021
«Vigésima Primera Flor»
Los cazadores caminan alrededor de todo el Reino y vuelvo a mi forma humana tratando de ocultar la herida que me han hecho en el brazo, debo encontrar a SeokJin cuánto antes ya que puedo sentir como su alma grita desesperada mi llegada además fui demasiado confiando y a final de cuentas no pude proteger a Jungkook.
—¿Quien eres tú?, ¿Dónde está tu autorización para acceder al Reino o tu identificación de ciudadano— pregunta una de los hombres colocando su espada sobre mi pecho.
Parpadeo sorprendido por su atrevimiento y coloco mi dedo en la punta, —Wow, está muy filosa su espada señor.
—Haber muchachito, déjate de juegos y enséñame lo que te pido o date la vuelta y vuelve por dónde veniste— me advierte con el ceño fruncido.
Con calma y detenimiento observo a los hombres que están a nuestros alrededor, algunos han prestado atención a nosotros otros simplemente me mantienen ajenos así que metiendo mis manos dentro de los bolsillos de mi pantalón me limito a usar la habilidad que poseo desde nacimiento: leer mentes. Ya que usar la fuerza me pondría en desventaja porque ellos son muchos más.
Husmeando en la mente de este viejo hombre las náuseas hacen contraer mi estómago, —Mi querido guardia del Reino, no creo que usted deba tener este tipo de pensamientos hacia la Reina, ¿que pasaría si el Rey se entera?
El hombre palidece y veo sus hombros tensarse, —¿¡Qué demonios!?
—¿Va a dejarme pasar ahora?— pregunto con una gran sonrisa.
Pero el tipo niega con la cabeza limpiando su sudor, —¿Crees que por saber mis pensamientos indebidos te dejare entrar?, ¡Largo!
—Luz de Luna y canto de las aves nocturnas— murmuro, el hombre frunce el ceño y extiendo mi dedo apuntando a su pecho, —dejame usar tu maravilloso canto en este acto noble para esta insensata persona.
Es cuestión de segundos para que el hombre frente a mí se vuelva un títere en mis manos, haciendo lo que en mi mente le ordené me lleva hasta la puerta del castillo, —Muchas gracias señor y disculpe por usar medidas drásticas— sin quitarle el hechizo entro a toda velocidad recorriendo los pasillos y esa gran escalera hasta detenerme fuera de la puerta de la habitación de mi SeokJin.
Con un gran suspiro empujo suavemente la puerta hasta quedar de frente con él... SeokJin se encuentra junto a la ventana abierta, sus cabellos se mueven con el aire que se filtra y su boca se abre ligeramente al verme, sus pupilas color miel brillan aún más intensamente y es tan solo cuestión de segundos para que ambos corramos a los brazos del otro. De inmediato rodeó su cintura y él rodea mi cuello, fundiendo nos en una cálido abrazo, uno en dónde ambos nos sentimos totalmente protegidos.
—Taehyung...— murmura a mi oído, temblando contra mi cuerpo y con fuerza aprieto su cuerpo más al mío, pienso que casi podría romperlo pero teniéndolo así, en mis brazos me siento capaz de cualquier cosa,
—Pensé que te habían....
Lo hago callar colocando mis dedos sobre sus labios, —No, nisiquiera lo pienses. Si mi vida termina, la única razón debes ser tú.
—No digas tonterías...— él se aleja mirándome con los ojos cristalizados y sonrojado besa la yema de mis dedos, —No podría vivir en un mundo sin ti.
Sonrojado me pierdo en el mar de sus ojos, él me mira fijamente y sin poder contenerme me acerco lo suficiente a su rostro, casi siento su respiración mezclarse con la mía y la suavidad de sus belfos pero unos toques a la puerta me hacen detenerme, SeokJin jala la manga de mi camiseta suplicandome con la mirada,
—Bésame Taehyung.
Pero la puerta es de nuevo tocada y la voz de su hermano se hace presente, —Hemos vuelto, SeokJin dejamos pasar.
—Deberíamos abrir— le sonrío besando su frente y el asiente desanimado.
Me acerco abriendo la puerta y me sorprendo al ver a las dos personas detrás de Kim Namjoon, el médico Min y a su lado el padre Park.
—Al fin volviste— dice YoonGi mirándome de reojo.
El padre asiente, —Pensé que habías abandonado a tu alma gemela sin siquiera luchar por ella.
Confundido observo a SeokJin, el parece igual de confundido que yo.
Namjoon suspira caminando hacia la ventana para cerrarla, —No se de que demonios hablan pero no podemos dejar que una palabra dicha aquí se escabulla a los oídos del Rey.
—Estoy de acuerdo— respondo y tomo la mano de SeokJin entre la mía, él me ofrece una dulce sonrisa pero puedo apreciar que debajo de sus ojitos hay un color rojizo, él ha estado llorando.
Min cierra la puerta con seguro y todos nos reunimos cerca de la cama, —Jungkook se encuentra en el calabozo pero este a si mismo está rodeado de vigilantes y cazadores.
—Podemos controlarlos a nuestra disposición— dice de pronto Park llamando la atención de todos.
—¿Y como se supone que haríamos eso?— pregunta Namjoon de brazos cruzados, —Esos hombres son perros del Rey.
—No lo serán más si podemos controlar su mente— responde Park, quitándose de manera lenta su sotana, dirigiéndose hacia SeokJin, —Estoy a sus órdenes su alteza, si usted me lo permite sin lugar a dudas usaré mi magia en ellos.
—¿¡Magia!?— exclama SeokJin sorprendido.
De inmediato mi atención se posa totalmente en Park, desde la primera vez que lo ví supe que algo no andaba normal en él, ahora lo comprendo. El usa magia, por eso supo quién era, él es un mago.
—Pensé que los magos ya estaban extintos— digo.
—Solo nos ocultamos al igual que los Lobos— responde con una sonrisa.
Lo que hice yo unos momentos atrás, solo puedo usarlo con una persona pero un Mago es capaz de dominar la mente de hasta cien personas.
De pronto una sonora carcajada se hace presente, Namjoon coloca su mano sobre su estómago, —Lo siento, es solo que Magos o Lobos hasta hace unos días eran tan solo una leyenda— él hace una pausa apuntando a Park, —Entra en la mente del Rey y haz que se suicide.
Veo a SeokJin titubear y a Min flaquear pero Park solo ríe negando con la cabeza, —Ese hombre tiene a algo maligno de su lado, su muerte no me concierne. Ni siquiera mi magia podría contra lo que él tiene, lo siento.
Namjoon traga en seco desviando la mirada, ¿de que habla?, ¿que cosa protege a ese aberrante hombre?
—Bien, tenemos mucho que planear antes de sacar a Jungkook del calabozo— dice Min haciendo que volvamos a la realidad, —O no llegaremos antes del amanecer porque para entonces, se le fusilara.
SeokJin aprieta mi mano asintiendo levemente, «mi alma gemela no debería estar sufriendo de esta manera, soy un pésimo protector»
Una pequeña luz de Luna se filtra por la rendija del oscuro y frío calabozo, mis heridas no me permiten moverme y no es como si quisiera hacerlo, en estos momentos comienzo a creer que estoy pagando por el peor pecado que cometí en el pasado.
Si pudiera ver a SeokJin por una última vez.
—Ya estamos aquí.
Y de entre toda esa oscuridad puedo ver cómo dos de los vigilantes abren la celda, ambos entran y uno de ellos me sube a su hombro llevándome hacia afuera, «¿adelantaron mi muerte?», «¿moriré sin ver a mi preciado príncipe?». Pero mientras más caminamos hacia afuera, noto algo extraño, todos los vigilantes e incluso los cazadores parecen dormidos, sus ojos están abiertos pero parecen no mirar a ninguna dirección, ¿que está pasando?. Todo está silenciosos e inevitablemente el miedo comienza a recorrer mi cuerpo, ¿a dónde me llevan?
Pero estoy tan débil física y mentalmente que nisiquiera puedo articular palabra alguna.
Cuando me doy cuenta ya nos encontramos a las afueras de Sahel, exactamente en la entrada del bosque que iluminada con la Luz de la luna luce tan magistral. Y ahí, con lágrimas corriendo por sus mejillas y una débil sonrisa se encuentra SeokJin.
Ambos hombres que me llevaron allí se desvanecen y de inmediato SeokJin corre hasta mi lado, —¡Jungkook!— exclama abrazándome, —Perdóname, por favor, perdóname por dejar que te hirieran tanto.
—N-no...no tengo nada que perdonar te— le sonrío acariciando con dificultad su mejilla, —E-eres tú quien debe perdonarme...
—¡Subanlo al caballo, ya!— exclama Park quien se encuentra arriba de Colín, pero ya no hay más rastro de aquel padre que cuida de los Aldeanos.
Taehyung me toma en sus brazos subiendo me al caballo y en todo momento sostengo la mano de SeokJin, él sonríe para tranquilizarme una vez me colocan arriba de Colín,
—Los padres de Taehyung te recibirán en su Aldea, el padre Park te llevará y allí sanarán tus heridas, no te preocupes, por ahora no podremos vernos pero lo haremos muy pronto.
—No merezco volver a verte— susurro.
Pero él niega con la cabeza, —Ya deja de hablar, deben irse.
Cuando siento que Colín se prepara para avanzar y con lágrimas en los ojos confieso aquello que no me ha dejado dormir desde ese entonces,
—Yo...mate a tu madre SeokJin...
La expresión en el rostro de mi querido SeokJin se deforma y Colín corre a prisa haciendo que suelte su mano, y con un llanto desgarrador el sol comienza a salir.
Espero que puedas perdonarme...
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