Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

57


Minutos después, estoy a punto de llegar al despacho de Spencer recorriendo los familiares pasillos del bloque principal. A lo largo del camino, he encontrado algunas reuniones de Guardianes que hablaban sobre la detención de los Omisos, que, al parecer, hacía unos minutos habían pasado por allí esposados y custodiados por guardias de seguridad. He ahí el alboroto que había oído desde mi habitación cuando me desperté.

Doy unos golpecillos a la puerta y, unos segundos más tarde, me abre Tyler.

—Oh, buenos días, señor Cheryba —su saludo va acompañado de una sonrisa. No sé cómo se lo monta este hombre para ser siempre tan optimista y estar contento permanentemente—. Pasa, pasa.

Se hace a un lado para que pueda acceder y cierra la puerta tras de sí.

En el interior de la habitación, aparte de Spencer, se encuentra Sophia sentada en la silla que está en frente de la líder de Seattle.

Me lanza una mirada serena junto a una sonrisa forzada.

—Buenos días, Noah —saluda Spencer. Después se vuelve a dirigir a Sophia—. Bien, pues el asunto queda zanjado. Ya hablaremos de aquí unas semanas, ¿de acuerdo?

Sophia asiente, estrecha la mano de Spencer y se levanta para encaminarse hacia la puerta.

Cuando pasa a mi lado le susurro:

—¿Todo bien?

Se encoge de hombros ligeramente.

—Dentro de lo que cabe... —murmura.

Seguidamente, en silencio, mueve los labios y descifro que expresa: «Nos vemos luego».

Tyler y ella salen del despacho tras despedirse y Spencer me invita a tomar asiento en el lugar que ocupaba Sophia.

—Como acabas de presenciar, ya he hablado con Sophia sobre vuestra escapada de la sede sin fines laborales hace un par de días y hemos pactado el precio que tiene que pagar por su irresponsabilidad —explica.

—¿Y cuál es ese precio? —pregunto.

—Tiene que trabajar en la cocina en su tiempo libre durante un año.

Asiento.

La verdad es que estoy parcialmente aliviado porque pensaba que iba a ser peor.

Spencer se levanta y corre las cortinas de la pared de cristal que permite ver los demás despachos de los trabajadores del bloque principal, como de costumbre. O al menos eso suele hacer cuando asisto a sus reuniones.

—En tu caso, vas a tener más surte con tu sanción por desobediencia. —Vuelve a sentarse en su silla y pone las manos encima de la mesa—. Vas a tener que trabajar como ayudante de bibliotecario una vez por semana, cada sábado por la tarde durante dos horas.

Asiento de nuevo para darle a entender que estoy de acuerdo.

—Perfecto —comenta tachando algo que tenía anotado en una hoja—. Ahora quiero que hablemos sobre lo que pasó anoche con John Holt. —Se coloca un mechón de pelo detrás de la oreja—. Es un tema que también he hablado con Sophia y, según ella, la mujer que mató a John estaba en uno de los pasillos cercanos a la entrada de provisiones, estampó al joven guardia contra la pared y vosotros huisteis de aquel lugar sin socorrer a la víctima. ¿Es eso cierto?

—Totalmente —respondo con calma.

—¿Por qué no ayudasteis a John? ¿Por qué os fuisteis? —cuestiona inclinándose sobre la mesa ligeramente.

—Ayer se lo comenté a Kyle —declaro con tranquilidad—: entre el subidón de la superficie, la situación confusa de la sede al no haber luz, el hecho de desconocer qué sucedía y la fugacidad del momento en que murió John, no supimos reaccionar racionalmente.

—De acuerdo —concede Spencer asintiendo y tecleando en el ordenador a medida que hablo—. La mujer en cuestión es esta, ¿verdad?

Se proyecta un holograma delante de mí mostrando la fotografía de una mujer. En cuanto la veo, su voz salvaje previa a la muerte de John vuelve a resonar en mis oídos.

—Sí, es ella.

—Pues esta mujer, Hannah, es una Omisa que hemos capturado esta misma mañana junto a Logan. Y viene de Portland.

—Sí, lo sé, Kyle me lo ha dicho esta mañana. —Frunzo el entrecejo—. ¿Habéis encontrado más Omisos a partir de ellos?

—Ahora mismo están en un interrogatorio —comenta consultando la pantalla del ordenador al mismo tiempo que teclea algo—, y supongo que pronto daremos con más.

Hace una pausa durante unos minutos para mirar detenidamente la pantalla y poner toda su atención en ella. Posteriormente, la dobla y vuelve a centrarse en mí.

—Dejando a un lado a los Omisos y todos los dramas que nos están causando, tú y yo tenemos asuntos importantes de los que hablar.

—¿Lo de la experimentación? —dejo ir.

—Exacto —afirma—. Hace un par de días, mientras estabas en la ciudad de Seattle, estaba haciendo la selección de los candidatos que me enviaron la solicitud y me he encargado de elegir al candidato perfecto. Bueno, de hecho, se trata de una mujer.

Enarco una ceja esperando que me cuente más.

—Es una científica brillante —continúa— que ha estado presente en una multitud de experimentos para mejorar el funcionamiento de las sedes y de la convivencia entre los humanos y los Guardianes, entre otras cosas. También ha desarrollado nuevos inventos que han permitido que Guardianes de todo el mundo trabajen mejor.

»Se llama Shirin Andersson, tiene cuarenta y cinco años y es de Suecia. La verdad es que cuando me envió la solicitud me sorprendí bastante porque pensaba que una científica de su rango estaría demasiado ocupada con sus proyectos —confiesa—. Pero en el mismo documento de la solicitud explicaba que ha estado muy pendiente de tu caso desde que supo de su existencia y que, sin duda, si la aceptábamos, haría todo lo posible para resolver la cuestión de por qué te desconectaste del sistema, dado a que le parece algo único, excepcional y realmente curioso.

Me quedo mirando a Spencer y creo que mi cara debe estar reflejando miles de emociones en pocos segundos, ya que me mira con preocupación.

—Yo... —Respiro un par de veces hasta que soy capaz de hablar—. Mantengo lo que dije la última vez que hablamos de este tema: contribuiré en lo que haga falta, pero no voy a poner en riesgo mi vida para que hagáis conmigo lo que queráis —digo atropelladamente.

—Y yo también mantengo lo que dije, Noah: no vamos a experimentar contigo arriesgando tu vida o tu salud —expresa con voz cansina—. Además, por lo que he visto en su expediente profesional, se define a Shirin como una persona bondadosa, amable, empática y compasiva.

—Y me alegro por ella —suelto con indiferencia—, pero cuando me proponga el proyecto que tiene en mente para llevar a cabo esta investigación, ya veré qué hago.

—De acuerdo —concede Spencer—. Me parece correcto.

—¿Cuándo vendrá? —pregunto.

—La semana que viene.

Abro los ojos como platos.

—¿Qué pasa? —se extraña Spencer.

—No me lo esperaba tan temprano —confieso.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro