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23


Es el gran día.

Da la sensación de que es un día especial cuando me despierto. Si tuviera una vida normal de humano normal, estaría preparando una fiesta con mis amigos (o algo así) para la llegada del año nuevo.

«¡Año nuevo, qué tontería más mundana, comercial y capitalista!», pienso mientras me estoy vistiendo, recordando la multitud de humanos pasándoselo bien, haciendo propósitos que la mayoría no cumplen y recordando viejos tiempos como si su vida fuera a cambiar.

De camino a la biblioteca, lugar en el cual he quedado con Kyle después de desayunar, me fijo en que todos los pasillos tienen decoraciones azules estelares colgando del techo, de los marcos de las puertas o de las barandillas de las escaleras. Han sustituido las cutres decoraciones navideñas y hacen que a mi alrededor haya una especie de toque mágico y celestial.

—¿Qué es todo esto? —le pregunto a Kyle cuando me reúno con él.

—El azul representa el color de la Noche Final —susurra mientras hojea un libro distraídamente—. Ya averiguarás por qué esta noche.

Pongo los ojos en blanco y encojo los hombros, abatido.

Horas después, cuando vuelvo a mi dormitorio, ya son las nueve y media. He estado todo el día ayudando a Kyle y a otros Guardianes a llevar comida a la gran cocina de la sede desde la entrada de provisiones, porque era un día muy movido y donde todo el mundo comía en el comedor. La verdad es que ambos lugares eran enormes y nunca había estado en alguno de ellos.

Cuando abro la puerta de mi habitación, encuentro un papel en el suelo. Desconozco la caligrafía a primera vista.


Nos encontramos después de la ceremonia (minutos después de las doce) cuando comience el baile, junto a la fuente.

P.D.: Convence a tu hermano de que no os situéis cerca de la fuente durante la ceremonia. Podrías herirte si te salpica el agua.


No está firmada, pero estoy convencido de que tan solo puede tratarse de Sophia.

Cuando acabo de vestirme y arreglarme ya son las diez. Me pongo un conjunto muy similar al que me puse en Navidad: camisa blanca, pantalones ajustados negros y mis Converse del mismo color que la camisa.

Hago tiempo viendo las últimas noticias hasta que unos golpecillos en la puerta anuncian la llegada de Kyle. Él ha cambiado su camisa negra del look navideño por una blanca con una americana por encima.

—Falta bastante para las doce —indica mirando el reloj de su muñeca—, pero antes de la ceremonia hay una especie de fiesta y la mayoría de Guardianes ya están allí.

Diez minutos más tarde, estamos en ese gran lugar donde está la fuente. Es aún más grande de lo que me había parecido antes porque está repleto de gente bien vestida repartida por todo el espacio, conversando unos con otros mientras cogen bebidas y comida de las mesas que hay cada cinco metros.

A diferencia de la última vez que he estado aquí, hoy cuelgan esas ornamentaciones azules celestes mágicas del techo. Hacen que todo parezca más irreal e increíble de lo que ya es.

Me fijo en todo el mundo que pasa a mi lado pero no veo a Sophia por ninguna parte, aunque eso ciertamente es difícil porque este lugar, aparte de estar lleno de gente, tiene las dimensiones de un estadio de fútbol o de un centro comercial. Intento reconocerla mientras nos abrimos paso entre la gente.

«Quizá no venga hasta la hora de la ceremonia», pienso.

—¡Kyle! ¡Noah! —Una voz femenina proviene de detrás de nosotros.

Cuando nos damos la vuelta, hallamos una chica vestida del mismo color azul celeste de las decoraciones de la sede, que a su vez es el mismo tono de azul de sus ojos. Ellie lleva puesto el vestido que Anne, la madre de Kyle, le regaló. Esta vez sus rizos dorados están apretujados en un moño a un lado de su cabeza. Se acerca a nosotros con una gran sonrisa.

—¿Vamos a tomar algo? —cuestiona señalando con su dedo índice hacia la mesa más cercana que hay.

Allí hay un grupo de Guardianes adolescentes que reconozco enseguida: Ted, Melissa, Matthew, Alyssa y Logan el Sabelotodo. Todos están radiantes y contentos.

—¿Infiltrado en tradiciones ajenas, humano Noah? —pregunta Logan. No sé si bromea o pretende que me sienta excluido.

—Vaya, ¡pero si te sabes mi nombre! —exclamo abriendo los brazos, fingiendo sorpresa. Un murmullo de risas se formula entre sus compañeros.

—Hoy tienes suerte: estoy contento —expone Logan con una sonrisa breve.

—¿Cómo estás, Noah? —pregunta Matt para entablar conversación—. ¿Qué te parece todo esto? —Señala las decoraciones del techo y la fuente.

—Bueno... —me quedo pensativo—, es una versión rara de un baile de instituto con padres incluidos. Cosa que hace que sea todo más raro aún. —Señalo una mesa donde están conversando unos Guardianes y unas Guardianas adultos.

—Buena comparación —aprueba Melissa alzando su vaso mientras asiente.

—Después de la ceremonia hay un baile —interviene Alyssa—, pero la mayoría de los jóvenes iremos a una fiesta que organizarán en el acantilado. Habrá mucha gente y bebida de verdad, no este detestable ponche barato. —Mira con asco el vaso que sostiene—. ¿Te apuntas?

Cualquiera diría que es tentador, pero a mí nunca me han ido las fiestas con un montón de gente por todos lados hasta altas horas de la noche. Por otro lado, no quiero ser un bicho raro y aburrido. Pero me doy cuenta de que he quedado con Sophia, por lo que ya tengo una excusa.

—Eh... gracias por invitarme, pero es que para hoy ya tengo planes —esbozo una sonrisa amistosa y convincente.

—No hay problema, ya te avisaremos en otra ocasión —dice Ted con una expresión divertida.

Noto unos golpecitos en la espalda. Es Kyle.

Me aparta del grupo y empieza a hablar cuando se asegura de que nadie nos escucha.

—Ellie y yo nos vamos a saludar a unos amigos, ¿te quedas aquí o vienes?

—Me quedo —formulo casi atropelladamente ante la idea acompañar a la parejita que ni si quiera me presta atención cuando están juntos. Al menos con este grupo de Guardianes jóvenes siento que alguien me entiende, aunque Kyle y Ellie tengan mi edad también.

—De acuerdo —dice mi hermano con indiferencia—, te espero en la fuente a las doce menos cuarto.

—Kyle, resulta que hay dos problemas respecto a eso —le indico antes de que se aleje. Él enarca una ceja como si no viera los inconvenientes—. Primero: la fuente es enorme y sospecho que estará llena de gente, así que tienes que decirme en qué parte exactamente estaréis Ellie y tú. Y, segundo: si el agua de la fuente me salpica, puede herirme porque soy humano.

Abre los ojos sorprendido.

—¡Es verdad! No me había percatado del segundo problema. —Se pasa la mano por el pelo—. ¿Cómo sabes tú eso?

—Libros —digo rápidamente.

Asiente para sí mismo.

—Vale, pues quedamos en la puerta y después nos pondremos lo suficientemente cerca de la fuente para poder llevar a cabo la ceremonia sin que el agua te pueda salpicar.

Dicho esto, veo cómo se va hasta que se sitúa al lado de Ellie y le pasa el brazo por la espalda, alejándose los dos juntos hasta perderse entre la multitud.

Me vuelvo a integrar en el grupito de Ted, que hablan sobre qué recuerdo creen que les tocará revivir este año.

—Me apuesto tres vasos de vodka de la fiesta del acantilado a que me toca un recuerdo relacionado con Logan —exclama Alyssa, retando a todos.

—Acepto —dice Logan con decisión.

—Pues yo no me meto en esto porque más de una vez me han mentido —me susurra Matt—. Nadie me justifica que digan la verdad, ya que el recuerdo solo lo ven ellos.

Asiento dándole la razón.

—¿Por qué no apostáis con dinero? —pregunto como si fuera algo lógico.

Todos se me quedan mirando como si acabara de decir una tontería monumental.

—Señor Humano, aquí eso no existe —aclara Logan con cara de superioridad—. El dinero solo crea diferencias y desigualdades. Es útil, sí, pero la solidaridad lo es más.

—¿Y cómo os pagan? ¿Cómo compráis? ¿Cómo asumís vuestros gastos?

—¿No te lo han contado? —pregunta Mel. Sacudo la cabeza, negando—. Aquí cada uno coge lo que quiere de las tiendas, no hay que pagar nada. Tampoco desconfiamos unos de otros porque sabemos que si contribuimos todo saldrá bien y avanzaremos.

—O sea, que es como si robarais de las tiendas —concluyo.

—Puedes verlo de esa manera —concede Alyssa—, pero sospecho que lo atribuyes a algo negativo.

—Es que es raro imaginarse el mundo sin dinero, ¿sabes?

—Pues yo no me podría imaginar un mundo lleno de desigualdades por un simple trozo de papel con un número impreso. Es injusto —argumenta ella.

Se forma un debate y se desvía hacia otros temas de crítica hacia la inmadurez de los humanos y la forma de vida en la superficie. En muchos aspectos admito que coincido con ellos, pero, en otros, ellos no tienen ni idea porque jamás han estado allí arriba viviendo.

Poco a poco, el lugar se va llenado y la gente se va amontonando en la fuente. Miro la hora, me despido de mis amigos y me dirijo a la puerta, donde he quedado con Kyle. En el camino trato de identificar a Sophia, pero sigue sin aparecer. Cuando llego a la puerta, mi hermano ya está allí con Ellie.

Todavía va entrando más y más gente y, entre los que están atravesando la puerta, reconozco a Spencer Ajax, vestida como siempre (vestido o falda de color claro y zapatos de tacón oscuros) pero con un toque de elegancia entorno a ella. También me ve y me sonríe durante una breve fracción de segundo. La sigo con la mirada y puedo ver como se abre paso entre todos los Guardianes que están entorno a la fuente.

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