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Habían pasado tres meses, tres meses que para Shura habian sido los mejores en toda su vida, había encontrado un trabajo de medio tiempo en el café que frecuentaba Milo y por azares del destino también había conseguido una vacante en un bar pero no trabajaba de mesero o no, hacia lo mismo que en Granada pero esta vez sin salir con miedo, esta vez se entregaba cada noche y recibía no solo aplausos si no que también una muy buena suma de dinero por su talento y eso lo ponía feliz.
Hace apenas un par de semanas que Camus se había mudado con ellos, la casa en donde vivía se había incendiado por completo y de ella no quedo más que las cenizas, tuvo demasiada suerte de haber salido un par de horas antes del incidente.
Shura ahora se encontraba cocinando una de las delicias españolas para consentir el paladar de Milo y Camus, sería un día lleno de cosas que hacer, sobre todo porque el español había encontrado un gustó por los mitos antiguos de su, ahora, tierra.
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Después de que Shura saliera de España, Death Mask y Afrodita volvieron a Suecia, donde se hicieron de una buena fama gracias a la importación de cerveza española y el buen trato que la pareja otorgaba a los clientes de su pequeño negocio, frecuentemente hablaban con el español, siempre preocupados por él y su salud.
— ¿Que crees que este haciendo ahora?
— seguro siendo feliz, Afrodita, no te preocupes tanto, él esta bien, de eso estoy seguro. — el italiano le dio una sonrisa amorosa a su pareja.
— lo sé cariño pero últimamente no puedo dejar de pensar en posibilidades un poco distopicas. — la preocupación en la voz del sueco era notoria, no había tenido tiempo de entablar una conversación con Shura pero sentía que lo conocía tanto como lo hacía Death.
— Calma, mi florecita, que te parece si hacemos un viaje a Grecia, solo para que estés tranquilo.
Los ojos del sueco brillaron como dos estrellas en el firmamento, asintió y se lanzó a los brazos de su amado italiano sellando aquel abrazo con un apasionado beso.
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— Así que Camus se ha mudado con Milo y esa belleza española ahora trabaja en un bar que afortunadamente frecuentamos, que buenas noticias, esos dos me han ahorrado mucho trabajo.
Sonrió como lo hacía cuando algo le fascinaba, ahora solo quedaba un buen plan, quizá una sorpresa para Milo o para los tres, la retorcida mente que tenía le decía demasiadas cosas y muchas de ellas no eran buenas pero en cuestión de ideas era magistral, cada una de ellas más descabellada que la anterior, más cruel y despiadada, pero sobre todo tenían un objetivo en común.
— Jefe, ¿Que haremos ahora? —preguntó uno de los informantes.
— sigan vigilando, ya llegará la hora de que Milo pague por todo lo que me hizo.
No dijeron nada más, salieron de aquel lugar, ambos de la misma maneran en la que habían entrado, preocupados por aquel que no solo era su jefe si no también su amigo y el amor platónico de uno de ellos pero no podían hacer nada más que obedecer y eso... eso estaba torturandolos de manera silenciosa.
— deberías hablar con él, de seguro te va a escuchar.— dijo uno de ellos deteniendo su camino frente a su compañero.
— ¿Yo? ¿Acaso te volviste loco? Por muy amigos que seamos no me hará caso, está empeñado en recuperar y hacerle pagar todo a Milo. — respondió con la mirada baja.
— deberías intentarlo y si no te hace caso pues tendremos que resignarnos.
— tienes razón, ¿Como crees que reaccionará Milo al volver a ver al jefe. — la pregunta salió de sus labios casi en un susurro.
— Pues no lo sé, realmente me siento mal por él, las últimas veces sufrió demasiado, ¿Como reaccionarias tu si estuvieses en su lugar?
— realmente no lo se pero... — se detuvo un poco al escuchar el sonido de su teléfono — me llegaron un par de noticias, una buena y una mala, ¿Cual quieres escuchar primero? — dijo un poco más calmado y retomando el paso hacia la salida.
— la que sea, me da igual.
— la buen es que alguien tomo el lugar de Kanon, la mala... es que el jefe le ha dicho que se una a nosotros. — dijo aquel muchacho encogiendose de hombros.
El otro solo se limitó a mirar con interrogante a su compañero, efectivamente era una buena y una mala noticia, ahora tenía dudas, ¿Quién era el nuevo?, ¿Como sería? ¿Se llevaría bien con el?.
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Después de lavar los platos del almuerzo el teléfono de Shura comenzó a sonar, por un momento se negaba a contestar el número desconocido en la pantalla por temor a escuchar la voz de su padre no obstante presionó en botón con la mano temblorosa llevando el auricular a su oído.
— diga.
La otra voz del otro lado de la línea pronuncio el nombre del español quien al instante sonrió, en donde fuera reconocería esa voz, ese acento italiano era inolvidable.
"¿Te parece si nos vemos?" Preguntó Death con un tono divertido.
— me gustaría pero tu estas en Suecia y yo en Grecia
"No por mucho, Afrodita esta preocupado por ti así que le propuse ir a verte"
El habla se le fue al escuchar tal cosa y los ojos le brillaron junto a una tremendas ganas de saltar de felicidad, sólo pudo decir que la idea era excelente, colgó y fue donde Camus y Milo a contarles la noticia, el rubio estaba muy feliz aunque a Camus no le pareció una buena idea, sobre todo porque la última vez el italiano estaba con ganas de golpearlo.
Muy en el fondo Milo tenía un mal presentimiento, de esos que surgen de la nada pero que a la vez tienen tanta verdad que se te llega a helar la sangre de las coincidencias y si aquello que sentía era verdad, temia por Shura, por Camus, por aquel par que llegaría en un par de días, pero sobre todo temia por él y por lo que le pusiese pasar.
Dan R.
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Les dejo un pequeño spoiler del siguiente cap, solo uno que les va a gustar:
En el próximo capítulo conoceremos la identidad de dos de los informantes.
Gracias a todos por leer ❤
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