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FLEUR CACHÉE

¿Alguna vez has sentido lo que es que la persona que más amas no te corresponda? Esa sensación de tristeza y presión en el pecho que te hacen entrar en una profunda tristeza y llorar a mares hasta cansarte, junto con el constante recordatorio de que esa persona no te ama de la misma forma.

El caso de Wolf era demasiado literal respecto a ese sentimiento... Enserio.

Raíces enredándose en su corazón y hojas, junto con espinas creciendo en la zona interna de su pecho y muy cerca de sus pulmones, expandiendose poco a poco, formando más brotes de flores que repetían todo lo antes mencionado.

Hanahaki

Se trataba de una enfermedad que se creía extinta por decirlo así, hasta se decía que no era más que una simple leyenda urbana de hace muchísimos años atrás, pero de alguna forma u otra, empezaba a resurgir y lastimosamente Lobo era el desafortunado que empezaba a padecerlo.

Sí, el pobre lobezno estaba enamorado, pero no era correspondido. ¿El dueño de sus suspiros y sonrisas tontas? El reptil que ya todos conocemos; Mr. Snake. Aquella serpiente portador de camisas hawaianas y sombrero de pescador. Wolf no sabría describir el momento exacto en el que tuvo un flechazo por su colega, pero si puede decir que llevaba sintiendose así un largo tiempo.

Pero, ¿Por qué le sucedía esto apenas?

Al inicio lo confundió con una enfermedad común y corriente. Empezó con una simple tos acompañado con un ligero ardor en la garganta un par de días atrás y creyó que el malestar se iría sólo con eso, pero cuando la tos reapareció y su pecho comenzó a arder fue que Diane le surgirió ir al médico para hacerse una revisión.

Así que eso hizo, y de hecho ya estaba de vuelta de su cita médica. Apenas entró se encerró en el baño de la casa de la vulpina, jadeando en un intento de retener las lágrimas que pretendían escapar de sus ojos rojos al leer por décima vez la hoja en la que estaba escrito su diagnóstico.

La enfermedad de las flores.

─Wolf, ¿Todo está bien?─ Se escuchó a Diane del otro lado de la puerta, angustiada por el estado del canino.

Inmediatamente se agarró la cara con ambas manos y respiró hondo, guardando el papel en el interior de su bolsillo antes de abrir la puerta y poner la mejor de sus sonrisas en labios. Apenas visualizó los ojos de Diane dio una risilla despreocupada.

─Todo está perfecto, sí.

La vulpina lo miró con sospecha.

─Okay, ¿Qué fue lo que te dijo el médico?

Wolf sudó frío e inmediatamente empezó a buscar la excusa más creíble que se le ocurriera.

─Tengo un ligero resfriado, n-no es algo grave.

Diane pareció más tranquila, por lo que se encogió de hombros y le sonrió.

─Entonces debes descansar, ¿Que tal si vas a recostarte? Puedo decirle a Piranha que te cocine algo y pedirle a Snake que compre algunos medicamentos para tí.

El lobo negó con la cabeza y rio de nuevo, poniendose más nervioso.

─N-no no, está bien. Sólo iré a acostarme, seguro mañana estaré mejor.

─Wolf...

Diane iba a reprochar cuando llamaron a la puerta de manera repentina. Iba a preguntar si alguien esperaba visitas, pero esa cuestión fue respondida cuando cierto reptil pasó a toda velocidad cerca de ellos, exclamando un "Voy a salir" muy alterado. Wolf y Diane se miraron confundidos antes de acercarse a la entrada, mirando como el reptil parecía estar muy arreglado, demasiado como para sólo ir a abrir la puerta. Al instante aparecieron Redes y Piranha con grandes sonrisas. La vulpina los miró con sospecha.

─¿Por qué esas caras?

─¡Snake tiene una cita!

Exclamó la tarántula dando unas risillas al igual que Piranha. La gobernadora se quedó perpleja y sonrió sin poder creerselo.

─¿De verdad?

Piranha asintió reiteradas veces con emoción.

─¡Redes dijo que encontró información en su telefono hace unos días accidentalmente, allí lo descubrimos!

─¿Por qué no nos dijeron antes?

─No estabamos tan seguros hasta hoy, apenas decidió confesar todo.

Diane se quedó asombrada y contenta de que por fín el reptil estuviera decidiendo abrirse al mundo y darse una oportunidad para amar.

Detrás suyo Wolf corría de nuevo al baño al sentir como algo subía por su garganta rápidamente. Diane y los demás lo miraron sin comprender y entonces lo siguieron.

─¡Wolf, espero que no estés bebiendo agua del retrete... De nuevo?

Las palabras de la vulpina se cortaron al escuchar a su amigo vomitar del otro lado de la puerta. Redes se escabulló bajo la puerta y abrió desde el otro lado, permitiendole el ingreso a sus amigos para ver el estado de Lobo.

Diminutas gotas de sangre estaban esparcidas por el suelo en dirección al retrete donde ahora estaba Wolf, terminando de vomitar.

─Wolf, ¿Te encuentras bien?

Redes subió al hombro de su amigo para verificar su estado, jadeando con sorpresa al ver lo que el lobezno había hechado de su sistema. Diane se aproximó y se quedó igual que la tarántula.

─¡Hey, dejenme ver!

Piranha se asomó también y procesó la imagen por unos segundos.

─¿Comiste plantas?

Hojas y petalos rojos habían sido expulsados del estómago del lobo, que miraba los mismos con total confusión y quizá al borde de un desmayo por el malestar.

─Y-yo...

Tuvo un pinchazo en el estómago y vomitó de nuevo, expulsando más pétalos de sus sistema. Diane acarició su espalda y recordó su charla anterior con el pobre que ahora vomitaba flores.

─Wolf, sin mentir... ¿Qué fue lo que te dijo el médico?

Sin mirarla, Wolf adentró su mano a su bolsillo y sacó de allí su diagnóstico, entregándoselo a Redes antes de continuar vomitando. La tarántula lo leyó y se quedó muda al entender, entonces le pasó la hoja a Diane.

─Wolf, tú...

El lobo se desmayó antes de escuchar más.

---

Wolf se ha levantado y por lo visto a través de la ventana, parece ser de noche, no sabe cuanto tiempo durmió o siquiera cómo llegó a la cama, pero sabe que ese descanso le vino muy bien ya que el ardor en su pecho y dolor de estómago han desaparecido.

La decoración de la recamara le indica que no está en la habitación de huéspedes que comparte con sus amigos. Sino que está en la habitación de Diane con un balde vació al lado del sofa donde se encuentra recostado. Supone que ella lo puso allí en caso de que vomitara de nuevo.

En ese momento la puerta se abrió, hablando de la reina de roma...

Diane entró acompañada de Redes, Piranha y Shark, lo que le hizo suponer que Snake aún no regresaba de su cita.

Ah, recordar eso le dió otro dolor en el pecho.

Sus amigos se acercaron y lo miraron con total seriedad. Wolf agachó la cabeza y las orejas sabiendo que estaba en problemas y que estaba a punto de enfrentarse a un interrogatorio.

─Wolf, este es un tema muy serio.

Redes habló sacudiendo la hoja con sus resultados.

─¿Por qué vomitas flores?

Preguntó Piranha.

─¿Vas a mejorar, o no?

Shark lo miró angustiado.

El lobo los miró con pena, sin saber que responder exactamente.

─Wolf, tu enfermedad puede ser muy grave, no debes mentir con algo así. Redes investigó un poco y esto puede ser hasta mortal.

─Yo no lo sabía. Creí que era algo sin importancia... ¿No le han dicho nada a Snake, o sí?

─Él no lo sabe, pero se enterará tarde o temprano, y creo que deberías decírselo cuando llegue.

Lobo negó reiteradas veces, mientras que Diane asentía para convencerlo.

─¡Tienes qué! Redes investigó, y esto se dá por un amor no correspondido. ¡Tienes que confesartele!

Wolf se tensó y volvió a negar.

─¡E-eso no puede tener nada que ver!

─Wolf, te pusiste mal en cuanto escuchaste sobre la cita de Snake, es más que obvio que tú estás enamorado de él. Si te corresponde, esto terminará.

─¿Y si no lo hace?

─Uhm, Diane...

Redes mostró a la vulpina la información de su computadora, revelandole una triste verdad.

─S-si no te corresponde... Tú vas a...

Shark jadeó sorprendido y cubrió su boca, igual que Piranha.

Wolf cubrió su cara y negó una última vez, sintiendo que su mundo se acababa en ese instante.

─¡Hey, encontré otra solución! Aquí dice que puedes someterte a una cirugía para eliminar las flores que crecen dentro de tí.

El canino lo pensó un momento.

─¿Es costosa?

─Puede ser.

─¿Qué hacen en la cirugía exactamente?

Preguntó Diane hacia la tarántula.

─Dice que extrae la flor haciendo al paciente curarse... Oh, pero...

Wolf ya lo suponía.

─¿Pero?

─Al quitarte la flor, te quitas toda la capacidad de sentir amor o cualquier otra emoción permanentemente.

Lobo suspiró, sabiendo que sus amigos no estarían de acuerdo con lo que iba a decir.

─No voy a operarme, y tampoco voy a decirle nada.

─¡Pero Wolf-

Diane lo miró con tristeza antes de ser interrumpida, sabiendo lo que esa decisión significaría para su amigo.

─Me iría mal de las dos formas, así que no haré nada... Por favor, no le digan nada a Snake.

─¿Te das cuenta de lo que dices, Lobo?

Redes saltó a su hombro preocupada.

─Sí. Pero prefiero morir sabiendo que los quise a todos, y no vivir como un antipático el resto de mis días. No hay nada divertido en eso.

─Tampoco en lo que nos dices.

Reclamó Shark.

─Oigan, calmense. Mejor cenemos algo. Muero de hambre.

---

Cuando Snake regresó a casa los demás terminaban su respectiva cena. Estaban realmente decaídos pero con la presencia del reptil quisieron disimularlo un poco.

─¡Snakey!~ ¿Qué tal te fué en tu cita?

Si Wolf dijera que no le dolió empezar a hablar sobre eso, mentiría.

─Bien.

Normalmente Snake decía eso de manera sarcástica cuando le había ido mal, pero tenía una sonrisa plasmada en su cara. Una que muy pocas veces veían en él.

─Es artista, igual que yo.

─¡Uh!~ ¿Cuando la conoceremos?

Diane pretendió interés para aparentar que nada estaba mal, mirando de reojo al lobo para asegurarse de que estuviera bien.

Snake se dio la vuelta, pero aún así Wolf pudo ver cuando el reptil se ruborizó.

─En mi excibición de arte mañana. Dijo que estaría allí.

─¿Y tiene tu edad, o es que ya te volviste Sugar Daddy?

Bromeó el lobo en un intento de ignorar el dolor de su estómago que empezaba a resurgir. Snake gruñó y negó.

─Muy gracioso.

El reptil tomó una paleta del refrigerador y se fue a la habitación. La sala se quedó en silencio y Diane retomó el problema inicial.

─Operarte será lo mejor.

─Nunca.

---

La prensa se encontraba afuera y las personas empezaban a llegar, entre estas los ahora tipos buenos en compañía de Diane. La vulpina había hecho de todo para persuadir a Wolf de quedarse en casa en caso de que sus ganas de vomitar surgieran de nuevo, pero este se negó e insistió en ir.

Snake fue el primero en adelantarse e ingresar a la excibición, deslizandose a toda velocidad entre la gente que se acercaba a ver sus pinturas. Wolf acomodó las mangas de su saco e inhaló profundo, dejando salir todo el aire lentamente para calmar sus ansias. Diane lo tomó del brazo para susurrarle de manera disimulada.

─Si te dan ganas de vomitar los baños están a la derecha... Y si quisieras irte a casa pues...

─Estaré bien, gracias Diane.

Mentía, pero intentaba convencerse a si mismo de que estaría bien si evitaba pensar en Snake lo que quedaba de la noche. Lo cual sería dificil porque aquel evento se efocaba en él y en su arte. Además tenía que ir y mostrarle su apoyo a lo que hacía.

Bueno, podría ir a mirar las pinturas de las que no entendía nada, luego ir con Snake, darle sus felicitaciones y desaparecerse por el resto de la noche en caso de vomitar. Sencillo y rápido.

No tuvo prisa en mirar los trazos hechos por el reptil, pretendiendo que entendía el significado cuando claramente no lo hacía y tomando una de las copas de champagne que ofrecían de forma gratuita. A su vez charlando con algunas personas que se acercaban a el al ser amigo del artista.
Al cabo de unos minutos sintió haber visto suficiente así que fue en busca del reptil para una breve charla sobre su talento.

Tardó un poco en encontrarlo, parecía estar solo y eso era un alivio, así tardaría menos en hablar con el. Se preparó mentalmente para lo que iba a decirle y entonces se acercó. Pero entonces la vió.

Una serpiente, quizá un poco más pequeña que Snake se le acercó con una gran sonrisa plasmada en el rostro, la cual fue correspondida por el reptil de sangre fría. Ella pareció enredarse a su alrededor y reír mientras se sonrojaba, teniendo ambos una conversación amena. Ella parecía ser a quien Snake había visto el día anterior... Él se veía feliz, y la sonrisa tonta que ponía cuando ella no lo veía, más el brillo en su mirada le confirmaban a el lobo que su amigo estaba enamorado de aquella otra serpiente.

─Charlotte Snakebell, debí imaginarlo.

Diane apareció detrás suyo, sabiendo lo dificil que era para lobo.

─¿Quién?

─Ella, su nombre es Charlotte. Es una pintora que conocí hace un tiempo, también hace esculturas. De hecho había pensado en presentarlos cuando Snake empezó a pintar, pero ya veo que se me adelantaron.

Diane y Wolf se miraron con la misma aura de tristeza antes de volver a mirar a la pareja cerca de la barra donde servían los tragos. Los miraron charlar un rato más cuando en un momento dado, Snake se percató de su presencia y los miró de vuelta.

Wolf sonrió con fingida alegría y elevó ambos pulgares en su dirección, la vulpina lo dudó pero aún así lo imitó.

Snake pareció sonreirles y mover la cola con fervor, aquello discipó cualquier otra duda existente en la mente del lobo. Sintió su corazón estrujarse por el dolor y más brotes surgir por su pecho y pulmones, los cuales empezaban a apretar sus pulmones. Sintió la necesidad de toser y querer vomitar al mismo tiempo, pero de alguna manera resistió, manteniendo aquella sonrisa en labios.

─Vamos, te llevaré a casa, quieras o no...

El silencio la hizo temer.

─¿Moe Wolf?

Tulipanes teñidos de sangre yacían en el hocico del lobo cuando Diane se percató de que él ya no estaba respirando.

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Escribí esto en un impulso antes de que se fuera la luz en mi casa. Tkm Hanahaki, eres la mejor trama para los escritos.✨

Charlotte Snakebell no es un personaje canónico, lo inventé sólo para esta historia ksjdksjdksj.

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