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𝟬𝟭𝟯 final feliz

CAPÍTULO TRECE:
FINAL FELIZ.




                    Jasmine Uley se encontraba refugiada en una tienda, lo suficientemente lejana del campo de batalla como que ningún vampiro pudiera captar su aroma. Junto con ella se encontraban los lobos, quienes esperaban el momento en que debieran marcharse hacia donde se encontraban el resto.

      La chica se encontraba hecha un manojo de nervios. No sólo porque debía quedarse allí, sin saber lo que sucedía, sino porque ella sabía que, a partir de ahora, podía pasar cualquier cosa. Podían morir algunos, o podrían sobrevivir todos o, incluso, todos podrían encontrar su muerte entre la fría nieve.

      Fue por eso que la chica perdonó a su hermano en ese momento.

      Fue por eso que volvió a abrazar a cada lobo antes que se marcharan.

      Fue por eso que decidió compartir un momento con Jacob dentro de la tienda, aunque ambos sabían que todos podían escucharlos, no les importó. En ese momento sólo importaban ellos.

      Jasmine abrazó al chico una vez más, cerrando los ojos con fuerza y algunas lágrimas lograron escapar a pesar que ella luchó para no soltarlas. Mientras Jacob intentaba actuar relajado, sus ojos mostraban que luchaba con una increíble determinación para no soltar ninguna lágrima, y lo logró mientras se mantuvo al lado de la chica.

      —Estate lista por si aparezco con Nessie—, recordó el chico.

      Ella asintió —. Y tú asegúrate de cuidar tu trasero, Jake. Por favor.

      Jacob sonrió, aunque era una sonrisa melancólica —. Si tan sólo me hubiera animado a hablar antes—, suspiró, acariciando las mejillas de la chica que se encontraba frente a él.

      La morena rió —. Si tan sólo no fueras tan inseguro—, se burló antes de agregar —. Te amo, Jacob. No hagas ninguna estupidez.

      —Lo intentaré—, asintió el chico, recibiendo un suave golpe en las costillas —. De acuerdo, si quieres te miento y digo que no haré ninguna estupidez.

      —Idiota—, rió nuevamente Jasmine antes de besarlo.

      Jacob cerró los ojos cuando sintió sus labios sobre los de él y le respondió el gesto, al mismo tiempo que sus manos soltaban sus mejillas y se aferraron a su cintura, acercándola lo más posible a su cuerpo. La chica se sentó sobre sus piernas mientras profundizaba el beso al levantarse un poco con la fuerza de sus piernas para alcanzar al chico que era tan alto.

      El moreno sonrió a mitad del beso, interrumpiéndolo cuando se estiró para llevarse la mano al bolsillo trasero de su pantalón. Sacó un collar, del cual colgaba un dije de madera en forma de un lobo. Jasmine lo miró con lágrimas en los ojos antes de volver a mirarlo a él.

      —Feliz Navidad—, murmuró Jacob, colocando el collar en su cuello —. Pase lo que pase, siempre seré tuyo, Jas. Siempre te amaré, sin importar nada. Quiero que lo recuerdes. No importa si hoy--.

      Un sollozo escapó de los labios de la chica antes de volver a tirarse sobre él, rodando su cuello con sus brazos y ocultando su rostro en su pecho. Las lágrimas que caían de sus ojos caían sobre el pecho de Jacob, provocando que el chico la abrazara con fuerza.

      —Jas, por favor, no estés así—, rogó el chico.

      —Dime que todo estará bien—, rogó Jasmine.

      Jacob se relamió los labios —. Todo estará bien.

      Y, por un momento, ambos creyeron en eso. Los dos creían en aquellas palabras con tanto fulgor que creían que sería cierto sólo por su determinación. No obstante, la vida no funcionaba así. Ambos lo sabían. Y su pequeña burbuja en la que todo saldría bien fue reventada cuando los lobos fuera de la tienda comenzaron a aullar.

      Con una última mirada, ambos sabían lo que significaba.

      Jacob la besó en la frente y la miró una última vez antes de la salir de la tienda y adoptar su forma lobuna. Jasmine escuchó las patas de los lobos resonar contra la nieve, y se sumió en un asfixiante silencio rápidamente.

      —Por favor, no hagas nada estúpido.



                    La humana salió de la tienda el momento en que escuchó las pisadas contra la nieve. En cuanto salió se colocó la mochila al instante mientras miraba hacia el horizonte, esperando sólo ver a Jacob junto con Renesmee.

      No obstante, cuando vio a Jacob correr hacia ella sin la niña, sintió que se había quedado sin aire.

      No estaba segura de si era algo bueno o malo. O todo había salido excepcionalmente bien, o malditamente mal.

      De todas formas, cuando Jacob llegó y se arrojó sobre ella para abrazarla, con el cuidado de no matarla en el intento, Jasmine sintió que estaba en un sueño.

      — ¿Todo está bien?—, preguntó la chica, mirando al lobo, el cual asintió y comenzó a lamer a su rostro.

      La chica no pudo evitar soltar un grito de emoción antes de abrazar por el cuello al chico.

      No podía creerlo. Todo estaba bien. Todo había salido bien.



                    El día que se marcharían a Toronto había llegado, y Jasmine parecía ser la persona más feliz del mundo. Se despidió de todos con una sonrisa, y prometió que visitaría regularmente. Un par de lágrimas se escaparon cuando llegó la hora de despedirse de Leah y otro par de lágrimas cuando Renesmee corrió a abrazarla con fuerza.

      —Te extrañaremos, huracán—, prometió Emmett, dándole un gran abrazo de oso antes de volverse con el resto del grupo.

      Jasmine sonrió mientras Renesmee no parecía querer despegarse de su lado, sosteniendo las maletas de ella ya que ella era "muy humana para cargar con sus propias maletas". Algo que se había convertido en una broma entre ellas ya que, a pesar que Jasmine vio a Renesmee ser una pequeña niña, ya la chica era incluso más alta que ella.

      —Yo también los extrañaré—, asintió la morena —. Será extraño sólo tener que cuidar a Jacob.

      —Como si eso no fuera trabajo suficiente—, se burló Renesmee, llamando la atención del moreno.

      — ¡Oigan, puedo escucharlos aún!—, exclamó el chico a la distancia, volviendo a girarse para despedirse de su padre y su hermana.

      —Que tengan un buen viaje—, sonrió Carlisle mientras Esme abrazaba a la chica con emoción.

      —Gracias por todo—, sonrió Edward a la chica y Jasmine asintió.

      —Nada mal para una humana, ¿no?—, rió antes de girarse a la menor —. Volveré, bicho. No te preocupes.

      — ¿Podré ir a visitarte?

      —Cuando quieras—, asintió la chica, ambas volviendo a compartir un abrazo —. Te extrañaré, bicho.

      —Y yo a ti, humana—, respondió Renesmee, remarcando la última palabra.

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