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15

— Solo quiero que pagues por todo el daño que me hiciste.

La mirada de Milo se posó en Mu, ¿daño? ¿De verdad lo había lastimado o solo eran paranoias suyas?, eso debía ser, a los ojos del griego él que verdaderamente había sufrido había sido él, y Mu solo era un chico posesivo y celoso en sobremanera, aunque el mismo Mu dijera lo contrario, ciertamente ambos eran víctimas y victimarios al mismo tiempo, el griego por haber dejado que aquella relación fuera a los extremos y Mu, por haberle hecho caso a la voz en su cabeza que no era más que el deseo enfermizo de una venganza contra la persona que nunca le demostró amor.

— ¿Daño? ¿Hablas de daño cuando tú fuiste el que me dio los años más infelices de mi vida? — La voz de Milo estaba a punto de quebrarse, velo ahí, frente a él era como regresar a una de sus discusiones, a uno de esos oscuros días del pasado.

—Yo solo te protegía, ¿no lo entiendes? — Aquel muchacho estaba acercándose a Milo lentamente como queriendo que el griego asimilara lo que había dicho

—Protegerme, no lo creo, ahora sé que ese no era amor. — Mu se acercó un poco más, Camus era sostenido por Aioria mientas los otros dos veían la escena en espera de alguna orden.

Un par de metros entre ellos, solo unos cuantos pasos más y lo tendría de nuevo entre sus manos, sus pasos, tortuosamente lentos, un instante en el que el tiempo parecía detenerse solo para Milo que estaba más que paralizado, pero ese roce nunca pasó, Shura había despertado del pequeño trance en el que estaba y se había puesto frente a Milo, a modo de escudo, era hora de regresar aquel favor, era hora de ayudar a quien una vez lo ayudo.

— ¡Ni siquiera te atrevas a tocarlo! — Fuerte y firme salió la voz del español, Mu detuvo sus pasos y su mirada llena de frialdad recorrió a aquel que ahora tenía enfrente.

—dime, ¿qué harás para detenerme, Shura Alshat?

Por un momento se quedó callado, ¿Cómo era posible que aquel chico supiera su nombre?, pensó por un momento, Hemal, ese apellido ya lo había escuchado, ahora recordaba, ese joven de seguro conocía a su padre y por ello también a él, no, no podía estar pasándole esto, pero ahora no podía retroceder, Milo estaba tras suyo apretando su brazo en seña de sufrimiento.

—Te detendré aunque no sepa cómo — Shura estaba más que decidido, iba a hacer lo posible para nunca volver a ver el miedo en la mirada de su amado griego.

Camus luchaba por liberarse de su captor, quería ir y ayudar a Milo, quería hacer lo que Shura estaba haciendo, enfrentar a Mu y demostrarle que era él el que había dejado destrozos a su paso, que era él el culpable de todo el sufrimiento y las pesadillas de Milo, pero por más que lo intento, Aioria era más fuerte que él, en un intento desesperado libero uno de sus brazos pero este fue aprisionado, esta vez por Shaka. 

—No te molestes en hacer algo que no te corresponde. — Dijo Mu a la par que hacia una señal, una que Aldebaran entendió, tomo de los hombros a Shura para después aprisionar las manos del español con las suyas sin darle escapatoria.

Luego de esto, Mu pudo acercarse a Milo, lo tomo con una delicadeza digna de un amante que está apunto de besar a su amor, lo tomó con una delicadeza que daba miedo, su otra mano acaricio la mejilla del griego para después dejar un beso en ella, un beso que a Milo le supo a su sentencia de muerte, a su encierro, la sonrisa que se formó en el rostro de Mu podía helar hasta al mismísimo infierno.

—No, por favor, no. — esas palabras salieron de la boca del griego a la par que sus ojos derramaban lagrimas amargas, solo eso podía hacer cuando el cuerpo no le respondía, solo podía rogarle que no lo hiciera, no de nuevo.

— ¿sucede algo, amor? ¿No te gusta que te demuestre cuanto te amo?

Bajo la mirada, no sabía que decirle, no sabía cómo poder salir de ese abismo que se estaba apoderando una vez más de él, por un momento cerro los ojos, en su mente pasaron las imágenes más dolorosas que había vivido pero también pasaron las veces en las que fue feliz, la vez que Camus le ayudo a salir de ese infierno, el abrazo y el beso de Shura, la salida de esa mañana, abrió los ojos y se armó del valor que creía había perdido.

—Escucha Mu, sé que quieres que pague por todo lo que te he hecho pero ¿sabes? Yo no te hice nada, nunca he lastimado a nadie, mi único error fue no darme cuenta la clase de persona que eras, ahora ya no siento nada por ti, antes te amaba como a nadie pero ahora ese amor se ha ido, tienes que deshacerte de esto, debes olvidarme como lo hice yo, por favor, el que te ha hecho daño eres tú, compréndelo, te estas lastimando.

— ¡Cállate! — Una sonora bofetada hizo que Milo girara el rostro, las palabras del griego le hicieron reaccionar, era cierto, estaba repitiendo aquello que no quería, ahora se sentía miserable pero no lo iba a demostrar.

— ¡Maldito! — Grito Camus, un puño se estampo en su rostro, Shaka lo había golpeado lo suficientemente fuerte para que perdiera el conocimiento.

— ¡No lo toques! — Grito Shura, sus intentos por liberarse eran inútiles.

—Shura, Shura, Shura, es una pena que estés aquí en este momento, alguien te está buscando.

No lo dejo responder, Mu se acercó a la puerta que era golpeada con suavidad, abrió dejando ver a un hombre que entro saludando al muchacho de manera respetuosa, los ojos de los presentes se abrieron de par en par, Shura empalideció, no, ¡mierda! No, la mirada de aquel hombre se posó en el español.

Mu observaba como el semblante de Shura cambiaba por completo, la felicidad y el coraje habían mudado de sus ojos, sus orbes estaban siendo inundados no solo por las lágrimas sino también por el miedo, la mirada de Mu también cambió, no podía ser cierto, sus recuerdos comenzaron a salir a flote, juraría verse así mismo con esa mirada llena de horror y podía sentir a flor de piel el terror que ahora inundaba a Shura, se vio a sí mismo en un rincón oscuro, rogándole a los dioses porque aquella mujer que decía ser diferente a todas esas madrastras de los cuentos de hadas no se acercara más; sacudió la cabeza, pidió a Aldebaran que soltara a Shura, dio la orden de dejar a Camus en el sillón y que ellos tres abandonaran el recinto, con la misma voz de mando, ordenó al padre de Shura permanecer quieto, se acercó a Milo.

—De verdad lo siento, Milo, perdóname. — un suave beso fue depositado en la mejilla del griego.

—Te perdono Mu.

—Ahora eres libre Milo, se tan feliz como no pudiste serlo conmigo, ahora, haré la única obra buena en toda mi vida.

De su cinturón, saco un arma de fuego, la mirada de Shura se posó en ellos, ¿qué pasaría? Solo podía rogarle a todos los dioses porque nada malo pasara, estaba paralizado y no podía mover ni un musculo, Mu caminó hacia la salida, alzo el brazo que contenía el arma y disparó tres veces, las tres balas dieron directo a sus objetivos, salió de la casa del griego y justo después se escuchó como un solo cuerpo había caído de manera abrupta al suelo.

Fuera de la casa del griego hizo una seña a sus informantes, su trabajo ahí estaba terminado, aunque los planes tuvieron una pequeña desviación, ahora también Mu sería libre, completamente libre de su pasado y de aquello que lo atormentaba, eso era el amor que tanto le habían dicho existía en un mundo lleno de egoísmo y crueldad, ese era el sentimiento más puro capaz de trasformar hasta a la misma oscuridad.

Ahora todo Estaba como debería, sin miedo de probar de nuevo el sabor a sangre, sin miedo a cometer un error, sin la preocupación de entrar de nuevo al infierno personal que contenía todos los buenos males de un par de vidas que tenían una sola cosa en común, ahora aquello que comenzó con sufrimiento culmina con felicidad, la paz después de la más cruel de las tormentas, el nacimiento de un flamenco en griego que nunca terminaría.

FIN.

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Y mis queridos lectores, llegamos al final de esta historia, espero que hayan disfrutado leerla tanto como yo escribiendola, posiblemente mañana este subiendo el epilogo de esta historia y el prologo de un nuevo fic que se llama "Fruto prohibido, Paraíso robado", es de otra ship inusual, espero y se den una vuelta por el.

Muchas, pero Muchas gracias a todos por leer y por votar en Flamenco en Griego.

Dan R

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