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CAPÍTULO 41

Carter levantó la vista cuando me sintió llegar. Intentó levantar una sonrisa en su boca, pero falló en el intento. Caminé hasta la puerta sin detenerme, mirando en el camino la expresión de pesadumbre en su rostro, ¿su presencia tenía que ver con la llamada repentina de Lea llorando? Y más importante, ¿qué diantres tenía que ver yo en todo esto?

— Buenas tardes, Diana — me saludó y me siguió unos pasos detrás de mí, como si yo fuera una gallina y él un pollito.

— ¿Qué haces aquí? — le pregunté al mismo tiempo que abría la puerta de mi habitación — ¿No tienes clases a esta hora?

— Ya no — dijo y yo lo miré confundida. Sus palabras parecían decir algo más de lo que estaban a la vista, no parecía ser un simple día libre o la inasistencia de un profesor, no, había algo más que estaba ocultando.

— ¿Qué?

Entré a mi habitación y detrás de mí entró él. Cerré la puerta y en ese momento, Carter decidió confesarlo.

— Decidí dejarlo.

— ¿Dejar qué? — dije de manera algo exagerada y lo miré tajante.

Carter se encogió de hombros y luego se lanzó a mi cama. Abrazó mi almohada como si fuera un peluche y me envió una mirada infantil, que no le combinó muy bien con su rostro de un chico de veintitrés años.

— Qué decidí dejar la universidad.

¿Dejar qué? ¿La universidad? ¡Este chico estaba loco!

Abrí la boca sorprendida, entendía que se había retrasado algunos años en sus estudios, ¡pero esa no eran razón para dejarlo por la mitad!

— No desistas, si fallas en un examen, siempre puedes volver a intentarlo — le dije, creyendo que, seguramente, una mala racha de exámenes pudo haber desmoralizado su espíritu de estudiante.

Carter lazó una carcajada algo forzada. Dejó la almohada de lado y se sentó correctamente.

— No es eso, no me importa desaprobar un examen.

No lo entendía, ¿qué más podía ser?, caminé hasta pararme frente a él y me crucé de brazos, lista para regañarlo cual mamá enfadada.

— ¿Es por eso que tu hermana estaba llorando?

Su rostro me mostró verdadera angustia al nombrarla a ella, lo que me llevó a suavizar mi expresión.

— ¿Qué sucede, Carter?

— Lea... la lastimé. Le dije cosas que no debí decir.

Lo miré un momento en silencio, procesando lo que sus palabras significaban. Caminé hasta la cama y me senté a su lado.

— Y ¿Por qué le dijiste aquellas cosas? — no tenía idea que eran "aquellas cosas" que le había dicho, y no me sentía con la confianza de preguntar por ellas, prefería que Carter las dijera por su cuenta si lo sentía necesario.

— Mi hermana y yo... nunca tuvimos una buena relación. Bueno, no desde que pasó eso.

— ¿Quieres contarme? — le pregunté de manera queda entornando los ojos en su dirección. No quería que se sintiera presionado, por eso fue una pregunta y no una petición — Claro, si no te sientes cómodo con ese tema, no es necesario que...

— No — me detuvo —. Está bien. Te contaré.

Lo miré de manera expectante y le sonreí suavemente, intentando trasmitirle un buen sentimiento para que pudiera desahogarse conmigo.

— Mi madre... ella murió cuando éramos niños...

Abrí la boca con sorpresa, fingiendo así que no sabía nada de la muerte de su madre, cuando en verdad sabía más de lo que debería saber. Pues, nunca había escuchado nada de esa mujer de parte de Lea, así que preferí fingir ignorancia, como si nunca hubiera leído el diario de esa chica en mi pasado oscuro.

— Ellas estaban solas cuando sucedió, entonces... de cierta manera la culpé a ella de su muerte.

Carter bajó la vista algo avergonzado por guardar aquel sentimiento en su corazón.

Esta vez lo miré con sorpresa verdadera. Nunca me imaginé que Carter pudiera pensar eso de su hermana, y que, en ese sentimiento, naciera la razón que los había separado por años.

— Sé que no debería culparla, ella era muy pequeña cuando sucedió, pero no pude evitarlo, muy dentro de mí, aunque intente evitarlo, sigo echándole la culpa.

No supe que decir al respecto, así que opté por mantenerme en silencio. Pues, parecía que Carter todavía tenía más por confesar.

— Después de perder a nuestra madre, el ambiente de nuestra casa cambio por completo, era como si fuera otro hogar íntegramente distinto. A pesar de que vivíamos juntos, y en la misma casa, ya no se sentía como una familia. Nuestro padre, prácticamente no nos veía, cada vez pasaba menos tiempo en casa y más en el trabajo. Supongo que esa era su forma de escapar del fantasma de nuestra madre. En cambio, nosotros, Lea y yo, nos ignorábamos completamente. Yo no salía de mi habitación, y ella de la suya, para no vernos las caras, y si nos cruzábamos por el pasillo, seguíamos de largo, como si no nos conociéramos... éramos completos extraños.

Me quedé inmóvil, mirándolo fijamente, intentando procesar sus palabras. Esa parte de la historia no la conocía, pues, Lea no había dejado nada escrito en su diario sobre su hermano, es más, ni siquiera sabía que tenía hermano, es como si para ella... fuera hija única.

Me sentí un poco mal en ese momento, yo no tenía hermanos, y siempre había deseado uno, en cambio ellos, al parecer era lo único que tenían, y se alejaban, se culpaban por cosas que no deberían.

— Esa fue mi época en la que comencé a volverme "rebelde" — dijo la palabra rebelde con algo de diversión, como si ese vocablo no fuera, ni de asomo, suficiente para explicar el estado o duelo por el que él estaba pasando —. Me uní a una banda de rock, íbamos a fiestas, bebíamos... mi padre me ignoró, seguramente pensó que era una etapa pasajera, pero dejó de hacerlo en el momento que toqué fondo...

— ¿Qué sucedió? — le pregunté cuando se quedó en silencio, por demasiado tiempo.

— La policía me detuvo por robar.

¡Oh, Dios! Al parecer mi celular no era el primer artículo que robaba.

— Mi padre se vio muy enojado y me prohibió seguir viéndome con los chicos de mi banda.

— Me imagino que habrá sido muy duro para ti — le dije al imaginarme lo triste que se habrá sentido por no poder salir con sus amigos y seguir con su banda.

— Robaba con ellos.

— Oh — exclamé con comprensión. Ya entendía por qué no quería que continuara con esas juntas.

— Pero... yo no le hice caso. Seguí juntándome con mis amigos y me volvieron a llevar a la cárcel... pero esta vez no salí de inmediato. Mi padre me dejó una semana dentro para que me "enderezara", y después de salir, me envió a un internado en otro país. Y no volví hasta graduarme.

— Ah — quise decir algo, pero no supe bien qué, ¿qué podía decirle o aconsejarle después de escuchar semejante historia?

— Seguramente ahora se enfade cuando se entere que dejé de ir a la universidad — dijo con algo de sorna fingida, como si abandonar la universidad no fuera tan grave, pero en el fondo sabía que sí lo era. Y luego se llevó ambas manos a su nuca y se recostó sobre la pared.

— ¿Por qué dejaste la universidad?

Carter me miró con algo de disgusto, como si la razón del abandono lo pusiera de mal humor.

— No quiero ser un empresario como mi padre, no quiero heredar su compañía...

— ¿Qué quieres hacer, entonces?

Carter estiró sus dedos al aire como si pudiera alcanzar algo, pero antes de llegar, se le escapara por los dedos como granos de arena.

— Ahora tengo una nueva banda — me dijo.

— Sí, Los children's skulls — dije recordando el excéntrico nombre a la perfección.

— Nunca tendremos éxito si seguimos en este pueblo alejado de todo.

— ¿Qué piensan hacer?

— Jason parece no tener interés en la banda más que como un hobbie. Estrella, aunque quisiera, no podría, tiene que ayudar a su madre con unas deudas y no puede poner la banda por delante.

— ¿Y tú?

— Yo... estoy pensando en mudarme a la capital. Allí es donde en verdad nacen los artistas. Las oportunidades son muchas más que al permanecer en este pueblo.

— ¿Y tu hermana?

— Cuando se enteró de mis planes, hizo una escena. Me amenazó con decirle a papá y yo, para evitarlo, la herí con mis palabras.

Me sentí mal por Lea, al imaginar que pudo decirle para dejarla llorando.

— Y sí, me pasé un poco y me siento culpable... pero debía hacerlo. Si mi padre se entera que quiero dejar mis estudios, es capaz de desheredarme. ¡Sería un indigente prácticamente! ¡Tendría que apañármelas solo y mis planes de viajar a la capital se arruinarían!

— Es muy arriesgado — le dije algo alterada —. Ahora mismo tienes el futuro asegurado, trabajo, dinero... tirarías todo por la borda sólo por tu ¿música?

— ¿Tú tampoco entiendes? — me preguntó algo decepcionado — Pensé, que podría encontrar un poco de aliento de tu parte.

— No lo sé, yo me he equivocado mucho, no sé si soy la persona indicada para aconsejarte.

— Pero, sin contar eso, desde el fondo de tu corazón, ¿qué me aconsejarías?

Lo miré de manera fija.

— ¿Qué haría la verdadera Diana?

Esa pregunta me asustó un poco.

— La verdadera Diana es un mal ejemplo a seguir...

— Eso lo juzgaré yo — me sonrió como un niño. Ah, puede que sea una mala influencia para él.

— Pero... — intenté retractarme, decirle que era una mala idea, pero al final, su pregunta se repitió en mi mente: ¿qué haría la verdadera Diana? Y no pude evitar responderla — estoy segura que ella te diría que no importa lo que digan los demás, haz lo que quieras, nunca pierdas el objetivo de vista, y haz... todo lo que sea necesario para llegar a él, incluso las cosas socialmente incorrectas.

— Wow... — Carter me sonrió — Ese consejo da un poco de escalofríos.

— Sí, por eso creo que debes ignorarlo.

Carter se llevó un dedo índice a su mentón con una mirada pensativa, mientras repetía en voz baja un fragmento de mis palabras: "socialmente incorrectas".

— ¡No, no! ¡Es perfecto! — dijo y se levantó de la cama — ¡La sociedad me dice que tenga un trabajo estable, que me pase el resto de mi vida detrás de un escritorio!, eso es lo socialmente correcto, pero yo iré en contra de la corriente. ¡Seré una estrella de rock!

— Suenas como un niño — le dije y me carcajeé.

— Porque lo soy, pero el resto quiere que actúe como adulto. Creo que le haré caso a mi niño interior y perseguiré mis sueños.

— ¿Y si fracasas? — le pregunté levantándome de la cama también, comenzándome a preocupar por Carter, puede que por culpa de mi consejo Carter fuera a echar su futuro a la basura.

— No sé, pensaré en eso cuando llegue el momento.

— Oh, Dios — realmente me alarmé. ¿Qué se supone que haría ahora? Y ¿Lea? ¿Cómo le explicaría esto?

— No te preocupes, ya tengo todo planeado — dijo y me mostró un folleto que sacó del interior del bolsillo de su pantalón.

— ¿Qué es esto?

— El concurso más grande del año. Será el próximo año. Practicaremos con mi banda para ganar el primer premio. ¡Son cincuenta mil para cada miembro!, con eso podré irme a la capital.

Miré el folleto con algo de horror. ¿Qué había hecho?

— ¡Gracias! — me dijo mientras se dirigía a la puerta que daba al pasillo — Me pondré en contacto con Estrella y Jason de inmediato para comunicarles mi plan. Estoy seguro que estarán de acuerdo. Además, el dinero los tentará... sobre todo a Estrella por sus deudas.

— Espera, deberías pesarlo mejor — lo seguí por detrás, intentándolo hacerlo entrar en razón, pero Carter estaba tan eufórico, que no pudo escuchar mis palabras.

En el pasillo Carter me abrazó con fuerza y depositó un beso en mi sien con bastante ahínco. Yo me quedé petrificada por su repentina muestra de afecto y no pude devolverle el saludo cuando se despidió con la mano mientras se alejaba en dirección al ascensor.

Pegué un brinco en el lugar cuando escuché como Marcus se aclaraba la voz junto a mi oído.

— ¿Qué hacía Carter en tu habitación? — se cruzó de brazos y lo miró desaparecer en el interior del ascensor con algo de recelo.

— Digamos que estaba... siendo una mala influencia.

Marcus aflojó la cruz de sus manos al escuchar mi ambigua respuesta.

— ¿Qué?

— ¿Quieres ver una película? — dije cambiando el tema, pues, en ese momento entendí que no había nada que hacer. Carter, al momento de entrar a mi habitación, ya tenía por seguro lo que quería hacer, sólo necesitaba de alguien que le diera un pequeño empujón, y lamentaba de haber sido yo ese alguien, pues, seguramente me sentiría culpable si fracasaba a futuro o si se deprimía por nunca poder llegar a cumplir sus sueños.

— ¿No vas a explicarme lo de Carter?

— Sí, después — le dije mientras me colgaba de su brazo y lo empujaba suavemente en dirección a mi habitación, cómo invitándolo a pasar —. Bajé, obviamente de manera pirata, la última de los Vengadores, o si quieres, podemos ver algo más clásico, como El Padrino o Lo que el Viento se Llevó.

Marcus me miró de manera fija, estaba segura que iba a regañarme por no contarle la verdad completa sobre Carter, pero para mi sorpresa, suspiró y dio un paso al interior de mi habitación.

— Veamos la de Los Vengadores, las otras son muy largas. Sería mejor verlas un fin de semana.

Entramos a mi habitación muy juntos, con nuestros brazos entrelazados.

— Pero, no creas que te salvaste de darme una explicación — me reí por su intento de salvar el tema anterior, le di un besó en la mejilla y, segundos después, cerré la puerta detrás de nosotros.   

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