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I

Who Can It Be Now?

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Italia

♠Dos semanas para ganar♠

Caminaba sin rumbo fijo por las calles, necesitaba despejar mi mente y ordenar mis ideas pero no contaba con que alguien me devolviera a mi realidad tan rápidamente.

-Perdona-volteé para encontrarme a un hombre barbudo con gafas, y un evidente acento español, manejando un Seat Ibiza del 92-¿Tienes un minuto?

-No-dije tajante apresurando mi paso pero él también aceleró para alcanzarme.

-Sabes, jamás había conocido a alguien como tú As-me paré abruptamente.

"Pensé que no volvería a oír ese mote"

-Muy pocos son capaces de esconderse sin que los descubran.

-¿Nos conocemos?-dije recelosa sin dirigirle la mirada e inmediatamente cambiando mi acento para hablar con ese desconocido.

-Invierno del 2013 en Florencia, -me acerqué al coche para verlo mejor-Tenías como 16 años, ¿Cierto?

-Sergio Marquina-dije, aún con mi falso acento español, con una sonrisa para posteriormente subir al coche y darle un apretón de manos-Pensé que estabas en España, ¿Qué te trae por Italia?

-Vine a proponerte un trabajo-Mi sonrisa se agrando más-Busco gente que tenga poco que perder.

"Tenía mucho que perder...pero él no lo sabía...y prefería que fuera así"

-¿Qué clase de trabajo?-dije sin perder mi sonrisa.

-¿Cómo te suenan 2400 millones de euros?-preguntó expectante.

♫I

España

♠Cuatro horas para ganar

Hace horas que había llegado a España, pero no quise moverme a Toledo...aún, a pesar de haber aceptado la propuesta de Sergio, bueno El Profesor, seguía algo inconforme con mi decisión.

Durante el trayecto estuve tentada a declinar la propuesta de Sergio, huir de nuevo y desaparecer, esta vez para siempre, mas no pude, sentía que debía hacer esto a pesar de las consecuencias.

Sentía que estaba dividida entre dos bandos: la razón y el corazón, uno quería que hiciera mis sueños a un lado y disfrutara lo que tenía, mientras el otro decía que luchara por lo que tanto me costó conseguir.

Ya había actuado con el corazón y lo único que había logrado era destrozar la gran vida que había conseguido construir.

Creí que después de todo lo que paso la vida me sonreiría para por fin estar tranquila, pero las cosas no son como uno las planea, ¿no?; en un rato tendría que levantarme para encontrarme con El Profesor y el transportador que me llevaría a mí y a mis nuevos compañeros a el "cuartel", que no era otra sino una vieja finca en el culo del mundo.

Pero no crean que le puse las cosas fáciles a mi nuevo "jefe",no me malentiendan, expuse mis condiciones y para mi sorpresa él las aceptó.

━━ En primer lugar, a pesar de decir que sí al trabajo, no le aseguré que iba a alegrar ese cuchitril con mi presencia, sino que eso dependería de mi estado de ánimo, así que no debía ilusionarse.

━━ Segundo, si es que era el caso de que yo quisiera participar en su "jueguito", él tendría que decirme el lugar exacto de donde nos íbamos a reunir, pues no estaba dispuesta a compartir el mismo espacio con otro ser vivo que no fuera mi transportador o yo.

━━ Y por último, yo tenía que ser la líder del atraco.

A esta última condición se negó rotundamente, ya que él tenía a su capitán, felizmente pudimos llegar a un acuerdo para que hubiera dos líderes, siendo yo la segunda al mando.

Soy una mujer difícil de complacer y si él quería a "El As" en su atraco, debía atenerse a lo que yo dijera.

Hablando del atraco, ya no tenía tiempo de ir con el transportador, así que iba ir a Toledo por mi propia cuenta, creo que es una buena oportunidad de probar mi moto en terreno español, pero antes...necesito ir al parking.

Bueno, había arreglado las cosas con el transportador para que se llevara mi equipaje a mi "nuevo hogar"; si no llegaba con él pasados cinco minutos de la hora acordada él tendría que irse sin mí.

España

♠La hora de ganar♠

Narra Tokio:

-Bien-el Profesor regreso a la pizarra-de momento no os conocéis y quiero que siga así.

N.

P.P.

R.P.

Fue lo que escribió el Profesor.

-No quiero nada de Nombres, ni Preguntas Personales y ni por supuesto Relaciones Personales-ante esto último reí para mí misma.

-Venga Profesor-dijo una voz desde la puerta a lo que todos dirigimos la cabeza-Que a ese paso nos volveremos monjas-se burló la voz, revelándose como una figura femenina con casco.

-Llegas tarde-la riño El Profesor.

-Necesitaba resolver unos asuntillos-dijo simplemente antes de quitarse el casco, revelando a una cría de cabellos castaños y ojos oscuros, y sentarse en el último pupitre del "aula" sin siquiera mirarnos

Quedé extrañada ante la chica y creo que no fui la única porque uno de mis compañeros no le quitaba la mirada de encima, solo que a diferencia de mi mirada curiosa, él la miraba con sorpresa y me atrevería a decir que con rencor.

-Vale-exclamó acabando con nuestra ensoñación- ¿En qué estábamos Profesor?-preguntó la niñata con una sonrisa.

-Bien, quiero que cada uno elija un nombre, algo...algo sencillo no sé pueden ser números, planetas, ciudades...

-Rollo el " señor 17" y la "señorita 23"-dijo el chico de la risa escandalosa mirándome.

-Pues ya empezamos mal-dijo el hombre mayor-Yo no sé recordar mi número de teléfono.

-Por eso te lo digo-le respondió su hijo.

-¿Y planetas?,yo puedo ser Marte, este Urano-dijo el más "joven" señalándose a si mismo y al chico de enfrente.

-Yo Urano no voy a ser, así que te olvidas.

-¿Qué le pasa a Urano?-preguntó la cría con una cara de aburrimiento.

-Que tiene mala rima-le respondió "Urano", a lo que todos rieron.

-Van a ser ciudades, ciudades-interrumpió El Profesor impaciente.

-Quedamos con ciudades.

Y así fue como terminé llamándome Tokio.

Berlín. En busca y captura, 27 atracos, joyerías, casas de subasta y furgones. ¿Su mayor golpe? Los Campos Elíseos en París, 434 diamantes. Es como un tiburón en una piscina, puedes bañarte con él, pero nunca estas tranquila.

Moscú. Lo primero que cavó fue una mina en Asturias, después comprendió que cavando hacia arriba llegaría más lejos, 6 peleterías, 3 relojerías y la Caja Rural de Avilés. Maneja lanza térmica y cualquier herramienta industrial.

Denver. el hijo de Moscú. Drogas, dientes, costillas rotas. Es el rey de las peleas de discoteca. Pura sangre caliente. En un plan perfecto una bomba de relojería.

Río. Mi debilidad. Es como un Mozart pero con los ordenadores. Programa desde los 6 años y lo sabe todo de alarmas y electrónica. Para el resto de las cosas de la vida es como si hubiera nacido ayer.

Helsinki y Oslo. Hasta en el plan más sofisticado hacen falta soldados y que mejor que dos serbios. Puede que piensen pero francamente, nunca lo sabremos.

Nairobi, optimista empedernida. Ha falsificado billetes desde los trece años. Y ahora es nuestra encargada de calidad. Es posible que este loca pero tiene tanta gracia la jodida.

Morelia. Sin antecedentes, por lo menos no dentro de España. Ladrona de guante blanco con múltiples contactos dentro del mercado negro. Lo único que la relaciona al mundo del crimen es un vídeo del Museo Británico de Londres, hace más de tres años, desde libros polvorientos hasta una gran colección de joyas y monedas de antaño, es decir, mucha pasta en tan pocas horas.

-Pensar que cada día los telediarios estarán hablando de nosotros-volvió a hablar El Profesor ganándose de nuevo mi atención-que cada familia de este país se estará preguntando que estamos haciendo, ¿y sabéis lo que van a pensar?-preguntó esperando una respuesta de alguno de nosotros, cosa que rápidamente hizo la ñiñata, que hasta ese momento había guardado silencio.

-Desde mi punto de vista-los presentes volteamos a su dirección-maldeciría a los cuatro vientos a esos mamacharros que asaltaron la fábrica, para después lamentarme el que no se me hubiera ocurrido a mí-su contestación hizo que todos sacáramos una risa incluyendo al cerebro del grupo.

El Profesor. Sin antecedentes, sin registros. La última vez que renovó el DNI fue con diecinueve años, para todos defectos un fantasma, pero uno muy inteligente.

-Bien dicho, porque no vamos a robar el dinero de nadie, porque les vamos a caer hasta simpáticos.

Ante esa declaración me sorprendí bastante, si no íbamos a robar a nadie, ¿De dónde sacaríamos todo ese puto duro?

-¿Cómo que no robaremos a nadie?, Profesor-dijo, un muy confundido, Moscú.

-Pues verás...

Un resoplido de los asientos traseros llamó, nuevamente, nuestra atención-Es tan claro como el agua mi queridísimo Moscú-interrumpió Morelia con la burla plasmada en sus palabras-pero no diré nada para no romper la emoción del momento-pareció pensárselo por un momento-o tal vez sí, lo único que diré es que seremos sus jodidos héroes pero para eso hay que ganarnos a toda España, ellos serán un paso hacia la libertad-terminó de explicar dejando a un ya confundido Moscú aun más confundido.

-Pero tengo que advertiros-dijo El Profesor mandándole una mirada molesta a la cría que solo se encogió de hombros-Porque en el momento que haya una gota de sangre, una víctima, pasaremos de ser unos Robin Hood para simplemente convertirnos en unos hijos de puta-explicó recalcando lo que las víctimas dejando un silencio incómodo que yo me encargué de romper.

-Profesor-llamé su atención alzando mi brazo para que me permitiera hablar, me sentía devuelta en el cole.

-Señorita Tokio-si, definitivamente estaba en el cole.

-¿Qué vamos a robar?-no respondió con palabras, solo señaló hacia la maqueta de lo que parecía ser un banco.

-La Fabrica Nacional de Moneda y Timbre-creo que ya entendía a lo que Morelia se estaba refiriendo.

Narra Morelia:

Había tardado más de lo debido, pero por fin estaba allí.

En mi defensa, no había sido culpa mía, sino la del puto policía que me persiguió desde el hotel hasta las afueras de Madrid, tuve que recorrer casi toda la maldita ciudad intentando extraviarlo, milagrosamente el combustible no se acabó durante la "excursión" por la ciudad.

Para mi desgracia llegué tarde a la reunión dando una muy mala impresión en los presentes, sobretodo a Sergio, esperaba que esto no llegara a afectar mi futuro como líder en el atraco, no debía fallar...ya no.

Casi todo lo que El Profesor explicó se basó en el porque no debíamos de manchar nuestras manos de sangre con la de otros rehenes y como ganar a la opinión pública; por lo que no estaba poniendo mucha atención a sus palabras.

Podía sonar estúpido pero esas personas podían ser una barrera entre la libertad, la cárcel o la muerte. Si España estaba de nuestra parte podíamos estar seguros de que el ejército no nos acribillaría en el momento en que asomáramos la jodida cabeza.

Pero, ¿a quién le importan los trabajadores de una fábrica?, no es como si la familia real o el puto presidente estuviera allí dentro para hacer el gran escándalo del siglo.

Si solamente contabamos con la vida de esas personas y el visto bueno de la nación nos convertiríamos en cadáveres en poco tiempo, ya que los GEOS no dudarían en explotar la puerta e ingresar al edificio.

No...necesitábamos darles un show para que ellos se convencieran de que no íbamos con mamadas.

-Entrarán, entraran porque tenemos a nuestro corderito-nos dijo confiado para después sacar la foto de una mocosa que no tendría más de veinte años-Alison Parker-ese nombre me hizo volver a la realidad.

-¿Parker? En serio-dije incrédula, una cosa era hacer un show pero eso era meternos en temas mayores, cosa que llamó la atención de todos en el aula.

-¿Qué te sucede?-me cuestionó el niño del grupo.

-Esa cría es la hija de Sir Benjamín Parker-dije como si fuera obvio.

-¿Y?..-dijo Denver mirándome sin entender mi reacción a lo que rodé los ojos.

-Ese hombre es embajador del Reino Unido y amigo íntimo de la reina Isabel-expliqué con la poca paciencia que me quedaba-vamos un puto circo mediático.

-Parece que lo conoces bien, ¿no?-preguntó el señor Berlín de forma seca y sin dejar de verme.

-Digamos que ese hombre me aprecia tanto después de que le robé en su puta cara-respondí burlonamente pero con una mirada desafiante que claramente lo molestó.

-Precisamente por eso, es que la necesitamos-habló nuevamente El Profesor, solo que esta vez se dirigía a mí-ellos creerán que no lo sabemos-me dijo mirándome directamente a los ojos y pasando la foto de Parker-creerán que han conseguido ocultar esta información a la opinión pública-oh, ahora entiendo, la niña iba a ser la cortina de humo perfecta junto a la de los rehenes.

-Quiere usar a esa niña de salvoconducto, ¿no?-él solo asintió confirmando mis sospechas haciendo que creciera una sonrisa en mi cara-¿Cuál es el plan exactamente?

-Entrarán en la primera noche y lo harán antes de las cuatro y cuarto porque a las seis y media se hace de día-explicaba el profesor más seguro que antes, mientras caminaba entre los pupitres hacia atrás-Y más vale que entre sin pensárselo mucho porque así tendremos más posibilidades de ganar la primera batalla.

-¿Y cómo lo haremos?-dijo Nairobi, quien no había pronunciado palabra.

-Vengan-dijo Sergio dirigiéndose a todos para que nos acercáramos a la maqueta.

Una maqueta que se hizo hace cinco años, en Florencia, y en la que yo fui participe durante su construcción.

-Es fundamental...-en ese momento desconecté mi mente, porque lo que él quería explicarnos ya yo lo había dicho antes, pero al parecer mis compañeros ignoraron mis palabras y preferían escucharlo de la boca del profesor; solo había captado una que otra cosa que me pareció importante como lo fue:

━━ Hacerles creer que robaremos.

━━ Disparar a bocajarro y sin heridos.

━━ Volver dentro, que piensen que nos acorralaron y que estamos improvisando.

-Bien-terminó Sergio con un aplauso e inmediatamente volví a prestar atención-eso es todo por hoy pueden ir a descansar, los llamaré cuando sea hora del almuerzo.

Todos los presentes se fueron retirando rápidamente por su equipaje que aún seguía dentro de los maleteros.

Yo esperé un poco antes de ir por mis pertenencias, no quería cruzar camino o palabra con nadie en absoluto, a menos de que fuera necesario.

Bueno, tal vez podría intercambiar una que otra palabra con aquel "desconocido" que no me quitaba la mirada de encima, pero ese era un tema aparte que no quería abordar en este momento, así que tan pronto como vi que ya no quedaba nadie, a excepción de El Profesor, tomé mi casco y me levanté del asiento dispuesta a irme, pero el mencionado me tomó por el brazo a medio camino.

-Morelia, hagas lo que hagas, no olvides que debes mantenerte al margen.

Solamente asentí a su orden y le dediqué una sonrisa para tranquilizarlo.

-Parece que no me conoces bien, ¿o sí?-dije terminando la conversación.

Salí de la casa con dirección a una de las camionetas que aún se encontraban allí, no me había cruzado con nadie hasta ahora, supuse que los demás ya habían recogido sus cosas y no me equivoqué, la camioneta que tendría que estar a reventar de maletas estaba casi vacía ya que solo se encontraba mi enorme maleta y unas cajas.

Con un poco de esfuerzo saqué la maleta del coche, estaba muy pesada, creo que había exagerado con la cantidad de ropa que usaría durante mi estadía pero era mejor prevenir que lamentar. Desafortunadamente, aún me quedaban una cajas y una mochila que se encontraba junto a mi moto que estaba un poco alejada de la casa, por lo que tendría que hacer más idas y venidas, puta madre.

♠15 minutos después♠

¿Estaba cansada? sí, ¿Tardé demasiado? sí, ¿Podía haber pedido ayuda? sí, ¿Mi orgullo lo impidió? sí, joder.

Por fin había acabado de subir todas mis cosas al piso superior pero no sabía donde estaban las habitaciones, y ciertamente no pensaba preguntarle a nadie sobre su ubicación.

Como dije antes, mi orgullo lo impedía y mi orgullo era inmenso, así que aunque tardara siglos en encontrar la única habitación disponible, no pediría ayuda a los tarados que había traído Sergio para el atraco.

Pero, ¿qué carajos tenían esas cajas y mochila para que tardara tanto?, bueno...

━━ Cajas: un tocadiscos, vinilos, cassettes, placas, si...placas, maquillaje, perfumes...lo básico

━━ Mochila: un revolver, balas, un walkman, una cámara, un cuaderno, una navaja, una caja decorada, pelucas...lo normal.

-¿Necesitas ayuda?-escuché una voz raposa tras de mí, a lo que volteé para encontrarme con uno de los serbios preguntándome en su idioma, creo haber escuchado que se llamaba Helsinki.

-A decir verdad, sí- ¿qué?, técnicamente yo no estaba pidiendo ayuda, él lo estaba haciendo y quien era yo para negarme- ¿Sabes dónde quedan las habitaciones?-pregunté poniendo mi mejor cara de vergüenza, que claramente no sentía.

-Si quieres, yo puedo llevarte-dijo amablemente.

-¿No será molestía alguna?-pregunté recelosa.

-Claro que no.

-Entonces te lo agradezco-contesté sonriendo falsamente-solo que, bueno traigo muchas cosas y pues...

-No te preocupes, te ayudaré con eso.

-¿De verdad?-pregunté incrédula, creía que él vería a través de mis verdaderas intenciones.

-Sí-afirmó sonriendo-por mi no hay problema.

-Enserio te lo agradezco-otra sonrisita falsa, siempre hay que aprovechar al máximo todo lo que llega y más si otros te lo ofrecen.

Poco a poco el serbio fue llevando mis cajas a la única habitación vacía, que se encontraba al lado de la de Mathilda o Tokio, da igual,mientras yo llevaba era mi maleta y mochila. Al acabar de esa tarea Helsinki se retiró a sus aposentos, no sin antes de despedirse de mí.

Lo primero que hice cuando Helsinki se retiró, fue sacar el tocadiscos con mucho cuidado, para colocarlo sobre una la mesa que se encontraba al lado del armario y tomar uno de los vinilos que más me gustaba escuchar.

♫I 

En ese momento mi alma viajó a mi adolescencia, cuando todo era más sencillo y donde ya no había dolor. Movía mi cuerpo al compás de la canción recordando los buenos tiempos en Florencia, recordando los planes, las salidas a escondidas a los antros, los atracos, todo era maravilloso y parecía que esa felicidad no acabaría nunca...pero que equivocados estábamos.  

Mientras acomodaba mi ropa en el armario, escuché como mi puerta era cerrada y el seguro era puesto, eso no era normal así que volteé para encarar al idiota que había entrado a mi habitación, y bueno el idiota era nada más y nada menos que el "señor Berlín", que a juzgar por su expresión, se veía que no estaba muy contento de verme.

-¿Ya se te acabaron los millones o solo vienes a joder el plan?-me preguntó con un tono que no me gustó para nada.

-No tengo que darle explicaciones, ¿o sí?-sabía que el estaba molesto conmigo pero no quería discutir en ese momento.

-¿Por qué has venido Bella?

-Nada de nombres, ni preguntas personales, Señor Berlín-respondí burlona a su pregunta-creo que eso ya debería saberlo-tan pronto como terminé de pronunciar esas palabras mi espalda estaba contra la pared y sus manos en mi cuello. 

Creo que nunca lo había visto tan cabreado, al menos no conmigo.

-No te hagas la graciosa conmigo niña-dijo enojado por como le contesté.

-¿Dije algo malo?-cuestioné con inocencia fingida, cosa que lo hizo enfurecer más.

Nuestros rostros estaban tan cerca que hasta podía sentir su respiración.

-No me toques los...-le interrumpí con un sonoro beso en la mejilla que ciertamente lo dejo desconcertado, entonces aproveche para quitar sus manos de mi cuello, creo que eso dejaría marca.

-Bueno señor Berlin si ya acabó con sus sermones le pediré que se retire de mis aposentos en este instante-dije con firmeza para luego dirigirme a la puerta y abrirla.

Aunque tenía ganas de asesinarme no le quedó de otra más que irse, completamente indignado.

Antes de que se entrara a su habitación tuve el atrevimiento de decir-Sabes, te extrañé bastante Andrés-entonces cerré la puerta antes de que él pudiera decir algo.

Esto iba a ser más difícil de lo que creí.

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¿Qué tal les pareció el primer capítulo?

¿Cuál es su primera impresión de Morelia/Bella? 

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