Capítulo 6: Reunión
Tengo miedo, miedo de ver lo que hay detrás de esa puerta, miedo de comprobar que las palabras de Tadeo eran ciertas, de ver a mi amiga en tal estado, de no soportar la tristeza que me invade y me derrumbe, de que se note mi impotencia al saber que no pude hacer nada para evitarlo o siquiera vengarme, simplemente tengo miedo. Miro de nuevo hacia la puerta, y tragándome el llanto estiro mi mano temblorosa y tomo el pomo de la puerta. Elizabeth me toma del hombro, pero eso no me da más confianza, solo siento una profunda angustia y un odio hacia mí misma por no ser capaz ni de abrir una maldita puerta. Giré el pomo y la abrí lentamente, viéndola a ella tal y como Tadeo había dicho, estaba encadenada a la cama, completamente desnuda, con cortes, hematomas, quemaduras y golpes en todo el cuerpo; sus ojos estaban hinchados de tanto llorar, entre sus piernas podía distinguir manchas de sangre, acompañadas de una sustancia blanquecina que ya sabrán de lo que se trata. Parecía estar convulsionando y fijar su mirada hacia la nada misma. Al verla en tal estado, no pude hacer más que quedarme en shock, mientras Elizabeth corría hacia ella y la tomaba del cuello, para acto seguido cortarle una pequeña parte y ejercer presión, hasta que un líquido negro salió del cuerpo de Violeta. Me dolía verla así, quería gritar, llorar, salir corriendo, matar a Tadeo, retroceder el tiempo y abofetearme a mí misma por no acompañarla aquellas noches en las que salía sola de casa. Mas lo único que hice fue ir hacia donde estaba y abrazarla, mientras me rompía en llanto y le pedía perdón. Sentía su cuerpo temblando entre mis manos, escuchaba muy por lo bajo su voz diciéndome: "Me duele." Elizabeth estaba rompiendo sus cadenas y consiguiendo algo para cubrirla. Al encontrar una manta, la puso sobre ella y en un grácil movimiento, pasó su mano frente a sus ojos, haciendo que estos se cerraran al instante.
-¿Qué hiciste?-Pregunté entre sollozos.
-Le borré la memoria y modifiqué sus recuerdos- Lo dijo con tanta calma, que logró molestarme.
-¡¿Por qué lo hiciste?!
-¿Quieres que viva con un trauma de por vida? Lei, los recuerdos dañan más que los propios golpes físicos. Tan solo basta con una vista al pasado para que tu presente sea afligido por aquel infierno que estás condenada a revivir, por el simple hecho de recordar algo que es mejor olvidar.
-¡Pero, al hacer eso, estarás jugando con su mente, tal y como lo hizo él!
-A diferencia de Tadeo, lo hago para evitar otra desgracia. Tan solo mira a tu alrededor.
Hice caso, volteando a ver dudosa la habitación, logrando distinguir en una esquina a un cuerpo mutilado y carcomido; sus músculos estaban descubiertos, la sangre goteaba por su largo cabello alborotado, su rostro era irreconocible, pero puedo identificar ese tatuaje de un Sol en el hombro y ese vestido rasgado: Era la madre de Violeta.
-Pero... ¿Qué le pasó?- Vomité después de hacer esa pregunta.
-Los Vampiros tenemos la habilidad de controlar a las personas, algunos la han desarrollado a tal grado de manipularlas como si de títeres se tratasen. He visto en sus recuerdos algo que es mejor desaparecer de su mente: Violeta, sin control de su cuerpo, pero sí de su mente, le hizo eso a su propia madre, mientras Tadeo observaba- Elizabeth tensó la mandíbula y apretó una mesita de noche, hasta romperla.
No me podía creer lo que escuchaba, no entendía por qué a ella, ¿Por qué le tuvo que tocar a ella vivir esto? No paraba de llorar de rabia.
-Tenemos que irnos. Pueden quedarse en mi casa por esta noche, mañana nos quedaremos ahí y prepararemos un plan.
-¿Crees que Tadeo no haya tenido suficiente?- Dije en tono molesto.
-Lo he estado siguiendo, y puedo decir que...
-¿Cómo?- Fui hacia ella con los puños apretados- ¡¿Sabías que estaba aquí?!... ¡¿Sabías lo que hacía?!
-Tenía mis sospechas.
-¡¿Entonces, por qué no lo detuviste?!, ¡¿Por qué dejaste que le hiciera eso a mi amiga y a otras chicas?!, ¡Ahora mismo debe estar haciéndole lo mismo a otra persona, y nosotras aquí sin poder hacer nada!- Comencé a gritarle como loca, no me importaba que fuese un Vampiro, la miraba desafiante y pensaba seriamente si confiar en ella.
-¡No podemos salir a jugar a los policías y ladrones! No lo entiendes: Hay alguien más allá afuera que supera por mucho mis poderes y ese "alguien" está acompañando a Tadeo. Es más, hay varios Vampiros en esta ciudad, más poderosos que yo, y todos ellos están detrás de alguien que llevan buscando capturar desde hace milenios.
-¿De quién se trata?
-De ti Leilani, tú eres una pieza clave para esta época: "La Era Del Hellhound". Aquella vez en la casa de Violeta, un Vampiro estaba adentro y solo le faltaron centímetros para tomarte y llevarte con aquellos que te quieren viva, por el momento. Pero, dos sujetos aparecieron: Un león y un perro los representan. Poderosos cual desastre natural y rivales a muerte, su sola presencia me hizo temblar por temor a que alguna de ustedes saliera herida, pero ambos solo gruñeron y se separaron al haber sacado al Vampiro de ahí, pues bien sabían que una batalla no definiría la guerra que estaba por venir y que la Flor no debe percatarse de su existencia. Leilani, tú eres la Flor, la persona que ellos quieren proteger, pero para ello debes cargar con un gran peso sobre tus hombros.
-¡¿De qué mierda hablas?!- Al principio le entendí un poco, pero luego me confundió-. ¿Qué es eso de animales y flores?
-Es mejor no saber detalles, ya que te condenarías más de lo que ya estás. Es fácil hablar con el "Idioma de las Sombras", que extenderse en la lengua humana, la cual es fácil descifrar- Una voz conocida se unió a nuestra plática.
Ambas volteamos hacia la ventana y vimos un cuervo postrado sobre esta. Era él, estoy segura que era el mismo cuervo que me otorgó la cadena. Elizabeth se acercó un poco a él, y con voz más calmada preguntó:
-¿Él está aquí?
-Sobre el edificio está, con mirada de fuego y pensamiento nulo. En cualquier momento, descenderá y terminará de borrar a aquellos a los que se les ha arrebatado el andar.
-¡¿Tadeo?!- Pregunté.
-No, es alguien peor que Tadeo- Dijo fríamente Elizabeth-. ¿Los otros 2 están cerca?
-Estén o no, bien sabes que basta con un pestañeo para que lleguen- Afirmó el cuervo.
-Necesito que protejas a ellas 2, mientras yo subo a verlo.
-No te prometo nada. Sin embargo, el olfato del sabueso puede percibir el peligro antes de que siquiera se manifieste.
-Lei, volveré enseguida- Elizabeth se disipó entre mariposas azules que salían por la ventana, dejándonos solas con el cuervo.
(En la azotea)
Él se encontraba mirando hacia el cielo, esperando impaciente a que el tiempo avanzara tal cual estaba predicho, mas algo interrumpió sus pensamientos.
-Todo este tiempo, cada momento de tu vida, solo has causado penas y desgracias hacia los que te rodean, ¿Acaso ella debe compartir el mismo destino que tú?, ¿No te basta con lo que ya has hecho?- Dice Elizabeth acusativamente.
-No he venido aquí para responder interrogatorios. Bien sabes las respuestas a esas preguntas, mas te niegas a aceptar que aquella chica tiene un destino que debe cumplir antes que sus pétalos terminen de caer- Contesta estoicamente aquel hombre.
-Pero eso no te da derecho a llenar su vida de más miserias al enviar a uno de tus subordinados a esta dimensión.
-Tadeo tenía dos tareas que cumplir. No intento excusarme, ni me esforzaré en disculparme, pues sé de sobra que las palabras no sirven para pagar los pecados cometidos- Se da vuelta hacia Elizabeth y camina lentamente-. Seré yo quien cumpla la condena de mi esbirro.
-¡No intentes encubrirlo! Este no es momento de jugar al héroe, idiota.
-Eliza, no me puedo permitir el sacrificio de uno de mis hombres más leales. Aunque consiente estoy que él debe pagar, este no es el momento de hacerlo, mas la semilla del rencor ha sido sembrada en las raíces de la Flor, obligándome a descender para evitar su desarrollo.
-¿Y qué piensas hacer?, ¿Le borrarás la memoria a Leilani, así como ellos lo hicieron contigo?, ¿Restaurarás los cuerpos de Violeta y sus padres utilizando la Nigromancia?
-No. A diferencia de ellos, aún conservo el pensamiento humano. Sé lo que es estar volando, para después caer en picada; sé cuándo una historia se queda sin moraleja, y ahora más que nunca debo actuar, antes de que el reflejo sea irreconocible ante la Flor.
-¿Cómo lo harás? Si el único método para aplacar el fuego que nace en su interior, es la venganza.
-Hablas con alguien que ya ha pasado por la misma situación, y sabe lo que tiene que hacer.
-Ella no es como tú, ella es una humana, no un Vampiro.
-Yo alguna vez fui humano.
Se formó un largo silencio, seguido de un suspiro por parte de Elizabeth.
-Sabes, quisiera volver a confiar en ti, tener la certeza de que esto saldrá bien, que nada malo le pasará a ella.
-Vez tu reflejo en unos hermosos ojos llenos de vida. En tu huerto hay 2 canes custodiando tu más preciado tesoro, el cual te encomendaron proteger como a un trofeo, mas algo en ti cambió de parecer, haciéndote más apegada a ella, a tal grado de encariñarte- Camina lentamente hacia ella-. A lo largo de mi vida, me he dado cuenta que entre más planes haces, mayor es la posibilidad que estos fracasen. Sin embargo, también he aprendido a admirar la belleza en tal magnifico escenario caótico- Forma una sonrisa sádica en su rostro.
-Eso no funciona para darme ánimos.
-Lo sé, pero calma mis ansias por bajar las escaleras y verla una vez más, pedir disculpas, que con eso bastara y que el tiempo se reinicie a cuando ambos reíamos juntos en aquel jardín. De verdad, no puedo permitirme el dejarla en manos del destino.
-El destino es inevitable, tal y como lo dijiste. Por el rumbo que piensas tomar, solo podrás hallar paz si...- Sus palabras fueron interrumpidas por un fugaz choque de cables en su cabeza.
-¿Por qué crees que estoy reclutando a los "Kibales"? Un poco ingenua, pero al final has entendido mi propósito en esta danza finita, pues aquel que creó el principio en su nombre, será su propio verdugo al establecer el fin en su nombre. Deberías bajar a verla, se está desesperando y mi maestro la puede confundir más- Él desaparece entre plumas negras y entra en varias habitaciones simultáneamente, excepto en la que se encontraba Leilani.
-Solo si portas el arma de Dios- Susurró Elizabeth.
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