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Anémona caminó por el bosque, hasta llegar a un claro, donde usualmente se reunían muchos seres mágicos, (la mayoría, duendes echando relajo). En efecto, allí estaban, como todos los días. Cuando vieron llegar a la muchacha, los duendes la saludaron y preguntaron qué hacía por allí.
-Vengo de parte del rey Haakon; traigo información importante. Necesito que llamen a todos los habitantes del bosque- respondió ella.
-¿Qué tan importante?- inquirieron los duendes.
Anémona hizo como que lo pensaba mucho antes de responder: -No sé, el rey no fue muy específico acerca de la importancia. Pero entre más rápido vengan todos los demás, más rápido lo sabremos.
Al oír esto, los duendes, que eran bien chismosos, corrieron a avisar a los otros seres mágicos, y hasta llamaron a los animales, para que Anémona hablara lo más pronto posible acerca de la información mandada por el rey de los cazadores. Debo aclarar que, entre los seres del bosque, no llamaban "humanos" a los humanos, sino "cazadores", puesto que históricamente, se internaban en el bosque con el propósito de cazar, y el nombre se les quedó. Cuando todos los seres mágicos y un buen número de animales estuvieron presentes en el claro, la muchacha los saludó a todos y explicó que: hacía poco rato habían arribado extranjeros a la isla, y los consecuentes acontecimientos que por ser ya conocidos no hace falta repetir. Todos la escucharon atentos, y comprendieron la orden del rey acerca de no acercarse al pueblo hasta nuevo aviso. La joven también agregó que tuvieran cuidado de no hacer alboroto en caso de que algún "cazador" se internara en el bosque, ya que, si se trataba de algún helanés, éste los descubriría, lo que sería peligroso, puesto que desconocían las intenciones de los extranjeros.
-Cuando sepamos qué es lo que realmente buscan, su alteza nos dará nuevas instrucciones. Pero por ahora, debemos apegarnos a las órdenes antes explicadas.
Todos prometieron obedecer, y la muchacha les despidió cortésmente. Mientras animales, silfos y patatones tornaban a sus actividades normales, Anémona se preparó para seguir a los duendes, quienes parecían estar fraguando algún desastre, ya que durante el discurso de la joven se miraban maliciosamente, pero antes de que pudiera hacer nada, llegó su amiga Violeta. Las dos se saludaron, y Violeta preguntó: -¿Entonces, vamos a estar en cuarentena, sin salir del bosque?
-Pues, ...sí, algo así- respondió Anémona.
-Bueno, con tal de que no vayan a cancelar la fiesta de primavera-verano.
-Espero que no, y menos ahora que dijo Haakon que...
-¿Qué?
-Es que dijo que era sorpresa, así que mejor no te cuento hasta que lo diga él. Espero que este asunto de los helaneses se aclare pronto. Su líder, el príncipe Erik, no me dio una buena impresión.
-¿Y mi papá? Él trabaja en la ciudad con el señor Tornado. ¿Ya les habrán informado lo que pasa?- preguntó Violeta.
-Probablemente Haakon ya mandó a Olaf a informarlos. Después de todo, ellos tres son sus principales consejeros. Suelen ser los primeros en enterarse de casi cualquier asunto- afirmó Anémona.
La sílfide se reanimó y dijo: -Bueno, ya que vas a estar aquí, cuidando del bosque, ¡¿qué hacemos?! ¡Tenemos todo el día para usarlo, y necesito algo de aventura para alegrarme!
La muchacha dijo: -Pues, como tengo la misión de cuidar el bosque, vamos a patrullar por toda el área, y seguramente encontraremos algo emocionante. Además, sospecho que los duendes traman alguna travesura, y hay que vigilarlos de cerca.
Violeta estuvo de acuerdo, y enseguida las dos amigas se pusieron en acción".
En ese momento, el narrador hizo una pausa, y al comprobar que más visitantes habían entrado a oír la historia, dijo:
-Muy bien, mientras las chicas van a vigilar, les explicaré unas cuantas cositas que deben saber, así que pongan atención: ¿Se acuerdan que hace un ratito dije que les iba a explicar lo de las alas de libélula?
-¡Sí!- exclamaron los visitantes.
-Bueno, pues esa es una historia un poco complicada, así que trataré de simplificarla: Los papás de Cressida y Anémona les habían contado que estaban de viaje cuando Anémona nació. Esa noche, su barco se encontraba precisamente frente a las costas de Heland, y fueron atacados, por lo que la bebé fue herida mortalmente, pero por suerte, en ese viaje los acompañaba el hechicero mayor del reino, y lanzó un encantamiento con el que consiguió mantener viva a la pequeña Anémona, pero no precisamente como humana, sino como sílfide. Veo que muchos se quedaron con cara de what?; en seguida lo aclararé: Como sabrán, (y si no saben, entonces se están enterando), las personas que mueren sin haber sido desencantadas, reviven como sílfides o silfos, así que la forma con que el brujo mantuvo viva a la bebé, fue hechizándola. Pero lo importante es que, por esa razón, Anémona, como todas las sílfides, tenía alas similares a las de las libélulas. Sin embargo, sus papás la educaron como habían educado a Cressida, así que la menor de las hermanas no sabía volar, y mantenía ocultas sus alas ante las miradas de todos, así que su condición de sílfide pasaba desapercibida por prácticamente todos quienes la conocían, a excepción de Cressida, Haakon, Olaf, Violeta y el hechicero que la encantó".
El narrador tomó un respiro e interrogó: -¿Qué les parece, ustedes creyeron esta justificación?
El público entonces exclamó -¡Sí!-, aunque no todos se veían convencidos.
El editor entonces dijo: -Noto, que algunos no están persuadidos de que eso sea cierto, y tienen razón. Pero, no es que Anémona no fuese una sílfide, sí que lo era, pero esa no era la verdadera historia, sino una versión alterada que les contaron a las hermanas para protegerlas, pues nunca se sabe quién podría usar esta información para causarles algún mal. Ya les contaré más adelante la verdad, pero por el momento vamos a seguirles la corriente para evitar spoilers.
Mientras el momento de la verdad llega, volvamos al bosque, con las dos amigas. Recorrieron todo el bosque, en todas direcciones, y no se encontraron con ningún problema. Todo estaba en calma, o más bien, parecía en calma. Al no encontrarse con problema alguno, Anémona y Violeta se dirigieron hacia una cascada, en donde pensaban tomar agua antes de continuar.
Las chicas tomaban el agua cuando escucharon voces que parecían venir del interior de la cueva que se hallaba detrás de la cascada. Esto sorprendió a las amigas, quienes, tras mirarse una a la otra, hablaron así:
-Parece que hay gente dentro de la cueva.
-Sí, pero, nadie vive ahí dentro. Ya hemos entrado antes, y ni rastro de que alguien habite ese lugar. ¿Quiénes estarán hablando allí?
-No sé, pero hay que averiguar cuáles son sus intenciones.
Así que se metieron a la cueva para investigar. Dicha caverna era amplia, y no muy oscura, pero, aun así, las muchachas no distinguieron a nadie adentro. Anémona, esta vez desenfundó su espada, previendo que las atacasen por sorpresa, aunque, tras unos minutos, no se volvieron a oír las voces.
Violeta dijo: -¡Qué raro!, no hay nadie. Pero, se oía claro que hablaba alguien aquí.
-Es cierto, ni modo que fueran fantasmas- comentó Anémona, y avanzó dentro de la cueva, pero de pronto, se cayó en un agujero.
Violeta no se cayó, porque estaba volando, pero al oír que había agua en donde había caído Anémona, le gritó para verificar que no se la hubiera llevado la corriente: -¡Anémona!, ¿estás bien?
No obtuvo respuesta. Le invadió el pánico, mas trató de mantener la calma, y rápido pensó ir por ayuda, por lo que salió a toda prisa de la caverna.
Jejeje, a veces se me sale lo villana.😅
Buena observación MiSs___BeD💖
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