« Décima Quinta Flor»

Esa noche tuve fiebre, y también alucinaciones, alucine a un Taehyung preocupado velar por mi sueño, él me coloco paños de agua fría mientras me susurraba “perdóname, pronto volveré, lo prometo”. Tome su fría mano hasta quedarme dormido y entonces pensé que era un alivio que hubiese entrado en mis sueños.

—Joven Príncipe.

Abro con pereza los ojos viendo cómo Jungkook levanta las cortinas de las ventanas, haciendo una expresión de confusión, —¿Acaso se levantó en modo sonámbulo para abrir la ventana?. Estando con fiebre, ¿Cómo pudo hacerlo?, Podría haberle dado pulmonía.

—¿D-de que hablas?— murmuré cansado, sumamente cansado.

Jungkook se acerca a mí colocando su mano en mi frente, —Ya no tienes fiebre, la medicina de Min debió haber funcionado.

Lo observo ir de aquí para allá, entrando al baño, buscar mi ropa hasta que finalmente vuelve conmigo, —Necesitas un baño, un cambio de ropa y de nuevo a la cama, estás débil.

—¿L-la herida se infectará?— pregunto apoyándome en su hombro para levantarme, todo mi cuerpo se siente pesado y débil.

Él niega con la cabeza mientras entramos al baño, —Eso no pasará, solo es una reacción adversa al primer medicamento que te administro— él me ayuda a sentarme en el pequeño banco mientras termina de vaciar el agua para mí baño, —O de otra manera yo mismo me encargaré de matarlo si algo te vuelve a pasar.

—N-no digas eso...— murmuro sentándome y Jungkook solo suspira  antes de cerrar la puerta e irse.

A penas estoy por terminar de abrochar mi camiseta cuando escucho varios toques a la puerta,
—¿Sí?— pregunto.

—YoonGi, su alteza, ¿Puedo pasar?— pregunta y cierro con rapidez mi ropa para ir a abrir la puerta.

El médico me mira cabizbajo y me recorre de pies a cabeza, —Me quedé preocupado por ti, no di bien mi diagnóstico y te hice sentir peor— El médico Min hace una reverencia para pedir disculpas.

Me acerco hasta él negando con la cabeza y lo hago enderezarse, —No te preocupes y tampoco te disculpes así, eres un ser humano que comete errores, no tienes que ser perfecto todo el tiempo.

La expresión en YoonGi se ablanda inmediatamente y toca mi frente con suavidad, —La última vez que hablamos le dije que odiaba a su padre, pensé que tal vez usted pensaría que intente dañarlo a propósito.

—Ni siquiera había pasado algo tan descabellado por mi mente— sonrío sentándome en el borde de la cama,
—Pero, si me gustaría saber si aquel motivo oculto por el cual pediste empleo en el castillo... ¿se debe a eso?

Lo observo bajar la mirada, es la primera vez que el médico Min me muestra una expresión tan humana: temeroso, —No puedo hablar de ello, perdóname...

Asiento moviendo la cabeza y le sonrío, —Entonces, me gustaría saber si llegaste a conocer a mi madre.

Min alza rápidamente la mirada y aquella expresión sombría cambia repentinamente a una animada, —La conocí, todos en el pueblo la conocían por sus "manos mágicas". Ella creaba remedios que curaban a cada Aldeano que lo usaba, iba por el pueblo con una sonrisa tan resplandeciente que curaba la depresión de cualquiera.

Mi corazón se agita al oírlo hablar de esa manera sobre mi madre, —¿De verdad?. Bueno...a mí me sonreía incluso cuando ya no soportaba más esta vida.

—Su madre era una grandiosa mujer y con un corazón tan noble como el suyo, príncipe SeokJin— YoonGi relaja sus hombros y me sorprendo al ver como una ligera sonrisa se forma en sus labios, —Ayudaba a cualquiera a pesar de que eso le trajera problemas.

—Su luz se apagó en cuanto el Rey puso sus ojos en ella, ¿No es así?— le pregunto enojado e irritado por qué si pudiese hacer algo por mi madre en el pasado sería evitarle ese matrimonio.

Él asiente con un gran suspiro, —El rey puso sus ojos en ella y no hubo nada que pudiese ayudarla. Sus alas fueron cortadas tan abruptamente qué su sonrisa despareció— Min hace una pausa y se acomoda las gafas,
—Pero, sea como sea ella tuvo un hijo que ha seguido sus pasos. Obtuviste sus valores y gran corazón, debes estar agradecido por ello.

—Lo estoy— respondo cortante y aprieto los labios, —Pero no sé si realmente soy una buena persona como lo era ella, he cometido faltas y yo...no tengo perdón.

YoonGi me observa con confusión y cuando está por decir algo la puerta se abre dejándonos ver al Rey con el ceño fruncido, las manos del médico tiemblan de inmediato y se da la vuelta con cierto nerviosismo.

—Oí de Elizabeth que estabas herido, ¿qué sucedió está vez?— cuestiona de cierto mal humor.

—Le pedí a Jungkook que me enseñase a usar la espada pero me deje llevar— respondo tratando de sonar convincente.

Mi padre asiente pasando de inmediato su mirada a Min quien luce más pálido de lo normal, —Él es el médico del Reino, no había tenido la oportunidad de presentarlos.

—Mucho gusto su alteza— rápidamente YoonGi hace una reverencia pero el Rey camina en su dirección dándole la mano para que deje un beso en ella, algo que para mi padre es una muestra de respeto. El médico titubea pero finalmente lo hace con desagrado.

—Siento que conozco tu cara, me resultas familiar, ¿cuál es tu nombre?— cuestiona mi padre mirando con curiosidad a Min.

Él aprieta la mandíbula mirándome de reojo, —Min YoonGi, su alteza.

—No, no. Nunca había escuchado ese apellido— ríe el Rey y se da la vuelta dejandonos solos.

A penas lo hace, YoonGi deja salir un suspiro profundo, —Lo siento. Le mostré algo incómodo, príncipe.

—No, está bien. Fuiste valiente al contener tu odio estando frente tuyo la persona que detestas— confieso y no es que sea fan de esos sentimientos o qué desee verdadero mal hacia mi padre pero se que puedo confiar en Min YoonGi.

El asiente y sale de la habitación en silencio. Una vez me quedo solo comienzo a recordar la agonía de mi madre en su lecho de muerte y entre tantos recuerdos dolorosos, el rostro de Taehyung viene a mi mente, —No sabes cuánto deseo volver a verte— murmuro para mí y mi corazón anhelante por qué he decidido que si vuelvo a tenerlo frente mío, no dejaré que se vaya.

Me aseguraré de hacerle llegar mis sentimientos.

Con más calma y más animado salgo al fin de la habitación para cuidar de mi jardín pero grande es mi sorpresa cuando veo detrás de unos barrotes verticales que llevan camino hacia mí solidario jardín a Namjoon besandose con una mujer. Y no sería demasiado mi asombro si no se tratara de alguien que conozco muy bien.

Elizabeth, la esposa de mi padre.