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EPÍLOGO


Abro los ojos de repente y lo primero que veo es el techo blanco de una habitación totalmente desconocida. El único atisbo que delata alguna pista es el hecho de que la luz solar atraviesa las cortinas oscuras que cubren cada milímetro de las ventanas.

Durante los breves instantes en los que me acostumbro a la escasa luz solar, me percato de la presencia de un rostro conocido cerca de mí. Se trata de Ellie.

Está sentada en una butaca al lado de la cama leyendo un libro.

—E-Ellie. —Mi voz sale ronca y me duele la garganta cuando pronuncio su nombre.

Casi pega un brinco cuando me escucha. Despega la vista del libro y la dirige hacia donde estoy yo. Se levanta rápidamente y se agacha ante la cama, delante de mí.

—Noah, ¡Noah! —Casi grita de la emoción. Me abraza con fuerza—. Por fin te despiertas, tenía miedo de que te hubiera pasado algo...

Hasta que no me suelta, no me doy cuenta de que todos y cada uno de los músculos de mi cuerpo arden de dolor, pero la peor molestia es la punzada casi insoportable de la nuca, que es donde aquel hombre del parque vestido de negro me clavó un recuerdo o un cristal.

Ellie se alza y dice:

—Espera, ahora vuelvo.

Cruza la habitación y sale de ella cerrando la puerta detrás de sí.

En su ausencia, pienso que me gustaría levantarme o incorporarme, pero el dolor físico de mi cuerpo me lo impide rotundamente.

Oigo el chirrido de la puerta al abrirse y cerrarse de nuevo y, segundos más tarde, aparece Ellie con Kyle siguiéndola. Este último se acerca a mí corriendo, se sienta en el borde de la cama y me aprieta el hombro a modo de saludo cariñoso, que me provoca una mueca involuntaria a causa del dolor que me origina.

—¿Te encuentras bien, hermano? —formula con preocupación y alivio al mismo tiempo.

Acto seguido, me abraza y yo, como siempre, no me lo espero y me sorprendo. No estoy acostumbrado a este nuevo Kyle comprensivo y amistoso que surgió semanas antes de que volviera a la superficie con el Cristal del Regreso. Un Kyle que me contó sus confidencias y más oscuros secretos que desconocía hasta entonces. Un Kyle que me mostró que se parecía mucho a mí.

—Si le quitas la parte en la que los dolores me están matando, sí —explico como puedo con la voz grave y afónica. No sé cómo me quedan ganas para seguir empleando el sarcasmo—. Pero eso no me importa. —Hago una corta pausa para aclararme la garganta con el objetivo de que mi voz mejore, al menos, ligeramente—. ¿Dónde estamos? ¿Qué hacéis en la superficie? ¿Dónde está Mayda? —Esta última cuestión hace que se me quiebre la voz por completo.

Kyle y Ellie intercambian una mirada significativa, pero en la cara y en la actitud de la segunda veo reflejados desprecio y dolor, acto que me hace pensar que quizá Kyle haya dejado a Ellie por Michelle y que eso haya provocado que ahora no se hablen o algo por el estilo. Al menos por parte de ella.

Kyle se adelanta para hablar, como de costumbre.

—Verás —empieza a decir mi hermano como si no supiera por dónde empezar—, estamos en Barcelona porque vine la semana pasada aquí con Shirin para poder gestionar mejor tus recuerdos y mejorar el funcionamiento y el rendimiento del Cristal del Regreso.

»Aunque, sin embargo, resulta que lo más destacado ha sido que ayer los Omisos se revolucionaron y tomaron la sede de Seattle y la mayoría de las demás sedes del país. Y se cree que pronto tomarán las del resto del continente americano.

»En nuestra sede, la revolución fue dirigida por Tyler, el vicepresidente. —No puedo evitar abrir los ojos por la sorpresa. Ese hombre no parecía tener malas intenciones; es más, era amable, generoso y siempre tenía una sonrisa para todos sus ciudadanos—. Spencer ya tenía sus sospechas desde hacía unas semanas, pero no quiso acusarlo sin tener las pruebas necesarias.

Eso da muchas respuestas al comportamiento extraño que manifestaba la líder del cuartel general de Seattle, especialmente cuando nos reuníamos a hablar sobre la experimentación por mi desconexión del sistema. Siempre me convocaba a solas; siempre cubría la pared de cristal que mostraba los despachos de los demás funcionarios con una cortina, por tal de impedir que nadie supiera que tramábamos ese tema; lo del Cristal del Regreso solo lo sabíamos mi hermano, Shirin, ella y yo; nunca contaba con Tyler para los asuntos de ese tipo porque mi hermano mencionó, en alguna ocasión, que no le interesaba que los Omisos supieran nada acerca de la experimentación, dado a que podrían aprovechar cualquier ventaja que implicara desvincularse de los humanos para cumplir su objetivo más deseado: conquistar la superficie terrestre y abandonar las sedes.

—Los Guardianes han ido desplazándose a Europa —continúa Kyle— y todavía siguen haciéndolo los que tienen la oportunidad de huir, según he escuchado. Ellie —la aludida lo mira seria y despreciablemente— tuvo la suerte de haber cogido ayer un avión antes de que ocurriera todo, gracias a la advertencia que le hizo Spencer.

»Por otra parte, tengo dos cosas importantes que comunicarte que creo que te importarán. —Mi hermano mira a Ellie y ella asiente como si le estuviera dando la aprobación para que hable—. Sophia es Omisa. —Pestañeo múltiples veces para cerciorarme de que no es un sueño—. De hecho, es la mano derecha de Tyler.

—Eso no es posible... —empiezo a mascullar casi con toda seguridad—. ¿Cómo...? No, no puede ser.

Ahora es Ellie la que interviene.

—Sí, sí que es posible, Noah. Se juntó contigo solo para extraerte información, porque Tyler sabía lo de tu desconexión con el sistema de Recuerdos y espiaba a Spencer mediante ti.

Pese al dolor, me paso la mano por la cara, desde la frente hasta la barbilla. ¿Por qué me pasa todo esto a mí? ¿Por qué todo está lleno de traición e intereses? Empiezo a concluir que lo único real de todo esto, el único sentimiento verdadero, es lo que siento por Mayda.

—Tenían controlada mi cabina de la sala de inserción, Noah —prosigue mi hermano—.Vigilaban tus recuerdos porque burlaron los sistemas de seguridad y, durante meses, revisaban tus recuerdos para saber qué tramaba Spencer con tu experimentación.

»En múltiples ocasiones te insertaban recuerdos para confundirte, hacerte sufrir o hacer que sospecharas de mí, como sueños sobre Mayda y Sophia. Se limitaban a revisarlos, a pasarle información a Tyler y a jugar contigo. —Kyle suspira—. Yo nunca sospeché de ello porque siempre lo dejaban todo exactamente igual que lo tenía antes de irme y nunca eché en falta ningún recuerdo.

»También controlaban la mayoría de entradas y salidas de la sede, por eso no tuvisteis dificultades para salir de ella cuando fuisteis a la superficie de Seattle. Los guardias de seguridad eran Omisos y todos juntos idearon un plan para sacarte de la sede y así mantener a Spencer preocupada por tu ausencia y desobediencia, al mismo tiempo que ellos hacían caer la electricidad para manifestar su presencia y sembrar el caos.

Todos esos parecidos a Mayda que presentaba Sophia, como sus manos manchadas con tinta azul el día que la conocí, no eran casualidad. Nada era casualidad. La muerte de Zac Collins, que tanto me afectó, tampoco fue casualidad. Ni la muerte del guardia de seguridad, el joven John, a nuestro regreso de la superficie en Seattle a manos de una Omisa, que ahora entiendo por qué no nos mató a nosotros también: estaba compinchada con Sophia, obviamente.

Todos los métodos que utilizaba para atraerme y seducirme eran el resultado de las numerosas revisiones de mis recuerdos, transformado así a Sophia en un calco de Mayda para utilizarme mediante sus comportamientos. Qué estúpido me siento.

Todo era mentira: su familia, su procedencia, la muerte de su supuesta hermana bilógica que hizo que me convenciera para subir a Seattle con ella... Todas las lágrimas que había visto derramar de sus ojos también eran mentira.

Me duele que todo haya sido una trampa. Si al menos algo hubiera sido verdad... Pero ahora nunca lo descubriré porque ella está en la sede y yo estoy en Barcelona. Además, tampoco me interesa, o de eso intento convencerme a mí mismo.

—¿Cómo te diste cuenta? —pregunto.

—Ayer Tyler me envió un mensaje de vídeo revelándome todo, con Sophia a su lado sonriente y orgullosa de haber podido tomar la sede, diciendo que el siguiente paso es «unir fuerzas y subir a la superficie» —responde mi hermano con amargura—. También mencionó que poseen tus recuerdos, que tiene Omisos trabajando en Barcelona a su disposición y que como nos cojan nos espera una «charla muy agradable entre viejos amigos».

»Además, nada de esto me sorprende ahora, porque un cuarto de los habitantes de la sede de Seattle eran Omisos. Algunos se manifestaban de vez en cuando, como Dylan o Logan, pero la mayoría estaban preparándose para el alzamiento armado contra los partidarios de Spencer. Incluso mi madre es Omisa. —Asiente lentamente como si aún no se lo creyera.

¿Anne Kleiber, Omisa? No puede ser. Esto sí que no me lo puedo creer.

—Sí, Noah, tal cual lo escuchas —me asegura Kyle al ver mi reacción—. Mi padre y Gabe estaban a punto de coger un avión hacia algún país europeo, según las últimas informaciones que me han enviado; han conseguido huir.

Tardo unos segundos en gestionar toda la información, en los que se produce un silencio increíblemente pesado.

—Y en cuanto a lo de Mayda... —creo que mi hermano hace una larga pausa para elegir las palabras adecuadas—. Shirin decidió frenar el efecto del Cristal del Regreso ayer por la noche a causa de las revoluciones, ya que también han tomado posesión de varias sedes los Omisos de algunas partes de Reino Unido y se cree que podrían ir invadiendo Europa progresivamente.

»Sé que te clavaron el Cristal de una manera muy brusca y te dejaron allí tirado, pero era una misión de emergencia y urgencia que debía hacerse rápido para evitar Omisos en la zona o cualquier otro imprevisto.

»Gracias a la colaboración de los Guardianes y las Guardianas de confianza de la sede de Barcelona, pudimos hacer que todos los humanos evacuaran el parque sin que hubiera heridos, de ahí que no hubiera gente cuando llegó el helicóptero.

Las palabras que más me temía escuchar se vuelven una realidad. Mayda está muerta. ¡Mayda está muerta otra vez! Y no hace ni veinticuatro horas estaba con ella.

Me pongo en pie a pesar del dolor y me aferro al brazo de Kyle con fuerza.

—¿Y mis recuerdos? —Estoy desesperado—. ¿Dónde tienes mis recuerdos? ¡Necesito recuperarlos para revivirlos! ¿Y dónde se llevaron a Mayda? ¿Dónde está?

Necesito mis recuerdos para clavármelos y volver a sentir la felicidad que me ha estado invadiendo estas dos últimas semanas. Desde que la volví a ver en el instituto hasta nuestro último beso en la fuente, antes de que se la llevaran delante de mí mientras yo luchaba con todas mis fuerzas para deshacerme de la persona vestida de negro que me agarraba desde atrás.

Kyle y Ellie vuelven a intercambiar una mirada, pero en esta ocasión ambos reflejan preocupación, como si quisieran decir: «Venga, cuéntaselo tú».

Finalmente, Kyle cede después de suspirar, preparándose para lo peor, que creo que es mi reacción.

—Bien... Lo cierto es... —Sus vacilaciones me ponen aún más nervioso—. Es que Shirin se los ha llevado. Se ha llevado algunos de tus recuerdos porque los necesitaba para la investigación, aunque antes de irse me dijo: «No te preocupes, yo me ocupo». Cuando fui a buscarlos (porque pensaba que no se los iba a llevar), ya no estaban allí y, en su lugar, hallé una carta que daba ciertas explicaciones pobres. —En sus ojos hay profunda culpabilidad—. Lo siento, pero no sé dónde está el cuerpo de Mayda ni dónde se lo han llevado; ya te he dicho que Shirin se fue sin decir nada, solo mencionaba en su carta (aparte de pedir disculpas numerosas veces) que —Kyle saca un papel de su bolsillo y lee—: «de momento, dadas las circunstancias, tengo que frenar esta experimentación por el bien de todos y apartarla durante un tiempo hasta que podamos retomarla con tranquilidad. La atmósfera huele a guerra y venganza y ahora, hoy, cada uno tiene que tomar el camino para llegar a un lugar seguro en el cual desee morir en el caso que se dé esa situación, pero sin renunciar a la vida a menos que sea extremadamente necesario. Si algún día necesitáis algo de mí estaré en el cielo de los Guardianes, donde la fría guerra está en paz y enemistad al mismo tiempo. Saluda a Noah de mi parte. Un abrazo, Shirin». —Mi hermano me mira—. Esto lo más relevante que expone.

Se me cae el alma a los pies. ¿Kyle ha perdido todos mis recuerdos? Por favor, quiero pensar que están bromeando. Incluso sabiendo que no es el momento más idóneo para hacerlo.

La ola de rabia e impotencia que me invade es más fuerte que el dolor físico que padezco, haciendo que, por unos instantes, ni lo note.

—¿Cómo has podido...? —Casi no soy capaz de hablar y quiero levantarme y darme cabezazos contra la pared, o pegar a alguien, pero me retengo—. ¿Y ahora qué hacemos? Entre los que te has dejado en la sede de Seattle y los que se ha llevado Shirin, no tengo recuerdos.

El silencio vuelve a instalarse hasta que Kyle lo rompe.

—Supongo que tenemos un largo viaje que emprender y, hasta entonces, tendrás que recordar.

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