Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

CAPÍTULO 38

Estábamos los dos sentados en la alfombra, utilizando de respaldo la cama.

Marcus dejó de hablar, había terminado de relatarme su recuerdo, y sólo me miraba, esperando a mi reacción. Creo que hubiera sido mejor no insistir en el tema. El tema de su exnovia no era en nada parecido a lo que yo me había imaginado. Pensé que me contaría una linda historia de amor, pero en cambio, era un recuerdo triste, lleno de decepción y dolor, y yo era la causante de todo eso. Y esto no terminaba aquí, porque todavía me quedaba mucho daño más por hacerle, había pensado en este plan con la intención de destruirlo, de vengarme de todas las bromas que me hizo en la infancia, pero... ¿Acaso ya no lo he hecho sufrir demasiado?... ¡No!, ¿O sí?... ¡Aaay!, no sé qué pensar, y me avergüenzo de dudar. ¡Momento!, creo que ya sé de qué se trata esto, Marcus intenta ganarme poniéndose como víctima, quiere que yo me sienta culpable y sienta lástima por él, y que de esa manera me vea incapaz de rechazarlo. ¡Ajá!, suerte que me di cuenta a tiempo, voy un paso delante de él, cuando piense que por fin me ha ganado, revelaré mi juego, y su corazón será destruido.

Miré a Marcus fijamente. No te olvides de actuar.

— No sé qué decir — puse mi mejor cara pesarosa.

— No tienes que decir nada — me aclaró, se giró hacia el frente, a mirar la pantalla de la computadora, pero sabía que en verdad no estaba prestándole verdadera atención a la película que rodaba — No es tu culpa, es mía, por no saber cómo dejar de amarte.

— ¿Cuánto tiempo piensas intentarlo?, es decir, dijiste que veías una posibilidad, ¿Cuánto piensas esperar a qué se dé?

— La verdad, no lo sé... ahora mismo creo que podría persistir por siempre, pero no sé si este corazón que llevo es tan fuerte como mi voluntad.

¿Por qué me dolía el corazón?, sentía una opresión molesta en el pecho, conocía la forma de deshacerme de esta molestia, pero mi orgullo es más fuerte, me niego a dar marcha atrás en el plan, después de todo lo que he avanzado.

Los créditos sonaron en la pantalla, acompañados de un instrumental bastante intrigante para el ambiente que se había forjado en la habitación. La incomodidad era palpable, tan sólida que si quería podía agarrarla con la mano y guardármela en un bolsillo.

— No sientas culpa, ni lástima — dijo Marcus volviendo a girar para mirarme de cerca — Si decides quedarte conmigo, quiero que sea porque te enamoraste de mí, de verdad, no porque sientes alguna responsabilidad por romperme el corazón.

Miré a Marcus sorprendida, es como si me hubiera leído la mente. ¡Ahora sí que no sabía que pensar!

— ¿Y si te enteras que en verdad estoy contigo por eso? — le pregunté, quería saber su respuesta, más que ninguna otra.

— Si eso pasara, terminaría nuestra relación de inmediato.

— ¿Pero no sería mejor tenerme de esa manera a no tenerme? — no lo comprendía, si de mí dependiera, y tenía una oportunidad de estar con Nicholas, aunque fuera por la razón más penosa, lo aceptaría, es lo que siempre desee, y no me importaría la forma en la que se diera, lo quiero.

— No, no lo es, porque sería una relación artificial. Sería la culpa lo que te ataría a mí, y yo quiero tu amor. No me sirve tenerte, si tu corazón no está conmigo.

Lo miré, comprendiendo sus palabras, pero sin estar de acuerdo con ellas. Pensé en Nicholas, lo quería a toda costa, sin importar las consecuencias ni las circunstancias.

Miré a Marcus, pero no pude decirle nada.

— Lo siento, por mi culpa arruiné la cita. No debí contarte sobre aquello...

— No — lo detuve — No fue tu culpa, fue mía por insistir a pesar de que tú no querías hablar. Ahora sé por qué querías mantenerlo en silencio.

Marcus sonrió de manera forzada.

— Pero, olvídalo, podemos ver otra película — propuse, estaba comenzando a sentirme culpable, esa mirada de dolor en su rostro me era insoportable, talvez si mirábamos otra película mejoraría el humor y yo ya no me sentiría así.

— No, creo que lo mejor será que vuelva a mi habitación.

Lo miré para debatirlo, pero pude ver en su mirada que quería estar solo. Decía amarme, pero se alejaba de mí. No lo entendía, y eso me ponía furiosa. Si fuera yo, aprovecharía cualquier oportunidad que se me presentara para estar con la persona que amo, no desaprovecharía ni un segundo del día, pero Marcus... quería irse. Estamos los dos solos en la habitación, es posible que no vuelva a tener una oportunidad como esta de estar a mi lado, y él decide irse.

— Bien — dije, intenté ocultar mi fastidio, pero igual fue notorio.

Marcus se percató de ello, y eso pareció cambiar un poco su humor, me sonrió divertido.

— ¿Quieres que me quede? — preguntó, y eso sólo hizo que mi ira aumentara.

No quería que se quede, y aunque quisiera, nunca lo admitiría.

— No — y me salió un puchero infantil del que me arrepentí de inmediato. No estaba más que haciendo el ridículo.

— Vamos, no voy a burlarme de ti. Si dices que quieres que me quede, veremos todas las películas que quieras — dijo mientras me abrazaba como si fuera un gatito fanfarrón. Obviamente no correspondí a su abrazo, tenía orgullo.

— ¿Sí? — pregunté con curiosidad, talvez podía usar eso a mi favor.

— Por supuesto.

— ¿Las qué yo quiera?

— Creo que acabo de meterme en una trampa yo solo.

— ¡Lo prometiste!, ¡Ahora no te retractes!

— No, soy un hombre de palabra.

Sonreí con malicia y Marcus no pasó por alto mi risita de maldad. Suspiró un "Oh, no", porque ya se imaginaba lo que me proponía. Lo haría pagar por la escenita que me hizo montar hace un rato, ¿Yo, queriendo que se quedara más tiempo?, ¡Era algo que no podía dejárselo pasar impunemente!

— Veremos La Bella Durmiente.

— No.

— ¡Sí!, ¡Lo prometiste! — cómo disfrutaba esto. Sabía cuánto odiaba las películas de princesas, y ya que accedió, no desaprovecharía esta exquisita oportunidad — Y luego veremos Blancanieves.

— Oh, jo — se quejó estirándose sobre la cama como un niño caprichoso.

— ¡Qué quejumbroso!

— Si me vas a obligar a ver películas de princesas por lo menos déjame quejarme, ¿No?

— No te estoy obligando, puedes volver a tu habitación cuando quieras.

— Sabes que por ti soportaría todas las películas de princesas que fueran necesarias.

— Sí, lo sé — le mostré una sonrisa maquiavélica, estaba gozando el momento.

Marcus rio por mi afirmación, y pasamos la noche viendo películas de princesas. Amaba verlo refunfuñar. Aunque debo reconocer que me pareció adorable la manera que tenía de soportarlo.

— No, Frozen no, por favor.

— Ya, esta es la última y terminaré con la tortura.

— ¡Frozen es la peor de todas!, ¡Veamos la Cenicienta!, ¡O alguna de Barbie!, ¡Pero no Frozen!

— Sí, veremos Frozen.

Marcus terminó desistiendo.

— Voy a morir del aburrimiento, y por favor, no cantes la de Libre Soy. Te lo ruego.

Su ruego no sirvió de mucho, porque eso mismo hice, comencé a cantar mientras extendía los brazos como un ave, y lo golpeaba intencionalmente en la nariz, claro, no muy fuerte como para hacerle un daño permanente.

Dejé de cantar de sopetón cuando Marcus me empujó al suelo. Mi corazón se aceleró antecediéndose a su beso.

Cerré los ojos con fuerza. Mi corazón saltaba como loco, tanto, que podía sentirlo rebotar en mis oídos.

El beso nunca llegó, sólo me asaltaron unas cosquillas asesinas. Marcus me estaba atacando con la cosa que más odiaba. Me reía tanto, que mis fuerzas habían desaparecido, y no podía alejarlo.

— Basta... por... favor — pude suplicar en medio de mis carcajadas.

Marcus me molestó unos segundos más y luego alejó sus dedos, herramientas de tortura, de mi estómago.

— Te odio — le dije, mientras intentaba recuperarme del ataque de risa.

Marcus rio satisfecho. Ríe mientras puedas, ya me la cobraré, ¡Y con intereses!

Marcus miró la hora en su teléfono.

— Creo que ya es hora que me vaya.

— Pero... — no lo entendía, ¿Se iba así sin más?, pensé que propondría hacer... cosas... ya saben esas cosas que se hacen de noche. Obviamente iba a rechazarlo, pero ni siquiera se insinuó, ¡Ni un mísero beso me dio en toda la maldita noche!, ¿Qué estaba tramando?, no lo entendía. ¡Marcus es hombre!, seguro que quiere hacerlo.

— ¿Qué?, no querrás que veamos más películas de princesas, ¿Verdad?, ya fueron suficientes por hoy — y lanzó un suspiro pesado — Ha sido una semana pesada, tienes que descansar, y yo también tengo que dormir — decía mientras ambos caminábamos a la puerta.

Marcus se despidió con un beso en la mejilla, ¡Sí!, ¡En la mejilla!, y se marchó.

Volví a entrar a la habitación, muy confundida. ¿Qué había pasado?, ¿Acaso no me amaba?, no, eso no podía ser, constantemente demuestra sus sentimientos, y no tiene vergüenza de recordármelos a cada momento, ¿Entonces qué?, Talvez, no soy muy atractiva, ¿Será eso?, ¡Argh!, no entendía nada. A no ser que estuviera manteniendo la distancia porque yo se lo había pedido. ¡Ahora lo recuerdo!, yo le había dicho que necesitaba contenerse. ¡Fiuuu!, y yo que pensé que no tenía ningún atractivo.

No esperé mucho más para irme a dormir, me quemaban los ojos a causa de ver tantas películas.

A la mañana siguiente llegó Helen, ni siquiera me saludó como una persona normal, sólo se dedicó a enviarme una mirada pervertida.

— ¿Invitaste a Marcus?

— Sí — respondí sin interés.

Helen pegó un gritito agudo, cargado de emoción.

— ¡¿Cuántas veces lo hicieron?! — me tomó por los hombros — ¡Cuéntame!, ¿Cómo fue?

— ¿Estás loca?

— ¡No te hagas la inocente!, ¡Quiero saber! — y luego bajó la voz, como si fuera a preguntar algo indebido — ¿Fue tierno o salvaje?

Me sacudí hasta desembarazarme de sus manos.

— No hicimos nada de lo que piensas, sólo vimos películas.

— Vamos, no mientas.

La miré ofendida, y Helen cambió su expresión de emoción a una de decepción.

— ¿Ah?, ¿En serio no lo hicieron?

— ¡No! — estaba avergonzada y furiosa al mismo tiempo.

— ¡Qué aburridos!

— ¡Recién llevamos unos días!, no todos somos como tú... dale un descanso al pobre Benjamín.

— Benjamín no se queja, está bastante satisfecho.

La miré asqueada, por culpa de su comentario se me había formado una imagen mental que no quería ver.

Helen rio perversamente, tapándose la boca con los dedos.

— Cuando lo hagan quiero saberlo todo.

— ¡Qué pesada!

La universidad estaba desierta, había salido con Helen a comer a la cafetería, hacía tiempo que no pasábamos tiempo de calidad sólo nosotras dos, como las buenas mejores amigas que éramos. Nos pusimos al día con los chismes y Helen me contó un poco de su relación con Benjamín, y de lo feliz que la hacía.

Unos minutos después, Jeremy se unió a nuestra mesa, él nos encontró cuando buscaba algo para comer.

— Estoy preocupado por Lea — contó Jeremy — Ha llorado mucho.

— Nicholas también está muy mal. No ha salido de su cuarto, ni tampoco responde mis mensajes — dije, y me sentí deprimir. Quería ver a Nicholas, lo extrañaba y también quería aclarar las cosas entre nosotros, ya que la última vez habíamos tenido una discusión — Creo que deberíamos salir esta noche, eso lo despejaría.

— ¿No es muy pronto? — preguntó Jeremy — Quiero decir, fue ayer cuando se separaron.

— Sí, pero Nicholas me preocupa — era cierto, pero había una verdad que me estaba guardando, y esa era que hoy era el último día de la semana, ¿Y saben qué significa eso?, qué se cumplía el plazo acordado para luchar por Nicholas, tenía que dar todo de mí, Helen no sabe que sigo pretendiendo a Nicholas, pero era una meta que yo misma me había puesto y quería cumplirla. Hoy al terminar el día, Nicholas ya no me vería de la misma manera.     

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro