CAPÍTULO 9
[1/2]
Narra Elliot
—Buenas tardes, señor, bienvenidos al Le Château de Luxe. ¿A nombre de quién está hecha la reserva? —sus palabras fluyen con la amabilidad característica de su trabajo.
—Elliot Blackwood —respondo con un tono firme, sin mostrar ninguna emoción.
El recepcionista verifica la reserva y asiente con profesionalismo. —Sígame, su mesa está lista.
Nos dirigimos hacia nuestra mesa, y tomo asiento, sacando mi teléfono para revisar la hora y responder algunos mensajes mientras espero a Emma.
La camarera se acerca a mí, mostrando cortesía, y eficiencia en su trato. Su sonrisa es como una máscara, ocultando cualquier signo de aburrimiento que podría experimentar después de repetir su discurso incontables veces.
—Buenas tardes y bienvenido a Le Château de Luxe. —Pongo los ojos en blanco interiormente. ¿Acaso no se cansan de recitar el mismo monólogo una y otra vez a lo largo del día?— ¿Puedo tomar su orden? —pregunta la joven atractiva, con cortesía.
—Estoy esperando a mi acompañante —respondo con una seriedad que parece inquebrantable.
—De acuerdo, volveré en unos minutos cuando su acompañante llegue.
Cinco minutos después, Emma hace su entrada con el recepcionista a cuestas.
—Hola gorila —me saluda con una sonrisa.
Pongo los ojos en blanco —¿Cuándo dejarás de llamarme así? Hola, Emma. ¿Cómo estás tú y la princesita?
—Nunca gorila. —sonríe—. Estamos bien, muchas gracias. La princesa está en el jardín de infantes y está demasiado emocionada porque se acerca su cumpleaños. Son cinco añitos —hace una mueca al final de la frase, y cambia su semblante en un milisegundo a su sonrisa. —¿y tú qué tal todo? ¿Alguna novia? Dime que si por favor te hace falta, debes volver a ser lo que eras hace cinco años.
—Emma, por favor no empieces. Sabes que el amor y yo no somos compatibles.
—Antes lo eran.
La camarera vuelve a llegar a nuestra mesa interrumpiendo. Toma nuestras órdenes y se retira, y con Emma continuamos con nuestra conversación. Alrededor de quince minutos después la camarera vuelve con nuestros platos. Emma me cuenta sobre Luciana y todas sus travesuras.
—¿No te molesta que las mujeres a tu alrededor te miren? — me pregunta Emma al mismo tiempo que pasa una chica y le guiño el ojo —Que descarado que eres.
Sonrió —Yo no soy descarado. Las descaradas son ellas. —llevo mi copa de vino a los labios— ¿Has visto que yo me de vuelta para mirar a cada mujer? Y respondiendo a tu pregunta. No, no me molesta que me miren.
—¿Cuando vas a buscar una mujer que le de color a tu solitaria y amargada vida?
—Me gusta mi solitaria y amarga vida. Además me gusta el control y la tranquilidad. —respondo con una sonrisa.
—No puedes seguir con tu vida así, tú sabes que a ni a Zac ni Sabrina les gustaría que estés así.
Me tenso. —No sabemos qué es lo que les gustaría a ellos, y ¿tú por qué no rehaces tu vida? — pregunto serio.
—Elliot.... Tengo una hija.
—Muy bien sabes que si necesitas que la cuide puedes pedírmelo a mí, o a su abuela que es mi madre. Ambos diríamos que sí. Hazlo para cuando tengas una cita o quieras salir con alguien. No solo cuando necesitas salir por trabajo.
Me mira con una mueca —Lo sé.... Pero no puedo, no estoy lista, y no todos los hombres aceptan que tengas una hija.
—Estás igual que yo. —respondo bebiendo vino.
Niega con la cabeza —No Elliot, no es lo mismo. Yo no me cierro al amor, tú te cerraste por completo y prefieres vivir una vida de sexo sin ataduras.
—Tiene la misma diversión pero sin compromisos y celos.
Emma niega divertida. Llevo cinco años solo dedicado cien por ciento a mi trabajo, organizando mi vida a mi gusto y modo, me gusta mi libertad, y el control que ejerzo sobre ella y evitó a toda costa los problemas y complicaciones de una relación.
Oigo a uno de los camareros elogiando a su chef, o algo así, hasta que el nombre me llama la atención.
—...La chef Alessia, es increíble en lo que hace.... —dice el camarero.
—No puede ser, ¿trabaja aquí, verdad? —digo mientras llevo la copa de vino a mis labios.
—¿Quién trabaja aquí? —pregunta Emma, llevando la copa de vino a su boca.
Niego divertido restando importancia. —No, no hay nadie en especial.
Me mira con el ceño fruncido —Si tu dices. —se levanta —ahora si me disculpas, vuelvo enseguida.
Hago contacto visual con la camarera y la llamo, se acerca rápidamente.
—¿En que le puedo ayudar? —me pregunta con una sonrisa.
—¿Cómo se llama el chef a cargo de la cocina? —pregunto con curiosidad fingida.
Ella sonríe como si estuviera la reina Isabel cocinando, o alguien muy famoso —Nuestra chef es Alessia.
—Pero, ¿ella preparó los platos para esta mesa?
La camarera Carla me mira con perplejidad, pero rápidamente cambia su expresión a una sonrisa. —Ee.. Si fue.. ella —tartamudea.
Así que aquí trabaja, el lugar donde nos encontramos. Debo admitir que cocina de maravillas, si es que la tal Carla no me mintió. Sonrío maliciosamente, pensando en cómo hacerla enloquecer.
—Tengo un problema con el plato, el filete está seco.
—No hay problema, señor. Lo llevaré a la cocina y le traeré otro. —Dice tomando mi plato y retirándose.
Emma regresa y, mientras se sienta, me habla: —¿Qué le pasó a tu plato?
Me encojo de hombros —Está seco y pedí que lo cambiaran.
—Elliot, ¿estás de joda? Los platos aquí nunca salen mal. Esa es una de las características de este restaurante; nadie ha alegado porque sus platos estén mal.
Sonrío —Bueno, denme la medalla porque fui el primero en devolver un plato y también el segundo —digo con sarcasmo.
Emma rie —Elliot...
Comencé a devolver o pedir diferentes tipos de cosas a la camarera, solo para incomodar a mi chefcita y, además, de enviarles pistas para que se entere de que estuvo conmigo en aquel privado, y lo más importante, es que salga a enfrentarse sin haberlo pedido.
Emma se volvió a disculpar, cuando su celular comenzó a sonar ya que es un asunto importante.
Misión cumplida. No aguanto ni diez minutos, y aquí viene, fingiendo cordialidad. Tomó un sorbo de mi vino y la miró con una sonrisa desafiante.
—Buenas tardes agente Smith. —Dice con ironía levantando una ceja—Soy la chef a cargo de la cocina esté día. —Me saluda con una sonrisa fingida. —vengo a...... ¿Qué haces acá Blackwood?
—¿Para qué viene uno a un restaurante, chefcita?
Me frunce el ceño —deja de llamarme chefcita— y continúa firme—. No estoy para tus juegos. Este es mi lugar de trabajo, ¿por qué devuelves mis platos?
Continuamos una desafiante discusión, sus ojos destellan chispas de furia, y aprovechó el momento en que se acerca a mí de manera desafiante, y yo me acerco a ella de manera provocativa —Podríamos repetir lo de la otra noche.
Le sostengo la mirada, mientras la observo detenidamente.
—En tus sueños, agente.
Con seguridad le hablo dejándola sin palabras —En mis sueños..... me agradeces de rodillas.
Sus ojos se abren de sorpresa, y escucho cómo traga con dificultad —Mira, imbécil, no estoy interesada en ti ni en tus juegos sucios y asquerosos. Deberías entender que no todas las mujeres caen en tu juego egocéntrico y posesivo. Bájate de esa nube en la que vives, no eres tan atractivo como aparentas ser.
Salió salvaje, pero la miro sin ninguna expresión y aprendí que cuando la miro así, le molesta un montón, tomo mi panacota con la cuchara. —Esto no decías la otra noche. Tal vez tienes problemas de memoria. Debería recordarte cómo gemías y pedías más.
Después de que el aburrido gerente se retiró, había estado preguntando no se que, porque no le presté atención. Sólo intentó poner incómoda a la chefcita.
—Sal conmigo.
Ella ríe sarcásticamente —Já, ni en tus sueños querido.
La desafió con la mirada —Ya te dije que hacías en mis sueños.
—Te dije que no saldré contigo, ni ahora ni nunca. Tengo trabajo que hacer y no pienso perder más tiempo aquí contigo.
—¿Segura? —preguntó, con una sonrisa picará.
—Absolutamente segura, Elliot Blackwood.
Me quedo sentado en la mesa, observando su figura desaparecer detrás de la puerta de la cocina, y mi mente está llena de pensamientos provocativos. Claramente, he conseguido sacarla de quicio, y eso me divierte más de lo que debería. No es común que alguien me rechace de esa manera, y la sensación de que esta mujer tiene la capacidad de desafiar mis juegos me resulta inusualmente atractiva.
Cuando Emma regresa a la mesa, notó que sus ojos aún brillan, pero también se percibe cierta curiosidad.
—Elliot, ¿qué diablos estás tramando?
Levanto mi copa de vino, y con una mirada enigmática, le respondo: —Solo estoy preparando el siguiente movimiento, Emma.
La cena continúa con una atmósfera llena de tensión y provocación. Mis ojos siguen de cerca a Alessia, quien se encuentra detrás de esas puertas, en la cocina.
☯
Me encuentro sobre mi McLaren, y el ronroneo de su motor es música para mis oídos. Piso el acelerador y dejó que la potencia del coche me envuelva, acelerando por la carretera. El viento silba a mi alrededor, y la adrenalina fluye a través de mis venas a medida que la velocidad aumenta.
Dylan y Charlotte organizaron otra de esas salidas para almorzar antes de la boda. Estoy empezando a cansarme de que siempre usen la misma excusa. Afortunadamente, solo quedan cuatro semanas y no podrán usar la excusa de "eres mi padrino de bodas" nunca más.
–Supongo que me llevarás como tu invitada a la boda. –Pregunta Maya.
—Supones mal, no porque te haya pedido que me acompañes a este almuerzo, quiere decir que quiero algo serio contigo.
Me sonríe coqueta —Sabes que la pasas bien conmigo, porque no me das un trato especial.
La miro rápido y le niego con una sonrisa —Tu aceptaste mis términos y estás de acuerdo.
Bufa —Está bien.
Llegamos al restaurante y me bajo de mi auto una vez que estaciono.
Camino hacia la entrada seguida de Maya, encontrándome con Dylan y Phillips. Los tres asistimos juntos a la academia, aunque Phillips se enfocó más en la parte criminalística, mientras que Dylan y yo nos quedamos donde realmente está la acción.
—¿Está invitada la loca? —Le pregunto a Dylan en cuanto veo a Alessia conversando con Charlotte.
Dylan me responde con una sonrisa juguetona—: A la loca la trajiste tú.
La respuesta de Dylan me arranca una sonrisa.
La cena avanza en medio de conversaciones aburridas, las miradas que le entrega Phillips a Alessia me están molestando, cada vez que Phillips abre la boca para hablar lo único que entiendo es: Pegame Elliot, pegame y no pares de pegarme. Pero Alessia le sonríe amigablemente y cuando su mirada se encuentra con la mía se transforma en una expresión desafiante, y aparta la mirada de mi. Mis deseos de golpear a Phillips crecen a pasos agigantados. La tensión entre nosotros es palpable y se puede cortar con un cuchillo.
Maya se acerca a mí coqueta —Podríamos desaparecer unos minutos y nos escondemos en el baño.
Siento la mirada de Alessia fija en mí, le sonrió a Maya y dejó que me bese. Alessia se disculpa levantándose de la mesa, la sigo con mi mirada para saber a dónde se dirige.
—Si me disculpan, iré a la barra por un whisky.
Dylan me mira enseguida con una ceja enarcada y media sonrisa, como si desaprobara el que me levante de la mesa, lo miro y ruedo los ojos.
Abro y cierro el baño rápidamente y ahí está mirándose al espejo.
—Está ocupado. —dice sin mirar.
—Lo sé. Estás tú, y por eso vine. —Dije mirándola detenidamente de abajo hacia arriba.
—Este es el baño de mujeres, pervertido.
—Lo sé. —Respondo mientras pongo el cerrojo y me acerco a su cuerpo sin dejar de recorrerla.
Pego mi cuerpo al mío, y siento como su cuerpo se estremece.
—No me gusta que me ignores, Chefcita. —Susurro, muy cerca de su rostro.
—Elliot, no...
Después de que la maravillosa cena terminó, salgo en compañía de Maya, mientras detrás de nosotros caminan Philips y Alessia, quienes parecen estar disfrutando de alguna broma compartida. Aún sigo molesto por lo sucedido en el baño y luego en la barra realmente estoy muy molesto, nunca me habían dejado así.
—¿Qué planes tienen, chicos? —pregunta Charlotte con una sonrisa. —Dylan y yo pensábamos ir a bailar, ¿se unen?
De reojo, observó a Alessia, quien intercambia una mirada fugaz con Philips, y mi corazón se hunde en un abismo de enojo y frustración. Aprieto los puños con tal fuerza que las uñas amenazan con cortar mis palmas.
Como desearía molerlo a golpes.
—¿Te gustaría venir a bailar, Ale? —Philips le pregunta mientras coloca una mano en su cintura.
Alessia me mira por un instante antes de volver a posar su mirada en Philips, quien le sonríe coqueta.
—Claro me encantaría ir a bailar —le responde con una sonrisa coqueta.
—Y ustedes, ¿tienen planes? —pregunta Charlotte con una sonrisa mirándome.
Maya se engancha en mi brazo, me mira con una sonrisa y no puedo evitar pensar en la satisfacción que sentiría al desgarrarle cada uno de sus dedos a ese estúpido de Phillips.
—Sí, tenemos nuestros propios planes —le respondo, y Alessia me mira con el ceño fruncido.
Su mirada es penetrante, como si quisiera comprender lo que se esconde detrás de mi respuesta.
—Pasenla bien —Dylan mientras se aleja con todos los demás.
Quedo mirando a Alessia quien se va tomada del brazo de Phillips mientras el idiota le susurra cosas en el oído.
—¿Dónde iremos, cariño?
El término "cariño" me hace sentir como si hubiera consumido una sobredosis de azúcar y me encuentro entrando en un coma diabetico.
—Tú no lo sé, yo me iré a mi departamento —respondo con frialdad mientras camino hacia mi auto—. ¿Te paso a dejar a algún lugar?
Maya me mira con expresión desafiante.
—Elliot me dijiste que íbamos a pasar el rato juntos.
Ruedo los ojos y mi tono se vuelve duro. —Maya, no somos pareja, no tengo que darte explicaciones de nada. —Abro la puerta de mi auto —¿Quieres que te lleve o no? Además puedes llamar a alguno de tus otros, a mi no me interesa. Sabes que solo es puro sexo.
Me mira con rabia —No. gracias. Me puedo ir sola. Y si, sabes. tienes razón. Llamaré a alguien que pueda darme lo que tu no quieres.
Suelto una carcajada irónica. Me resulta cómico que ella intenta darme celos con sus palabras cuando aún no ha entendido que no estoy interesado en mantener una relación con nadie. Lo mio es solo sexo y asi se quedara para siempre.
—No me interesa. Pásalo increíble —respondo secamente.
Subo a mi auto y conduzco hacia mi departamento. El motor ruge mientras recorro las calles, dejando atrás el revuelo de la noche. La lluvia comienza a caer, y el chapoteo de las gotas en el parabrisas es el único sonido que rompe el silencio. Mi mente, como siempre, está en constante ebullición.
Llego a mi departamento exhausto y me dejo caer en el sofá con un vaso de whisky en la mano. La televisión se ilumina en segundo plano, pero mi mente está en otra parte, consumida por el recuerdo de la rubia que me dejó excitado en el baño del restaurante.
Mi teléfono vibra, y al levantarlo, veo un mensaje de Maya. Abro el chat y observó su mensaje con una ceja alzada.
Maya:
¿Seguro que no quieres reconsiderar? Puedo hacer que valga la pena.
Mis ojos ruedan ante su insistencia.
Elliot:
Gracias, Maya pero no.
Buena suerte con tus otros pretendientes.
Necesito cambiar de aire y distraerme, así que me levanto del sofá y me dirijo a mi habitación. Me quito la ropa formal y la sustituyó por un atuendo deportivo. El ejercicio es mi mejor aliado para liberar la tensión, y en este momento, la necesidad de un alivio es más fuerte que nunca.
Camino hasta el gimnasio privado que tengo en penthouse, este es mi mejor lugar para liberar las frustraciones, donde el control y mi determinación son mis únicas compañías. Enciendo las luces, y el espacio se ilumina con una tenue luz. Enciendo las bocinas y pongo música intensa que me ayude a concentrarme mientras comienzo a vendar mis muñecas y nudillos para luego poner los guantes.
El primer impacto contra el saco de boxeo resuena en la habitación, y mi cuerpo se tensa como una cuerda a punto de romperse. Cierro los ojos, dejando que la música envuelve mis sentidos, mientras cada golpe se convierte en una liberación de la tensión que empezó a atormentarme desde el momento en que nuestras miradas se cruzaron en aquel restaurante. La imagen de Alessia se desliza entre los ritmos frenéticos de la música, y cada golpe es una forma de recuperar el control, al menos en este breve instante. Mi frente comienza a humedecerse por el sudor, y mi respiración se vuelve irregular a medida que continúo golpeando el saco con una ferocidad desenfrenada. Pero mientras los puñetazos van y vienen, una verdad incómoda se cierne en mi mente: por primera vez en mucho tiempo, alguien me ha vuelto a desestabilizar.
El sonido del timbre retumbó en el gimnasio, sacándome bruscamente de mi trance. Con un suspiro de frustración, me quité los guantes de boxeo y observé cómo el saco se balanceaba ligeramente. Cerré la puerta del gimnasio con un golpe y me dirigí hacia la puerta principal del penthouse.
Al abrir la puerta y como expresión claramente no es de mi agrado, estaba esperando a Alessia y no a ella.
Una Semana después
Me encuentro saliendo del restaurante dispuesto a irme al club, mi cita de esta noche me espera y de alguna y otra forma necesito sacarme a Alessia de mis pensamientos, realmente pensé que la otra noche se decidiría e iría a mi penthouse, y cuando vi que era Maya y no Alessia, me sentí enojado, furioso.
Alessia debió estar ahí, no Maya.
Desde que me dejo caliente en el baño tengo esta necesidad de saciar mis deseos de estar nuevamente con ella, pero de una manera distinta.
Me dispongo a subir a mi auto, cuando la veo bajarse de un auto acompañada de otro individuo que conozco muy bien.
—Lo pasé de maravilla, Phillips —le responde con una sonrisa.
Miró la escena atentamente y nuevamente mis ganas de golpearlo reviven. ¿acaso estoy celoso?
No. Claro que estos no son celos. Ella no es mi tipo por nada del mundo. Es todo lo contrario a mi, yo soy un amante del orden y del control, me gusta que las mujeres caigan a mis pies, pero Alessia es todo lo contrario ella es.... mis pensamientos son interrumpidos al mismo tiempo que observó cómo Phillips le besa los labios, y ella le corresponde.
Todo mi cuerpo se tensa observando la escena, mis dientes se pulverizarán con lo fuerte que aprieto la mandíbula y mis manos se forman automáticamente en un puño que ruegan por ser plantados en la cara del imbécil.
Alessia pasa por mi lado, sin percatarse que estoy ahí de pie. La tomó del brazo y la acercó a mi cuerpo.
—Suéltame. —Espetó enojada, cuando me ve.
—¿Saliste en una cita con él? —pregunto con enojo.
Me mira a los ojos de una forma desafiante. —¿Me estás acechando?— Intenta soltarse de mi agarre, pero lo aprieto un poco más sin llegar a lastimarla. —Eso a ti no te importa.
—Es un idiota... estúpido... flacucho que no se compara a mi en todo sentido.
Enarca una ceja y comienza a reír sarcásticamente —¿Y quien dice que estoy buscando a alguien que se parezca a ti?, por eso salí con él porque no se parece en nada a ti.
La acercó más a mi cuerpo y siento como su piel comienza a erizarse y su respiración se acelera. —Sabes que eso no es cierto. Yo soy mucho mejor que él.
Vuelve a reír, me mira con el ceño fruncido, luego lo relaja. —¿Ya y tú quién eres? —me preguntó desafiante.
La suelto y estiro mi mano con una sonrisa coqueta —Elliot Blackwood, agente del FBI, alias el que te dio y te volvera a dar un sexo inolvidable. —Le susurro —Si dejas de resistirte.
Deja de respirar unos segundos, y sus ojos se vuelven oscuros de deseo.
—No me resisto, solo que no me interesas. —Dice mirando mis labios y luego sube a mis ojos.
—Es la última vez que te lo voy a pedir. No le pido nada a ninguna mujer, pero tú eres....
Sonríe —¿Yo soy? ¿única, fantástica, hermosa, la única que se te resiste? Dime Blackwood, ¿que soy?
Carraspeo —¿Vienes conmigo o no?
Se relaja. —Elliot debo trabajar... —me responde en voz baja.
Sonrió —¿Cómo me llamaste?
Ella sonríe al darse cuenta que me llamó por mi nombre y no como uno de los tantos apodos que se que me tiene.
—No, iré contigo, no puedo —dice seria —Ahora, si me disculpas, Blackwood. Debo volver a trabajar.
La tomó del brazo con delicadeza, antes que se marche. —¿A qué hora sales?
Me mira como si estuviera pensando en que responder. —Debo irme, voy tarde.
—¿Aún tienes mi dirección con el código de acceso?— Asiente— Si es así te espero en mi departamento.
No me dice nada y se da media vuelta para entrar al restaurante. Subo a mi auto y antes de poner en marcha el auto, le escribo un mensaje a Emily corto y preciso avisando que no iré. Ella como una loca comienza a llamarme pero desvió todas sus llamadas.
☯
Holaaa!!! ✨
Espero que sigan disfrutando de esta historia.
¿Qué les parece?
Tu apoyo es esencial para mi, así que no olvides comentar y votar 😊
Gracias por leer, un abrazo 🧡
Actualizaciones: Todos los viernes🫶🏻
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro