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CAPÍTULO 30


Mis dedos temblaron, pero apreté con fuerza el cuaderno para que no se me cayera. Primero senté el culo en mi cama, luego, tuve una pequeña lid mental, ¿Estaba bien que inculcara en los secretos de otros?, ¿Violar la privacidad de Lea era lo correcto?, ¡¿A quién quiero engañar!?, ya había cometido demasiados crímenes contra la princesita, arruinarle el cabello, perderla en el bosque de noche, y si lo pensábamos, espiar en sus memorias era una pequeñez comparado con lo anterior. Entonces lancé una pequeña carcajada llena de ironía. ¿Me estaba convirtiendo en una persona cínica?, probablemente ya lo sea. Y por último abrí el diario en la primera página.

"Ayer cumplí diez años. Fue un día hermoso, vinieron mis amigas, recibí muchos regalos lindos, muñecas, vestidos, y el juego de cocina de la Señora Pastel que tanto deseaba. Mamá me regaló este tonto diario íntimo, ya no soy una bebé para tener uno, pero ella creyó que me gustaría. Yo esperaba el osito poeta, para completar la colección de Ositos Dulchepachoncitos, el osito poeta es la versión más difícil de conseguir, y la última que me falta para completar la colección de cincuenta ositos. Estoy furiosa. ¡No obtuve mi osito poeta, pero sí un tonto y feo diario!... pues mamá, por tu culpa el osito músico, el osito actor y la osita bailarina se quedarán solitos en su parte de la repisa. ¡Ya estarás feliz!, ¡Ah, pero hay algo que tengo que agradecerte: este tonto diario me vino muy bien para descargar mi enojo!"

¡Qué carajos!, ¿Qué mierda acababa de leer?, eso no se oye ni parecido a la princesita. Volví a la portada para verificar el propietario. Sí, definitivamente este era el diario de Lea. Así que Lea no es lo que todos pensamos, por fuera aparenta una dulce princesa y por dentro es un fétido ogro. ¡Nos engañaste a todos princesita!, bueno, a mí no. Nunca confié en ella.

Por otro lado... ¿Qué diablos son los Ositos Dulchepachoncitos?, bendito sea Google, gracias a él me enteré que eran unos horrendos osos de felpa azorados de indumentaria cursi, que ya no están a la venta desde hace más de diez años, cada uno representaba un oficio, estaba la osita cocinera, el osito ingeniero... ¿Por qué no podía haber un osito cocinero o una osita ingeniera?, ¡Ah!, ¡Maldita sociedad machista!... bueno, volvamos a lo que nos interesa.

"Hoy recibí una mala noticia. Nos mudaremos ¿Qué pasará con mis amigas?"

Ah, al parecer no todo en la vida de la princesita era color de rosas y Ositos Dulchepachoncitos.

"El viaje fue muy largo y la nueva ciudad es horrible. Odio la nueva casa. Odio la nueva escuela. Odio a papá. Odio a mamá."

¡Oh... por... Dios!, que niña más exasperante. Bueno, era de esperarse, sus estándares son tan altos como los de una princesita consentida.

"Odio la escuela."

Mmm... ¿Por qué escribió sólo eso en un día?

"Odio a las niñas de la escuela. Son malas conmigo. Quiero volver a mi antigua casa. Extraño a mis amigas. Extraño mi antigua vida."

¿Qué está pasando?

"Hoy mi mamá me preguntó por qué volví de la escuela con toda la ropa empapada. Tuve que decirle que me caí en la fuente de la plaza de camino a casa"

Creo que ya entiendo lo que sucedía.

"Estoy triste. Ya no lo soporto. Hoy mi mamá me preguntó cómo hice para romper mi uniforme de aquella manera. Le dije que se me enganchó en la rama de un árbol. Pero no me creyó. Un árbol no pudo dejarme el uniforme tan roto."

No sé que pensar, ni tampoco como sentirme. Odio a Lea, pero, en ese entonces, era una niña.

"Cuando creí que ya no podría soportar un día más en esa escuela y que ya no soportaría más los abusos de esas niñas ... apareció mi salvador"

Esto es lo que estoy buscando, quiero un tercero, encontrarle una falla, una infidelidad para derrumbar el pequeño pilar que todavía puede sostener la relación de Nicholas y Lea, en pie.

"Su nombre es Jeremy."

¡Diablos!, sólo se trataba de Jeremy.

"Ahora no estoy sola, y las niñas ya no me molestan."

Bueno supongo que esta es la historia de como se hicieron mejores amigos. La mía y la de Nicholas es mucho mejor. Aunque también incluye a Helen y a Marcus, los cuatro nos conocimos el mismo día. Supongo que ya saben a lo que me refiero, si no, tienen que volver al principio de la historia para verificarlo.

"Jeremy es un chico simpático, y muy bueno, cuando se enteró que las chicas me molestaban, él se paró, como un superhéroe, frente a ellas, sin importarle que fueran más en número y les dijo: "Deberían tener vergüenza de ustedes misma. Una pelea de cinco contra una no es justa. Son unas cobardes", luego de eso, pensé que nos golpearían a los dos, pero se vieron avergonzadas cuando Jeremy las dejó en evidencia. Yo no les había hecho nada, sólo me despreciaban porque era nueva, y según ellas vestía como una niñita tonta. Pero ¿Qué tiene de malo que me gusten las flores, los corazones y los ositos?, no sabía que era un pecado tener gustos diferentes. Me decían que no quería crecer, mientras ellas compraban ropa que simulaba a la de adolescente, yo seguía prefiriendo mis volados y moños"

Wow... o sea que el gusto de Lea por las cosas ñoñas viene de niña.

"Hoy fue un día divertido. Por supuesto que lo fue, ya que Jeremy estuvo conmigo todo el día. Fuimos al cine, a tomar helado y por último se quedó en mi casa hasta tarde. Gracias a él estoy aprendiendo a apreciar la nueva ciudad. Cuando estoy con él, las cosas se ven más divertidas."

¡Aquí no hay nada incriminatorio!, ¡Quiero engaños!, ¡Mentiras!, ¡Chicos!, ¿Dónde están los chicos buenorros roba novias?

"Hoy en mi estómago sentí algo extraño. Creo que son mariposas."

¡Sí!, ¡De esto estoy hablando!

"Otra vez mi mamá haciendo de las suyas, ¡¿Acaso no sabe lo que me gusta?!, por su culpa tengo la colección de Ositos Dulchepachoncitos incompleta, y ahora esto, me regaló un estúpido libro para bebés, "Cien cuentitos y poesías para niños buenos", ¿Qué es eso?... gracias mamá, ¡Otro cumpleaños arruinado!"

Ya veo... ja, ja, así que de ahí sacó el libro. Hasta su madre cree que es una niña mimada. Pero... si odia el libro, ¿Por qué lo trajo consigo a unas vacaciones en una casa del lago?... esta mujer es cada día más rara.

"Ya entiendo a esas mariposas molestas. Es amor ¿Pero es correcto que lo ame?"

Pero ¿De quién hablas, mujer?, ¿Por qué tanto misterio?

"Hoy fui a ver el estreno de la nueva película de Toy Story al cine con Jeremy. Lloré cuando la dueña abandonó a la vaquerita."

¡A quien le importa!, ¡No quiero saber de Jeremy y de la vaquerita!, ¡Cuéntame del otro, del que despierta tus mariposas!

"Mamá está algo extraña. Últimamente padece de muchos dolores de cabeza y se ve muy cansada. Ella dice que es porque se está dedicando mucho al trabajo, pero papá parece preocupado."

Parece que no encontraré nada interesante. Sólo leeré un poco más por las dudas.

"Los dolores de cabeza de mamá cada vez se ponen peor"

Después de esto, me di cuenta que pasaron varios meses hasta que Lea había vuelto a escribir. ¿Qué había pasado en ese lapso tiempo?

"Le tengo miedo a la oscuridad... no puedo dormir a no ser que deje prendida la luz del pasillo."

Eso me recuerda la primera noche que dormimos aquí. Lea estuvo durmiendo con la luz de su velador encendida, toda la noche. Recuerdo que le dije amablemente: "¿No te molesta la luz?", con intensiones que entendiera mi indirecta y la apagara, pero no funcionó. "Lo siento, pero de verdad le tengo mucho miedo a la oscuridad, tanto que no me deja dormir" ... pues a mí no me dejaba dormir su estúpido velador de noche. Tuve que dormir con el rostro hacía la pared, y con la sábana tapándome hasta la coronilla, obviamente maldiciéndola por dentro.

Volviendo al diario, ¿Qué le sucedió en esos meses para que le generara ese trauma? Y ¿Por qué no lo dejó asentado en su diario? ..., era muy extraño, ¡Odio el suspenso!

"Me arrepiento de haberte dicho que te odiaba tantas veces. Era mentira. Lloro cada vez que pienso que te fuiste pensando que no te quería."

¿Qué?, ¿Qué pasó?, ¿Cómo...?

"Hoy dormí abrazada al libro que me regalaste. Es la única manera de atenuar el miedo a la oscuridad."

Luego había varias hojas llenas de rallones, con palabras inconclusas, como si quisiera escribir algo, pero no encontraba la forma de expresarlo.

"La doctora digo que escribirlo en el diario me ayudaría a superarlo, pero... es tan difícil"

""Si logras escribirlo, más tarde lograrás hablarlo", estoy cansada de escuchar la misma frase. No importa cuantas veces le diga que no puedo hacerlo, ella insiste"

"La oscuridad me trae recuerdos, por eso la odio, por eso le temo"

"Sólo encuentro un pequeño rayo de luz, en esta honda oscuridad que me hunde, y es Jeremy. Su amistad es como una pequeña vela en medio de una noche sin estrellas."

Más hojas, cubiertas por rayas llenas de frustración. Algo la perseguía, algo le perturbaba el sueño.

"Lo intento... pero no puedo escribirlo."

"La doctora dice que estoy mejor, pero mis miedos todavía están conmigo."

"Me duele el corazón, y me tiembla la mano cuando intento escribir lo que sucedió esa noche...pero... debo hacerlo, sino nunca podré superar mi miedo, y dejarte ir."

"A veces vuelvo a vivir esa noche, y cuando despierto, me doy cuenta que sólo era un sueño... pero era tan real... era como vivir lo mismo por segunda vez."

"Mamá, lo siento... perdón por haber sido una mala hija."

"Todavía vivo esa noche, cómo si hubiese sido ayer. La revivo en mis sueños, una y otra vez. La oscuridad... la oscuridad es mi peor enemiga, es la que me trae el recuerdo."

"Lo diré, lo escribiré, ya no puedo guardarlo más. Cada noche que paso en vela, es un miedo que guardo en lo más profundo de mí, y se van acumulando, y se van haciendo más fuertes."

"Esa noche, estábamos solas en casa. Papá se había ido, unos días fuera de la ciudad, por trabajo. Estábamos las dos en la cocina, ella me regañaba por no ayudarla a cocinar, a pesar de que no se sentía bien y le dolía la cabeza. Era una noche de lluvia. Las gotas caían como ríos lúgubres, y recorrían el vidrio de las ventanas. Los rayos encendían el cielo, y los truenos retumbaban las ventanas. "Eres molesta, mamá" le dije, cuanto me arrepiento..."

Luego de eso hubo varias hojas con rayones, incluso algunas habían sido arrancadas, como si este fragmento de la historia se volviera difícil de contar, casi insoportable de recordar. Pero luego de varias páginas, el relato era retomado, con una letra temblorosa y forzada, casi violenta.

""Te odio", le grité cuando ella volvió a recriminarme mi poca colaboración con las cosas de la casa..."

"Me dirigí al primer piso, hacía mi habitación... quería estar lejos de ella, ya que no la soportaba."

"Me detuve en medio de la escalera, ya que la escuché quejarse."

"Gimió de dolor."

"Y luego..."

"Escuché un golpe."

"Bajé corriendo la escalera, y me encontré a mi madre en el suelo de la cocina, junto a la estufa, se había caído, porque el dolor que sentía, ya no le permitía mantenerse a sí misma en pie. Estaba en el suelo, en posición fetal, tomándose la cabeza con ambas manos, como si de esa manera pudiera detener el dolor que le acuchilleaba la frente... pero no podía, no parecía ceder."

"Ella gritaba... gemía de dolor... sus lágrimas... sus lágrimas bañaban todo su rostro."

"¿Mamá, que te pasa?, obviamente no recibí respuesta, dudo mucho siquiera que haya podido escuchar mis palabras."

"Era mentira, mamá."

"Era mentira... que te odiaba."

Más rayones y más hojas arrancadas.

"Cuando sus gemidos se detuvieron, me di cuenta que no era buena señal, porque su respiración ya no era normal, se iba apagando de a poco."

"Un rayo cortó la luz."

"Me quedé a merced de una completa oscuridad."

"El teléfono no funcionaba."

"Odiaba ser una niña y no saber que hacer."

Las palabras se iban volviendo más temblorosas, pero la tinta era más gruesa, como si cada letra hubiera sido escrita con fuerza, con un esfuerzo casi doloroso. Y algunas letras estaban corridas por lo que pareció una humedad ya seca, seguramente de algunas lágrimas, que cayeron de sus ojos, al intentar dejar por escrito, el mayor de sus traumas.

"Estuvimos toda la noche a oscuras, yo pegada a ella, abrazada al cuerpo de mi madre, ya inconsciente, percibiendo como su respiración era lentamente anormal, cada vez más lejana, y con el oído sobre su pecho, siempre atenta, a que su corazón no dejara de latir, y con el rostro envuelto en un llanto amargo, fui testigo como despertaba el mayor de mis miedos."

"Oscuridad."

"El sonido de la lluvia chocando sobre el techo."

"Un latido."

"Un rayo."

"Un latido."

"Unas ramas, que fueron empujadas por el viento, golpearon la ventana más cercana."

"Entonces, oí el último latido que dio su corazón."   

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