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Capítulo XII

"Todo ocurre en la mente y sólo lo que allí sucede tiene una realidad."

-George Orwell

Capítulo XII

"Tuve que irme, pero volveré :)

Me debes algo, ¿Recuerdas?

P.S La próxima vez, no pongas tu paraguas debajo de la cama, casi me apuñala.

-Pierce."

No pude evitar reírme.

Pierce era muy raro, actuaba como si yo no le cayera bien, pero siempre estaba en todas partes. Me preguntaba porque no hablaba con nadie más, algo le había sucedido definitivamente. Pero no podía dejar de sentirme especial.

¿Por qué sólo hablaba conmigo?

Suspiré y decidí que era hora de tomar una ducha, aunque hacía mucho frío afuera. Otro día nublado; no había visto el sol en días.

Después de agarrar mi toalla y jabón, me dirigí a las duchas. El agua caliente empezó a caer sobre mí, relajándome. Cerré los ojos y la primera imagen que vino a mi mente fue la cara de Pierce a unos centímetros de la mía. Dios, tenía unos ojos tan hermosos. Puse mis manos en la pared fría, mechones de mi cabello mojado se pegaban a mis mejillas y mi frente.

Terminé la ducha y procedí a ponerme mi uniforme ahi mismo en las duchas. No me gustaba salir en toalla al pasillo.

La puerta se abrió, no me molesté en dar la vuelta, estaba enfocada en vestirme ya que hacía mucho frío.

—¡Flor!

Me di vuelta confundida, me encontré con una Lory que lucia muy emocionada. Ella corrió hacia mí con una sonrisa, —Te estaba buscando.

—¿De verdad?— Le pregunté, frunciendo el ceño.

—Por supuesto, eres mi amiga.

—¿Lo soy?

Lory se rió entre dientes, —Eres tan graciosa— me pellizcó la mejilla —Escucha, hay otra fogata esta noche.

—Oh, otra de esas— Comencé a recoger mis cosas.

—Pensé que querrías venir.

—¿Por qué?

—Oh, vamos, será divertido.

—Lo siento pero hoy no estoy de humor— dije pasando junto a ella para dirigirme a la puerta.

—Oh, por favor, Flor, no seas tan aburrida.

Me di vuelta para enfrentarme a ella, —¿Disculpa?

—Sí, estás siendo aburrida, yéndote a la cama tan temprano— bromeó sonriéndome.

—No, no lo soy.

—Escucha, sé que he sido una amiga inconsistente...

—¿Amiga? No somos amigas, Lory. El primer día que te conocí, me dejaste sola en la fogata rodeada de docenas de desconocidos. ¿Tienes idea de cómo me sentí? Así que, no, no hay manera de que vaya a otra fogata contigo.— dije y abrí la puerta para luego cerrarla detrás de mi.

Vi a Dana de pie en mi puerta. Llevaba puesta una chaqueta sobre el uniforme del psiquiátrico. Ella me sonrío, noté que llevaba maquillaje. No iba a dormir, eso era seguro.

—Déjame adivinar,— dije fingiendo estar pensando, —Vas a la fogata.

—¿Ya sabes?

—Sí.

—¿Vienes?

—No lo sé— dije abriendo mi puerta. Entré y me senté en mi cama. Dana cerró la puerta detrás de ella y me miró.

Ella puso sus manos en su cintura, —Tienes que ir.

—¿Tengo que ir?

—Sí, no voy a ir sola.

—Oh Dana pero—

—Pero nada, por favor, Flor. Luke también va— dijo ella moviendo sus cejas rápidamente.

Luke era un tipo muy agradable, siempre me hacía sonreír y olvidarme de todo. El hecho de volverlo a ver me emocionaba.

—¡Vamos, prepárate!— Sonaba muy emocionada —Estoy segura de que Trent también estará allí— dijo ella arreglándose el pelo frente al espejo. Oh, Trent... Sabía que debía contarle sobre Lory y Trent, pero no tenía el coraje.

—¿Me veo bien?— Ella se volvió hacia mí, esperando mi aprobación.

—Te ves genial.— dije honestamente. Dana era una chica muy atractiva a pesar de estar tan delgada. Siempre había pensado que las chicas de cabello rojo tenían una especie de aura sexy a su alrededor.

Ella dudo, girando al espejo de nuevo, levantando su camisa para ver su abdomen, —¿No te parece que estoy un poco gorda? He estado comiendo tanto que-

—Dana.— la interrumpí, abrazándola desde atrás, —Estas perfecta.— apoyé mi mentón sobre su hombro, —No has estado comiendo demasiado, solo lo normal que debes comer diariamente así que estas bien, ¿Entendido?

Ella me sonrió, la inseguridad en sus ojos desapareciendo un poco, —Entendido.

Me separé de ella y me regaño, —¿Que estas esperando? ¡Prepárate!— Suspiré dándome por vencida. Dana podría ser muy persistente.

Agarré una de mis chaquetas porque la noche definitivamente iba a ser fría. Miré mi reflejo en el espejo, mi pelo todavía estaba un poco mojado. Lo peiné un poco, rizándolo un poco en las puntas.

—Tienes un cabello increíble.

—Gracias— le respondí tímidamente —Lo heredé de mi madre— un destello de dolor me cruzó cuando la mencioné.

—¿De verdad? Me gustaría conocerla, ¿Es agradable?

Tragué y fingí una sonrisa, —Sí— dije rápidamente —Estoy lista, vamos.

—¿Qué? Ponte un poco de maquillaje.

—¿Por qué?— Dana caminó hacia mí y me sostuvo por mis hombros. Me volvió hacia el espejo.

—Mira lo pálida que estás— tenía razón, parecía un zombie. Incluso tenía ojeras bajo mis ojos. Mis labios se veían tan pálidos, —No estás comiendo bien, Flor. Tienes que comer más; cada día que pasa te estás poniendo más delgada— sonaba preocupada. Dana era una buena chica; ella parecía preocuparse por mí incluso cuando sólo nos conocíamos por unas semanas.

—Sí, comeré más. Te lo prometo— dije sonriéndole.

—La que tiene el desorden alimenticio soy yo,— Dana bromeó mientras me maquillaba, —No me robes mi papel.

—No lo haré.— la miré a los ojos, —Vamos a alimentarnos bien, ¿Si?

Ella me dio una sonrisa, —Si.— me volteó para que me mirara en el espejo, —¿Ves la diferencia?

—Oh— sí, me veía mucho mejor. Las ojeras bajo mis ojos estaban cubiertas por el compacto. El delineador hacia que mis ojos azules se destacaran mas. Mis mejillas estaban un poco rosadas y mis labios estaban muy rojos. No estaba acostumbrada a al maquillaje, pero me veía genial —Eres realmente buena en esto— felicité a Dana quien sonreía detrás de mí.

—Lo sé.

Cuando finalmente salimos del edificio de la escuela. Nos dirigimos hacia el bosque en un ritmo rápido. El bosque estaba silencioso y oscuro. Una parte de mí estaba profundamente asustada de volver a entrar en el después de haber sido atacada allí.

Dana me tomó la mano, —Ey,— ella consiguió mi atención —No hay nada que temer. Estoy aquí.

Le sonreí y asentí.

Seguimos un sendero rocoso, tragué sintiéndome incómoda. Tenía un muy mal presentimiento sobre esto. Grandes nubes cubrían la luna por lo que estaba realmente oscuro. Me tropecé varias veces pero logré no caerme.

Un viento helado pasó a través de nosotros, haciéndome temblar, —Ya casi llegamos— informó Dana.

La seguí, apretando la chaqueta firmemente a mi cuerpo. Seguí caminando detrás de Dana pero eché un vistazo al camino. Los árboles parecían tan espeluznantes. Ni siquiera podía ver lo que estaba más allá de ellos, estaba tan oscuro.

—¡Ah!— Grité tropezando en una roca y cayendo hacia delante. Caí sobre mis manos y rodillas. Las rocas me hicieron daño en las rodillas, —¡Au!

—¡Jesús Flor! ¿Estás bien?— Dana exclamó, acercándose a mí.

—Estoy bien— mentí, poniéndome de pie. Mis rodillas palpitaban; sólo deseaba no tener moretones.

—Lo siento, olvidé que no conoces este camino como yo.

—Está bien.— empezamos a caminar una vez más.

Finalmente, llegamos a la fogata. Había una hoguera inmensa iluminando los alrededores. Me sentí un poco más segura allí, rodeada de tanta gente.

—¡Hola!— Luke corrió hacia nosotros, una gran sonrisa en sus labios. Su cabello rubio estaba desordenado como de costumbre, como si pasara sus dedos a través de él constantemente. Era un hábito que había notado. Le sonreí.

—Hola— saludé sin preocuparme por esconder mi emoción, —¿No tienes frío?— Le pregunté al notar que no llevaba una chaqueta.

—No.

—Voy a buscar a Trent.— dijo Dana alejándose de nosotros. Suspiré; Debería haberle dicho que Trent no era exactamente lo que ella esperaba.

—Entonces, ¿Quieres algo de alcohol?— La voz de Luke me sacó de mis pensamientos, —Nos las ingeniamos para escabullir unas botellas por medio de la lavandería.

—Impresionante pero no, gracias, el alcohol no es lo mío.

—¿De verdad?— Frunció el ceño.

—Sí, ¿Por qué estás tan sorprendido?

—No sé, siempre pensé que los europeos bebían, creo que estaba equivocado.

—Si, muy equivocado como siempre.— rodé mis ojos, burlándome de él.

Alzó una ceja desafiante, —No empieces una guerra, perderás.

—Oh, estoy temblando.— Sacudí mis manos en una acción exagerada.

Luke se quedo callado, mirándome, —Te ves...

—¿Qué?

—No importa— dijo sacudiendo la cabeza —Vamos a sentarnos— me ofreció una gran roca a su lado.

—Gracias— hice una reverencia y me senté a su lado.

—¿Cómo estuvo tu fin de semana?— Estábamos muy cerca, su brazo estaba tocando el mío.

—Muy aburrido— admitió —¿Qué hay de ti?

—Fue divertido, pero tuve una llamada de atención el viernes.

—¿Qué? ¿Qué hiciste?— Tenía curiosidad. Nunca imaginé a Luke como un chico malo. Lo miré fijamente mientras él miraba hacia el frente. Me di cuenta de que tenía una piel que lucia muy suave.

—Bueno, tuve una discusión con uno de esos "profesores"— usó sus dedos para esa palabra, —Sabias que los profesores que enseñan aquí son un montón de fracasados que perdieron su licencia para enseñar y por eso terminaron aquí.

—¿Cómo sabes eso?

—Cuando pasas mucho tiempo aquí, simplemente te enteras de cosas.

No me gustaba su semblante así que decido reanudar la conversación, —¿Sobre qué discutiste con el profesor?

—Él estaba siendo un bastardo discriminatorio con otro paciente.— explicó sacudiendo la cabeza.

—¿De qué forma?

—El paciente es un chico homosexual que ha pasado por mucho y ese profesor estaba haciendo comentarios desagradables del chico, no podia quedarme callado.

—Te entiendo perfectamente.

—Pero estaré bien, el director no lo escribió en mi archivo.

—Bien— dije sonriéndole.

Mis manos estaban sobre mi regazo, al igual que las de él. Se veían tan cercanas, me pregunté como se sentiría tomar su mano, acariciar su rostro.

—Y, ¿Sabes, Flor?

—¿Sí?

Él tomó mi mano entre la suya y mi corazón se detuvo, —Vas a estar bien.

—¿Eh?

—Sé que te pasa algo, puedo ver la tristeza en tus ojos. Pero sé que lo estás superando— sus ojos se encontraron con los míos. Sus palabras me tomaron por sorpresa. Pero su mano se sentía tan caliente sobre la mía.

—Sabes, eres raro, ¿verdad?— Dije nerviosamente.

—Todos somos el bicho raro de alguien— declaró burlonamente —¿No has oído eso?—Estreché mis ojos sobre él.

—¿Estás diciendo que eres mi bicho raro?— Arqueé una ceja.

—No— me miró directamente a los ojos, como si estuviera viendo a través de mi alma —Estoy diciendo que tu eres el mío.

Estaba sin palabras, los ojos verdes de Luke se fundían con los míos, no pude pronunciar una palabra.

—¡Flor!— La voz de Dana me sacó del momento. Miré hacia el otro lado de Luke —Trent quería decir saludar— Vi a Trent detrás de ella. Él me dio una sonrisa de boca cerrada.

—Hola, Flor.

—Hola.

—¿Puedo hablar contigo un segundo?— Dana y Luke fruncieron el ceño confundidos.

—Seguro— dije y lo seguí hasta un lugar solitario —¿Qué pasa?

—Flor, sé que la primera impresión que tuviste de mí no fue la mejor— cruzé mis brazos sobre mi pecho —Pero, por favor, no le digas a Dana sobre Lory y Sana.

—Ella es mi amiga.

—Lo sé, pero ella realmente me gusta. Si le dices, sé que me echará a un lado.

—No confío en ti, Trent.

—No te estoy pidiendo tu confianza, solo dame la oportunidad de demostrarte que voy muy en serio con Dana— suspiré, Trent sonaba realmente honesto.

—Bien, no se lo diré, pero si la lastimas o a la primera señal de algo malo, te juro que pagarás.

—Gracias, gracias, Flor.

Caminamos a Dana y Luke. Luke sostenía un vaso de plástico. Dana estaba de pie frente a él, con los brazos cruzados sobre el pecho. Me senté junto a Luke otra vez.

Todos hablamos de cosas al azar por un tiempo.

Me sentí observada por un momento.

Escudriñé alrededor de la multitud y encontré al mismo hombre de cabello castaño que me había mirado fijamente en el ala de los hombres la otra noche. Estaba sentado en una roca, sus ojos negros me miraban descaradamente. Le fruncí el ceño y me dió una sonrisa retorcida.

Fleur...

Mi cabeza palpitó, obligándome a masajear los lados de mi frente, había algo en ese chico que me hacia sentir extraña.

Traté de apartar la vista, pero mi curiosidad no me dejaba, él se mordió el labio inferior y sentí un escalofrío por mi espina dorsal.

Sus labios...

Fleur...

Ah, mi cabeza...

Duele.

—¿Flor? ¿Estas bien?— Dana pasó su mano delante de mis ojos.

—Si, estoy bien.

Luke también habló, —¿Segura? Te pusiste pálida.

Fingí una sonrisa, —Estoy bien.

Ellos siguieron hablando y aunque podia escucharlos, mi mente no estaba ahi, ¿Por qué me duele la cabeza de esta forma?

Me atreví a mirar el lugar donde estaba el chico de cabello castaño. Me sorprendió encontrarlo allí, todavía mirándome. ¿Qué le pasaba? No, esa no era la pregunta correcta. ¿Qué me pasaba? ¿Por qué sentía la necesidad de caminar hacia él?

Ojos negros...

Labios suaves...

Agarré mi cabeza, palpitaba y dolía. Miré hacia otro lado.

—¿Verdad, Flor?

—¿Ah?

—¿Estas segura que estas bien?

—Lo siento, voy a tomar un poco de aire fresco.

—¿A dónde vas?— La pregunta de Luke se quedó atrás mientras caminaba hacia el hombre de cabello castaño. ¿Qué estaba haciendo? ¿Qué iba a decirle?

Ey, deja de mirarme fijamente, me estás poniendo nerviosa y me estas causando un dolor de cabeza.

Tragué mientras pasaba junto a él, seguí caminando hasta alejarme un poco de la gente, pero a una distancia que aun pudiera ser escuchada si gritaba.

—Estoy loca— susurré para mí y me di la vuelta para volver.

Me congelé cuando me di cuenta de que el hombre de cabello castaño me había seguido y estaba de pie delante de mí. Él inclinó su cabeza a un lado, sus ojos mirando directamente a los míos.

—Fleur.— pronunció mi nombre perfectamente. Su voz causó que una extraña sensación de familiaridad fluyera por todo mi cuerpo. Fruncí el ceño confundida, ¿Quién era este tipo? ¿Cómo sabía mi nombre?

—¿Quién eres?— él solo me sonrió.

—¡Flor!— Dana apareció detrás del chico, dándome una mirada interrogante —¿A dónde diablos ibas?— El hombre volvió al lugar donde había estado.

—Sólo quería un poco de aire fresco.

—¿Estas bien? ¿Quién era ese?

—No lo se y si estoy bien.

Mi dolor de cabeza solo empeoró, estaba llegando al punto donde ya me estaban dando ganas de vomitar. Y cada vez que miraba a esa hombre, el dolor crecía, ¿Qué esta pasando?

¿Quién eres que me causas esto?

Fleur...

—Quiero irme.— afirmó, poniéndome de pie.

—Sí, deberíamos irnos. Mañana, es el paseo del psiquiátrico.

Nos despedimos de Luke y Trent y nos dirigimos al sendero.

Comenzamos a caminar a través del bosque. Las nubes se habían dispersado de modo que la luna iluminaba nuestro camino. Dana hablaba sobre lo mucho que le gustaba Trent. Fingí escuchar, pero estaba observando cada paso que daba. No quería caer de nuevo. Mis rodillas todavía me dolían de la caída cuando veníamos.

Mi cabeza seguía palpitando, —Dana, creo que— caí sobre mis rodillas y vomité.

—¡Por Dios, Flor!— Dana se arrodilló a mi lado.

Fleur...

Mi hermosa Fleur...

Otra oleada de arcadas y vomité de nuevo. Imágenes borrosas se pasearon por mi mente, —Ah, Dana, ¡Duele!— agarré mi cabeza con fuerza.

El rostro del hombre de cabello castaño cerca del mío.

—¿Flor? Mierda, ¡Flor!— Dana tomó mi rostro entre sus manos, soplando aire hacia mi, —¡Luke! ¡Luke! ¡Alguien! Flor, respira, ¡No cierres los ojos!

Ya casi no podía sostenerme, vomité de nuevo, mi cuerpo desmayando, sostenido por los brazos de Dana.

Imágenes de sangre...

Tanta sangre...

Un cuchillo goteando sangre...

Ojos...

Esos ojos...

—Dana, duele...— murmuré, notando las gruesas lagrimas que caían por mis mejillas. El dolor en mi cabeza intensificandose.

—Esta bien, esta bien,— Dana me envolvió en sus brazos, mi cabeza enterrada en su pecho, —Estoy aquí, aguanta un poco.

Más arcadas pero al parecer ya no tenia nada que vomitar.

Fleur...

—¡Ah!— grité tan fuerte que mis oídos dolieron.

La voz de Dana se quebró, —Estoy aquí, mierda, ¡Luke! ¡Alguien!

Escuché pasos acelerados en la distancia pero mis ojos se sentían tan pesados, que no pude mantenerlos abiertos por mas tiempo.

Voces en la distancia...

Y la cara de ese hombre fue lo ultimo que vi en mi mente antes de caer en la inconsciencia.

x x

Nota de la autora: Capitulo sin Pierce, yo se, pero particularmente me gustó este capi. Espero que a ustedes también.

¿Quién piensan que es ese hombre?

Muakatela,

Ariana. 

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