Lección 49: Another Shot
Lena era experta en formar un alboroto y para colmo de males se paseaba como una reina sin necesidad de esfuerzos. Cómo diablos iba a querer recibir su mano. Por mí que le cayera una bala de cañón encima. Primero fue Kookie.
No sé si estaba en trance aun o que la chiquilla metiche que ahora sabía se llamaba Lily lograba monopolizar su disminuida atención, pero lo cierto es que yo había quedado en un segundo plano mientras el resto de los habitantes de la casa salían a recibir a su majestad.
—¡Pequeña traidora! ¿A esta hora te apareces?
Mei Lin envolvió a su amiga en un abrazo de oso y ese fue el inicio de una especie de fila de besos, abrazos y presentaciones. Suga y Kook, eran los botones y tuve ganas de vomitar cuando todos acordaron preparar algo de comida para las recién llegadas.
Lo que faltaba. Compartir la habitación con ella. April y yo fuimos presentadas y creo que ese fue el momento más incómodo de mi vida. Ver al ex interés amoroso de mi novio y sentirme inferior.
—Ah, creo que ya nos habíamos visto antes en la universidad. Es un placer conocerte.
Había dicho ella con su acento californiano y había visto las cejas de mi novio arquearse para que recibiera su mano.
—Sí, algo por el estilo. Disculpa, creo que me acaban de llamar.
Simulé un interés casi científico en mi teléfono y corrí a refugiarme dentro del invernadero. Como tenía que seguir al pie de la letra mi propia mentira y segura de que me llevaría un sermón de Leah por el horario le marqué a la única persona que podía entender mi enfurruñamiento.
La línea seguía vibrando cuando Jungkook entró en aquel sitio lleno de humedad. Tenía el ceño fruncido y yo me sentí aún más cabreada.
—¿Se puede saber qué fue eso?—Kookie me tomaba por la muñeca impidiendo que la llamada se realizara. Intenté zafarme pero solo lo empeoré. Decidí estallar de una vez.
—No lo sé…ah…quizás si lo sepa después de todo. ¿Crees que soy estúpida? Aparece ella y de pronto no sucede nada. Suéltame, antes de que pierda la paciencia.
—¡No puedo creerlo! ¡Estás celosa!—dijo Jungkook cediendo por fin y yo desistí de la llamada mientras me frotaba la muñeca.
—Piensa lo que quieras. La verdad no me voy ahora mismo porque en este lugar es casi imposible moverse de noche.
—Mírame bien—otra vez las manos. Quise poner los ojos en blanco pero me contuve—Hace solo unos instantes estuvimos a punto de….bueno de casi terminar con lo que sea que tú te proponías. No puedes ponerte celosa conmigo por ella. Es solo mi amiga. Mi mejor amiga y yo estoy en un posición desventajosa después de…
—¿De casi follar contra la encimera de las pesas?
Jungkook me soltó como si lo que yo acabara de decir fuera una infamia. Sonreí con sarcasmo y esta vez la presa se convirtió en el depredador.
—No digas eso. Yo nunca…
—Por favor no te disculpes. No soy de porcelana y he oído la palabra otras veces. Que sea virgen no significa que no piense en ello y pensé que a ti no te afectaba pero ya he visto demasiado esta noche. Si lo prefieres, solo me quedaré porque ya se lo prometí a Mei y ni siquiera tú mereces que rompa una promesa. Ahora como justo tú querías me voy a dormir. Estoy demasiado cansada para lidiar contigo.
Me alejé pisando fuerte e ignoré el escozor que me molestaba en los ojos. No, no voy a derramar una lágrima más por él y su estupidez. Me prometí a mí misma, pero solo tuve que encerarme en el baño de la habitación para comprobar que tan mal mentirosa podía ser.
***
Creo que el aire no llegaba bien a mis pulmones. Angie me había dejado sin palabras y el alboroto en la sala de estar había quedado en un segundo plano para mí. Diablos, cómo había hecho algo así.
Las imágenes que habíamos protagonizado los últimos minutos se reproducían como ofensas delante de mis ojos y hasta ese momento descubrí que estaba llorando. No, yo no podía cometer el error de perderla de nuevo por una soberana idiotez.
—Hey, Jungkookie, ya casi vamos a terminar el refrigerio ¿No te apetece?
Ni siquiera le contesté a Hobi que sostenía una especie de fuente en la mano. Subí los escalones de dos en dos y como era de esperar el seguro de la puerta no me dejó pasar.
—Angie, sé que estás aquí. Por favor, déjame arreglarlo—insistí en vano—Angie, si no abres la maldita puerta la voy a derribar. Me importa un pimiento que se enteren o no. Si no abres ahora…
—¡Deja ya de amenazarme!
Dijo una voz ahogada por el llanto antes de casi caerme sobre la puerta. Angie estaba allí, conteniendo las mismas lágrimas que yo podía exhibir en mis ojos. Se veía vulnerable y salvaje a la vez y entonces comprendí lo que sentía.
Entonces comprendí que no tenía palabras con que arreglarlo y quizás por eso opté por rodearla con mis brazos. Ella no tardó en hacerme resistencia.
—Suéltame, déjame. Ve a darle este abrazo a la otra. Ve a…
No la iba a escuchar y tampoco iba a obedecer. Se estaba portando como una niña pequeña y aun cuando tuviera un poco de razón la iba a perder contra mis motivos.
Forcejeamos un poco más pero al final fui correspondido y todo aquello que había llegado antes de que nos interrumpieran, todo aquello que un cuerpo desnudo y perfecto como el de un ángel de Botticelli me había prometido en silencio, pasó por mi cabeza.
—No voy a ir a abrazar a nadie si te puedo tener a ti. No es Lena, no es nada ni nadie más que tú. Y si quieres oír esa palabra que no quería ver en tus labios, si quieres que lo termine todo sobre una encimera entonces va a suceder. Va suceder porque tú lo quieres, no porque yo te forcé con algo que debo resolver por mí mismo. Entiendes ¿Sí?
Angie iba a replicar pero yo preferí volver a juntar nuestros labios hasta que ya no pudimos respirar más del otro. Sentí esos brazos finos cerrarse alrededor de mi cintura y hundí mi nariz en su cabello.
—Eres un idiota Kook…y lo peor es que ahora me gustas más. —Sonreí sobre su coronilla y le alcé mentón para mirarla a los ojos.
—Eso ya lo sabía…Ahora si no te importa, preciosa. Bajemos a darle las buenas noches a los demás y luego cada cual a su lugar.
Unos ojos del color de las esmeraldas centellearon antes de que ella se pusiera de putas y el abrazo se traspasara a mi cuello.
—Tendrás que esforzarte más en lo adelante, pero por ahora voy a ceder.
Ambos sonreímos y creo que nos hubiéramos besado si Jimin no hubiera aparecido en la puerta con Yoongi detrás.
***
Por poco nos sorprende el amanecer en la sala de estar, pero el resultado fue que todos nos quedamos dormidos sobre la alfombra. Mei Lin había recibido su felicitación de cumpleaños a penas llegar Lena y en el fondo cruzaba los dedos porque ella y el Yoong se comportaran.
Ya no quería escenas que arruinaran nuestra felicidad. Jin se encargó de despertarnos como si fuera nuestra progenitora y después de que cada grupo de chicas y chicos recogiera el desorden en la sala nos fuimos a asear para el desayuno.
Fui el primero en la especie de fila que se hizo para nuestro baño y eso me dio tiempo para comprobar mi sorpresa en la tercera habitación. Moría por ver la cara de mi muñeca esta noche. El momento propicio para decorar el cielo con luces y promesas.
—Oye, Tae ¿No crees que a Kook y a su novia les pasa algo?—dijo Jimin recostándose del umbral de la puerta mientras yo devolvía a su lugar las cajas que habíamos apilado en la mañana pasada.
—No lo sé. He estado tan liado con los preparativos que la antena se me ha apagado.
—Ya olvídalo. Todo irá bien como dice Hob. Solo eran mis impresiones después de que los atrapara ayer en la habitación de las chicas.
Ahora que lo mencionaba antes de que llegara Lena había escuchado música en el gym y luego Kook y su novia habían aparecido como si les pasara un camión por encima. Muy sospechoso.
—Hey, no me dejes fuera de tus cavilaciones.
Un manotazo proveniente del peli rosa me trajo a la realidad. Pestañeé doble.
—No estoy pensando en nada. Vamos, hay mucho que hacer y las chicas dijeron que hoy no nos quieren en la piscina.
—Sí, April me declaró exiliado de su presencia hasta la noche. Creo que le tomaré el ejemplo a Kook en breve. No sé cuánto podré sobrevivir sin sus besos.
—Estamos perdidos hyung, perdidos por amor totalmente.
***
Estaba feliz, pero no deja de preocuparme. Lena estaba aquí y hasta creo que me gustó ver que Lily había madurado en los últimos meses al lado de mi amiga. Todo estaba saliendo más perfecto de lo normal, pero sabía que esa nube que a veces la alejaba de nosotras tenía nombre y apellidos.
Las chicas nadaban en la piscina junto a la eufórica hermanastra de Lena mientras yo intentaba convencerla de entrar en el agua. Algo muy infructuoso tratándose de una persona tan terca.
—Estoy bien así. Créeme. Solo me quedaré a tomar el sol. No te cohíbas por mí en tu cumpleaños.
—Por eso mismo, pesada. Hace siglos que no estábamos juntas y tengo un millón de cosas que contarte ¿No te irás después de esto, verdad?
Puse mi cara más adorable y Lena hizo un mohín disgustado. Se había cambiado las extensiones, pues la lluvia las había desarreglado y ahora solo lucía una melenita ondulada en las puntas que le llegaba hasta los hombros.
—No me sacarás información para luego difundirla con el enemigo. Vamos vete a nadar y déjame sola.
—Eres insufrible. Pero no voy a rogarte más. Quémate al sol si es lo que quieres.
Le saqué la lengua y ella me ignoró con la revista de moda que estaba viendo.
***
—Se te van a pelar los ojos de tanto mirar. Mejor baja hablar con ella—dijo Hobi quitándome el martillo de las manos.
Estábamos armando una especie de telarañas de pequeños bombillos sobre la azotea, donde Tae había planificado la fiesta sorpresa de su novia y yo no hacía más que babear por la chica que estaba sobre la tumbona cerca de la alberca.
—No puedo hacer eso. Las chicas, pidieron privacidad para hablar de sus cosas mientras nosotros trabajamos. No voy a arruinar los planes de Tae.
—Sí, claro ¿Cómo podrías?
—No seas sarcástico, Jung—le quité el martillo de las manos y me puse a la obra.
—Como quieras, entonces ayuda más.
Nos tomó casi tres horas, pero estaba seguro que en la noche el resultado sería impresionante. Bueno, si la lluvia no se decidía a boicotear una fiesta al aire libre. Sacudí la cabeza y me sequé el sudor con el dorso de la mano. Apestaba a mono.
Los otros habían terminado de instalar una máquina de karaoke junto al estéreo y por eso me auto liberé de ir a tomar agua. Me crucé con April en las escaleras que me echó una mirada extraña antes de subir con una hielera en las manos.
Se oían risas y murmullos provenientes del cuarto de las chicas, pero me encogí de hombros y decidí saciar mi sed en la cocina.
—¿Ya terminaron arriba? Me estoy volviendo loco sin Ritsuki aquí.
Jin parloteaba sin descanso entre sartenes y ollas, lo que a mí no me emocionaba en lo más mínimo. Tomé una botella de agua y salí al porche. El sol estaba casi en medio del cielo y el calor era desesperante. Tomé un largo trago que me supo a gloria y mis ojos dieron de golpe con la figura que recién emergía de la piscina.
Lena parecía una sirena y mi corazón se volvió loco. Ni siquiera estaba pensando mientras bajaba los escalones y me acercaba a la alberca.
***
Estaba cansada sinceramente. Mei era un torbellino de energía y las otras chicas se veían super felices. La única impostora era yo, rodeada de tanta felicidad siendo tan infeliz.
Aclaré el agua de mi rostro y tomé la barandilla de la escalera para salir, no me había dado cuenta de que una mano me esperaba allí y por poco doy un traspié cuando descubrí de quién se trataba.
—Ten más cuidado—dijo él sosteniéndome a tiempo. Mis brazos quedaron contra su pecho y no pude evitar encontrarme con esos ojos.
—Deja de salvarme constantemente. Solo fue un traspié.
Decidí estar a la defensiva con tal de olvidarme de la cercanía o del hecho de que me mirara tan intensamente. Una media sonrisa se formó en su rostro y tuve ganas de maldecir.
Sus brazos me rodearon como unas garras y estoy segura de que enarqué una ceja antes de que se dignara a contestar.
—Como quieras…
Y lo próximo que sé es que Min Yoon Gi me alzó como si fuera un saco de papas sobre su hombro y yo comencé a chillar.
—¡Pervertido, eres un pervertido! ¡Bájame de una vez o gritaré más fuerte!—dije pataleando y retorciéndome sobre su hombro. Escuché su risa y un recuerdo similar me calentó el pecho.
—No seas malcriada. Deja de moverte o nos caeremos los dos.
Era eso, precisamente y estaba vez conseguí desequilibrarnos al punto casi de caer. Una mano me palmeó el trasero y creo que deben haberme oído en Hong Kong.
—¡Min Yoon Gi! ¡Estúpido cavernícola suéltame ya!
Y esta vez el rodillazo que le di consiguió que perdiera el equilibrio. El agua caliente de la piscina nos recibió a los dos y nos debatimos en una guerra donde yo gritaba mientras él trataba de inmovilizarme contra la barandilla.
—¡Ya deja de resistirte! ¿Qué estás loca?
Tenía ganas de gritarle de que sí, que estaba totalmente loca por su culpa, de decirle que su maldito cuerpo mojado quemaba sobre el mío. Que el agua de la piscina se sentía más ardiente porque él estaba ahí.
Que estaba cabreada por la forma en que me había ignorado toda la noche, por lo idiota que era por haber venido, por lo sexy que me parecían sus labios. Creo que por eso lo hice.
Mi boca chocó contra la de él y ni siquiera me dio tiempo para reaccionar. Sentí sus manos en mi cintura y enseguida estábamos enredados contra la barandilla de la piscina. Sin aire, sin excusas, solo sintiendo y me quedé en blanco cuando me besó el cuello.
—Ahora sé que no mentiste. No besarías a nadie después de mí—susurró arrogante contra mi oído y deseé no estar tan atada contra la barandilla, para poder devolverle el golpe. Los labios de mi exnovio se volvieron implacables contra los míos y la batalla que librábamos terminó en una mordida.
—Eres un arrogante.
Fue lo único que pude decir mientras nos volvíamos a mirar. Yoongi pegó su frente a la mía y esta vez sentí sus manos en mi trasero. Maldita sea.
—Eso ya lo sabía ¿Tienes algo más que decirme que no sepa, nena?
—No me llames así—dije abrazándolo más por el cuello—No cuando besaste a otra.
Ahí estaba, yo tenía celos, unos celos enfermizos de todo lo que desde semanas invadía las redes sociales. Yo tenía rabia y por eso no podía pensar ni decirle que estaba dispuesta a no irme jamás con tal de que volviera a ser mío. Parte de eso debió traspasarse en mis ojos, porque cuando creí que me iba a besar de nuevo, solo conseguí que se alejara.
—Tienes razón, lo siento.
Min Yoon Gi salió escurriendo agua de la piscina y yo tenía la garganta demasiado cerrada por el llanto como para gritarle. Estuve allí más tiempo del que pude calcular. Hasta que Lily apareció con un albornoz y una queja por mi desaparición.
Arriba las chicas tenían su propia reunión que parecía más un probador de tienda para recién casadas que una fiesta. Me dejé caer sobre un cojín en forma de corazón que había sobre el diván y escuché en modo apagado.
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