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Capitulo 3



18 de Octubre de 2014


Trabajar los sábados en la posada era algo sumamente aburrido, mas cuando no tenías demasiadas cosas que hacer. En aquella época del año la posada no se llenaba demasiado como en verano, generalmente las personas que iban estaban al paso o buscaban un fin de semana para escapar de sus responsabilidades. La castaña estaba sentada detrás del mostrador dibujando un alienígena como se veía en las películas mientras bebía una taza de café en la espera de que algo pudiera ocurrir en esos momentos. 

Cuando era pequeña, le gustaba estar en la posada y jugar a la escondidas con su hermano, les divertía asustar a los huéspedes y la caras falsas de sustos que ellos les brindaban para hacer reir a esos dos niños. Aquella época si eran la familia feliz que Gabrielle creía que tenía.

Cuando creía que su madre amaba a su padre.

Los sábados era cuando su hermano y Julianne aprovechaban para dar un paseo lejos de ese pueblo, o como Gabrielle decía, a cualquier ciudad donde vivirían si ninguna tragedia hubiera pasado. Su padre estaba en la sala de estar en la casa de ellos viendo televisión y la tía de Gabrielle venia de visita, como todos los fines de semana.

Se escucha la campana de la puerta de la posada ser abierta y unos pasos. La chica sonríe cuando su tia saluda con su voz alegre y cantarina, llevaba en sus manos un postre recién echo por ella, el vestido color coral marcaba su figura y sonríe alegre antes de acercarse a la castaña, abrazarla y besar de manera ruidosa su mejilla seguramente dejando una marca de labial.

—¿Como están Fred y Miguel?—pregunta Gabrielle.

—Bien, se fueron con su padre este fin de semana, ¿y cómo esta mi hermano?

—Igual, frente al televisor—dice ella ahorrándose decir algo con sarcasmo, a su tía Michelle no le gustaba para nada que Gabrielle fuera sarcástica y menos con ella.

La chica acompaño a su tia donde su padre se encontraba, sentado frente a la televisión, con la mirada perdida como era usual en él en la pantalla. Michelle se coloco al lado de su hermano, hablándole con calma y contándole las ultimas travesuras de sus dos hijos. La chica suspira negando y se aparta dejándolos solos mientras volvía al escritorio.

Se sienta detrás del escritorio mientras seguía dibujando en su cuaderno, cuando su celular comienza a sonar dando inicio a la canción de Baby Shark.

—Voy a matarte por ponerme este rigntone Kale—murmura ella viendo el número desconocido que la estaba llamando, atiende—¿Diga?

—¿Es la funeraria?

—Eh, no—dice ella intentando descifrar la voz que estaba por entrar en un ataque de risa—¿Harvey?

—Él único

—¿Cómo conseguiste mi número?—dice ella

—Tu amigo Kale me lo dio—contesta el chico con desinterés—Solo quería decirte que me debes una grande por asistir a esa cita de lo mas aburrida de ayer, no entiendo que le ve mucha gente a Stella aparte de tener dinero, porque déjame decirte, ver un caracol moverse es mas interesante.

La chica se muerde el labio con algo de diversión, le hubiera gustado estar presente para apreciar aquello.

—Lamento haberte pedido eso

—Si, deberías lamentarlo, pensaba clavarme un cuchillo en la yugular si la seguía escuchando hablar de esas cosas, pero no me puedo quejar del todo, termino...interesante

—¿Y cómo es terminar una cita interesante para Harvey?—pregunta ella, aunque se lo imaginaba y realmente no quería saber. Sin embargo, la voz burlona de Harvey sonó del otro lado del auricular.

—¿Qué tal si sales conmigo y lo ves por ti misma?

—Paso—dice la chica, él rie. Michelle se acerca al escritorio y Gabrielle suspira pensando en terminar la llamada para evadir las preguntas de su tia. —Bien, ¿para eso llamabas? ¿Para restregarme en la cara que tu cita de anoche fue horrible?

—También para recordarte que me debes un favor, lindura.

—¿Lo quieres cobrar ahora?—pregunta ella ignorando el apodo.

—La verdad, no, asi se debe sentir la gente con poder

—Eres odioso—dice ella soltando un bufido. Harvey se ríe completamente alegre.

—Me dijeron cosas peores, dulce

—Debo irme Harvey

—Descansa

Gabrielle cuelga la llamada y se voltea a ver a su tía Michelle que justo estaba hablando con unas personas que se quedaban en la posada, la chica suspira guardándose el celular en el bolsillo de su pantalón y terminando de atender la posada.

Mientras su tía Michelle llevaba a su padre a la habitación, Gabrielle terminaba de sacar la lasaña para cenar, recibiendo un mensaje de su hermano que decía que llegarían mas tarde de lo previsto. Ella le contesto con el emogi del pulgar, un hotel, una berenjena y gotas de agua. Provocando que su hermano le mande el emoji del dedo del medio.

—¿De que se anda riendo mi linda sobrina?—dice Michelle dejando los platos en la mesa.

—De nada, solo Blake diciendo que llegaran tarde, eso significa que debo cerrar la posada luego—dice ella—Ya deje la cena preparada para los inquilinos

—Excelente cielo, ahí le di las medicaciones a tu padre así que podemos estar tranquilas. ¿Como va la escuela?

Y así ambas comenzaron una conversación. Gabrielle contándole del colegio, exámenes y trabajando en la posada. Michelle hablando de su trabajo en la peluquería, de sus hijos y de cómo había comenzado a ver un hombre nuevo tras haberse divorciado de su esposo hace ya cuatro años.

Cuando ambas terminaron de cenar, juntaron los platos, Michelle limpio y Gabrielle los seco, luego ambas se ocuparon del resto de la posada. Michelle agarró su bolso para irse y mira su sobrina dándole una caricia en su pelo.

—¿Estarás bien?

—Claro, Blake y Julianne vienen en camino—responde la chica

—Bien, estoy a una llamada de distancia si me necesitas, y ven a ver a tus primos pronto,—dice ella, Gabrielle asiente. Pero la verdad es que no sabría que hacer con sus primos, Miguel tenía trece años y estaba obsesionado con las chicas y todo lo que ocurriera en la pantalla, Fred tenía nueve y solo quería jugar al futbol

Sin embargo la chica sonríe y cuando su tía se va, se asegura de cerrar todo, de revisar a su padre y se va a acostar.



20 de Octubre 2014


Gabrielle fingía atarse sus zapatillas mientras en realidad intentaba ahorrar tiempo para no tener que trotar, los martes y jueves tenía clases de educación física, y la idea de correr diez vueltas e círculos como si fuera un hámster encerrado en una bola de plástico le cansaba.

Su amiga Sophie se estiraba a su lado fingiendo esperarla.

—¿Crees que la profe se dé cuenta que nos estamos haciendo las tontas?—pregunta Sophia mientras estiraba sus brazos y Gabrielle ríe.

—Espero que no, llevamos un buen rato aquí —dice ella cuando el silbato de la profesora suena indicando el final del ejercicio y de que agarren una pelota de volley para comenzar a jugar. La castaña se endereza para formarse en la línea donde seleccionarían los equipos cuando una pelota la golpea en el estómago dejando sin aire por un segundo.

Gabrielle agarra la pelota con fuerza mientras su amiga Sophie le preguntaba si estaba, la castaña comenzó a buscar con la mirada al encargado de aquel golpe cuando ve a su antiguo crush acercándose a ella en un trote despreocupado, Quentin tenía el cabello rubio rojizo y ojos color verdes que parecían cálidos, Gabrielle tuvo un fuerte enamoramiento con él cuando apenas tenía catorce años, y todos parecían haberse desarrollado tan bien en las vacaciones excepto ella.

La pubertad paso al lado de Quentin y lo bendijo con abdominales y buen trasero. Y aunque Gabrielle se hizo la cabeza que nada pasaría entre ellos ya que ella era casi invisible, su pequeño corazón dio un pequeño brinco.

—Lo lamento, te juro que no era para tí, ¿estas bien=

Sophie le da un empujón a su amiga para que hable.

—Si, si, no fue nada—dice dándole la pelota, Quentin la toma sonriéndole amable.

—¿Irás a la fiesta de Stella este fin de semana?—pregunta él con un repentino interés

—Yo...si, iré

—Entonces nos vemos ahí

—Bien

—Bien

Los dos se miraron un rato hasta que la profesora llamo a las dos chicos. Gabrielle se retiro junto con Sophie mientras que Quentin corría hacia los chicos quien estaban preparándose para jugar al basquetbol, Gabrielle mira hacia el chico rubio pero su mirada se encuentra con el chico de ojos grises que la miraba serio, cuando Harvey se da cuenta de que lo observaba le suelta una sonrisa de lado y un saludo con la mano antes de empezar a jugar.

La profesora volvió a llamar la atención de Gabrielle indicándole que se concentre en el juego.

Horas mas tarde se encontraban en el almuerzo, Sophie contaba a sus dos amigos sobre el encuentro de Quentin y Gabrielle, la castaña suspira.

—No fue la gran cosa, solamente fue amable para entablar una conversación que no fuera tan incomoda.

—Pero mostró interés en ti. Aparte te gustaba demasiado, ¿no estas ni un poquito alegre de que te haya visto?

—Solo digo, Quentin me gustaba a mi y a miles de niñas más, solo somos de un montón—dice encogiéndose de hombros y camina hacia la maquina ignorando a Eris que le grito algo sobre que debía ser mas positiva.

No es que Gabrielle fuera negativa, aunque este último año se le había complicado ser de otra forma, si no que ella no quería ser una mas con el corazón roto por culpa de Quentin, prefería seguir su vida con monotonía. Su enamoramiento podía quedarse como lo que era, un gusto sumamente adolescente. 

La chica se posiciona frente a la máquina de bebidas, coloca el billete y aprieta el botón esperando una coca cola, pero esta se tarda.

—Oh vamos, maquina inútil—dice enojada y aprieta el botón con mas fuerza como si eso pudiera hacerla reaccionar.

—Con eso no lograras que te de lo que quieres—comenta Harvey al lado de ella provocando que Gabrielle de un brinco, él sonríe con diversión—¿Te asuste?

—Tienes la costumbre de aparecerte al lado de la gente sin anunciar—dice ella y Harvey sigue con aquella sonrisa divertida.

—¿Qué te decía Tarantino en gimnasia?—pregunta y ella lo mira—Quentin

—Ese no es su apellido.

—Lo se, le falta el talento—dice dándole un pequeño empujón a Gabrielle con la cadera, sacude a la máquina y esta termina por liberar la lata de gaseosa que la chica quería. Harvey la agarra y la abre dándole un trago.

—No es de tu incumbencia lo que Quentin haya querido decirme—dice sacándole la lata—Y gracias

—¿Me reservas un baile para estas fiestas?

—¿Tu iras?—dice intentando ocultar el asombro en su voz y Harvey pone sus ojos en blanco al percibirlo.

—¿Qué te hace pensar que no iria? Stella fue muy...persuasiva para que yo aceptara

—No quería saberlo

—¿Celosa, Levine?

—En tu sueño, debo irme, mis amigos me esperan. 

—Gabs—dice llamándole la atención haciendo que se vuelva cuando estaba por irse, Harvey la mira apoyado en la maquina de bebidas con desinterés —Guárdame un baile, ¿bien?






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