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Capitulo 2



13 de Octubre de 2014


El padre del muchacho gritaba a viva voz haciendo que todos sus gritos retumbaran en las paredes, supuso que solo fue cuestión de tiempo para que se enterara que el muchacho había vuelto a faltar de su psicóloga y que incluso él mismo decidió darse el alta, no le servía ir, y si no le servía ¿por que se empeñaba en seguir gastando dinero por algo que no prestaba especialmente atención? Por lo que ahora tenía a sus dos padres gritándose.

Ingresó a su habitación cerrando la puerta con cuidado amortiguando los gritos de abajo, se saco sus zapatillas con vagancia y se acostó colocando música de la banda The 1975, echo sus brazos detrás de su cabeza y dejo que la música lo transportara.

Por su desgracia, se le vinieron dos nombres a la cabeza en aquel momento. Cerró los ojos con fuerza e hizo los ejercicios de respiración que se le habían enseñado. Aunque le era difícil a veces, no pensar en ellas era completamente difícil. Escuchabas sus risas, la voz de alguna llamándolo, las veía en todas partes y era bastante horrible.

Harvey se levantó de su cama y se colocó las zapatillas saliendo de su casa. Sus padres dejaron de discutir, pero no lo miraron, ni le preguntaron si decidió hacer algo con su vida, simplemente lo dejaron que se vayan sabiendo que volvería. Se puso a desenredar sus auriculares antes de colocárselo en los oídos, se colocó la capucha de su sudadera y camino con las manos en sus bolsillos. Intento caminar con la mirada baja, no quería encontrarse con nadie.

No quería saludar a la señora Roberts que siempre lo saluda con una sonrisa cuando esta regando su jardín, ni quería saludar al matrimonio que tenía una panadería en la esquina de su casa. Solo quería caminar.

Y así lo hizo, camino por aquel pequeño pueblo que era llamado hogar. Y que él odiaba.

No le gustaba aquel pueblo, con las mismas personas todos los días, con la misma rutina, que no había nada emocionante ahí. Por eso no veía la hora de terminar la escuela, no veía la hora de irse lejos si no se sintiera tan atado. Pero Harvey quería irse, subirse a un colectivo que se fuera a la capital y no volver. O incluso irse lejos de ahí, a donde fuera.

Camino y camino, sin darse cuenta que llego al faro. De pequeño Harvey y su hermana solían venir al faro, a ella le gustaba buscar caracolas del mar. Y cuando fueron adolescentes, ambos subían con un pequeño grupos de amigos a beber hasta que fueran descubiertos.

Hace dos años que Harvey no subía al faro, y decidió hacerlo.

Al principio fue todo normal hasta que los pulmones comenzaron a dolerle, pensar que luego tendría que bajar lo agobiaba pero al mismo tiempo no se detendría. Llego a la cima del faro y tomo aire aunque se sentía algo agitado por su poca condición física. De ahí podía ver el tranquilo océano que se extendía y el cielo que estaba oscureciendo.

Pero no estaba solo, había una chica castaña que tenía sus brazos apoyados en el barandal, él la recordaba de su clase. Ella se voltea a verlo, ambos se miran con sorpresa.

—Pensé que no habría nadie—dice Harvey apoyándose en el barandal viendo hacia el mar, ella mira al frente.

—También pensé que estaría sola

—¿Planeas un acto suicida?

—Que poco tacto tienes

—Si me lo preguntas, es el perfecto lugar para suicidarse—comenta, la castaña solamente suelta un suspiro negando levemente, el chico hizo una mueca jugando con la oxidada baranda—Veo que no eres muy de bromas

—Las bromas están bien, solo no comprendo tu humor negro

—Que pena, estoy rodeado de ellos—dice sacando un cigarrillo y se lo lleva a los labios, saca su encendedor prendiéndolo. Harvey se dio cuenta que Gabrielle lo estaba mirando—¿Quieres?

—No fumo—responde ella acomodandose el cabello lo mejor que podía por culpa del viento que se empeñaba en despeinarla. El chico se encoge de hombros guardando la cajetilla. 

—No es tarde—dice apoyándose en la baranda mirando al mar y el atardecer que se extendía frente a los ojos de ambos—¿Que hacías aquí entonces?

—Me gusta venir aquí de vez en cuando a estar sola con mis pensamientos.

—Así que los interrumpo.

Ninguno de los dos dijo nada, Gabrielle no lo afirmo pero tampoco lo negó. Y a Harvey no le interesaba ni lo mas mínimo si le molestaba o no su presencia, simplemente dio una sonrisa burlona mientras exhalaba el aire. Por unos cuantos segundos ninguno dijo nada. 

Desde aquella altura las personas parecían demasiado diminutas, había una chica paseando a su mascota, y a dos personas haciendo deporte corriendo en la orilla de la playa, un niño y su hermano pequeño intentaban volar una cometa mientras que sus padres lo seguían animando antes de que tuvieran que irse. 

—Mejor me voy, va a oscurecer—dijo ella pasando por su lado para dirigirse a las oxidadas escaleras.

—¿Y que tiene?—pregunto Harvey haciendo que ella se detenga. 

—Y no quiero que se haga muy tarde para volver a casa

—Vives cerca de aquí, Gabrielle—dijo él llevando su vista a la pequeña casa playera que sabía que era la posada. Desde ahí arriba parecía mas grande incluso, unos autos estaban alejándose de la posada y en cuestión de segundos fueron reemplazados por nuevos inquilinos. 

La chica sentía cierta vergüenza de que Harvey supiera tantos datos de ella, y ella recién había descubierto su nombre y que cursaban una materia juntos. 

—De todas formas no me gusta volver tarde—contesta ella y comienza a bajar las escaleras, hacían ruido mientras se escuchaban sus pisadas. Harvey apaga el cigarrillo y en cuestión de minutos comienza a bajar las escaleras hasta alcanzarla. Ambos comenzaron a caminar sobre la arena de la playa en silencio. 

La castaña lo mira sobre su hombro frunciendo el ceño.

—¿Por qué me sigues?

—No te sigo, vamos a la misma dirección, mi casa queda por aquel lado—dice encogiéndose de hombros. La castaña puso los ojos en blanco, pero Harvey le da una pequeña sonrisa, ambos siguieron caminando en silencio los pocos metros que le quedaban. Al llegar a la posada, la chica ingresa sin despedirse, y Harvey sigue su camino volviendo a sacar su caja de cigarrillos. 

—Ey, ¿Dónde estabas?—pregunto su hermano terminando de darle la llave a los nuevos turistas que iban a quedarse. Gabrielle se encogió de hombros rodeando el mostrador e ingresa por detrás de la puerta de la misma ingresando al comedor donde siente el olor a carne y salsa provenir de algún lado. 

Cuando Kale debió irse a su casa, a Gabrielle le entró un horrible sensación de angustia desconocida por eso había decidido salir afuera. El faro del pueblo se había convertido en un centro turístico hace bastante años al igual que las playas de Nags Head. 

Desde pequeña a Gabrielle le dijeron que no se subiera al faro pues las escaleras estaban demasiados oxidadas. Pero claro que ella nunca hizo demasiado caso, el faro era un lugar excelente para escaparse de todos y simplemente sentarse a pensar.

La castaña camino a la cocina donde su cuñada le sonríe mientras hacía la cena.

—¿Que tal la escuela?—pregunto su cuñada, la chica suspira encogiéndose de hombros mientras la miraba.

—¿Papá?

—En su cuarto viendo televisión.

—No viendola, mejor dicho—replica ella, su cuñada la mira pero Gabrielle no le devuelve la  mirada simplemente se mueve por la casa hasta terminar yendo a su habitación pasando por el lado de su hermano quien la seguía con la mirada. 

Blake suelta un suspiro agotado antes de acercarse a su novia, le deja un pequeño beso en los labios y agarra uno de los vasos de cristal llenándolo de agua.

—¿En que piensas?—pregunta Julianne abrazándolo por la espalda. 

—En Gabrielle—responde el chico lavando el vaso antes de guardarlo. La rubia suspira apoyándose en el mueble de la cocina.—No puede seguir así.

—Lo se, pero dale tiempo para sanar, después de todo ella es la que vio todo

Blake se inclina a su novia y le deja un pequeño beso en sus labios.

Mientras tanto Gabrielle se recostó en la cama usando su celular hablando con sus amigos. Su mente de alguna forma fue vagando a Harvey, todos en ese pueblo se conocían, sin embargo ella siempre vivía en una burbuja como para recordarlo.


15 de Octubre de 2014


—Pero si aquí están mis chicas favoritas—dice Kale con una enorme sonrisa.

—Dices eso de todas seguramente. 

—Tranquila, Eris, también tengo amor para ti—dice Kale, se saca su gorra gris y se sacude el cabello con las pocas gotas de llovizna que le habían caído. Eris le da un golpe cuando se sienta. Gabrielle suspira viendo a sus amigos mientras sopla de la taza de café haciendo que los anteojos se empañaran, era la rutina de cada miércoles, como los amigos no compartían ninguna clase los miércoles, se reunían en aquella cafetería para poder conversar.

Gabrielle no hablo más con Harvey desde aquella tarde de lunes, ella lo veía de manera disimulada, siempre andaba con perfil bajo y caminaba con seguridad en los pasillos sin importarle nadie. Por lo que ella pudo comprobar, Harvey no tenía muchos amigos mas que Andrew, y siempre que los veía juntos les daba risa el duo que esos dos formaban siendo tan diferentes.

Harvey era alto, con un cuerpo que podría parecer atlético, el cabello negro y despeinado con los ojos grises, mientras que Andrew era flaco como un palo y un poco mas bajo, con el cabello oscuro y siempre andaba demasiado sonriente en todos lados.

—Tierra llamando a Gabrielle—dice Kale tirándole una servilleta convertida en una bola de papel.

—¿Soñando despierta de nuevo?—pregunta Sophie apoyando su mano en su mejilla riendo levemente—Les apuesto que volvió al mundo de Quentin.

—Madura, Sophie. Hace años supere a Quentin.

—Te gusta desde que empezamos a tener conciencia de la palabra "gustar" Gabi, admítelo—dice la chica divertida.

—A mi también me gusta—aporta Kale a la conversación.

—Quentin no importa aquí—replica ella 

—De la fiesta que dará Stella en Halloween...

—¿Y por que yo querría ir a una fiesta de ella?—pregunta amargamente la castaña. No era ninguna sorpresa que ninguna de las dos chicas se soportaban hace años, mas teniendo en cuenta lo que recién había ocurrido entre ambas. El grupo de amigos se miraron entre ellos en busca de explicación.

—Porque nunca fuimos a una y siempre hablan de los buenas que son—decide responder Eris por todo el grupo. 

—¿Que tiene de malo nuestra tradición de comida basura y películas de terror?—pregunta ella mirando a sus amigos en busca de que Sophie o Kale se pusieran de su lado, pero parecía algo inútil en aquel momento. 

—No es eso, solo estaría bueno hacer algo diferente. Piénsalo Gabi, aparte, si tu le hablaras...

—¿Y por qué debo hablarle yo?—pregunta ella de manera amarga y niega agarrando su billetera dejando el dinero para su café—¿Saben? si ustedes quieren vayan a esa estúpida fiesta, yo no iré. 

La castaña se levanta agarrando su bolso bastante molesta antes de irse caminando, ninguno de los tres se opuso mientras que ella salía de la cafetería. 

Años atrás, en la edad de la dulce infancia, Gabrielle y Stella se pudieron haber considerado amigas. Ambas asistían juntas a clases de natación y les gustaba pasar mucho tiempo jugando juntas, pero luego ambas crecieron convirtiéndose en adolescentes, el padre de Stella se convirtió en alcalde del pueblo. Y Stella se creía demasiado genial como para juntarse con personas que consideraba inferiores a ella, de un día para el otro comenzaron a alejarse, a tratarse mal y a simplemente ignorarse. 

Sin contar lo que había echo su padre. Ella lo odiaba sobre todo por eso.

Gabrielle detiene su caminata frente a la vieja estación de trenes que ya no existía, ahora se había convertido en un edificio de producción de materiales. Y había un miserable monumento al lado de este con el nombre de todas aquellas personas que murieron "en aquel trágico accidente" fueron las palabras del alcalde.

—Gabi—escucha la voz de Kale detrás de ella. Gabrielle suspira cruzandose de brazos.

—¿Te mandan aquí para que hables conmigo? 

—O tal vez porque soy tu favorito, y eso lo saben—responde el chico, ella seguía con los brazos cruzados viendo el monumento leyendo todos aquellos nombres grabados en la piedra.

—O eso te dejo creer. 

Kale se lleva una mano en su pecho haciéndose el ofendido. La chica pone los ojos en blanco mientras leía el nombre de su madre, eso era su mamá ahora, un nombre en un monumento al lado de un edificio donde antes había una estación de trenes que fue explotada. El chico puso una mano en el hombro de su amiga.

—Gabrielle—dice su amigo, ella sabía todo lo que se le venía.

—No digas nada—dice ella, pero sabía que no sería así, Kale no se lo conocía exactamente por estar en silencio.

—No tienes por qué decirle a Stella lo de que nos invite, es ridículo—dice y ella se voltea a ver a su amigo que amaga una sonrisa—Solo como...tu eres la que mas la conoce pensamos que tal vez nos dejaría ir.

Gabrielle suspira.

—Bien, si es tan importante para todos ustedes, supongo que puedo hablarle a ver si no es molestia que asistamos—dice ella de manera amarga, Kale sonríe de manera amplia abrazándola y le planta un enorme beso en la mejilla. Ambos amigos se quedaron abrazados mirando la placa de nombres. 


16 de Octubre de 2014

Esa mañana Gabrielle se levantó con un humor de perros, pensar que debía establecer una conversación con Stella no le entusiasmaba para nada, más que nada porque estaba segura que ella sería la última persona a la que quería ver.

Se vistió con unos jeans y un suéter blanco mientras intentaba hacer milagros con su corto cabello que, al igual que ella, se había levantado sin demasiado humor para iniciar el día. Intento pasarse el peine pero no dio resultado asi que se decidió por una coleta alta, se miró en el espejo con atención, su hermano suele molestarla diciendo que tenía cara de bebe. Y con ese aspecto, parecía tener más cara de bebe que nunca.

Ella niega y va abajo donde estaba su cuñada y su hermano, pero esta vez él caminaba acelerado por toda la cocina.

—¿Dónde está el incendio?—pregunta ella pero su hermano no responde—¿Jules?

La rubia la mira dejando su desayuno.

—Tu hermano se olvidó que tu papá tenia cita con el médico y no encuentra los papeles—le explica mientras ambas tomaban asiento para empezar con el desayuno.

—¿Te fijaste en la panera?—pregunta ella comiendo su tostada.

—¿Por qué estaría en la panera?—pregunta Blake parando todas sus andadas mirando a su hermana menor. 

—Eres distraído, la otra vez pusiste sus análisis en el freezer y se arruinaron

Blake chasqueo la lengua y se acercó a la panera donde, efectivamente, estaban. Gabrielle soltó una pequeña risa mientras él agarraba las llaves del auto.

—Llevare a papá y no volveré hasta tarde, Gabrielle luego ayuda en la posada

—Lo se—dice la chica, su hermano le besa la coronilla y luego los labios de su novia para correr a buscar a su padre. Al parecer hoy no era solo un día desastroso para ella.

Ese día Gabrielle decidió caminar al colegio en lugar de llamar a un taxi. Con los auriculares en sus oídos caminaba de manera tranquila pensando en lo que le diría a Stella cuando se vieran "Ey Stella, se que nos odiamos mutuamente, ¿pero puedes invitarme a tu estúpida fiesta?"

Ella niega pensando que era inútil decirle eso. Estaba por cruzar la calle cuando sienten que la tiran hacia atrás, y un auto pasa a toda velocidad tocando la bocina. Ella se saca el auricular para escuchar una voz grabe.

—Eso estuvo cerca—dijo Harvey mientras que ella se volteaba a verlo decidida a defenderse.

—No es mi culpa, yo tenia el paso

—Claro, o eres muy distraída y no te fijas antes de cruzar Gabrielle—comenta comenzando a caminar, ella frunce el ceño y trota un poco para alcanzarlo caminando a su lado.

—Al lo mejor si lo vi venir pero quería morir, ¿no lo has pensado?

Harvey sonríe apretando sus labios.

—En ese caso, me arrepiento tanto por salvarte y arruinar tu acto suicida

—Tranquilo, habrá otras oportunidades para que me atropellen

—Estoy seguro—comenta el chico y luego mira al suelo antes de subir la mirada a los ojos oscuros de la chica—Con tu nivel de distraída eres capaz de morir ahora mientras caminamos por no atarte los cordones de tus zapatillas.

Gabrielle frunce el ceño y baja la vista a sus zapatillas, suspira agachándose para atarse los cordones. Levanta la vista y solo vio la espalda de Harvey alejándose de ella en camino al colegio.

Al llegar al edificio, luego de su primera clase, ella camino hacia Stella, no era difícil encontrarla. Tenía el cabello rubio y largo hasta la cintura que siempre se encargaba de presumir ante todo. Hablaba con un gran grupo de chicas de su equipo de porristas. Gabrielle se para entre el grupo escuchándolas hablar de sus cosas hasta que todas detienen su conversación y recibe mil pares de ojos viéndola. Los ojos oscuros de Stella la escanean.

—Perdona, ¿te perdiste?

—De echo, no—dice intentando ser amable—Quería hablar contigo

—¿Sobre?—pregunta Stella cruzándose de brazos mientras la veía dándole indicios de que no tenía mucho tiempo para perder y que era mejor que se apurara. Si tan solo supiera que ninguna de las dos tenía ganas de tener aquella conversación.

—De tu fiesta. Unos amigos y yo queremos ir, pero pienso que sería de mala educación caer sin al menos...no lo se, saber que estoy invitada. 

Stella y todo el grupo se rieron de Gabrielle como si hubiera dicho el chiste mas gracioso de todo el mundo. Suspira con impaciencia mientras esperaba que terminaran de reírse, hasta ella misma se hubiera reído de lo ridículo que era todo. Stella camina hacia Gabrielle.

—Ni en un millón de años te invitaría a ti o a los fracasados de tus amigos a la fiesta

—Vamos Stella, ¿quieres que acaso te pida de rodillas? No estoy tan desesperada

Stella chasquea la lengua, se despide de sus amigas y entrelaza el brazo con Gabrielle para alejarla del grupo. Ambas chicas caminaban con los brazos entrelazados como si fueran amigas de toda la vida. Tenía unas terribles ganas de apartarse. 

—Bueno, te invitare, pero solo si me haces un pequeño favor.

—Mientras no sea algo que ponga mi vida en peligro puedo hacerlo.

—¿Por quien me tomas? ¿una loca psicópata de las películas? no eres tan especial para hacer que me encierren o algo así—dice Stella deteniéndose mientras la miraba, la castaña asiente recibiendo el mensaje y aprovecho que soltó su brazo para guardarse las manos en los bolsillos.

—Bien, entonces, ¿Que quieres? 

—A él, lo quiero en mi fiesta—dice Stella señalando con la cabeza. La castaña lleva la mirada al chico que había señalado, estaba vestido de negro como usualmente le gustaba vestirse, apoyado en los casilleros con expresión aburrida junto a otro castaño quien le estaba hablando mientras rebuscaba algo. 

—¿Harvey? Pensé que los chicos para tí era algo simple. Ya sabes, invitarlos, que te digan que si, ese tipo de cosas. ¿Acaso porque uno no te adora como quieres te empeñas en hacerlo? en la vida hay mas que chicos y aprobación masculina Stella.

—Si, si, al diablo con toda la charla de levantar el autoestima—dijo la rubia mirándola—Solo dile que lo espero para tener una cita, y podrán venir a la fiesta.

—¿Qué te hace pensar que lo conozco?—pregunto la castaña mirándola—¿No quieres otra cosa? como no se, ¿que haga el proyecto de química por ti? es lo que yo pediría antes que hacer esta cosa absurda. 

—Entonces tienes tiempo para pensarlo, y se que lo conoces, te eh visto hablar con él mientras venían a la escuela.

 Cuando Harvey dejo a Gabrielle sola atándose los cordones, ella camino de manera rápida hacia él comenzando a hacerle preguntas y él diciendo lo divertido que era verla molestarse. No eran amigos y no se podían considerar como un intento de amigos.

Gabrielle suspira y asiente.

**

Gabrielle y Sophie estaban en clase de gimnasia elongado. Las dos con el uniforme de gimnasia, la remera gris y pantalones rojos oscuros. Harvey estaba en unos metros de ellas, la remera gris se ajustaba a su cuerpo con perfección resaltando sus brazos.

—No entiendo porque quiere salir con él, es un tonto

—Todos los chicos del pueblo para ti son unos tontos—responde Sophie mientras seguía flexionando sus brazos—No sales con nadie porque esa es tu opinión

Ella pone los ojos en blanco y Sophie suspira.

—No debes hacerlo si no quieres. 

—Vamos Soph, solo es hablar con Harvey y convencerlo de que salga con Stella, seguro será pan comido—dice ella aunque no estaba tan segura.

La entrenadora suena el silbato y todos comienzan a trotar, Gabrielle odiaba trotar, odiaba todo lo que tuviera que ver con deporte. Aunque cuando era pequeña era lo que mas amaba hacer, ahora lo único que quería hacer era estar durmiendo. Con poco aire, se acerca trotando a Harvey.

—Ey—dice ella, el chico de ojos grises la mira mientras seguía trotando. Harvey mira al frente.

—Ya me disculpe por dejarte

—No te disculpaste, dijiste que soy difícil de perder

—Oh si, eso también—dice con una ligera sonrisa en sus labios.

—En realidad, quería preguntarte algo—dice ella intentando recuperar el aire que iba perdiendo, se arrepentía tanto de elegir aquel momento para hablar con Harvey y no esperar al recreo.

—¿Que cosa?—habla el chico que parecía retener lo mas bien el aire mientras seguían trotando. El sudor les caía por toda la espalda, sin duda quería irse a dar una ducha.

—¿Qué opinas de Stella Rose?

—Una engreída

—Genial porque quiere una cita contigo

Harvey se detiene de golpe, y Gabrielle frena agarrándose las rodillas respirando.

—Estas fuera de forma, Levine

—No me digas—dice con sarcasmo viéndolo.

—¿Por que Stella quiere salir conmigo?—pregunta viendola, Gabrielle se agarra la cintura tratando de calmar su respiración.

—Porque su baja autoestima le hace ir por aprobación masculina, y al parecer tu eres uno de los pocos que no se la esta dando. Y no lo digo cruelmente, esta comprobado, cuando éramos amigas siempre estaba llorando de muchas inseguridades hasta que empezó a ser notada—dijo ella masajeándose las costillas. Harvey la miraba fijamente.

—¿Y por que me pusiste a la venta?

—No te puse en la venta, ella...yo... mis amigos quieren ir a una fiesta y...

—¿Así que me vendiste por una fiesta?—pregunta 

Harvey sonrió de manera divertida y ella intenta hablar.

—¿Que tengo yo?

—¿A que te refieres?

—Bueno, yo salgo con ella que aparentemente es algo que quiere por muy raro que me parezca todo este asunto y medio estúpido, pero yo no tengo nada, me parece injusto.

La castaña estaba perdiendo la paciencia mientras se cruzaba de brazos. Iba a mandar a la mierda la fiesta, a sus amigos y si Stella quería una cita con Harvey ella ya era bastante grandecita para preguntarle por su cuenta. Y si Harvey la rechazaba no iba a ser su problema.

Dejo escapar el aire mientras que un mechón suelto de cabello se movía.

—Bien, ¿Que quieres?

—Un favor—dijo Harvey. 

—¿Que tipo de favor?—pregunta ella viendolo a los ojos. Harvey sonríe acabando con la poca distancia que los separaba a ambos. 

—Me refiero, linda Gabrielle, que tu me debes un favor, y un día vendré a cobrarte el favor y no puedes decir que no—dice sonriendo, ambos estaban muy cerca. Ella podía ver las largas pestañas de los ojos grises de Harvey. Traga saliva y asiente, por un segundo se había olvidado que estaba en clase de gimnasia hasta que la profesora suena el silbato llamándoles la atención.

Harvey se ríe antes de echar a correr nuevamente. 




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