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Capítulo tres | Feromonas

Está sentado en medio de la cama, viendo fijamente hacia la puerta. Han pasado solo cinco minutos desde que entró a la habitación y pagó por el servicio. Traga otro poco de saliva, solo sintiendo como su corazón -con cada segundo que pasa- late con mayor velocidad. Su lobo aúlla desde el fondo y solo puede apretar con sus puños las sábanas de la cama.

La habitación tiene paredes blancas y luces rojas, con una cama queen size con sábanas de seda blanca. Además de que hay un gran espejo en el techo. Un lugar completamente erótico.

Yoon Gi tiembla al escuchar pasos afuera y el ansia en su sangre solo provoca que esta queme. Su respiración se vuelve un desastre, siendo rápida e irregular.

Algo en su estómago se revuelve por los nervios y provoca que comience a respirar por la boca. De pronto, siente muy caliente la habitación, causando que desabroche los primeros botones de su camisa blanca y después apriete con más fuerza las sábanas.

Sus ojos de pronto cambian a un color dorado y siente como sus colmillos crecen. Pero intenta controlarse y detener a que sus feromonas se esparsan por todo el lugar.

—Mierda —refunfuña entre dientes, sintiendo como su lobo está más que excitado por -de nuevo- volver a ver a su Omega.

Pero enseguida recuerda que el Alfa de servicio le dijo que en el mueble del baño hay supresores y demás cosas para la noche.

Y con mucha fuerza de voluntad, se levanta de la cama y casi corre al baño, abriendo el primer cajón del mueble, encontrándose con cajas de condones. Pero la cierra y abre otra, encontrando por fin, los supresores. Sale del baño con la caja en manos y camina hacia el pequeño bar que hay en la esquina de la habitación, tomando enseguida una botella de agua.

Y no lo piensa ni dos veces cuando saca una pastilla y la toma. Se termina por completo el agua de la botella, sintiendo como pequeñas gotas de sudor resbalan por su frente. Sintiéndose un poco más tranquilo cuando siente que ya puede controlarse.

Pero toda tranquilidad desaparece cuando escucha como alguien llama a la puerta. El momento ha llegado y su corazón ha dejado de latir.

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Jung Kook se siente muy inquieto, al igual que su lobo, como las primeras veces que tuvo aquel tipo de encuentro; aunque, de cierta forma, se siente diferente a aquellas veces. Pero decide ignorarlo y solo sigue caminando hasta que se detienen, supone que ya han llegado a la habitación.

—Ya sabes las reglas, Jung Kook —Seok Jin toma ambas manos del menor, apretándolas ligeramente—. No nombres. No datos personales. Y mucho menos, no te puedes retirar la venda.

—Lo sé, hyung.

—Amor, si lo repito es por protocolo. De verdad que a mí tampoco me gusta repetírtelo, pero tengo que hacerlo. Además, ya sabes que si te sientes incómodo y no quieres continuar, pero las cosas se complican con la persona, el botón de seguridad está en la parte trasera de tu collar y yo vendré lo más rápido que pueda. ¿Está bien, pequeño?

Jung Kook asiente, mordiendo su labio inferior. Seok Jin sonríe y deshace el agarre de sus manos.

—No te pongas tímido, Googie —dice, acariciando la mejilla del menor.

—Hyung —llama el Omega, poniendo su mano sobre la del mayor—. ¿Podría darme un beso antes de irse?

Lo pide en un susurro, pensando que -con aquel toque- podría tranquilizarse. El Alfa no responde, solo coloca su otra mano en el rostro del menor y lo besa. Jung Kook corresponde enseguida, profundizando un poco el beso.

Pero el beso se rompe cuando alguien llama al mayor.

—Jefe —Seok Jin gira el rostro, encontrándose con una Beta de servicio—, lo necesitan en la recepción.

Seok Jin asiente, quitando sus manos del rostro del Omega.

—Amor, es momento de que me vaya. Suerte.

Y, de pronto, ya no siente la presencia del mayor a su alrededor. Jung Kook exhala todo el aire de sus pulmones, no entendiendo -aun- aquel comportamiento, que de pronto tuvo y lo mantiene intranquilo. Pero tomando un poco de valor e ignorando como su estomago se revuelve y su lobo se inquita, toca la puerta. Tres simples toques.

Traga un poco de saliva, esperando a que abran. Y tiembla cuando la puerta es abierta, jadeando un poco por la sorpresa.

—Buenas noches, se-... —intenta presentarse, pero el fuerte aroma de feromonas de Alfa lo aturden.

Se tambalea un poco, pero es lo suficiente como para que pierda el equilibrio. Y pensando que caería, alguien lo sostiene por la cintura y lo adentra a la habitación. Todo pasa tan rápido, que Jung Kook ya está contra la puerta cerrada y el cuerpo de la persona desconocida.

Yoon Gi traga saliva y mantiene ambas manos a cada lado de la cabeza del Omega, apoyándose en la puerta. Observa como Jung Kook tiembla y aferra sus manos atrás de él, pareciendo inquieto, mas no asustado. Se toma un momento en admirar el rostro de Jung Kook y oler su dulce aroma, ignorando como su lobo lo araña desde adentro. Lo ha extrañado tanto.

Jung Kook suelta un suave jadeo, aún mareado por la feromonas del Alfa, sintiendo como todo le da vueltas. Pero se siente tan sumiso y débil, que no puede moverse. Y es extraño, porque nunca antes le había sucedido algo como aquello al oler las feromonas de las personas; ni siquiera cuando le ayuda a Seok Jin en su celo.

Y poco a poco la intensidad de las feromonas del Alfa en la habitación, va bajando. Los supresores están haciendo efecto. Pero, aún así, Yoon Gi está ansioso por tocar la piel suave del Omega y poder recordar lo suave que es. Corre su mirada de los labios de Jung Kook, a su cuello, notando el collar de cuero. Una protección para evitar que lo muerdan.

El lobo de Yoon Gi gruñe, ante la idea de no poder volver a marca a aquel Omega como suyo.

A-alfa... —llama el lobo de Jung Kook, con su voz temblorosa.

Yoon Gi regresa su mirada a los labios rosados de Jung Kook, ya no pudiendo resistir el impulso de besarlo. Sus labios chocan de manera brusca y desde el primer instante es demandante el beso.

Jung Kook se deja besar, aferrándose a los hombros de aquel desconocido y sintiendo como su lobo está extasiado por aquel brusco toque. Mientras que el Alfa se aferra con sus manos en su cintura, apretándolo y acortando la distancia entre sus cuerpos.

La situación cada vez sube más de temperatura, besándose y rozándose entre sí. Ambos sintiendo como sus corazones se agitan a la par, sin ellos saberlo; Yoon Gi por estar más concentrado en sentir al Omega y Jung Kook aún aturdido por todas las sensaciones que lo consumen como fuego.

—P-por favor, vayamos a la cama —Jung Kook ruega con voz queda, enterrando sus uñas en el Alfa porque siente que en cualquier momento sus piernas cederán.

Yoon Gi rompe el contacto de sus labios, escuchando un suave gimoteo del Omega, causando que sonría. Y sin responder, toma al menor por las piernas, para poder levantarlo y que el Omega las pueda enredar en su cadera. Jung Kook se sorprende por el repentino agarre, pero se sostiene con fuerza y se abraza por los hombros del Alfa; no pensando en nada más, que en lo caliente que está.

El Alfa camina los pocos pasos que lo separan de la cama, llegando en medio de esta para colocar al Omega en ella, de forma delicada. Jung Kook se queda acostado, frotándose con las sabanas y sintiendo el rico aroma del Alfa, el cual parece familiar. Pero que simplemente no puede reconocer, porque ahora su razón, pensamientos y recuerdos están bloqueados por todos los efectos de las feromonas de ambos.

Porque sí, al parecer el supresor que tomó Yoon Gi, ya no está haciendo efecto y ahora está comenzando -de nuevo- a esparcir sus feromonas por toda la habitación. Y -por supuesto- esto también afecta a Jung Kook a que comience a soltar sus feromonas. Ambos sin conciencia de que están entrando en celo.

Porque una cualidad de las parejas destinadas -cuando saben y aceptan que lo son-, ambos entran en celo para concebir su unión. Aunque, en este caso, Yoon Gi y Jung Kook es una pareja destinada que se aceptó y unió en una promesa de amor, pero que terminó por separarse, rompiendo todo lazo que los unía; sin embargo, con este reencuentro, cabe la posibilidad de una nueva unión.

—Ah~... A-alfa... —gime Jung Kook, disfrutando demasiado los besos del desconocido en su pecho.

El Omega se aferra a la sábana blanca de la cama, con sus ojos brillantes por las lágrimas, pero que son detenidas por la venda. Está sintiendo tanto placer, que hasta podría afirmar que ya ha tenido un orgasmo sin la necesidad de meter los dedos a su ano o sin acariciar su miembro. Gime sin vergüenza alguna, sintiendo como su entrada está dejando salir el lubricante caliente, listo para recibir al Alfa.

Yoon Gi, hasta ahora solo se ha dedicado a acariciar, besar y admirar el hermoso cuerpo del Omega, recordando cada centímetro de su piel. Y, al igual que Jung Kook, todas las sensaciones lo están sofocando, pero no le importa, porque lo único en lo que puede pensar, es en lo mucho que ha extrañado a Jung Kook y en disfrutar ese momento.

Se quita el saco que lleva puesto y lo tira al suelo, a un lado de la cama. Mira a el rostro perlado de sudor de Jung Kook -al igual que su cuello- y se lame los labios, sintiendo como su miembro está sufriendo por aún estar encerrado en su pantalón. Respirar lentamente, viendo cómo Jung Kook trata de quitarse por completo la blusa de seda que trae a medio abrir. Lo deja solo, expectante de como lucha por desabrochar los botones. Pero el Omega se frustra al no conseguirlo, provocando que gimotee.

—Alfa... Ayuda —susurra.

Yoon Gi se muerde los labios para no responder a su tierno Omega y solo lo ayuda a desabrochar los dos últimos botones. Para después, ayudarlo a que se sentara en la cama, para quitarle la blusa por completo. Hasta ahora pudiendo admirar el pecho desnudo del menor.

Jung Kook se siente libre y sonríe. De nuevo, se acuesta en la cama y abre sus piernas, invitando al desconocido a que se ponga entre ellas. Pero lo que obtiene es mucho mejor. Yoon Gi desabrocha su pantalón y lo saca de sus hermosas piernas, quedando el Omega completamente desnudo.

El menor se sorprende y gime cuando siente la corriente de aire golpear su piel. Pero su cuerpo reacciona diferente, abriendo sus piernas y dejando ver su entrada al Alfa, dispuesto para él. Y no lo puede resistir, que ya comienza a jugar con sus pezones a falta de las caricias del desconocido.

Se muerde los labios y su entrada se contrae, pellizcando a sus pezones sin temor. Yoon Gi, por otro lado, se quedó sentado entre sus piernas, viendo el espectáculo que el Omega le da, sintiendo como su pene salta cada vez más. Se lame los labios y se anima por dejar pequeñas caricias en los muslos internos del Omega, de arriba hacia abajo. Sonríe un poco cuando ve el pequeño miembro de Jung Kook saltar por la estimulación. Es tan lindo.

El Alfa sigue con sus caricias, pero cada vez va bajando más, hasta llegar a las nalgas del Omega, las cuales están completamente empapadas de lubricante. Utiliza dos dedos para embarrarlos de aquella viscosa sustancia y comenzar a frotar las puntas en la entrada del Omega, la cual se abre y se contrae.

Jung Kook chilla y por un momento deja sus pezones, abriendo más sus piernas. Su pecho sube y baja por su respiración agitada, ya desesperado por tener algo penetrándolo.

—A-alfa, por favor, entre en mí —suplica, aferrando sus manos a las sábanas.

Yoon Gi asiente; aunque sabe que no puede verlo. Primero utiliza la punta de un dedo para, lentamente, meterlo en el nudo de músculos del menor, escuchando como gime por la intromisión. Sonríe de lado y -con su mano desocupada- aprovecha para seguir dejando caricias en la pierna de Jung Kook.

El menor se remueve en la cama, extasiado por lo bien que se siente. Pero necesita más, mucho más. Por lo que alza su cadera y se comienza a mover, penetrándose con el dedo.

Yoon Gi se sorprende por lo descarado que se volvió Jung Kook, pero le gusta e introduce el segundo dedo. Sintiéndose satisfecho cuando escucha el pequeño grito del Omega, el cual deja de moverse y cae rendido en la cama. El mayor aprovecha y pone una mano en el vientre del Omega, evitando que de nuevo levante las caderas.

Jung Kook protesta con un gemido, pero Yoon Gi lo ignora e impone la velocidad, siendo lenta y tortuosa. Acaricia el interior con la punta de sus dedos, mientras los mueve en círculos, disfrutando los hermosos pucheros del Omega.

Pero ya no lo puede resistir más. Necesita hacerlo suyo.

Saca sus dedos del interior de Jung Kook en un sonido viscoso y un reproche del menor. Pero él sigue con sus acciones, desabrochando su pantalón, listo para sacar su miembro erecto. Sin embargo, el sonido de una llamada entrante en su teléfono lo detiene.

De pronto la razón llega a él y detienen todo movimiento. Se queda helado al darse cuenta de lo que estaba a punto de hacer. Traga saliva y se levanta de la cama, teniendo el impulso de seguir, pero lo sigue deteniendo el tono de llamada.

Se desorienta y lo único que logra hacer es tomar su saco y correr al baño, encerrándose en él.

Cuando está dentro, enciende la luz blanca, aturdiéndolo por un momento. Pero pasa rápido y puede verse en el espejo. Lo que ve son ojos dilatados y dorados, además de que sus colmillos se hicieron grandes. ¡Mierda! Estaba a punto de cometer una gran estupidez.

Intenta tranquilizarse, abriendo el grifo y mojando su rostro y un poco el cabello con el agua fría. Y sin ver, saca otra caja de supresores del cajón y toma dos píldoras. Las traga lo más rápido que puede, sintiendo como su lobo lo rasguña, demandando a que siga con el Omega. Pero él niega y aferra sus manos al lavamanos.

Su teléfono sigue sonando, harto, lo saca de su pantalón y observa quien lo llama. Jung Ho Seok, se puede leer junto a su número. Quizás ya salió y ahora lo está buscando. Apaga su teléfono y lo vuelve a guardar.

Se mira de nuevo al espejo, sintiendo como se puede controlar más ante su celo. Entonces, decide acomodar sus ropas y ponerse el saco. Debe de irse.

Jung Kook está tan aturdido que no logra comprender que es lo que está pasando, solo escucha una puerta abrirse y pasos apresurados.

—A-alfa... —logra llamar en su desorientación.

Yoon Gi se detiene y se le parte el corazón al ver al Omega en aquella cama. Prácticamente -de nuevo- lo está dejando. Aprieta sus puños, sintiendo como sus ojos se llenan de lágrimas. No quiere irse. No quiere dejar de nuevo a Jung Kook. Pero esta situación no debía de ocurrir desde un inicio; se supone que solo hablaría con él.

—Tengo que irme.

Es lo único que responde antes de salir de la habitación, con el corazón en la mano. Pero, prometiéndole internamente a que volverá.

Jung Kook se queda petrificado y con el corazón detenido. Esa voz de pronto le dio un poco de lucidez. Se quita la venda y mira la puerta con su respiración -de pronto- agitada. Lágrima salen de sus ojos sin darse cuenta, temblando ante la idea de quién podría ser el Alfa.

Siente una opresión en su pecho y a su lobo rasguñarlo. Quizás... Quizás era Yoon Gi.

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