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CAPÍTULO 21

Narra Elliot

—Elliot, estoy nervioso. —Dylan ajusta su corbata por milésima vez, evidenciando su ansiedad. —Y si se arrepiente y no llega, y se van a Italia con Alessia. —murmura, preocupado.

Reprimo una sonrisa ante la imagen mental de Charlotte vestida de novia y Alessia corriendo por el aeropuerto..

—Sabes que esas dos hacen todo juntas, y sé que Ale la acompañaría en todo. Anoche se fue a quedar a su departamento y...

Gruño, Dylan está desesperándome con sus historias imaginarias, producto de su nerviosismo. ¿Cómo puede estar tan ansioso?, es solo una boda. No es para tanto.

Sé por Alessia que pasaron la noche juntas. Ella, Charlotte, Mía y Sophie organizaron una especie de pijamada de soltera. Estoy seguro de que fue más una despedida de soltera que una simple pijamada.

—Charlotte se estaría haciendo un favor si te dejara —comento en tono burlón, y Dylan me fulmina con la mirada.

—No ayudes, Elliot.

—Relájate, estás haciendo un drama por nada. Charlotte va a llegar, y podrás empezar a vivir la vida de esposo que tanto sueñas. —ruedo los ojos con ironía y miro mi reloj.

Quedé en ir a buscar a Alessia a su departamento a las siete y media de la tarde; soy una persona que le carga la impuntualidad, y en estos momentos se me está haciendo muy tarde... Demasiado tarde para llegar a la hora acordada.

Entra patético a la sala, digo Phillips. Ayer escuché a ambos en la sala de juntas conversando. No es que me gustara escuchar conversaciones ajenas, menos de Phillips, cuya vida y lo que le pase me vale. Pero al escuchar cuando nombró a Alessia, mi curiosidad se hizo presente y me quedé escuchando.

—Esa mujer me gusta, amigo. He hecho todo lo que se me ocurre para que Alessia no me ignore. Me siento patético. Me ofrecí hasta para llevarla y así ella no tenga que conducir. Al principio aceptó, pero ahora me rechazó.

—Te doy un consejo. Creo que será mejor que la olvides. —responde Dylan.

—¿Por qué? ¿Acaso ella no es soltera?

—Sigue mi consejo.

—Te veo en la boda. —palmeo su hombro amistosamente, paso por el lado de Phillips y sonrío negando.

Mientras avanzo hacia la salida, la sonrisa en mi rostro revela una mezcla de satisfacción y confianza, recordando las palabras de Phillips. La idea de que Alessia haya rechazado a Phillips me llena de un placer enorme. Ella es mía y nadie dirá o hará lo contrario.

Aunque siempre he sido conocido como un hombre duro y reservado, este sentimiento de estar completo parece desentrañar una faceta más vulnerable de mi personalidad. A pesar de mis barreras y mi fachada ruda ante el mundo, Alessia ha logrado desatar algo en mí que, hasta ahora, permanecía oculto incluso para mí mismo.

Arranco el motor, ajusto mi cinturón y piso el acelerador, dirigiéndome rápidamente hacia mi penthouse. Cada semáforo parece durar una eternidad mientras las luces de la ciudad se deslizan por la ventanilla. La brisa del atardecer que se cuela por el auto parece intentar calmar mis pensamientos.

Al llegar a mi penthouse, entro apresuradamente. En el vestíbulo, el espejo me devuelve la imagen de un hombre cuyos ojos revelan una lucha interna entre lo que siente y lo que quiere mantener detrás de sus barreras.

Decido tomar un baño para despejar mi mente. El agua caliente cae sobre mí, llevándose parte de la tensión acumulada, pienso en ella... en su sonrisa y en su voz, sus labios, sus ojos, su cuerpo.... pienso en ella completamente.

Me dedico todo el tiempo necesario a cada detalle de mi arreglo personal. Cada pieza del traje Armani se ajusta meticulosamente: los pantalones, la camisa blanca de algodón, la corbata de seda negra. Cada gesto, desde el nudo de la corbata hasta el último botón abrochado, es una coreografía precisa.

Doy los toques finales arreglando mi cabello con precisión, aplicando una fragancia sutil. Es el detalle final que completa mi presentación. Me estudio en el espejo una vez más, ajustando el cuello de la camisa y, finalmente, coloco el reloj en mi muñeca.

Tomo las llaves del auto con determinación, cerrando la puerta de mi departamento con un gesto decidido, encaminandome hacia el auto. El rugido del motor se entremezcla con la anticipación y antes de ponerme en marcha hasta mi proximo destino a un par de minutos de aquí, le escribo un mensaje a Alessia:

Elliot:
Llego en cinco.

Alessia:
Vale.

¿Ya estás lista?

Afirmativo señor oficial🫡. ¡Estooy listaaa! 🙂

Leo el mensaje y ruedo los ojos. Ocho minutos después, estoy dentro del ascensor, ascendiendo hacia su piso. En ese momento, mi celular vibra, es un mensaje de Dylan, preguntándome dónde estoy. Leo el mensaje, pero decido no responderle; en estos momentos, tengo asuntos más interesantes que atender.

Hace unos días, estuve aquí hablando sobre Zac, aunque solo mencioné su nombre para establecer la conexión que tengo con Emma y Luciana, y nada más. Alessia no sabe toda la verdad, y creo que es mejor así. Zac ya no está.

—¿Cómo pudiste? Yo no te voy a cubrir con tu mierda. ¡Dos años!, ¡Dos años! llevas siéndole infiel a TÚ esposa que está cuidando a Tú hija recién nacida. —Le hablo molesto.

—Hermano por favor. Di que me mandaron a Afganistán y luego yo veo que invento.

—¡NO ZAC! No te cubriré ya te dije. Por qué no te divorcias, es más fácil que escapar—más que una pregunta fue una afirmación.

—No quiero perder a mi hija. —dice triste.

—La perderás si escapas. A todo esto ¿con quien piensas irte?

Zac me queda mirando en silencio removiéndose incómodo.

—¿La conozco? —pregunté comenzando a recordar a todas las mujeres que conozco y que estén solteras.

Su respuesta tampoco llegó.

Fruncí el ceño. Cada segundo de silencio de Zac se siente como una eternidad, y mi corazón late con fuerza, casi ahogándome en la incertidumbre.

—Elliot... hermano lo siento mucho. Por favor perdóname. Yo...yo. —En sus ojos refleja tristeza vergüenza y arrepentimiento, como si ya anticipará el dolor que sus palabras podrían causarán.

Lo miro sin comprender sus palabras mientras sus palabras resuenan en mis oídos.

—Ya volví. Estoy en casa. — escuchó una voz femenina desde la sala, que reconozco a la perfección y mi corazón se paraliza. El pulso en mis sienes se acelera, mientras un torbellino de pensamientos y emociones se desata en mi interior.

El sonido de la puerta abriéndose me saca de mis pensamientos, devolviéndome a la realidad. Del otro lado de la puerta, aparece Alessia con un vestido negro que abraza su figura de manera irresistible. Mi mirada se pierde en el escote semi corazón, o eso creo, no soy un experto en moda femenina, pero aprecio lo ajustado que está a su cuerpo y la abertura que parte desde la mitad de su muslo en la pierna izquierda. Trago con fuerza; se ve más sexy y hermosa que nunca.

—Hola, llegas tarde. —me dice con una sonrisa divertida, mientras observa el reloj de pared con complicidad.

—Culpa de Dylan. —entro a su departamento sin dejar de admirarla.

—Deberías conocer unas cosas que marcan la hor....— no la dejo terminar porque la callo con un beso en los labios y empujo la puerta para que está se cierre..

—Déjame decirte que te ves preciosa. —susurro en su oído y escucho cómo suelta un pequeño jadeo, cuando rozó mis labios en su cuello.

Respira profundo. —Solo me falta subir el zipper. —me dice en un susurro y se da media vuelta dándome su espalda. Me mira de lado y murmura en un susurro coqueto —¿me ayudarías a subirlo?

¿Solo le faltaba subir el zipper o me estaba esperando para hacer ese trabajo? Pienso mientras observo su espalda desnuda.

—Preferiría ayudarte a quitarte el vestido, en vez de cerrarlo. —dije mientras recorro con la yema de mis dedos, su espalda sin dejar de mirarla. No hay nada que entorpezca mi camino, sin brasier y siento como me incendio por dentro.

Alessia se tensa bajo mi toque lento y provocativo. Sus labios entreabiertos liberan suspiros cautivos mientras mi mano asciende con la lentitud calculada de quien disfruta cada centímetro de piel descubierta. Mi mano finalmente tomo el zipper y lo deslizó hacia arriba.

—Lastima que no podamos llegar tarde. —dice girándose hacia mi.

—¿Tan mal se vería que lleguemos tarde? —pregunto apoyando mis manos en su cintura.

Ella apoya sus manos en mi pecho y me mira a los ojos hablándome con una sonrisa. —La verdad es que sí, somos los padrinos. Además tengo entendido que no te gusta la impuntualidad.

—Es que si llego tarde por estar contigo en la cama, créeme que la puntualidad pasa segundo plano.

—Tendrás que aguantarte —palmea mi pecho suavemente con sus palmas.

—No creo que aguante mucho si tengo que verte en ese vestido y sin poder besarte. —murmuro sobre sus labios.

Pasa sus brazos alrededor de mi cuello hablando susurrando sobre mis labios, sin dejar de mirarme con coquetería. —Estuvimos toda la mañana en la cama. ¿No te cansas?

Me acerco a su oído, muerdo el lóbulo de su oreja y le susurro, sintiendo como su cuerpo se estremece: —De ti jamás podría cansarme.

Suelta un jadeo casi inaudible y carraspea. —Por cierto, tú también te ves muy guapo.

Con un gesto juguetón, acaricio su cintura y deslizo mis manos por su espalda. La intensidad de su mirada se mezcla con un deseo creciente. Nuestros labios se encuentran en un beso apasionado, explorando la textura y el sabor mutuo. La conexión entre nosotros se vuelve más profunda, como si cada beso eliminará las barreras que nos separan.

—No deberíamos hacer esto ahora. —susurra Alessia entre jadeos, pero sus manos exploran mi espalda con avidez, contradiciendo sus palabras.

—Diremos que tuviste un problema con tu vestido y yo amablemente me ofrecí a ayudarte con él. —murmuro, mientras mi boca desciende por su cuello, dejando un rastro de besos ardientes.

Alessia responde con un gemido suave, y sus manos se enredan en mi cabello. El ambiente se carga de electricidad, y la lujuria nos envuelve como una espiral irresistible. Cada caricia, cada roce, alimenta el fuego que arde entre nosotros.

El sonido del zipper deslizándose hacia abajo llena la habitación, liberando su vestido con un susurro seductor. La luz tenue resalta la suavidad de su piel, y mis manos exploran con avidez su espalda nuevamente desnuda, ansiosas por ir más allá.

—Elliot... —susurra Alessia, aunque su voz está cargada de deseo.

Me aparto a regañadientes, pero no puedo evitar dejar un beso rápido en sus labios antes de dar un paso atrás. —Está bien. Espero que no tengamos que quedarnos hasta el final. —respondo, atrayéndola hacia mí nuevamente.

Nuestros labios vuelven a encontrarse en un beso apasionado, como si quisieran desafiar el tiempo y el espacio. La conexión eléctrica entre nosotros se intensifica, y siento la urgencia de tenerla más cerca. Mi mano recorre la abertura de su vestido, buscando el contacto íntimo de su piel, mientras cierra los ojos disfrutando de la suave caricia que dejó en su muslo.

—Creo que deberíamos dejar esto para después de la boda. —Susurra entre el beso.

—Espero que la boda no sea tan larga. —respondo entre besos y antes de que Alessia se aleje tiro de su labio inferior. Si ella no se aleja, no creo que encuentre la fuerza para hacerlo yo.

Alessia se separa de mí con resistencia, ajusta su vestido dándose una vuelta para que vuelva a subir el zipper de su vestido. Tomó su mano y ella sus pertenencias y juntos salimos de su departamento, cerrando la puerta detrás de nosotros.

El viaje hacia la boda transcurre en medio de risas, comentarios sarcásticos y una conexión palpable entre nosotros. Al llegar al lugar del evento, me bajo del auto y camino hasta el lado del copiloto para abrir su puerta.

—No puedo creer que no pueda besarte en todo este maldito evento. —Añado estirando mi mano para ayudarla a bajar.

Toma mi mano bajándose del auto con una sonrisa que no puedo dejar de mirar y que también me hace sonreír.

Mira hacia ambos lados del estacionamiento asegurándose de que no haya nadie cerca y se acerca a mis labios para darme un tierno, pero apasionado beso. Llevo mis manos hasta su cintura y la apego a mi cuerpo.

Se separa de mi y comienza a caminar hacia el ascensor.

Me quedo de pie en mi lugar unos segundos observándola caminar hacia los ascensores, y luego la sigo de cerca. Ya no quiero seguir ocultando esto, pero hoy tampoco es el día adecuado para decirle a todo el mundo que estamos... me detengo de golpe no estando seguro el rumbo de ellos ni de sus intenciones.

Llego hasta el ascensor y está esperándome con una sonrisa y las puertas abiertas de esté. Una vez que las puertas se cierran oprimo rápidamente el número del piso y me acerco a ella pegándola contra los espejos del ascensor.

—Aprovecharé estos segundos.

Termino de decir y me acerco a sus labios.

El pitido del ascensor avisando que llegamos a nuestro piso hace que nos separemos rápidamente, Alessia se echa un vistazo al espejo.

—Nos vemos adentro. —Las puertas se abren y bajamos del ascensor con unos segundos de diferencia.

—Pensé que no llegarías. —Me dice Dylan cuando nos encontramos fuera del lugar en donde se realizará la boda. —¿Llegaste con la Ale? Los vi —me tenso al suponer el rumbo de su oración, pero trato de disimular. —salir del ascensor. —pregunta curioso.

Carraspeo. —No. Nos topamos en el ascensor.

—¡Mmmh! —Murmura Dylan no muy convencido de mi respuesta.

Nos avisan que Charlotte está a cinco minutos para que entre, por lo que cada uno debe comenzar a tomar sus puestos, busco a Alessia con la mirada y la encuentro sonriendo y hablando con sus amigas. Me quedo observándola por unos minutos, capturando la naturalidad de su expresión y la belleza que emana de ella.

—Vamos, entremos... Deja de mirarla tanto. —Dylan golpea amistosamente mi espalda.

—No estoy mirando a nadie, tus nervios te están haciendo ver cosas que no son. —Le respondo cortante caminando en dirección a la entrada del lugar.

Dylan niega divertido.

Charlotte y Dylan decidieron que los acompañantes del novio esperarían al lado del novio en el altar, mientras que las damas de honor entrarían una a una, con Alessia siendo la última antes de la novia.

Dylan comienza a moverse nervioso cuando las damas de honor comienzan a desfilar por el pasillo. Mi mirada se encuentra fija en un punto hasta que por el rabillo de mi ojo veo a Alessia entrar y comienza a caminar por el pasillo hasta su lugar en el costado del altar. Cada paso lo da con una sensualidad maravillosa, y no puedo evitar dejar de mirarla. Mi mirada se cruza con la de Phillips, quien no le quita los ojos de encima, prácticamente se la está devorando con la vista. Mi cuerpo se tensa por completo, sintiendo una furia interna y unas ganas feroces de molerlo a golpes por la manera en que la mira. Me tengo que obligar a desviar la mirada hacia el frente, no puedo arruinar la boda de mis amigos.

Siento una mirada intensa sobre mí y busco a la dueña de esa penetrante expresión. Nuestras miradas se encuentran, y su sonrisa se amplía aún más. Su rostro se ilumina, y me pierdo en ese resplandor. No presto atención a su cuerpo, sino que me enfoco en sus ojos, esos ojos que tienen el poder de enloquecerme. Observo su sonrisa, esa que me encanta, miro sus labios, unos labios que se están convirtiendo en mi maldita droga y una corriente eléctrica recorre todo mi cuerpo. La conexión entre nosotros es palpable, como si existiera un hilo invisible que nos une.

Charlotte avanza hacia el altar con elegancia, su rostro iluminado por la sonrisa más radiante que he visto. Dylan, emocionado y orgulloso, la espera con los ojos llenos de amor. Se toman de las manos, intercambian miradas cómplices y comienza la ceremonia.

Las palabras del oficiante se entremezclan con susurros de los invitados, llenando la sala con una atmósfera de amor y felicidad. Me encuentro absorto, observando cada detalle, pero mi atención vuelve una y otra vez a Alessia. Cada vez que nuestros ojos se cruzan, es como si una corriente eléctrica pasara entre nosotros, una conexión que no puedo ignorar.

Cuando Charlotte y Dylan intercambian votos llenos de amor, algo en mí se remueve, pero mis ojos no pueden apartarse de Alessia, quien está allí, sonriendo sin apartar su mirada de la pareja. Sus ojos brillan con esa chispa única que solo ella tiene, y mi corazón late de una manera que hace mucho no experimentaba, aunque es muy distinto a lo que sentí años atrás.

Mis defensas, mis muros, todo lo que me había construido para evitar volver a sentir algo como esto, se desvanece ante la simple presencia de Alessia. Me doy cuenta de que mi resistencia ya no es la misma, que ella está cambiando algo dentro de mí. Y sí, asusta, porque hace cinco años me exigí a nunca volver a sentir nada relacionado con los clichés del amor.

Ahora, este sentimiento es abrumador, poderoso. No quiero alejarme, al contrario, quiero acercarme más, quiero hacer más, quiero estar con ella de todas las formas posibles. Es un deseo que me consume y que no puedo negar. Esta vez, es diferente. Lo que siento ahora no se parece en nada a lo que sentí hace cinco años. Esta vez es real, es intenso, es como si cada parte de mí estuviera despertando después de un largo letargo. Y Alessia es la razón, es la chispa que ha encendido un fuego dentro de mí, un fuego que ahora no se puede apagar, aunque lo intente.

El amor tocó mi puerta, y estoy listo para abrirlo y dejarlo entrar, porque al otro lado está ella, la mujer que ha cambiado todo para mí. A lo largo de estas semanas, cada mirada, cada sonrisa, cada gesto, ha construido un puente desde mi corazón hacia el suyo. Puedo sentirlo, un lazo invisible que se teje con cada mirada y sonrisa, un lazo que se ha vuelto imposible de ignorar.

No puedo negarlo más. No quiero hacerlo. Me he enamorado, un sentimiento que creí perdido para siempre, ahora late en mí, desbordándome por completo. Es un cambio, una transformación que me ha tomado por sorpresa, pero es real, innegable.

Ella es quien ha roto los muros que durante tanto tiempo mantuve en pie, quien ha iluminado mi mundo con una luz que no sabía que necesitaba. Ahora, estar cerca de Alessia se ha vuelto un anhelo constante, una necesidad que me impulsa a querer estar a su lado en cada momento, a compartir con ella lo que sea necesario para hacerla feliz.

Me siento renovado, motivado por algo que antes me aterraba, pero ahora me llena de una emoción indescriptible. Ya no quiero esconder lo que siento, estoy enamorado de Alessia y no hay vuelta atrás.


Holaaa!!!

Espero que sigan disfrutando de esta historia.

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Gracias por leer, un abrazo 🧡

Nos vemos en el próximo capitulo 🫶🏻

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