Capítulo XL (Especial I)
Dedicado a mis lectoras españolas que les llegan las actualizaciones en la madrugada, y aun así esperan, especialmente a Alexandra y Margarita de Twitter. Un abrazo.
"Tengo una pregunta que a veces me tortura: estoy loco yo o los locos son los demás."
-Albert Einstein
Advertencia: Escenas fuertes de violencia.
Capítulo XL (Especial I)
Noche del asesinato.
Princesa roja
La familia perfecta...
Eso éramos delante de los demás, mi padre, un prestigioso abogado, mi madre un ama de casa que se mantenía en forma, y mi hermanita una dulce niña, de sonrisa brillante. Donde quiera que íbamos, dábamos de que hablar y recibíamos cumplidos todo el tiempo.
En esa realidad vivía Fleur, en esa puta realidad tan falsa.
En cambio yo, lidiaba con lo que pasaba a puerta cerrada, lo que pasaba cuando las luces se apagaban, cuando el silencio de la noche ahogaba la impotencia y el dolor. Yo era la que se emergía cuando mi padre se escabullía en mi habitación en medio de la noche para abusar de mí.
Aún recordaba claramente el momento en el que nací en Fleur, ella tenía ocho años, y fue la primera vez que su padre la golpeó y la tocó violentamente, su mente no podía lidiar con ese trauma así que se creó un trastorno disociativo, y ahí estaba yo, la que se encargó de presenciar todas las veces que mi padre puso sus manos sobre mí.
Mientras Fleur vivía en el falso mundo de la familia ideal, yo consumía toda la cruel realidad.
Lagrimas de impotencia habían rodado tantas veces por mis mejillas, mientras la barba de mi padre rozaba mi cuello y sus gemidos hacían eco en mi oído. Él no se detuvo con simple abuso, con el pasar del tiempo, su lado enfermo salía más y más a la luz, no solo se escabullía en mi habitación, sino que también se metía en la ducha, me obligaba a hacer cosas que me habían marcado de por vida.
Mi madre lo sabía todo y no hacía nada, ella se había vuelto tan o más enferma que él.
Decir que él nos mantenía aisladas era poco, no asistíamos a la escuela y cuando preguntaban porque no, él simplemente decía que éramos educadas en casa.
No pasó mucho tiempo para que él comenzara a abusar de Camille también. Luché tanto al principio, amenacé con denunciarlo pero mi padre me ignoró, apuntando un cuchillo al cuello de Camille frente a mí, prometiendo que nos mataría si seguía incitándolo. Nos mudamos a Canada después de eso, la cabaña que compró era aún más aislada que nuestra casa anterior.
Ser abusada desde tan temprana edad, me había hecho creer que no había nada que pudiera hacer al respecto o que era mi culpa y no tenía derecho a pedir ayuda, de que estaba sucia y dañada, defectuosa. Y que solo yo podía resolverlo, nadie más.
Y había llegado el momento de resolverlo.
Frío...
La helada nieve congelaba mi espalda, adormeciendo toda la parte de atrás de mi cuerpo pero no me importaba. Mis ojos estaban enfocados en el oscuro cielo que se veía a través de las ramas de los arboles. Copos de nieve caían lentamente, danzando en el aire antes de caer sobre mí.
Mi padre estaba encima de mí, tocándome, metiendo su mano dentro de mi vestido pijama. Él había hecho correr a Fleur a través del bosque a un lado de nuestra casa en este frío, para atraparla y aquí aparecí yo para lidiar con este enfermo.
Él entierra su cara en mi cuello para susurrar en mi oído, —Shhh, Fleur. — su mano libre baja hasta mis talones donde termina mi vestido y comienza a subir por dentro del mismo, acariciando mis piernas en el proceso.
Pobre Fleur. Me preguntaba como su mente cambiaría ese recuerdo para que pudiera mantenerse en su mundo feliz. Aunque no podía negar que me agradaba que ella tuviera una probada de todo lo que yo tenía que vivir.
Quisiera decir que rogué e hice algún tipo de expresión, pero no lo hice. Años de pasar por esto estaban comenzando a pasarme factura, ya no podía sentir. Lagrimas silenciosas empañaban mi vista del cielo nocturno, y rodaban a los lados de mi cara.
El idiota de mi padre se dio cuenta de que tal vez hacer esto afuera en temperaturas bajo cero no era la idea más inteligente si quería conservar sus extremidades. Así que se limitó a usar sus dedos en mi, con sus guantes de invierno puestos y todo. Como dije, su lado enfermo había salido a la luz por completo.
Cuando no pudo con el frío, se levantó, ofreciéndome su mano la cual no tomé. Él sonrió, encendiendo un tabaco y caminando de regreso a la casa.
Volví a mi habitación, y busqué debajo de mi almohada, saqué el cuchillo que había adquirido de manera ilegal. Deslicé mi dedo por el cuchillo de caza, estaba tan afilado que cortó mi dedo un poco. Succioné la sangre rápidamente para detener el sangrado.
Una sonrisa de liberación se formó en mi rostro: Ya no más.
No más de esta mierda, no más dolor, no más abuso.
Sabía que mi padre estaría en su enferma rutina de jugar con mi madre. Siempre pasaba a la misma hora, a la medianoche, en la sala de nuestra casa. No les importaba si Camille y yo bajamos y los encontrábamos en eso. Bajé las escaleras silenciosamente, desde las mismas podía ver a mi madre en el sofá, con solo pantalones y brasier, mi padre frente a ella de espaldas a mi, la cabeza de mi madre bajaba y subía así que sabía lo que estaba haciendo.
El asco me revolvió el estomago, apreté el cuchillo en mi mano. Me acerqué a su espalda a hurtadillas, —Papá.— al escucharme se giró hacía mí y lo ataqué rápidamente y aunque él me esquivó, enterré la mitad del cuchillo en el lado izquierdo de su pecho cerca de su hombro, sangre emanando de la herida en segundos.
Mi padre soltó un alarido de dolor, y mi madre gritó, levantándose, —¡Fleur! ¡¿Qué has hecho?!
Mi padre se tambaleó hacía mi, —¡Maldita púta!— con la parte de atrás de su mano me abofeteó mandándome al piso, me agarró del pelo con su mano derecha y me estrelló contra la pared, —¡Malagradecida!— mi visión se llenó de puntos negros, mi mejilla y mi cabeza palpitando.
—Cariño, ¿Estas bien?— oí a mi madre a lo lejos preguntarle a mi padre, —Oh Dios, tanta sangre.
En horror y rabia, vi a mi padre, sacarse el cuchillo, gruñendo en dolor mientras mi madre ponía un trapo en la herida para parar la sangre. Mi padre la echó a un lado y se dirigió hacía mi, —¿Quieres jugar rudo, zorra?
Él me agarró del cuello, levantandóme, presionando contra la pared, —¿Es que a caso no te he follado lo suficiente? ¿Es eso?
Mi madre solo miró desde la distancia, —Debe estar celosa.— gruñó.
Mi padre apretó su mano alrededor de mi cuello, cortándome la respiración, —No...— rasguñé la mano de mi padre, luchando por aire. Mis pulmones ardían, mis pies se movían en el aire en desesperación.
Quisiera decir que tenía miedo, que no quería morir, pero mentiría, una vida como la que llevaba no era una en la que me quería quedar. Quería que esa noche cambiara las cosas, para bien o para mal.
Quería desaparecer...
O quería que ellos desaparecieran.
Cualquiera de las dos era suficiente para mi.
Y sabía que no era la decisión más sabía pero era mi decision.
Mi desesperada decisión.
Estaba a punto de perder el conocimiento cuando escuché una voz que sonó como la de un ángel, —Detente.
La mano de mi padre se aflojó en mi cuello y me las arreglé para tomar un respiro corto y rápido. Mis ojos viajaron a un lado de mi padre, había alguien vestido de negro con un arma y un silenciador pegado a ella, apuntando a mi padre. Llevaba puesta una mascara que no me dejaba ver su rostro, a duras penas, sus ojos pero no podía distinguir su color.
Mi padre me soltó, levantando las manos en rendición, —¿Qué es esto? ¿Quién eres? ¿Policia?— mi padre preguntó, echándole un vistazo a la persona de la mascara quien no le respondió. Yo tocí como loca recuperando mi respiración normal.
Mi mirada cayó sobre mi madre quien estaba a unos pasos de mi padre, con otra persona enmascarada detrás de ella, quien la tenía apuntada con un cuchillo.
¿Qué mierda esta pasando?
¿Quiénes son estos extraños?
Una tercera persona estaba en la puerta, también de negro pero su rostro descubierto. Era el chico con el que Fleur salía, ¿Adam? La preocupación en su rostro era clara.
—¿Estas bien, Fleur?— preguntó, —Estamos de tu lado, no tengas miedo.
¿Qué estaba pasando?
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Nota de la autora: Ah, creyeron que terminaría ahí, ¿ah? Pues no, voten y sigan al siguiente capitulo, doble actualización. >>>>
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