Lección 46: Burbujas de juventud
Canción sugerida: One de Ed Sheeran
El sábado por fin llegó y se puede decir que estaba más ansiosa de lo normal. Lena había dicho que se retrasaría un poco pero que estaría aquí, e internamente yo rezaba porque Yoongi no volviera de Daegu.
Creo que a Tae le pasaba lo mismo por la forma en que forzaba la sonrisa cuando tocábamos aquel tema. No había estado ahí esa noche, pero era obvio de todos lo habían pasado mal. La semana se había reducido a entrevistas aplazadas y un sitio total de la prensa sobre la casa de los chicos.
Por eso Tae y yo nos habíamos convertido en ciberadictos del chat a fin de evitar más comentarios inapropiados. Yoongi se llevaba las primeras planas sin necesidad de competencia. Rosé también estaba sitiada y ninguno de los dos daba la cara.
No sé cuál sería la estrategia que tomarían las BLACKPINK, pero lo que respectaba a los chicos habían deportado al rubio a Daegu y el resto casi no había salido de la fortaleza en toda la semana.
Creo que solo Kook se arriesgaba un poco con tal de que su nueva novia no se sintiera incómoda. No lo sabía a ciencia cierta y sinceramente estaba un poco en contra de ir a pasar el fin de semana en la casa de Jin, pero Tae cuando se lo proponía podía ser un verdadero grano en el trasero.
Así que ese sábado en la mañana, casi tuve que madrugar. La camioneta ya había pasado por Iz y Ritsu. Solo faltaba April y Angie para completar el reducido espacio en la parte de atrás. Rap Monster conducía.
—Estoy seguro de que tenía que haber comprobado más veces ¿Será suficiente comida para todos?
—Son solo dos días, cariño. No te preocupes de más—dijo Ritsu tomándole la mano a Jin y todos fingimos no ver la mirada que intercambiaron.
—Creo que ha sido una coincidencia genial. Necesitábamos desintoxicarnos antes de las audiciones. De hecho no tengo cabeza para más nada que no sea holgazanear.
—Quien te oye Hob. Precisamente alguien como tú.
—Tae, deja de meterte y concéntrate en que la fiesta salga como se debe. Tu novia es la homenajeada.
—No me regañes ChimChim.
—Chicos, por favor, no empiecen. Que quede claro que solo lo hago por complacer a este tonto de aquí. Quería algo más íntimo, solo para chicas.
—Muñeca, no había necesidad de ser tan mala ¿O es que yo no soy tan importante?
Miré esos ojos llenos de adorable ternura y tuve que resignarme. No tenía remedio, todo lo que él quisiera podría conseguirlo de mí con esa expresión de gatito abandonado.
—No se besen, por favor. Suficiente tenemos con Jungkook y sus hormonas. Estoy a punto de colocar un cartel que diga peligro en su habitación—dijo Jimin fingiendo asco y todo el mundo tuvo que sonreír.
—Déjame en paz. Tú también andas babeando por April, pero eso ya es más una norma que una excepción. Ah, finalmente. Voy a buscar a mi novia.
Kook no esperó que la camioneta parara del todo y Jin no dudó en regañarlo mientras corría en dirección al edificio donde vivía su novia desde hace una semana.
Quizás si Lena lo hubiera escogido a él.
Fue solo un pensamiento que me encargué de borrar. Tenía que dejar de sentirme culpable de esa ruptura y concentrarme en lo afortunada que era de pasar mi cumpleaños con tanta gente que me quería de verdad, en lugar de sola en mi habitación con una sopa de fideos instantáneos.
—Hola, feliz cumpleaños adelantados Mei—dijo la pelirroja al entrar en la camioneta. Ahora ya tenía nombre para Iz y para mí y en el fondo comenzaba a agradarme. Aun cuando fuera demasiado tímida.
—Hola, Freya. Realmente mi vejez será consumada mañana.
—Mei, deja de llamarla así.
—¿Por qué Kook? Infórmate un poco más. Tu novia se parece a esos dibujos de princesas escandinavas, y además yo le puse el grado de la reina. No te ofendas, Angie.
La aludida sonrió y yo sentí como Tae me atraía hacia él solo para susurrarme.
—Contrólate un poco muñeca. Ven, vamos a dormir.
—No duermo en los viajes de coche. Así que vete acostumbrando. Voy a parlotear hasta el cansancio.
—Acabas de perder Taehyungnie.
—Cállate Hobi, por lo que más quieras.
Una risa proveniente del asiento del copiloto nos comunicó que Issabelle y Rap Monster tenían su propia conversación. Jimin no dudó en gritarle al jefe que pusiera atención en la carretera. Pasaron unos minutos antes de que se completara la extraña y variopinta tripulación que éramos.
Con April se cerraron las puertas del furgón y tuvimos que optar por sentarnos unos encima de otros cuando era obvio que no cabía un alma más. Nadie agregó nada y cuando el GPS comunicó que faltaban dos horas para llegar nos resignamos a escuchar las bromas de Hobi y compartir jugo de naranja en el backseat. Era un buen ambiente y después de todo me sentí feliz.
***
La casa era enorme y por lo visto los chicos hacía tiempo que no iban. Sin embargo todo estaba pulcramente organizado y cuando Jin me dijo que tenía un invernadero creo que me brillaron los ojos de más.
El único inconveniente es que solo tenía tres habitaciones y éramos once personas y aún faltaba por llegar la mejor amiga de la cumpleañera. Decidimos usar las dos habitaciones más grandes y acondicionarlas a manera de pijamadas colectivas.
Chicos a la izquierda y chicas a la derecha del pasillo y la tercera servía de depósito para los equipajes y regalos que iríamos agrupando para la sorpresa de Mei. Había una piscina y las vistas desde el segundo piso eran relajantes.
Todo verde alrededor y estaba segura de que la azotea sería un lugar encantado en la noche. Nos dieron las doce del día preparando la nevera y ahora entendía la preocupación de Jin. Nada más llegar Jimin y Taehyung atacaron la cocina, inventando bocadillos y sirviéndose tarrinas de helado.
Acordamos hacer una barbacoa como almuerzo y la cena un poco más tarde. Estábamos algo cansados de ordenar y la probabilidad de que trajeran algo por encargo era un poco limitada contando el hecho de lo alejado que quedaba el mercado más cercano.
Al final Jin y yo tuvimos que hacernos cargo de la cocina y casi no tuve tiempo de hablar con las demás, cuando era obvio de que ya habían acordado jugar al boli en la piscina, pero no me lamentaba por eso.
Había pasado una mañana demasiado feliz y por primera vez en mi vida no había tenido que pensar en el más tarde. Nada de órdenes y comensales embravecidos a la hora del almuerzo, nada de manos adoloridas y sudor detrás de las estufas. Me sentía bien y Jin solo me daba más confianza mientras preparábamos los dados de fresas y piña para el refrigerio.
—Quisiera que todo fuera perfecto, Ritsu. Quiero que sepas lo feliz que me hace que hayas venido.
Tenía sus hermosas manos sobre las mías y yo dejé de cortar frutas para mirarlo bien. Era tan hermoso y lo mejor aún, tan dulce. Tuve ganas de besarlo cuando apartó un mechón de pelo detrás de mi oreja y de no ser por la voz de Hobi en el umbral avisando de que ya iban a empezar a jugar creo que lo hubiera hecho. En su lugar sonreí y le devolví el gesto acariciándole el rostro.
—Yo también estoy muy feliz de haber venido.
***
—Vamos, no seas tímida. Pero si estás preciosa—dijo April y yo le hice una mueca al espejo. Era demasiado corto para mi gusto y lo peor transparente. Me sentía desnuda en ese bikini y ellas parecían ignorarlo...
—Es verdad. Si tienes un cuerpo así de lindo no debes avergonzarte.
Issabelle terminó de hacerle las trenzas a Mei Lin. Las mismas trenzas que nos había obligado a usar a todas porque según April el cloro acababa con el cabello.
Mei se las recogió en dos moños que la hacían una caricatura más adorable de Pucca. La chica llevaba un bikini color fresa. Issabelle se había decantado por el azul, April rojo borgoña y a mí me habían obligado a usar una pieza minúscula y de color negro que me hacía ver aún más pálida. Ritsu por lo visto no participaría de la maldita exhibición.
—Nena, piensa en que habrá alguien que desde hace tiempo quiere verte así.
April añadió con media sonrisa que las demás convirtieron en una risa colectiva. No pude evitar sonrojarme pensado a quién ellas obviamente se referían.
—Vale, pero me voy a deshacer de las trenzas. Con el pelo suelto me siento más segura.
—¡No, con el trabajo que me ha costado!
—Es eso o me quedo dentro.
—Eres terca, pelirroja. Ya veré qué hago con tu cabello para que esté suelto y a la vez elegante. Ahora deja de moverte y alza la barbilla.
Issabelle cumplió su promesa trenzando solo alrededor de mi coronilla como si fuera a hacer un recogido y dejando el resto de mi pelo caer en dos coletas interminables que me cubrían los pechos y tocaban la cintura. Un poco mejor.
—¿Y ahora? —cuestionó la morena encontrando mi reflejo en el espejo.
—Ahora está perfecto. Gracias, me encanta mi cabello gracias a ti.
—Ha sido un placer, preciosa.
—Chicas, es para hoy. Ya vamos a empezar y no se puede jugar sin equipo.
Mei puso los ojos en blanco. Era Tae apurándonos del otro lado de la puerta.
—Ve a calmar al pesado de tu novio, Mei. Aún tengo que recoger algunas cosas.
La aludida se despidió con la mano antes de abrir la puerta. April me miraba casi sin pestañar mientras Issabelle daba los últimos retoques y si ya me sentía nerviosa por salir así, pues creo que la cosa solo iba a ir de mal en peor.
—¿Puedo hablar con ustedes con total confianza? —preguntó la morena cruzando sus largas piernas sobre el pequeño diván que ocupaba. Yo asentí e Issabelle se inclinó para ver a April a los ojos.
—Sí… ¿Qué pasa?
—No quería tocar este tema, pero creo que a fin de cuentas las chicas siempre deben entenderse. Casi no las conozco pero…Necesito un consejo.
Issabelle y yo intercambiamos miradas y abandonamos el tocador para sentarnos al lado de April. Ella se miró las manos entrelazadas sobre el regazo hasta que finalmente se atrevió a hablar.
—¿Qué harían ustedes si quisieran pedirle algo a su novio que al final haría más daño que bien?
—¿De qué hablamos específicamente? —inquirió Issabelle.
April suspiró casi con tristeza y se dejó caer sobre el brazo del diván.
—Quisiera que después de este fin de semana Jimin y yo diéramos un paso más en nuestra relación. Llevo meses dándole vueltas a esta petición y al final siempre termino mordiéndome la lengua. No sé si estará listo, no sé si yo también lo estoy, pero quisiera que viviéramos juntos ya. Es un martirio cuando despierto sola, buscando sus brazos o sencillamente la forma en la que me prepara el café. He llegado a extrañar su ropa en la alfombra después de una noche de confesiones bajo las sábanas. He llegado a imaginar que está sentado a la encimera criticando mi manía de andar descalza o que las fotos de hoy no han ido bien porque él está a cientos de kilómetros de distancia. Y yo simplemente…
—Oh, cariño, te entendemos.
Issabelle le tuvo que dar un abrazo. No me podía creer que alguien tan seguro de sí mismo fuera tan frágil en realidad. Tocaron a nuestra puerta nuevamente y por lo visto Mei la había dejado abierta porque la cabeza rosada de Jimin hizo su aparición y solo le valió seis segundos para entrar y postrarse de rodillas ante su novia.
—¿Qué sucede, mi ángel? ¿Qué sucede para que llores así?
Issabelle y yo comprendimos que sobrábamos y farfullando una disculpa dejamos la habitación. Afuera ya estaba la música prendida y Hobi salpicaba agua con una pelota entre las manos.
Mei estaba sentada en una tumbona sobre el regazo de Taehyung y por lo visto ambos estaban en su propio mundo. Jin y Ritsu eran los dueños de los aperitivos y Rap Monster estaba al lado de Jungkook conversando al parecer de algo no muy importante porque en cuanto vio a Issabelle se olvidó de la existencia de lo demás.
Yo por mi parte seguía con el pareo semitransparente y no tenía valor para mirar tanto torso desnudo a la vista. Sin embargo lo tuve que hacer. Era inevitable no sentirse casi al punto de derretirse si me miraban así.
Jungkook solo traía unos pantalones cortos que harían de traje de baño y aunque aún no había notas de agua sobre él, se me secó la boca al descubrir su bien tonificado abdomen. Me hormigueaba la piel donde sus ojos se posaban y por eso cuando la distancia se redujo a bien poco entre los dos ya estaba perdida.
—Estás tan hermosa.
Susurró abriendo el pareo y sentí como el aire cálido del verano se pegó a mi piel. Jungkook jugueteó con las puntas de mi cabello antes de abrazarme por la cintura. No pude hacer más que mirarle los labios. Estábamos tan cerca y el olor a cítrico que ya consideraba como su esencia personal parecía más fuerte.
—¿En serio, no es demasiado corto?
La sonrisa que le iluminó el rostro terminó de derrumbar mis dudas.
—Te juro que en este momento no quisiera que los demás estuvieran tan cerca. Te quiero solo para mí.
—¡Palomitos, palomitos! Es hora de jugar. Vamos, me estoy haciendo viejo aquí.
—Consíguete una novia Hob.
—Cállate y bajen de una vez. Tengo una orden expresa de Jimin de evitar los ataques hormonales públicos así que…
Pero Hoseok no pudo terminar pues Taehyung se había encargado de vaciar la hielera sobre él.
—¡Kim Taehyung, estás muerto!
Hobi jaló al aludido por el pie y Mei estalló en carcajadas.
—¡Socorro! ¡Ayúdame, me ahogo!—pataleaba Taehyung mientras las risas seguían llenando los alrededores de la piscina.
Jungkook reía también cuando sus brazos me soltaron.
—Voy a tener que separar a esos tontos.
—¡No empiecen sin mí!
Jimin se arrojó a la piscina consiguiendo salpicar a todo el que estuviera cerca. April ya no lloraba y en el fondo me alegré por ella. Por lo visto lo habían solucionado.
—Sal, sal de aquí. Mei, por favor ayúdame—se quejaba un mojado alíen al que los demás no paraban de molestar.
La aludida estaba roja de tanto reír pero al final se dejó caer en la piscina.
—Tendrás que compensarme por esto, osito.
—¿Te dicen osito? —gorjeó Jimin y April también se sumó a la piscina.
—Ya cosita, no lo molestes.
—¿Cosita? Eso es peor que osito. Ustedes han caído muy bajo por amor.
—Mira quién habla…
Los chicos continuaron salpicándose y al final también tuve que unirme a aquella guerra de agua que lejos de jugar al voleibol se basaba en competir unos contra otros a los caballitos.
Por poco me caigo de cabeza de no ser porque Kookie estaba ahí ahora salvarme. Poco a poco me fui relajando y mientras Ritsu y Jin nos regañaban desde las tumbonas nosotros despilfarramos agua como unos inconscientes.
Así se fue la tarde y cuando llegó la hora de comer tuvimos que abrigarnos de más. Era increíble como el clima podía cambiar de la noche a la mañana y unas nubes traicioneras nublaron el paisaje.
Jin no se equivocó y minutos después, una lluvia torrencial decoraba cada pedazo de tierra visible. Tomé una ducha caliente y luego me dediqué a secarme el cabello. Por lo visto por culpa de los truenos no podíamos encender la tele y tuvimos que conformarnos con una noche en el sofá comiendo pasta y disfrutando de las bromas de los demás.
Tae tuvo la idea de poner velas y apagar la luz, porque era más romántico y creo que todas nos derretimos un poco cuando Jungkook tocó la guitarra y nos dedicó One de Ed Sheeran.
Fue hermoso y en el fondo agradecí por estar en aquel sitio mágico, que lejos de empequeñecerse se expandía como una implacable burbuja de juventud.
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