❝𝙋𝙖𝙥𝙖́ 𝙅𝙤𝙩𝙖𝙧𝙤❞

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La banda en 1981 sacó su primer álbum llamado "Too Fast To Defeat The World", después de sacarlo se fueron de gira hacía Canadá dónde comenzaron a ser una banda reconocida.

Conocieron a su manager Muhammad Avdol quién se llevaba muy bien con los chicos aunque en ocasiones ellos le hacían bromas muy pesadas.

Comenzaron a sacar más álbumes titulados "Scream To Death Thirteen", "The Platinum Star Theater", "Silver, Silver, Silver Chariot!", "Dr Hierophant Green", etc...

Dentro de las giras, y en las vidas de cada uno de los integrantes, estaban rodeados de drogas, alcohol, sexo, diversión y bastantes problemas.

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Una noche de 1986, Jotaro junto a la banda salieron del estudio dónde estaban produciendo su siguiente álbum "Silver, Silver, Silver Chariot!". Querían tomarse un descanso, así que decidieron ir a un club de stripers sin que se enterarán las prometidas de Polnareff y de Joseph.

–¿Crees que se enteré Suzie de esto?– le pregunto JoJo al más bajo de la banda.

–Mientras que no hagas tus escándalos, no lo creo amigo– bebió de su cerveza Kakyoin después de responderle a su mejor amigo.

Jotaro ignoraba por completo a sus compañeros porqué prefería ver el espectáculo de una hermosa stripper quién llevaba un conjunto de la Sirenita, con un sostén en forma de conchas de mar, su cabello igual de rojo cómo el de su compañero y una tanga verde.

Eso prendió a Jotaro, porque a él le gusto mucho la nueva película que se estrenó de una Sirena llamada Ariel.

Cuando por fin termino el show, la mujer se acercó a él por curiosidad.

–¿Te gusto el baile?–  tomo con delicadeza la gorra negra que adornaba su cabeza.

–Si, demasiado– aclara su voz –Estuviste fantástica. ¿Cómo te llamas? Espero que tengas un hermoso nombre cómo tú.

La chica se sienta en las piernas del pelinegro, enreda sus manos por su cuello y acercan su rostro con provocación.

–Si pagas un baile privado, te lo diré– susurra cerca de los labios del chico.

El contrario levanta una ceja, muerde su labio inferior sintiéndose excitado por la chica.

–Trato– habla con su voz ronca.

Al ver que acepto, se levanta para dirigirlo a un cuarto privado dejando solo a sus compañeros.

–Oye, Joseph– hablo el albino con una risa traviesa.

–¿Que quieres, cabello de torre?– Joseph le pone atención a su amigo mientras le da un gran sorbo a su cerveza y el pelirrojo inhala líneas de cocaína.

–¿Te imaginas a Kakyoin vestido igual  que La Sirenita y que Jotaro se lo coja? Ya sabes, por qué tiene su cabello rojo y a Jotaro le prende esa sirena.

Los dos estallaron en risa, imaginando la escena de cómo se vería Nori vestido así tratando de seducir al chico más amargado del grupo, para después terminar profanando al bajista.

El nombrado al terminar sus líneas,  tomo con enojo a Jean de la cabeza para estrellarlo contra la mesa.

–¡No, Kakyoin, no!

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Marina.

Era el nombre de esa stripper la cuál se enamoró profundamente Kujo. Los dos comenzaron a salir, en ocasiones él pasaba al club por ella para llevarla a su hogar y poder dormir juntos. Poco a poco ella también se fue enamorando de aquel hombre frío pero a la vez tan caliente.

Por dios, era Jotaro Kujo, ¿Quién no se enamoraría del vocalista de Stardust Crusaders?

Después de llegar de la gira promocional de "Silver, Silver, Silver Chariot!", fue directo con su novia a pedirle matrimonio porque la amaba y quería formalizar su relación.
Sus amigos le apoyaron aunque también le hicieron bromas al respecto.

«Quién iba a decir que el raro de la banda se casará con La Sirenita»

A los meses se llevo a cabo su boda en la playa, hay pequeño altar dónde se llevará a cabo la ceremonia, también hay enredaderas con estrellas de mar que adornan el lugar y por último, las sillas se encuentran acomodadas en filas frente al altar.

Marina se encontraba tan radiante con un precioso vestido blanco y un velo, y Jotaro Kujo vestía un smoking también blanco con adornos dorados.

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En 1989, la pelirroja dió a luz a una bebé preciosa. Jotaro Kujo se encontraba bastante feliz, cuando la vio por primera vez se le salieron algunas lágrimas de felicidad.

–Hola, bebita– le hablo con una voz tierna, y con uno de sus dedos acarició una de sus mejillas regordetas –Eres muy linda, igual que tu mami.

Su esposa que estaba recostada en la camilla también sonrió.

Desde que él se enteró que sería padre estaba tan entusiasmado de la nueva vida que crecía en el vientre de su hermosa esposa.

Cuando a los dos padres le dieron la noticia que su bebé sería niña se pusieron muy felices pero quién se puso aún más feliz fue Jotaro.

La bebé al nacer peso tres kilos exactos. Nació sin ningún problema. Era una recién nacida bastante sana.

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Papá Jotaro cargaba a su nena con tanta delicadeza, la arrullaba de una forma tan calmada haciendo que su pequeña Jolyne durmiera plácidamente.

Mientras la arrullaba miraba con mucha atención la gran pecera que se encontraba en la sala de su casa pensando en sus amigos, vendrían por primera vez a conocer a su hija y la verdad se sentía algo emocionado en presentarles a Jolyne.

Pronto llegaron a la casa del vocalista de la banda, tocaron el timbre haciendo enojar al japonés porque podían despertar a su hija, se dirigió con rapidez a la puerta y la abrió viendo a sus colegas parados frente a su puerta.

—Hasta que llegan— los mira fijamente.

—¡Perdón, Jotaro!— hablo enseguida Jean —Solamente que el estúpido de Joseph se tardó por hablar con unas chicas sobre bebés.

La penetrante mirada del pelinegro se clavó en el de ojos verdes.

—¡Eso es mentira!— chillo el nombrado —Tú fuiste quién tardo más porque tardaste mucho en el baño porque te dió diarrea.

—Dejen de ser tan escandalosos, por dios— habla Jotaro molesto por escuchar cómo se culpaba uno al otro —Mejor díganme dónde está Noriaki que no lo veo.

—Ese idiota está fumando en el auto así que pronto volverá— le contesto Joseph subiendo el cierre de su pantalón, Jotaro rodó los ojos al imaginar el porqué ese imbécil tenía el cierre abajo.

—Hey, Jotaro— lo llama el cabello de torre.

—¿Hm?

—¿Nos dejarás pasar para ver a tu bebé o no?

—Lo haré cuando vuelva Nori— respondió.

Comenzaron a conversar el británico y el francés de cómo deberían vestir para la próxima gira, hacer que haya más cosas visuales a la hora del concierto, etcétera. Kujo solo se dedicaba a escuchar mientras tomaba una cerveza fría.

Pronto llego el pelirrojo disculpándose por la demora. Entraron a la gran casa del japonés, ya habían estado ahí antes así que con toda la confianza del mundo se sentaron y Joseph fue directo a ver los peces que tenía de mascota el vocalista.

La esposa de Jotaro hizo acto de presencia, ella sabía que los amigos de su marido vendrían así que bajo a saludar. Marina le entrego a la recién nacida a su padre para qué él mismo les enseñará su creación.

Se acercó al sofá dónde se encontraban Jean y Noriaki, tomo asiento y levanto la manta que escondía a la bebé mostrando unas mejillas regordetas y un gorrito de tiburón.

—Es preciosa— dijo al instante Polnareff embobado por lo tierna que se veía —. Cuando crezca será una rompecorazones cómo el papá.

—Jean, no digas tonterías— dijo el pelirrojo  un poco molesto acariciando con mucha delicadeza la mejilla de la niña.

Se acercó Joestar con ellos para poder conocer a la nueva integrante de la familia Kujo. Quedó igual de embobado cómo Kakyoin con la chiquilla.

Joseph ya era padre de una bella niña llamada Holly quién era su adoración. Podría parecer muy tonto JoJo pero era un excelente padre desde el primer momento que nació su pequeño cariñito.

—¿Cómo se llama?— dijo Joseph.

—Jolyne.

La llamo así su amado padre. Joly viene del francés y significa "bonita", le agrego "ne" al final gracias a que Joseph porque los integrantes pensaban que sonaba muy vacío el nombre de Joly.

El nombre estaba planeado desde meses atrás antes que diera luz Marina, pero su esposa no estaba de acuerdo con aquel nombre que quería ponerle Jotaro, así que el pelinegro tuvo que rogarle por días hasta que acepto de mala gana.

—El nombre que discutíamos aquella vez— levanto el mentón Polnareff y miro a los chicos.

Kujo asintió con una pequeña sonrisa.

Paso un buen rato dónde el británico le daba consejos de papá primerizo al japonés para que no lidiará cómo él lo hizo con Holly.

Los otros dos tontos estaban en el jardín fumando y platicando de cómo les iba en sus vidas románticas. Todas las relaciones de Kakyoin y Polnareff eran un desastre.

Por un momento Jean se voltea si sus camaradas ya habían terminado su conversación paternal sobre bebés.

Vió una escena bastante hermosa. Los brazos del japonés se movían arrullando a su bebé.

—Voltea a ver esto, Kakyoin.

Se volteo haciendo que su fleco colgante se moviera con suavidad. Al ver lo que sucedía sonrió.

—Quien diría que Kujo sería tan lindo siendo padre— murmuró con algo de burla el guitarrista a Nori.

El de ojos amatistas asintió viendo lo feliz que estaba su colega.

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