Mi violeta
—Aquino, me ofende que pienses en otro Duxo...— Seguía avanzando —Debes entender que solo habrá un amigo para ti, y un Aquinito para mí—
—¿¡Te estás escuchando maldito psicópata!?— Se arrastró por el suelo hacia la esquina de la habitación.
—Me estás haciendo las cosas muy difíciles, de verdad que si—
El mayor se agachó para quedar a la altura del castaño, con su mano izquierda acarició la mejilla del chico, mantuvo el contacto un buen tiempo en lo que el más alto analizaba sus acciones. Con una sonrisa apenas distinguida dio un beso en la frente del contrario.
—¿El beso de Judas?— De inmediato limpió su rostro de forma brusca, le asqueaba por completo tener contacto.
—Tal vez con esto ya seas un poco más dócil— Sus ojos retornaron el color negro en su totalidad —De pie— Ordenó, el castaño acató la orden.
—¿Q-qué hiciste?— Su cuerpo no reaccionaba a lo que él pedía.
—No durará mucho, pero al menos no te vas a desmayar de hambre, eso sería un problema—
Maldito el momento en que le dijo a Duxo añadir los putos mods de magia, su propia idea le estaba jugando en contra de formas que nunca pudo imaginar. Su mente quiso intentar recordar la lista que su amigo le había pasado con todas las cosas que debía descargar para la serie de minecraft, pero que el contrario descubriera algo nuevo le dejó la mente en blanco.
Sin saber como ahora estaba sentado en una mesa con un plato frente a él, este contenía un poco de pollo. De seguro algún otro encantamiento de control fue aprendido por el Duxo diabólico.
—Eres rápido para leer la situación, siempre admiré eso de ti. Come—
—No, ni quiero— Su mano había acercado el muslito a su boca —Tú, rata de mierda...—
—¡Aquino! Eso es muy grosero de tu parte— Se teletransporto a un costado del chico —Tienes suerte de no estar en temporada de vayas azules, de lo contrario ya estarías bajo control mental. Traga—
Apretó la nariz de Aquino, tarde o temprano buscaría oxígeno y a fuerzas abriría la boca, el único consuelo del castaño fue que ese loco aún estaba limitado a pociones para lograr influir por completo en otro se vivo... Al menos por ahora.
—Entonces... ¿Lograste advertirle?— Aquino miró a su nuevo amigo.
—Hace unas noches pude contactarlo pero no creo que lo haya tomado en serio— Suspiró pesado, el tiempo del viaje de seguro ya había acabado.
El momento en que terminó atrapado por la nada absoluta y el encuentro con un Aquino hechicero pasó hace tiempo. En su especie de entrenamiento con esa versión de su amigo logró hablar con el Aquino que conocía, por supuesto tuvo la misma reacción que él con sus supuestas pesadillas.
La última vez que lo vio en sueños fue hace una semana... No hubo ninguna señal del streamer y eso era de preocupar.
—Duxo... Es raro llamarlo así considerando que tu...—
—Me siento más cómodo con el apodo, solo mi familia me llama por mi nombre— Respondió de forma rápida, no le gustaba hablar del tema.
—¿No piensas decírmelo?— Aquino continuó alimentando a los dragones, levitaba unos cuantos pedazos de carne mientras Duxo se ocupara de su cena.
—Es lo único privado que me queda, sin ofender claro— Dio vuelta a la carne que se cocinaba en la fogata.
—Si sabes que tengo un horno y un ahumador, ¿verdad?— El de sombrero acarició el cuello de las mascotas para que comieran tranquilos —Es raro cocinar así, en el patio, con una hoguera... Y un palo—
—Lo sé, pero prefiero pensar que estoy de vacaciones a ser consiente de estar atrapado en una dimensión alterna de mi—
—¿Siempre evitas las cosas y aparentas estar bien? Desde que llegaste te veo cambiando de humor cada que me acerco— El más alto observó a Duxo por un buen tiempo, cualquier información era valiosa, quería y debía entender las actitudes de esos dos.
—Cuando haga mi recuento del año te confirmo— Recordó su costumbre anual de responderse preguntas por medio de un vídeo —¿Qué pasó con Aquino?— Cambió el tema.
—Es muy probable es que lo estén manteniendo despierto, lo que también implica que...—
—Lo atrapó, la farsa acabó— Concluyó, ahora ambos estaban en dimensiones diferentes sin nadie externo que pudiera ayudarlos —Dime por favor que no nos vamos a hacer los héroes, te lo pido—
—¿Entonces de qué sirvió tanto esfuerzo aquí? Es tu amigo— Se sentó junto al chico para cenar.
—Puedo vivir con ello— Refutó mientras servía la comida —Aquino de seguro está disfrutando de haberse librado del gruñón Duxo que solo lo contradice y forma problemas—
—No entiendo, en todo mundo que he visto Duxo y Aquino son un equipo, no un par de tontos que se odian... Bueno en la gran mayoría no es así—
—¿Tu punto es?— Entregó de mala gana el plato, detestaba esas sesiones de terapia impartidas por su amigo de otra dimensión —Ya te dije que tuvimos problemas antes de toda esta porquería—
—Sí, pero eso no es suficiente justificación para negarte a ayudarlo, de seguro él haría lo mismo por ti—
—¿Entonces por qué no intentaste recuperar a tu Duxo? Estoy seguro de que sabes como, pero no te veo dispuesto a romper las reglas por solo un amigo— El contrario no respondió, solo se quedó mirando un punto fijo al azar —Mi Aquino sería igual que tú—
—... No puedo recuperarlo— El silencio invadió el lugar, ninguno pensaba ceder ante las ideas del otro —No quiero discutir de ética y moral, de verdad que no. Si prefieres regresar a tu mundo adelante, de seguro ya deben estar buscándolos y solo tendrás que mantener en secreto que sabes que pasó con él—
—Como odio que tengas razón. Vivir con culpas no es lo mío— Una indirecta clara para el castaño —¿Cuál es el plan?—
Los dos se sentaron a comer junto a los dragones, al menos eso intentó Duxo ante la intranquilidad de Zeus, ver a su dueño sin serlo lo dejaba muy incómodo ante el visitante dimensional.
Se mantuvieron en silencio por mucho tiempo, de tener una relación amena a incomodidad total fue demasiado para el par, cuando terminaron de comer Aquino llevó a las mascotas lejos de casa para una merecida siesta, Duxo solo se fue a dormir.
(...)
—Muy bien... Apuesto por sueño— De nada servía matarse la cabeza pensando si cada que cerraba los ojos veía otro mundo o solo algo que su cerebro hizo —Que bonito—
El lugar estaba lleno de estrellas, cada una brillaba con intensidad, solo había un detalle curioso, no había planetas. Mientras observó todo una voz susurró su nombre.
—... ¿Aquino?— Buscó con la mirada, la voz era tan suave que no podía asegurar que fuera él —¿¡Eres tú!? ¿¡Eres mi Aquino!?—
—Dos... Tres... Uno... Ci...—
—¿¡Aquino!?— Los susurros de desvanecieron.
(...)
—¡Aquino!— Despertó de golpe.
—¿¡Qué mierda!?— El castaño llegó desde su habitación hasta la de invitados, y pensar que la hicieron para decorar —Webon casi me matas del susto—
—Aquino ¡Era Aquino!—
—Duxo... Tal vez fue otra dimensión. Como hace dos días— Razonó el hechicero.
El deseo por encontrar a su amigo le hizo ser más vulnerable a ver otros lugares, siempre que despertaba enloquecía al más alto con rastrear dicho mundo, por desgracia siempre era otro Aquino.
—Aquino, estoy seguro esta vez, está débil y no pudo decir mucho, apenas si dijo mi nombre y— Fue interrumpido.
—Duxo, créeme cuando te digo que debes pensar con la cabeza—
—¡Dijo mi nombre! El mío, es imposible que otros Duxos o Aquinos lo sepan... ¿Verdad?— Se levantó de la cama y agarró con desespero al contrario —Por favor—
—¿No que no?— Se burló un poco.
—¡Olvida lo que dije y dime si o no!— Era cierto que las cosas estuvieron tensionadas, pero era absurdo tener rencor por cosas que ni siquiera empezaron ellos —Dos tres uno... Dijo eso pero no tengo idea de que sea—
—Clasificación, no entiendo como lo sabe pero de seguro es el número de portal que debemos usar, es muy corto para ser de los recientes— Hizo una seña para que el pelinegro lo siguiera hasta su biblioteca —¿Seguro que es todo?—
—Se quedó a mitad de otro número, cinco, cien... No sé—
La cara del más alto se puso pálida, no era necesario saber más "Es imposible" su magia se activó de forma inconsciente, varios libros volaban por la habitación comenzando a rodearlo, en el proceso golpeando a Duxo. Su transe se mantuvo por mucho tiempo, ahora ni siquiera su amigo fue capaz de traerlo a la realidad.
Corrió directo hacia el establo de los dragones, despertó a Cubito y lo montó hacia las ruinas que descubrió hace tiempo.
—No no no, no podemos— Repitió durante todo el camino —Duxo, él...— Revisó con desespero el libro prohibido por si mismo, las palabras en el confirmaron todo —Es mi culpa...— Soltó el libro que comenzó a brillar con aura morada, se activó de la nada —¡Mierda, Cubito!— El lugar tembló con fuerza, las paredes de por si deterioradas presentaron nuevas grietas. Corrió lo más rápido que pudo a la entrada, su dragón ya estaba listo para salir de ahí.
—¡Arriba florecita!— Duxo sacudió a Aquino, el tiempo sin dormir lo dejó en su límite —Llevas cinco minutos dormido y contando— Aunque suministraba energía suficiente para evitar su muerte, era de esperar que su cuerpo pediría un descanso real.
Daba pequeños golpes en sus mejillas para que retomara el conocimiento, incluso le echó agua helada, pero nada funcionaba. El desespero invadía su cuerpo, en primera por la posible conexión que podría generar con alguien de su mundo, como segundo que su salud hubiera empeorado por usar en exceso algo tan fuerte en su cuerpo, y en tercera... Si el Aquino cero moría... No pasaría nada bueno.
Se levantó del suelo y fue corriendo a su biblioteca, algo debía funcionar a como de lugar "No, no no ¡No!" repetía en su mente, nada le daba siquiera la esperanza de actuar en pro del castaño.
—No pienso buscar esa mierda de nuevo— Renegaba, ir por aquel objeto sería servir en bandeja de plata su ubicación —Aquino, no pienso cometer los mismos errores... Yo no—
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Lo dicho, haré los caps un pelín más cortos, aunque por supuesto pasarán de las mil palabras para mantener la tradición XD
Se me cuida, gracias por leer, y chaos
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