CAPÍTULO 18
Había un enorme cartel en la entrada.
— ¿Batalla de las bandas? — leí en voz alta el eslogan que resaltaba en rojo en una fuente metalera.
— ¿Me pueden explicar por qué venimos al concierto de tu ladrón? — me preguntó Helen mientras retrasábamos la entrada al bar todo lo posible.
— ¿Porque recibí una invitación? — quise sonar segura, pero al final la afirmación vaciló y terminó siendo una pregunta, giré mi rostro en dirección a Jeremy, quien se veía muy apagado hoy, algo muy poco propio de él, ya que siempre es como una estrella que brilla alegre a cada momento — Cuando lo vimos en el centro comercial, ¿no lo reconociste? — le pregunté —, quiero decir, él es el hermano de tu mejor amiga.
— Nunca lo había visto hasta ese momento — me contestó luego de lanzar un suspiro cargado de una pesadumbre ¿dolorosa?
— ¿Cómo es eso posible? — preguntó Helen sorprendida — ¿En serio no conocías el rostro del hermano de Lea?
— No, él siempre vivió en el extranjero en un instituto privado. Nunca tuvo una buena relación con su padre ni con Lea.
Lo miré sorprendida, pero lo entendía un poco. Carter parecía un joven problemático, que seguramente ha tenido de las adolescencias más rebeldes, y algo me decía que todavía no había salido de ella.
Al final, los tres, ignoramos el hecho de que el hermano de Lea fuera un delincuente juvenil y decidimos ingresar al bar.
Dentro nos encontramos con un ambiente, que, si bien era oscuro por la falta de una buena iluminación, no era para nada sombrío o tenebroso. Todo lo contrario, podía percibirse un clima agradable por todo el lugar. Había mesas redondas esparcidas por todo el salón, atestadas de más jóvenes de los que podían permitirse.
Caminamos mirando el lugar con curiosidad. No nos detuvimos hasta llegar a la barra.
— ¡Tortolita! ¡Viniste!
— Raúl — lo saludé y él me miró inclinando un poco la cabeza. Lancé una carcajada al ver su expresión. Era divertido molestarlo.
A Carter lo acompañaban dos personas, una chica pequeña de cabello corto tintado en color esmeralda. Vestía unas calzas rotosas y una remera larga que le cubría hasta el trasero, esta tenía un estampado de un mono comiendo una banana. Era una chica un poco... rara. El otro que lo acompañaba era un chico alto, muy, muy alto, tanto como un jugador de la NBA. Llevaba el cabello largo, negro azabache, levantado en una cola alta. Traía dos baquetas en la mano y una cara muy seria. Ella era Estrella y él Jason, y los tres juntos parecían los tres chiflados. Parecían estar locos, pero no de una mala manera, sino de una interesante.
Carter traía una camisa a cuadros desabotonada, revelando un tatuaje de un barco en el pecho. Dios, eso era sexi.
Nunca creí que podría decir eso de Carter... de un ladrón, pero era cierto, ¿para qué negarlo?
Tuve que fijar la vista en su rostro de manera forzada, repitiéndome mentalmente que no debía bajar la vista, no quería ser descubierta mirándole el pecho, como si fuera una pervertida.
— ¿Ellos son tu banda? — pregunté lo obvio, pero nadie pareció notar que mi pregunta había sido una estupidez.
— Sí — dijo Carter señalando primero a la chica —. Estrella en la guitarra y a Jason en la batería — señaló al chico alto y a continuación se señaló a sí mismo — y su servidor en el bajo, además de vocalista. ¡Esto es Los children's skulls! — dijo extendiendo ambas manos como si fuera presentador de un circo.
— Oh, qué bien suena, ¿qué significa? — preguntó Helen con curiosidad.
— Cráneos de niños — respondió Jason con seriedad. No era una broma, ¡ese era el nombre de su banda!
— Oh, ya veo, que original y... perturbador – le respondió Helen algo turbada. Carter sonrió sin mostrar los dientes.
— ¿Verdad que tiene su atractivo? — Helen asintió no muy convencida de ello, pero no lo negó — ¿Dónde está tu novio? — me preguntó de repente Carter cambiando de tema.
— Eh, no pudo venir — respondí encogiéndome de hombros. Pues, la verdad era que nunca invité a Marcus, y era posible que ni siquiera supiera que estaba allí, asistiendo al concierto del ladrón de mi celular. Seguramente saberlo no le agradaría nada, pero ¿qué remedio? Helen y Jeremy me miraron extrañados. Seguramente habrán notado que no negué el hecho de que Marcus y yo no somos novios. Pero, no quería negarlo, y tampoco tenía por qué explicarle a Carter lo que Marcus y yo éramos o dejábamos de ser.
Jason apareció de repente con varios tragos ¿en qué momento se había marchado y no me había percatado de aquello?, pues pasaba muy bien desapercibido para medir casi dos metros.
Jason me ofreció un trago que ve veía lleno de alcohol.
No, no... el alcohol me traía malos recuerdos. ¡Si no fuera por él y por mi estupidez, ahora las cosas con Marcus marcharían viento en popa!
— No, gracias — rechacé el trago amablemente cuando Jason me lo ofreció —. No pienso volver a tomar en mi vida — dije y Jason me miró de manera confusa.
Pues, juré no volver a probar una gota de alcohol y no pensaba retractarme de mis palabras, ya que este era como un suero de la verdad para mí y me exponía de la manera más vergonzosa.
Pero había alguien en ese grupo que no pensaba como yo. Jeremy tomó el vaso que Jason le ofreció y se lo echó en la boca como si bebiera agua potable, para segundos después devolver el vaso vacío.
— Diablos — masculló Estrella al observarlo —. Creo que alguien necesitaba un trago.
Miré a Jeremy sorprendida y este esquivó mi mirada inquisidora. Sabía que algo sucedía con él, hoy no lucía como siempre, había algo que lo estaba molestando.
— ¿Jeremy? — le pregunté casi en un susurro acercándome a él, sin saber si era lo correcto interrogarlo en medio de aquel grupo de personas desconocidas. Jeremy me miró y en su mirada pude ver que estaba aguantando las ganas de llorar — ¿Qué sucede? — le pregunté realmente alterada. ¡Esto no era propio de Jeremy! ¡Algo realmente malo le debía estar sucediendo!
— Ariel... — dijo respirando hondo para calmar sus deseos de rendirse al llanto — Ariel volvió con su novia — dijo de manera rápida como si se liberara de un peso doloroso.
Helen y yo lo miramos sorprendida. Nunca nos esperamos esto.
Pobre Jeremy. Nunca había pasado nada entre ellos, ni siquiera había habido un avance por pequeño o insignificante que fuera, Jeremy sabía que no había futuro con un chico heterosexual, sin embargo, eso no pudo evitar que se enamorara de él en tan poco tiempo.
Estrella le rodeó el cuello con familiaridad, como si fueran amigos de toda la vida. Jeremy se sorprendió un poco por el contacto repentino, pero no se apartó.
— Ya veo — dijo Estrella sonriéndole como si fuera una madre —, problemas amorosos.
— No te preocupes, nuestra música te subirá los ánimos — lo intentó consolar Carter.
Jeremy sonrió sinceramente y luego lanzó una carcajada.
— Parezco un idiota deprimiéndome por algo que nunca tuvo futuro.
— No te deprimas por eso — le dijo Carter sobándole la cabeza —. Hay muchos hombres ahí afuera, que seguro estarán encantados de salir contigo.
Jeremy le sonrió algo avergonzado.
— ¡Yo no! — dijo de repente Carter medio asustado — A mí me gustan las vaginas.
Jeremy lanzó una carcajada y Carter le siguió.
Yo sonreí al ver aquella escena. Carter resultaba ser mucho más agradable de lo que parecía, claro, olvidando el hecho de que era un cortabolsas.
— ¡Chicos!, es nuestro turno — dijo Estrella, colgándose del brazo de Carter.
— ¡Vamos! — ordenó Carter y luego se giró para giñarme un ojo con galantería — Tienen que alentar por nosotros.
— Por supuesto, gritaré como si yo fuera una adolescente y ustedes los One Direction — le dije a modo de broma, ocasionando las risas en los integrantes de la banda.
— ¡Así me gusta!, el público influye mucho en los jueces — dijo Estrella, mientras se subía a la espalda de Jason.
— Pueden vernos desde la mesa del frente — nos indicó Carter señalando el lugar con la vista y el dedo índice —. Allí están mis amigos y mi novia, Meghan.
Los children's skulls subieron la escalera, en dirección al presentador, que seguramente era el dueño del bar. Jason subió con todavía Estrella pegada a su espalda, y la dejó en el suelo, ya una vez arriba del escenario.
— ¡Ahora una banda emergente nos deleitará con un estilo rock alternativo! ¡Denle una cálida bienvenida a Los children's skulls! ¡Y chicas, me veo en la obligación de informarles que el vocalista tiene novia! — dijo mientras algunos reían por el discurso y otros alentaban con gritos para que la banda comenzara con el show.
La banda no tardó en acomodarse. Jason se posicionó detrás de la batería, Estrella enchufó su guitarra eléctrica a los amplificadores, al igual que Carter con su bajo. Carter se paró detrás del micrófono para saludar a la audiencia. Algunas chicas gritaron, e incluso, una fingió desmayarse.
En ese momento, justo llegábamos a la mesa que Carter nos había indicado. En ella estaba Meghan, quien asesinaba con la mirada a las chicas que gritaban por Carter, mientras que los chicos, que más tarde nos enteramos que eran los hermanos de Estrella, se reían de ella y de sus celos estúpidos.
La presentación de la banda de Carter realmente me sorprendió. Carter tenía una voz espectacular, Jason sabía llevar el ritmo, y Estrella hizo un solo de guitarra que nos dejó a todos con la boca abierta. Lamentablemente Los Children's Skulls no ganaron, sino una banda de cuatro chicas que cantaban y bailaban a la par de una melodía sosa y empalagosa. No estuvieron mal, pero para mí la banda de Carter se merecía los cinco mil pesos, sí, un premio un poco pobre, pero era lo que podía costearse el dueño del bar.
— No importa el premio — dijo Carter —. Lo importante es tocar y ser escuchados — dijo cuando me quejé diciendo que su banda no merecía el segundo lugar sino el primero.
Lo miré sorprendida preguntándome que le pasaba por la cabeza a aquel chico. Robaba porque no tenía dinero, ya que supuestamente el padre no lo apoyaba, pero tampoco aspiraba al premio de miles de pesos. Sólo le importaba cantar.
Después de eso, permanecimos un rato más en el bar, quejándonos del dueño del bar por no ser imparcial, seguramente le dio el primer premio a la banda de chicas por ser un viejo verde, Jeremy se olvidó por un momento que su vida amorosa era un asco gracias a las estupideces que decía Carter. Sus amigos eran un poco raros, el baterista era extremadamente serio y casi no hablaba, en contraste Estrella hablaba por los codos y se movía de manera enérgica como si estuviera intoxicada con cafeína. Eran raros, sí, pero también muy agradables. Y debo decir, que no me arrepentí ni un poco de haber aceptado su invitación, realmente la pasé bien.
Esa noche dormí como un troco, pues, asistir a ese concierto me había agotado de sobremanera, y sólo desperté cuando sentí un fuerte dolor en los pechos.
Era muy temprano, todavía faltaban dos horas para que la alarma sonara, pero ¿qué remedio?
Caminé hasta el espejo y me observé sin corpiño.
Realmente me dolían los pechos y acaso.... ¿los tenía más grandes?
— ¿Me crecieron o es idea mía? — pregunté en voz alta a nadie, mientras giraba mi cuerpo de un lado al otro para observarme mejor.
Me acomodé el brasier y coloqué mi camisa de vuelta olvidándome del asunto. Tal vez la pubertad me llegó después de mis veinte y por fin me estaban creciendo los pechos. Bueno, eso no era nada por lo cual amargarse, es más, eran buenas noticias, ya que siempre había tenido un complejo por no tener muchas curvas.
— Iré a desayunar... — hablé conmigo misma y de repente me detuve, la sola idea de comer algo me revolvió el estómago.
Corrí hasta el baño y evacué todo el estómago en el inodoro. Vomité varias veces y parecía no tener fin.
Me sentía fatal y era extraño ya que ayer no había tomado nada de alcohol.
Tomé mi teléfono y llamé al hospital para solicitar un turno. No sólo porque se lo había prometido a Helen, sino porque a mí también me estaba comenzando a parecer extraña esta situación.
No podía seguir así, tenía que ver a un doctor urgentemente. Siempre fui una persona muy sana y rara vez se enfermaba del estómago, así que me asusté un poco.
— Espero que no sea nada grave — dije luego de cortar la llamada.
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