es que yo no quiero ir a la capital Sur con el pervertido, pero, ¿Cómo hago para que papá desista de enviarlo conmigo?, pensaba Milk. Tras algunos minutos una idea se le paso por la mente a la joven princesa, entonces decidió salir de la laguna, tomar una toalla que llevaba en su maletín de entrenamiento que siempre llevaba con ella, se secó el cuerpo, se cambió las prendas húmedas y regreso al castillo.
En tanto:
Un apuesto joven de cabello alborotado platicaba con su abuelo, mientras lo apoyaba mirando los ambientes del gimnasio del pueblo.
Pues tus amigos son bienvenidos hijo, no has hecho mal en invitarlos, decía el adorable anciano.
Abuelito, ¿tú dirigirás este gimnasio?, pronuncio Gokú.
Claro que no hijo, el rey ha contratado personal que se encargue del mismo, yo solo estoy apoyando con mi experiencia en el equipamiento, aunque si apoyare al rey en la supervisión del personal, respondió el abuelo Gohan.
Horas después: "Castillo"
Aquí me tiene su majestad, decía Gokú, tras entrar al despacho del rey.
Acércate más muchacho, pronunció el rey, mientras el apuesto joven obedeció su orden. Tendrás tu primera misión encubierta, agrego.
¿Misión encubierta?, dijo intrigado el joven de cabello alborotado.
Sí, Milk ira a la Capital Sur, para el cumpleaños de mi ahijada, y tú iras con ella, aunque ella no debe saber que vas, ¿me dejo entender?, contesto el rey.
Si, su alteza, respondió Gokú con una sonrisa en su rostro.
Mi niña me pidió dejarla ir sola, me dijo que si no hago ello le estaría defraudando, pues yo le prometí que ella no haría uso de la guardia real del castillo ni de la compañía de algún guardaespaldas cuando vaya al pueblo o a otros pueblos, decía el rey, al tiempo que el recuerdo del momento de la plática que sostuvo con su hija vino a su mente.
-.Recuerdo.-
Papá los reyes deben cumplir su palabra, decía Milk.
Hija, pero tal vez necesites de apoyo...., respondía el rey.
Apoyo, ¿para qué papá?, yo siempre me he sabido defender sola, contesto Milk con calma, haciendo una pausa para agregar: Papá si confías de verdad en mí permite que vaya sola, yo no creo necesitar a un asistente, en el castillo de Cirys hay muchos empleados que me apoyaran si lo llego a necesitar.
Sí, creo que tienes razón hija, respondió el rey.
Entonces, ¿si iré sola?, agrego la pelinegra.
Sí hija, dijo el rey.
-.Fin del recuerdo: Tiempo actual.-
No se preocupe su alteza, yo seré una verdadera sombra de la princesa, le garantizo que ella ni sospechara que tan bien fui a la Capital Sur, respondió Gokú.
Eso es lo que deseo muchacho que mi hija, no sepa que estás siguiendo sus pasos, contesto el rey.
En tanto: "Habitación de Milk"
¿Lo invitaste?, decía emocionada Milk.
Sí, a él y a sus primos, escucho.
Entonces podré volverlo a ver, pensó la pelinegra, mientras una bella sonrisa se plasmaba en su rostro.
Minutos después:
Tras haber dado por concluida su llamada, una emocionada pelinegra miraba unos elegantes y hermosos vestidos de fiesta que tenía en su closet.
¿Cuál de ellos debería usar?, pensaba la joven princesa, mientras observaba uno a uno los vestidos. Creo que este, pronunció.
Al día siguiente:
Una pelinegra abordaba un carruaje, mientras su pequeño equipaje era subido también al mismo, por uno de los empleados del castillo.
Hija, tu vestido será enviado por encomienda al castillo de mis compadres, junto a tu calzado y accesorios, decía el rey.
¡Gracias padre! y ¡gracias por confirmarme tu confianza! respondió Milk, mientras observaba a su maestro y al nieto de este.
El rey no respondió nada, solo esbozo una sonrisa en su rostro, mientras el maestro de la joven decía: Siempre alerta princesa Milk.
Si abuelo, no se preocupe, ¡gracias a usted he aprendido a cuidarme sola! contesto la joven princesa.
Tras algunos minutos el carruaje partió, y el gigantesco hombre giro para quedar frente al joven de cabello alborotado.
Toma, allí está tu pasaje de tren y lo que me solicitaste ya está en la habitación que te asignaran en el castillo. Un empleado será quien te reciba en la estación y te llevara al castillo,...., decía el rey, mientras el apuesto joven lo escuchaba atentamente.
Minutos después:
Todo entendido su alteza, como le dije a mi abuelo, y ahora se lo digo a usted no es la primera vez que hago este tipo de trabajo, por lo tanto, puede confiar en que todo saldrá bien, pronunció Gokú.
Tiempo después:
Gokú abordaba el tren que lo llevaría a la Capital Sur, mientras platicaba por celular.
Ja ja ja, reía el apuesto joven, tras escuchar lo que su amigo le comento.
No te rías, que no es gracioso, escucho.
Lo sé, pero que se hace, son gajes del oficio, ¿no?, tú me dijiste ello cuando entre a trabajar a la empresa por recomendación tuya, respondía Gokú, mientras tomaba asiento.
Lo sé, pero de igual manera a veces es incómodo, escucho.
Sí, es cierto, dijo el joven de cabello alborotado.
Pero cambiando de tema, ¿me decías que irás de incognito a una fiesta de la realeza?, escucho.
Así es, respondió Gokú.
¿Y no te da temor?, escucho.
Temor, ¿por qué?, dijo el apuesto joven de cabello alborotado.
Olvídalo, tú eres Gokú, mejor cuéntame, ¿Cómo le harás para pasar desapercibido ante tu princesita?, escucho.
Pues verás.....
Horas después: "Capital Sur"
Tras un efusivo abrazo una pelinegra entraba tras una peliazul a la habitación que le habían asignado.
Te cuento algo, decía emocionada Cirys.
¿Qué?, respondió intrigada la pelinegra.
Isamu si vendrá, me lo confirmaron sus primas, él ya regreso de su viaje, y como le gustan las fiestas, no pudo rechazar mi invitación, contesto Cirys, haciendo que en el rostro de Milk se plasme una amplia sonrisa.
En tanto:
Un joven de cabello alborotado estrechaba la mano de un hombre joven de bigote, al tiempo que decía: ¡Gracias por el apoyo!
No tienes por qué agradecerme nada muchacho, fue una orden de mi rey, y tengo que cumplirla, aunque si tengo una curiosidad, respondió el hombre.
¿Cuál?, contesto Gokú, aunque ya intuía lo que este le diría.
El rey me dijo que era un pedido del rey de Fripan, y también me comento que su hija no acostumbra visitar los reinos con su guardia real, que por ello tu venías en calidad de encubierto, que por ello tu tomarías mi lugar en el castillo, mientras yo me tomaba las horas que la princesa Milk este acá de descanso, hasta allí todo lo tengo claro, pero hay algo que no comprendo, ¿Cómo te harás pasar por mí si ni nos parecemos?, añadía el hombre.
Con ayuda de la caracterización señor, respondió Gokú con calma.
Por la noche:
Un par de bellas princesas bebían una taza de café en un ambiente privado del castillo, desde la puerta un par de hombre de bigote, sombrero y uniforme las observaban, mientras platicaban entre ellos.
Escuche que mañana el príncipe Cell hablara con el rey para que le permita ser el prometido de la princesa Cirys, pronunció uno de los hombres.
¿El príncipe Cell?, dijo el otro hombre en tono preocupado.
Sí, ¿a poco no has oído de ello Hiroshi?, contesto.
Claro, claro que he oído de ello, respondió el nombrado.
Es realmente bella esa princesita, ¿verdad?, agregaba el otro hombre, mirando con disimulo a la pelinegra.
Sí, es tan bella como una flor silvestre, contesto el otro hombre.
¿Flor silvestre?, dijo el otro hombre de bigote.
Sí, se la puede ver, pero es casi imposible de tocar, respondió el hombre.
No pensé que fueras tan poético Hiroshi, añadió el otro hombre riendo, al tiempo que la princesa peliroja pronunció el nombre de uno de ellos.
Hiroshi, ¿Podrías escoltar a la princesa Milk hasta los jardines del palacio?, yo tengo que ir con mi padre un momento, dijo Cirys.
Como mande su alteza, respondió el nombrado, haciendo una pausa para agregar, posando su mirada en la pelinegra: Por aquí.
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